versió catalana | versión española
|
Este cuadro fue encargado a Claudio Coello y muestra al rey Carlos II adorando la sagrada forma de Gorcum, una hostia que según la leyenda comenzó a sangrar durante la consagración y que se guardaba en la sacristía del Escorial. Ya hemos tratado en otras entradas del blog de los "milagros" de hostias sangrantes, que probablemente pueden explicarse por una contaminación de Serratia marcescens y a la prodigiosina, una sustancia excretada por esta bacteria que confiere un marcado color rojo. El pintor tuvo la habilidad de continuar en el cuadro la propia sacristía del monasterio, lo que le da una gran amplitud y magnificencia a la obra.
Claudio Coello: La adoración de la Sagrada Forma (Escorial) |
En realidad, la reiterada consanguinidad de la familia fue la causa de las numerosas patologías de este rey, entre las que figuraban hidrocefalia, probable sífilis congénita, síndrome de Klinefelter con hipogonadismo e infertilidad. Pero en aquel tiempo se carecía de conocimientos para explicar la causa de que el soberano no pudiese tener hijos, por lo que unido a su carácter enfermizo y su evidente retraso mental, se achacó a un supuesto hechizo.
La falta de descendencia real era un problema grave. De hecho, la muerte del rey sin heredero directo desencadenó una sangrienta guerra, la Guerra de Sucesión, cuyas desafortunadas consecuencias se arrastran todavía hoy.
Por eso era fundamental intentar solventar el problema dinástico. En 1698, se administraron al monarca diversos remedios para intentar solventar su infertilidad. Pero todos fracasaron. Ante la ineficacia de todos los fármacos y métodos, el confesor real fray Froilán Díaz y el inquisidor general Juan Tomás de Rocabertí, decidieron iniciar una investigación para saber si Carlos II había sido víctima de algún hechizo o brujería, una creencia que aunque hoy nos puede parecer disparatada, era acorde con la mentalidad de la época. El propio rey, en una conversación mantenida con Rocabertí en enero de 1698 había expresado su temor de haber sido víctima de algún encantamiento.
Escudo de la Inquisición. A los lados de la cruz, la espada simboliza la lucha contra la herejía y el ramo de olivo, el arrepentimiento. Procede del convento de Santo Domingo, Girona (MAC) |
A pesar de que el Consejo de la Inquisición desestimó tales suposiciones, Rocabertí y el confesor real continuaron la investigación sobre el posible hechizo de Carlos II. Gracias a un documento que ha llegado hasta nosotros, titulado “Proceso criminal fulminado contra el Reverendísimo Padre Fray Froilán Díaz […]” conocemos algunos detalles de sus pesquisas.
Poco después murió Juan Tomás de Rocabertí, dejando vacante el cargo de Inquisidor General, para el que pronto es designado el cardenal de Córdoba, Alonso de Aguilar, que también se declaró partidario de continuar las investigaciones sobre el posible hechizo del soberano.
Alonso Fernández de Córdoba y Figueroa,
también conocido como Alonso de Aguilar
El Confesor Real mantuvo correspondencia con un dominico asturiano, fray Antonio Álvarez de Argüelles, antiguo compañero de Díaz, que estaba llevando a cabo un exorcismo sobre tres monjas supuestamente endemoniadas (entre el verano de 1698 y la primavera de 1699). Díaz y Rocabertí pidieron "que interrogara a los demonios" que poseían a las monjas. Las monjas exorcizadas declararon que al Rey
“se le hechizó cuando tenía catorce años con un chocolate en el que se disolvieron los sesos de un hombre muerto para quitarle la salud […] para corromperle el semen e impedirle la generación”.
Las monjas también culpaban a la reina Mariana de Neoburgo y al valido Manuel Joaquín Álvarez de Toledo, conde de Oropesa.
Pero Díaz y Rocabertí, no quedaron suficientemente satisfechos con esta declaración, y decidieron usar los servicios del capuchino saboyano Mauro Tenda, que había llegado a Madrid pocos meses antes. Tenda había comentado al embajador imperial Harrach, que en 1696 había exorcizado a una mujer que le dijo que el Rey estaba hechizado. En junio 1699 fray Froilán Díaz se entrevista con Tenda por primera vez.
Retrato de Carlos II |
Tenda, tras un primer contacto con el Rey, afirmó que éste no estaba endemoniado, sino solamente hechizado. Propuso, como método curativo que se le retirase un saquito que Carlos II siempre llevaba colgado en el pecho y que contenía algunas cosas que podían ser usados para la elaboración de hechizos: uñas, pelos, cáscaras de huevo, etc. Llevar colgadas cosas así era común en la época, precisamente con la función de amuleto protector. Ya nos hemos referido en otras entradas del blog, por ejemplo al papel protector que se atribuía al coral.
Durante cuatro semanas Carlos II confesó y comulgó en días alternos y recibió cada tres días a Tenda, quien le realizaba los habituales exorcismos. Al cabo de un mes, el capuchino declaró que ya tenía dominado al demonio y que estaba en disposición de romper el maleficio.
Mientras, el Gran Inquisidor Córdoba había muerto siendo sustituido por Baltasar de Mendoza y Sandoval, firme partidario de la reina Neoburgo.
Robert Gabriel: La reina Mariana de Neoburgo (1715) Museo vasco de Bayona. |
El embajador inglés Stanhope afirmó:
"Los médicos. sin saber que más hacer con el Rey, han decidido afirmar que su enfermedad [...] tiene que ser obra de hechicería [...] y se propaga por otros para servir sus fines"
Instigado por la Reina, el nuevo Inquisidor Mendoza solicitó una bula papal para hacer prender a fray Mauro Tenda e iniciar las investigaciones oportunas sobre fray Froilán Díaz. Como consecuencia, Tenda fue expulsado de España en marzo de 1700. Díaz intentó buscar refugio en Roma, pero fue prendido por el IV Duque de Uceda, que era el embajador ante el papa en la ciudad eterna.
Así pues, la investigación sobre el hechizo de Carlos II, acabó rebotando a los que querían comprobar la hipótesis del hechizo. El confesor real fray Froilán Díaz fue juzgado en un proceso que duró bastantes años (hasta 1704) y en el que finalmente, ya durante el reinado del monarca de la nueva dinastía borbónica Felipe V, obtuvo la absolución de las acusaciones presentadas ante la Inquisición.
Por este motivo, Carlos II, el rey incapaz, enfermizo y infèrtil pasó a la historia como "El hechizado"
___________________________________
L'ecanteri de Carles II
|
Aquest quadre va ser encarregat a Claudi Coello i mostra al rei Carles II adorant la sagrada forma de Gorcum, una hòstia que segons la llegenda va començar a sagnar durant la consagració i que es guardava a la sagristia de l'Escorial. Ja hem tractat en altres entrades del bloc sobre els "miracles" d'hòsties sagnants, que probablement es poden explicar per una contaminació de Serratia marcescens i la prodigiosina, una substància excretada per aquest bacteri que confereix un marcat color vermell. El pintor va tenir l'habilitat de continuar la pròpia sagristia del monestir al mateix quadre, cosa que li dóna una gran amplitud i magnificència a l'obra.
Però avui parlarem sobre el rei Carles II, l'últim monarca hispànic de la dinastia dels Habsburg, conegut també com “L’encantat”, sobrenom amb el que ha passat a la història.
En realitat, la reiterada consanguinitat de la família va ser la causa de les nombroses patologies d'aquest rei, entre les quals hi havia hidrocefàlia, probable sífilis congènita, síndrome de Klinefelter amb hipogonadisme i infertilitat. Però en aquell temps no es tenia coneixements per explicar per què el sobirà no podia tenir fills, fet que sumat al seu caràcter malaltís i al seu evident retard mental, es va atribuir a un suposat encanteri.
La manca de descendència real era un problema greu. De fet, la mort del rei sense un hereu directe va desencadenar una guerra sagnant, la Guerra de Successió, les desafortunades conseqüències de la qual encara s'arrosseguen avui.
Per això era fonamental intentar resoldre el problema dinàstic. El 1698, es van administrar diversos remeis al monarca per intentar resoldre la seva infertilitat. Però tots van fracassar. Davant la ineficàcia de tots els fàrmacs i mètodes, el confessor reial fra Froilán Díaz i l'inquisidor general Juan Tomás de Rocabertí, van decidir iniciar una investigació per saber si Carles II havia estat víctima d'algun encanteri o bruixeria, una creença que encara que avui ens pot semblar absurda, era molt pròpia de la mentalitat de l'època. Fins i tot, el mateix rei, en una conversa mantinguda amb Rocabertí el gener de 1698, havia expressat el seu temor d'haver estat víctima d'algun encanteri.
Tot i que el Consell de la Inquisició va desestimar aquestes suposicions, Rocabertí i el confessor reial van continuar la investigació sobre el possible encanteri de Carles II. Gràcies a un document que ha arribat fins a nosaltres, titulat “Procés criminal fulminat contra el Reverendíssim Pare Fra Froilán Díaz […]” coneixem alguns detalls de les seves indagacions.
Poc després va morir Juan Tomás de Rocabertí, deixant vacant el càrrec d'Inquisidor General, per al qual aviat es va designar el cardenal de Còrdova, Alonso d'Aguilar, qui també es va declarar partidari de continuar les investigacions sobre el possible encanteri del sobirà.
El Confessor Reial va mantenir correspondència amb un dominic asturià, fra Antonio Álvarez de Argüelles, antic company de Díaz, que estava duent a terme un exorcisme sobre tres monges suposadament endimoniades (entre l'estiu del 1698 i la primavera del 1699). Díaz i Rocabertí van demanar-li "que interrogués els dimonis" que posseïen a les monges. Les monges exorcitzades van declarar que el Rei
“el van encantar quan tenia catorze anys amb una xocolata en què es van dissoldre els cervells d'un home mort per treure-li la salut […] per corrompre-li el semen i impedir-li la generació”.
Les monges també culpaven a la reina Mariana de Neoburg i el vàlid Manuel Joaquín Álvarez de Toledo, comte d'Oropesa.
Però Díaz i Rocabertí, no van quedar prou satisfets amb aquesta declaració, i van decidir fer servir els serveis del caputxí savoià Mauro Tenda, que havia arribat a Madrid pocs mesos abans. Tenda havia comentat a l'ambaixador imperial Harrach, que el 1696 havia exorcitzat una dona que li va dir que el Rei estava embruixat. Al juny 1699 fra Froilán Díaz es va entrevistar amb Tenda per primera vegada.
Retrat de Carles II |
Tenda, després d'un primer contacte amb el Rei, va afirmar que aquest no estava endimoniat, sinó només embruixat. Va proposar, com a mètode curatiu que se li retirés un saquet que Carles II sempre portava penjat al pit i que contenia algunes coses que podien ser emprades per a l'elaboració d'encanteris: ungles, pèls, closques d'ou, etc. Portar coses penjades així era comú a l'època, precisament amb la funció d'amulet protector. Ja ens hi hem referit en altres entrades del bloc, per exemple al paper protector que s'atribuïa al corall.
Durant quatre setmanes Carles II va confessar i va combregar en dies alterns i va rebre cada tres dies a Tenda, qui li practicava els habituals exorcismes. Un mes després, el caputxí va declarar que ja tenia dominat el dimoni i que estava en disposició de trencar el malefici.
Mentrestant, el Gran Inquisidor Córdova havia mort, essent substituït per Baltasar de Mendoza i Sandoval, ferm partidari de la reina Neoburgo. La reina, Mariana de Neoburgo, assabentada de les greus acusacions que se li feien, va exigir que es deposés a Díaz, que a més de Confessor reial acabava de ser designat per Carles II com a bisbe d'Àvila. L'Inquisidor Mendoza, també indignat per aquestes acusacions, va sol·licitar que s'investigués a Díaz i a Tenda.
Robert Gabriel: La reina Mariana de Neoburg (1715) Museu basc de Baiona. |
L'ambaixador anglès Stanhope va afirmar:
"Els metges sense saber què més fer amb el Rei, han decidit afirmar que la seva malaltia [...] ha de ser obra de fetilleria [...] i es propaga per altres per servir els seus fins"
Instigat per la Reina, el nou Inquisidor Mendoza va sol·licitar una butlla papal per fer encendre fra Mauro Tenda i iniciar les investigacions oportunes sobre fra Froilán Díaz. Com a conseqüència, Tenda va ser expulsat d'Espanya el març del 1700. Díaz va intentar buscar refugi a Roma, però va ser arrestat pel IV Duc d'Uceda, que era l'ambaixador davant el papa a la ciutat eterna.
Així doncs, la investigació sobre l'encanteri de Carles II, va acabar rebotant als qui volien comprovar la hipòtesi de l'encanteri. El confessor reial fra Froilán Díaz va ser jutjat en un procés que va durar força anys (fins al 1704) i en què finalment, ja durant el regnat del monarca de la nova dinastia borbònica Felip V, va obtenir l'absolució de les acusacions presentades davant la Inquisició.
Per aquest motiu, Carles II, el rei incapaç, malaltís i infèrtil va passar a la història com "L'encantat".
No hay comentarios:
Publicar un comentario