Un museo puede interpretarse de muchas maneras. A la visión artística, histórica o antropológica, un dermatólogo puede aportar nuevos enfoques sobre patología, cosméticos, terapéutica, simbolismos, usos u otros aspectos de interés.
José Manuel Ballester Los fusilamientos del 3 de mayo (según Goya) (2020)
Fotografía retocada con Photoshop. Serie Espacios ocultos.
Estamos en una época de pleno confinamiento, intentando conseguir que se reduzcan al máximo los contagios por la pandemia de CoVID19. Las calles y plazas de las ciudades aparecen desiertas, desoladas, sin el bullicio que las caracterizaba hace apenas pocas semanas. Sin niños, sin risas, sin gente que iba al trabajo o a dar una vuelta. Las carreteras apenas se ven transitadas por los camiones que transportan alimentos y productos de primera necesidad. Una insólita imagen de soledad y de desolación.
José Manuel Ballester: La Última Cena, según Leonardo da Vinci
José Manuel Ballester: Anunciación según Fra Angelico
Un confinamiento que ya es seguido en muchos países y que puede ser bastante largo en el tiempo. Probablemente el final de la cuarentena por la epidemia de COVID19 tendrá que realizarse de forma progresiva, e incluso pueden ser conveniente confinamientos parciales periódicos. La enfermedad no es, como se creía al principio, una patología similar a la de la gripe. Sus complicaciones son mucho más graves y la mortalidad bastante elevada en personas con patologías previas o edad avanzada.
En estos momentos, el fotógrafo José Manuel Ballester (Madrid, 1960), Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura, ha realizado una original serie que titula Espacios ocultos. Se trata de fotos de obras maestras de la Historia del Arte, en las que, gracias a una manipulación con Photoshop, se han suprimido los personajes de todos y cada una de las obras. Como si también estuviesen confinados en sus casas, como los habitantes vivos del país, la ausencia de personajes deja un vacío inquietante, un espacio sin vida, despojado del significado que le solemos atribuir para convertirse en el protagonista absoluto del cuadro.
José Manuel Ballester: El jardín de las Delicias, según El Bosco.
La idea de Ballester es previa a la pandemia. De hecho, lleva diez años trabajando en este proyecto. Sin embargo, ahora, con las ciudades desiertas por el confinamiento domiciliario de la población, cobra un nuevo significado, ya que puede interpretarse, en cierto modo, como una descripción de este momento histórico que nos ha tocado vivir.
Adjuntamos aquí algunas de las obras de esta original serie, encarando en cada caso la obra original con la fotografía de los espacios vacíos de José Manuel Ballester. Las imágenes hablan por sí mismas y no necesitan más comentarios.
José Manuel Ballester: El nacimiento de Venus, según Botticelli
José Manuel Ballester: Anunciación según Leonardo da Vinci
José Manuel Ballester: El arte de la pintura, de Vermeer
José Manuel Ballester: El rai de la Medusa, según Géricault
José Manuel Ballester: Los cazadores en la nieve según Brueghel
José Manuel Ballester: Las Meninas según Velázquez
José Manuel Ballester: La crucifixión, según Velázquez
Vincent van Gogh El murciélago Óleo sobre tela. 41 x 79 cm. Museo Nacional Van Gogh. Amsterdam
Esta pequeña y relativamente desconocida pintura de Vincent Van Gogh nos servirá hoy como imagen introductoria para hablar de los coronavirus, ya que como veremos estos mamíferos quirópteros juegan un papel determinante como reservorio de este tipo de virus, propiciando también la recombinación de su material genético y contribuyendo así a la aparición de nuevas especies. Pero en realidad ¿que sabemos de los coronavirus? Unos virus casi desconocidos hasta ahora por casi toda la población, incluyendo a muchos profesionales de la salud. Los coronavirus (CoV) constituyen un amplio grupo de virus (subfamilia Coronavirinae, familia Coronaviridae y orden Nidovirales). Con este nombre se conocen unos virus cuyo genoma está formado por
una única cadena de ARN de aproximadamente
30.000 pares de bases. Presentan una estructura muy similar al ARN mensajero de las células del huésped. Por microscopía electrónica, los virus se reconocen por una pequeña "corona" que presentan a su alrededor y que justifica su nombre (Chen et al. 2020)
La cápsula de estos virus está dotada de varias prolongaciones proteicas (como "espinas") que actúan como una especie de "llave": es el complejo que permite adherirse a las células del huésped, penetrar en su interiory obligarla a replicar el ARN viral como si fuera el suyo propio.
Cuando entran en el interior de una célula, los coronavirus pierden su
envoltura y depositan su ARN viral en el citoplasma de la célula. El gran parecido de su ARN con el ARNm del huésped le permite
adherirse directamente a los ribosomas. A partir de de ahí se sintetizan
diversos ARN subgenómicos que codifican los polipéptidos y proteínas para poder replicarse. Cada célula sintetiza y libera entonces a millares de nuevos coronavirus.
Los coronavirus son virus zoonóticos, esto
es, pueden transmitirse entre animales y humanos. En líneas generales, se acepta que los
alfacoronavirus y los betacoronavirus son capaces de infectar a ciertos mamíferos, mientras que
los gammacoronavirus y los deltacoronavirus
pueden infectar a pájaros (aunque algunos de
ellos también a mamíferos).
Se ha descrito
que muchos coronavirus pueden usar a los
mamíferos como reservorios u huéspedes intermediarios, destacando entre ellos los
murciélagos, que facilitan la recombinación de estos virus y su mutación en nuevos tipos de coronavirus, lo que explica su gran variedad genética.
Coronavirus SARS-CoV2 atacando a células humanas (2020) Fotografía al microscopio electrónico coloreada. National Institute of Allergy and
Infectious Diseases (NIAID)
Cuando infectan a mamíferos, los coronavirus se fijan fundamentalmente en las células del tracto
respiratorio y en menor grado, del tracto gastrointestinal.
Existen diferentes especies de coronavirus
que circulan entre animales pero que aún no
han dado el salto a humanos. En la década de
1960 se describieron por primera vez en las cavidades nasales de pacientes con resfriado común y, hasta ahora, solo se conocían 6 especies de coronavirus que podían infectar a
humanos y causar enfermedades respiratorias. La mayoría de ellos causan resfriados leves en población pediátrica y adultos de edad avanzada. Son endémicos a nivel global y suponen un 10-30% de las infecciones del tracto respiratorio superior en adultos.
Los más conocidos por su patogenicidad son el MERS-CoV (coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) transmitido a través de los dromedarios, y el SARS-CoV (responsable del Síndrome Respiratorio Agudo y Severo) que fue transmitido por las civetas, una especie de gato oriunda del sudeste asiático.
El coronavirus identificado a finales de 2019, que desencadenante en origen el llamado “brote de Wuhan”, y poco después la actual pandemia mundial de COVID19, era hasta ahora desconocido. Fue identificado y se le dio el nombre de SARS-CoV2. En general, una vez que los coronavirus han infectado a humanos, la infección puede transmitirse de persona a persona, normalmente tras el contacto cercano con un paciente infectado, por ejemplo, en espacios cerrados como centros de salud o lugares de trabajo.
COVID-19 Animation: What Happens If You Get Coronavirus?
Escultura.Fulton County Building (cerca del Hospital Grady Memorial) Atlanta (Georgia) EEUU
Cerca del Hospital Grady Memorial de Atlanta hay un edificio con una escultura en la que se ve un hombre luchando contra la muerte. El hombre empuña el símbolo de la Medicina (erróneo, pero que no por esto deja de simbolizarla) y lucha contra un esqueleto, personificación de la muerte con su habitual guadaña. El mensaje es evidente: los médicos luchamos contra la muerte. Es nuestra misión, retardar la muerte, alejarla y garantizar la salud de nuestros semejantes. Pero a veces, en esta desigual lucha, los médicos perdemos la batalla y la muerte gana la partida, y se lleva no solamente a los pacientes a quienes pretendemos salvar, sino que incluso podemos llegar a pagar con nuestra propia vida. Esta va a ser una entrada triste, pero obligada, en la situación actual. Va dedicada a la memoria de los sanitarios que han perdido la vida durante esta pandemia de COVID19. Los primeros, pero probablemente no los únicos, por desgracia. Incluso el autor dke estas líneas puede verse arrastrado por esta amenaza vírica.
Una primera referencia fue el médico que alertó de los inicios de la epidemia, en la ciudad de Wuhan, donde se originó la COVID19, el Dr. Liang Wudong, del Hospital Hubei Provincial, y que fue censurado por este motivo por las autoridades chinas. Poco después, el dia 26 de enero de 2020, contrajo la infección y murió a consecuencia de ella. Tenía 62 años. Fue el primero de una ya larga lista de víctimas de esta enfermedad entre los sanitarios que se han enfrentado en todo el mundo al temible virus SARS-CoV2.
En Catalunya, la pandemia se ha cebado en los profesionales. Los sanitarios son en el momento actual el 50% de los casos de COVID19 en la provincia de Girona. También llevamos ya cinco médicos fallecidos en el momento de escribir estas líneas. El primero fue el 18 de marzo, el Dr. Francesc Collado. Poco después, el cirujano José Manuel Sánchez Ortega, y luego otros más, como el otorrino Dr. Antoni Feixa, el médico de familia Dr. Albert Coll Nus, el analista Iglesias, el ginecólogo Vanrell (un referente de esta especialidad en Catalunya), el nefrólogo infantil Callís, el urólogo Quintanilla, y tal vez otros que todavía no me constan. Una luctuosa lista que lamentablemente puede ir aumentando. Todos nosotros podemos caer en las redes del destino.
No han sido los únicos. En Italia han muerto 101 médicos por COVID19. La primera víctima del Estado Español fue una enfermera de 52 años del hospital de Galdakao (Bizcaia), y también hemos tenido que lamentar otras muertes de médicos de familia en Córdoba, en un pueblo de Salamanca, etc...
La Dra. Sara Bravo López, médico de familia del Centro de Salud de Mota del Cuervo.
También hace pocos días, la Dra. Sara Bravo López, una joven médico de familia de 28 años, se contagió en el desempeño de la profesión en el Centro de Salud de Mota del Cuervo (en Alcázar de San Juan, Ciudad Real). Era asmática (una de las patologías respiratorias que aumentan considerablemente la mortalidad) y no pudo sobrevivir a la neumonía causada por el virus SARS-CoV2. El impacto del fallecimiento de una sanitaria joven y entusiasta en su trabajo, es si cabe, todavía más impactante.
El dolor que sentimos los sanitarios al ver caer a nuestros compañeros de lucha contra la enfermedad, es intenso. Dolor indescriptible, profundo, y una inmensa tristeza. Lo único que podemos hacer es hacer llegar a la familia nuestra profunda pena y expresar el orgullo que sentimos por todos aquellos que han entregado su vida defendiendo los ideales de nuestra profesión, que son, precisamente, salvar las vidas de otros. La palabra médico deriva del latín, medicus, que significa “el que cuida del otro”. Es decir, el médico es una persona que se preocupa por lo que les pasa a sus semejantes, que cuida a los otros. Que se ve reflejado en el sufrimiento del otro, que camina a su lado y que "com-padece" (en el significado originario del término: compartir el padecimiento).
Portada del The New Yorker "Bedtime", en homenaje a los profesionales de la salud que estan luchando contra COVID19 (Recibido via Twitter de @jaumepadros, Dr. Jaume Padrós presidente del CoMB y lector habitual de este blog)
Por cierto, los médicos no somos soldados. En un momento en que parece que una militarización creciente se aporta como si fuera una solución al problema (cosa que personalmente, dudo bastante), y en el que hemos oído proclamas de que "todos somos soldados" (sic), quiero dejar claro que los médicos no somos ni queremos ser soldados. Somos médicos. Luchamos contra las enfermedades, no contra un ejército. Lo hacemos lo mejor que podemos, a veces con muy precaria protección, para vergüenza de quienes nos gobiernan y administran. Frecuentemente mucho menos equipados que los policías o soldados, por ejemplo. Y realizando tareas bastante más peligrosas, y también más necesarias y eficaces.
Valgan estas líneas como mi humilde homenaje a los colegas fallecidos en el desempeño de su profesión. Y mi promesa de que no los olvidaremos. Nadie muere si no se le olvida: el recuerdo es la manera de pervivir en la memoria de la sociedad. Una sociedad que tiene el deber de estar agradecida al heroísmo de tantos sanitarios valientes y entregados que no dudan en exponer su vida. Muchos aplausos suenan estos días en honor a nuestros sanitarios. Pero hemos de procurar que estas entusiastas ovaciones no se los lleve el viento y caigan en el olvido.
Escultura de bronce Placeta de Santa Anna Ciutat Vella, Barcelona
Muy cerca de la Plaça de Catalunya (entre ésta y el carrer de Santa Anna) hay una preciosa iglesia románica del s. XII, Santa Anna. Fundada en 1145, pocos años después el rey Alfonso el Casto (hijo del conde de Barcelona Ramon Berenguer IV y de la reina Petronila de Aragón) la vinculó a la orden del Santo Sepulcro de Jerusalén (1194). Desde 1822 es la parroquia del barrio de Santa Anna, en la parte alta del Barri Gòtic. La iglesia fue declarada Monumento Nacional en 1881. Desde hace unos años, por iniciativa del párroco de la iglesia, fiel al espíritu evangélico, la iglesia de Santa Anna se ha convertido en un refugio para menores emigrantes abandonados. Unos 75 niños y adolescentes magrebíes han encontrado allí su hogar. Allí pueden dormir y comer, se les entrega la ropa necesaria para una vida mínimamente digna, y un equipo de voluntarios médicos revisan su salud. Un buen ejemplo de puesta en práctica de las obras de Misericordia cristianas.
Claustro gótico (s. XV) de la Iglesia de Santa Anna. Ciutat Vella, Barcelona.
El artista canadiense Timothy Schmaltz realizó en 2013 una escultura de bronce representando a Jesús como un vagabundo como forma de denunciar la situación de las personas sin techo(Jesus Homeless). Aunque la estatua original se encuentra en el Regis College de la Universidad de Toronto, en Canadá, efectuó algunas réplicas que repartió por todo el mundo, ante los lugares en los que se acogieran vagabundos y personas sin casa. Una de ellas está precisamente en la plaza de Santa Anna.
Santa Anna es solo un ejemplo de las iglesias que se ponen al servicio de los más necesitados. Afortunadamente hay otras que llevan a cabo misiones similares, como la capilla de Sant Llàtzer, regida por la comunidad de San Egidio, la de Sant Just i Sant Pastor y muchas otras. Aunque no todas.
Jóvenes emigrantes durmiendo en los bancos de la nave. Iglesia de Santa Anna, Barcelona
La Iglesia Católica ha demostrado en muchas ocasiones una vocación de servicio a los fieles necesitados. Recordemos el caso, por ejemplo de San Carlos Borromeo, arzobispo y cardenal de Milán, que tuvo al parecer una ejemplar conducta asistiendo a los enfermos de peste. Esta ciudad lombarda se vio afectada por una terrible peste en 1576. Con los hospitales a rebosar, muchos enfermos quedaron abandonados por las calles. El arzobispo se dedicó entonces a recorrer las calles para asistir a los apestados, cobijó a los enfermos en las iglesias, vendió los objetos de valor y pidió limosna para socorrer a los desvalidos. De las cortinas de su palacio episcopal hizo vestidos y vendas.
«Ante la ausencia de las autoridades locales, organizó los servicios sanitarios, fundó y renovó hospitales, consiguió dinero y víveres y decretó medidas preventivas. Ante todo hizo las diligencias para proporcionar socorro espiritual, asistencia a los enfermos, sepultura a los muertos y la administración de los sacramentos a los habitantes de la ciudad, que estaban confinados en su casa, entre otras medidas preventivas. Sin temor al contagio, sufragó personalmente los gastos visitando hospitales, encabezando procesiones de penitencia y haciéndose de todo a todos como un padre y verdadero pastor»
A diferencia de otros santos, San Carlos no hizo milagros ni prodigios, pero su principal aportación es llevar a cabo una obra de caridad cristiana, o si se quiere, de solidaridad humana, mucho más importante, a mi modo de ver que demostrar poderes taumatúrgicos. Desde entonces, aquella epidemia de peste de 1576 fue conocida como la peste de San Carlos.
Años más tarde se fundó una orden religiosa femenina, lasHermanas de la Caridad de San Carlos (Sœurs de la Charité de Saint-Charles de Nancy), tomaron ejemplo del cardenal milanés y se dedicaron a la asistencia de los enfermos. No es este el único santo que tuvo una humanitaria intervención durante una epidemia. Ya hemos aludido en otra entrada del blog a la decidida acción de Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos, y en otras entradas hablaremos de San Roque, San Genaro, San Camilo de Lelis y otros santos. Una actitud que contrasta con la de algunos obispos que no piensan efectuar acción alguna ni dar instrucciones a sus fieles en relación a la actual pandemia. Chocante en seguidores de Jesús, que se acercaba a los leprosos, a los enfermos...
Tanzio da Varallo: San Carlos Borromeo dando la comunión a los enfermos de la peste
Así que hoy quiero proponer una cosa a la jerarquía de la Iglesia Católica. Es sabido que en plena epidemia de COVID19, faltan locales donde se puedan instalar camas que complementen a las de los hospitales, manifiestamente insuficientes. Se han habilitado pabellones de Ferias de Muestras, polideportivos, y otras instalaciones para paliar la acuciante carencia. La Iglesia Católica tiene ahora una oportunidad para ejercitar la caridad poniendo a disposición casas de ejercicios, conventos y templos. Es verdad que algunas diócesis como la de Valencia ya han ofrecido algunos locales. Pero hace falta más. Mucho más.
Y en un momento de escasez de recursos generalizada, tal vez sea bueno recordar que, en España, la Iglesia Católica en virtud de un antiguo concordato, no paga IBI...
Uno de los primeros signos de alerta de la actual pandemia de COVID19 fue cuando el 13 de febrero de 2020 los organizadores suspendieron el Mobile World Congress. Una decisión que muchos calificaron de desproporcionada, viendo en ella oscuros intereses comerciales o políticos. Y sin embargo fue el primer aldabonazo de aviso a una sociedad que vivía tranquila y confiada a pesar de su evidente fragilidad, de la que nadie quería ser consciente. En esta tesitura, un artista callejero italiano, Tvboy, conocido por sus graffiti dejó en las paredes de una de las callejuelas cercanas a la Plaça de Sant Jaume, de Barcelona una de sus pinturas murales, llena de ironía, a la que pronto se conoció como el "Mobile World Virus". En ella se recreaba la conocida imagen de la Gioconda de Leonardo de Vinci, pero con dos atributos que la hacían cobrar una plena actualidad: la cara iba cubierta con mascarilla y sostenía en la mano un teléfono móvil. De esta manera, el propósito del artista quería representar el miedo de la sociedad instalado en la misma Gioconda, quien sostiene en sus manos un móvil para estar perpetuamente comunicada e informada y lleva una mascarilla que si bien le evita un contagio, ya no le permite sonreír.
El artista aseguraba que su nueva pieza tendría éxito entre los vecinos de Barcelona. Nada más acabar el graffiti, “veinte o treinta personas se han detenido para observarlo, hacerle fotos, comentarlo y reírse”, explicaba Tvboy. que afirmaba “es una pieza que va a gustar”. Tvboy es un graffitero italiano establecido en Barcelona que ha hecho algunos de sus graffiti en Italia y en la capital catalana. Sus obras tienen siempre intencionalidad política y social y han sido frecuentemente motivo de polémica. Una obra que fue objeto de muchos comentarios fue un graffiti en el que representaba a Pablo Casado y Pedro Sánchez dándose un apasionado beso, y que apareció en la misma Plaza de Sant Jaume el pasado mes de noviembre (2019).
Cuando comenzó el confinamiento domiciliario de la población, para evitar el rápido crecimiento de casos de COVID19, Tvboy realizó otra de sus obras, esta vez basado en el conocido poster norteamericano del tío Sam usado durante la Primera Guerra Mundial para reclutar soldados. Sin embargo, en este caso, el artista del graffiti cambió el tradicional y conocido mensaje (I want you to U.S. army) por un llamamiento a permanecer en casa durante la crisis del coronavirus:I want you to stay home(Quiero que te quedes en casa).
La obra titulada Divided we stand, united we fall (Divididos aguantamos, unidos caemos), usa la imagen del tío Sam, pero con máscara. La bandera norteamericana también ha sido sustituída por una bandera de la Unión Europea.
El momento se presta a los graffiti con este tipo de mensajes. En Madrid, otros graffiti similares han aparecido sustituyendo la Gioconda por meninas.
Estatua de mármol de Carrara Piazza dei Signori. Verona
La plaza dei Signori de Verona es una bella plaza cuadrada situada en el centro de la ciudad. Su nombre hace referencia a la familia Scaligere, los auténticos señores de Verona, una poderosa dinastía de combatientes y mecenas a la que se debe una de las etapas de mayor apogeo de la ciudad, entre los siglos XIII y XIV. En el centro de la plaza, presidiéndola, una bella estatua de mármol de Carrara, dedicada a Dante Alighieri. Verona aprecia mucho a este personaje, que vivió algunos años en la ciudad. Cuando Florencia cayó en manos de los güelfos (partidarios del papa), Dante tuvo que huir, debido a su adscripción al partido gibelino (partidario del emperador), y buscó asilo en Verona (1312-1319). Esta ciudad estaba gobernada por la familia gibelina Scaglieri, señores por antonomasia de Verona, a los que hace referencia el nombre de esta plaza. Aunque muchos la conocen también como la piazza di Dante. En 1865, toda Italia conmemoraba el VI centenario del famoso autor de la Divina Commedia. Los veroneses, que consideraban también suyo a Dante decidieron dedicarle un monumento, por lo que se convocó un concurso. Los austríacos no lo vieron con buenos ojos (era un claro símbolo del nacionalismo italiano) pero debido a la presión popular tuvieron que ceder. El vencedor fue un joven desconocido, llamado Ugo Zannoni (1836-1919). A pesar de todo, la fecha del centenario de Dante se celebró con varios eventos, a pesar de las férreas prohibiciones y restricciones por parte de las fuerzas de ocupación. Luego, para interrumpir las festividades, los austríacos decidieron instalar la estatua en secreto durante la madrugada del 14 de mayo de 1865, para evitar la gran manifestación popular de orgullo nacional que hubiera significado hacerlo durante el día.
La estatua de Dante, en la Piazza dei Signori, de Verona. Detrás de ella, sobre el arco, la estatua de Girolamo Fracastoro.
A espaldas de la estatua de Dante se erige un arco sobre el que descansa la estatua del médico, geógrafo, astrónomo y erudito Girolamo Fracastoro (1478-1553), natural de Verona, que aparece sosteniendo una bola de piedra como símbolo de nuestro planeta. Una popular leyenda sostiene que esa bola se caerá cuando la primera persona honorable transite bajo el arco. Con la cantidad de gente que ha pasado bajo este arco desde finales del siglo XVI... pero la esfera de piedra sigue estando allí, entre las manos de Girolamo.
Como ya comentamos en otra entrada de este blog, a Fracastoro se le debe el nombre de sífilis, término derivado de un poema suyo en latín Syphilus sive de morbo gallico, en el que se narra la historia de Syphilos, un pastor castigado por haber ofendido a Apolo con la "nueva" enfermedad que parecía llegada de América. El poema propone tratar la enfermedad con palo de guayacán un remedio también oriundo del Nuevo Mundo, y que fue objeto de un próspero negocio de importación, explotado por los banqueros Fugger.
Pero aparte de esta aportación a la Medicina, tal vez la más conocida de las que hizo Fracastoro, hay que señalar otra, que aunque menos divulgada tiene una gran importancia: el concepto de contagio de las enfermedades.
Girolamo Fracastor según un grabado de 1720
En su obra De contagione et contagiosis morbis et eorum curatione (1546), Fracastoro describió detalladamente el conocimiento del momento sobre las enfermedades que podían transmitirse(peste, lepra, tisis, sarna, rabia, erisipela, viruela, ántrax y tracoma) y añadió por primera vez dos enfermedades nuevas: la sífilis y el tifus. En esta obra estableció claramente el concepto de enfermedad contagiosa, proponiendo que estaba causada por la transmisión de lo que él denominaba seminaria contagium, que él describía como semillas vivas, capaces de germinar y provocar la enfermedad. Afirmaba que los corpúsculos de las enfermedades (seminaria) se mueven en el aire y es así como las afecciones son transportados no sólo de un lugar a otro, sino también de un enfermo a otro.
Estableció tres tipos de posible contagio:
Contagio directo (rabia y lepra)
Contagio a través de fómites (ropa de enfermos que transportaban los seminaria prima)
Contagio por inspiración de aire contaminado (miasmas): tisis, viruela.
También se debe a Fracastoro el concepto de objetos contaminados a quien él dio el nombre de fómites (que en latín clásico se refería a la yesca o a las ramitas usadas para prender un fuego). Por cierto, un término que tiene el mismo origen etimológico que la palabra fomento.
A este médico italiano también se debe la diferenciación entre infección, como causa de la enfermedad y el concepto de epidemia que es su consecuencia. Por ser el introductor de todos estos conceptos, se le considera un precursor de la microbiología y la epidemiología.