Begas
Johan Lukas Schönlein
Óleo sobre lienzo.
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Johan Lucas Schönlein (1793-1864) fue un médico y naturalista alemán. Realizó diversas aportaciones a la botánica, describiendo 5 especies nuevas. En su juventud había sido profesor en Wurzburgo, donde influído por la Naturphilosophie, había fundado la escuela histórico-natural, que intentaba describir las enfermedades cutáneas con terminología botánica (frutos, flores, semillas...). Esta pintoresca clasificación estaba construída con símbolos y conceptos botánicos tomados principalmente de la clasificación del botánico francés Candolle (1778-1841).
En su madurez, Schönlein se trasladó primero a Zurich (1833-1840) y más tarde a Berlín (1840-1859), donde renunciando a los procedimientos intuitivos románticos, adoptó definitivamente el método científico. Reformó y modernizó la medicina de su país y fue el primero en impartir las clases en alemán (en vez de hacerlo en latín, como se hacía hasta entonces). Llegó a ser médico de Federico Guillermo IV de Prusia. Entre sus aportaciones médicas se cuentan la descripción de un tipo de púrpura (conocida desde entonces como púrpura de Schonlein-Henoch). En 1839 unificó y dió el definitivo nombre a la tuberculosis, que hasta entonces estaba dispersa en diversos diagnósticos. También ideó la palabra hemofilia (1828).
En 1837, Robert Remak (1815-1865), un polaco de Posen, ayudante de Schönlein en la Universidad de Berlín, tomó costras de un niño con tiña favosa y las observó al microscopio descubriendo:
"cuerpos esféricos y fibras ramificadas"
Una gran epidemia de favus se extendía en aquel momento por diversos países de Europa. Para dar una idea de la magnitud de la epidemia podemos recordar que en poco más de veinte años (entre 1807 y 1828) más de 25.000 casos de favus se diagnosticaron en los hospitales parisinos.
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Robert Remak, el auténtico descubridor del hongo Trychophyton schönleinii |
Remak, que era de origen judío, no consideró prudente publicar su descubrimiento en plena época de persecución antisemítica, tal vez temeroso de que le pudiesen culpar de propagar la epidemia de favus. No era la primera vez que se culpaba a los judíos de diseminar "venenos" que causaban las epidemias. Sin embargo permitió que su amigo Xavier Hube mencionara su hallazgo en su tesis doctoral De morbo scrofulo. Sin duda la restringida difusión de una obra científica le salvaguardaba de las posibles acusaciones populares.
Poco después, Remak mostró su descubrimiento a su jefe, Johan Lucas Schönlein. Es posible que le propusiera cederle la autoría del descubrimiento del hongo a cambio de su protección. Naturalmente, este punto es difícil de probar, pero lo cierto es que Remak quedó siempre en un oscuro segundo plano en cuanto a la notoriedad del descubrimiento del agente causal del favus y que pudo conservar su cargo en la Universidad de Berlín, convirtiéndose en 1847 en el primer profesor judío en la enseñanza superior en Alemania. Más tarde, en 1859, Remak llegó a ser catedrático supernumerario de anatomía y embriología, realizando diversas aportaciones en este campo.
Schönlein, que conservaba su interés por la botánica como reminiscencia de sus años jóvenes, pero con visión ya plenamente científica, observó al microscopio la preparación que Remak había realizado a partir de unas costras de favus. Con un mediocre dibujo ilustrativo, Schönlein publicó un escueto artículo de sólo una página en una revista médica. Tras la publicación de su artículo, perdió aparentemente el interés por este tema, y no prosiguió personalmente el estudio, dejando nuevamente el trabajo en manos de su ayudante Remak.
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Trichophyton schonleinii |
Remak procedió a cultivar el organismo en diversos medios: carne, pus, suero, agua azucarada y en rodajas de manzana, procedimiento que ya se había usado en la investigación de hongos microscópicos. En este último medio consiguió que crecieran algunas colonias al sexto día, y procedió a dibujar cuidadosamente su aspecto. Como culminación de su estudio en 1842 Remak se autoinoculó material obtenido así en su propio antebrazo y demostró así que el microorganismo descubierto era el auténtico agente causal de la enfermedad.
Pero el hongo aún no tenía nombre. Para evitarse problemas Remak decidió darle el nombre de su jefe en vez del suyo propio. Así fue como aquel mismo año propuso el nombre de Achorion schönleinii.
El descubrimiento de Remak y Schönlein, introdujo un concepto nuevo en dermatología, al demostrar que una enfermedad de la piel puede estar producida por la inoculación de un microorganismo. Podemos pues considerar esta efemérides como el inicio de la micología. Se abrían así las puertas a una nueva etapa, en la que por primera vez se podía constatar la existencia de agentes causales microscópicos en la génesis de las enfermedades y precursora de la ya próxima era bacteriológica del último tercio del s.XIX.