Miguel Ángel Buonarroti Minos Fresco del Juicio Final. Capilla Sixtina San Pedro del Vaticano |
"muy indecoroso que se hubiesen pintado en un lugar tan respetable toda esa cantidad de desnudos, mostrando sin pudor sus vergüenzas, y que no era una obra propia de la capilla de un papa, sino para unos baños o una hostería."
«Santidad, los santos no tienen sastre»
Pero las críticas no cesaban. Incluso el incisivo escritor Pietro Aretino, de lengua afilada i mordaz, que entre otras obras tenía algunas poesías bastante cargadas de tono, decía que el arte de Miguel Ángel era apropiado:
“Para una casa de baños, no para una capilla celestial”
Más adelante, en 1564, por disposición del Concilio de Trento, se decidió censurar la pintura de la Capilla Sixtina. Parece ser que primero se le pidió la opinión al Greco, que por aquel entonces vivía en Roma. El artista griego se brindó a rehacer todos los frescos nuevamente. Naturalmente el papa rechazó la idea. Como destruir toda aquella belleza? La radical opinión del Greco trascendió y ocasionó tal boicot entre los círculos artísticos romanos, que no tuvo más remedio que abandonar la Ciudad Eterna y refugiarse en Toledo, donde pasó el resto de su vida. Se optó entonces por una solución intermedia. Se encargó a un discípulo de Miguel Ángel, el pintor Daniele de Volterra, que pintara unos paños púdicos para cubrir los ostensibles genitales que había pintado Miguel Ángel, lo que le valió el calificativo de "Il Braghettone". Afortunadamente, Daniele los pintó con pintura al óleo y no al fresco, por lo que pudieron retirarse fácilmente en una restauración posterior. Aunque esto sucedió mucho después.
Volvamos a la época en la que Miguel Ángel estaba pintando la Capilla Sixtina. Tras pintar los frescos del techo, en 1530 el papa encargó al genial artista pintar también la pared de detrás del altar mayor, la que presidía toda la capilla. En esta zona se debía representar como contrapartida a la Creación del techo, el fin del mundo: el Juicio Final, en el que se juzgarán las obras de los vivos y los muertos. La terrible escena que describe el Dies irae:
- Dies iræ, dies illa,
- Solvet sæclum in favilla,
- Teste David cum Sibylla!
- Quantus tremor est futurus,
- quando iudex est venturus,
- cuncta stricte discussurus!
- ¡Será un día de ira, aquel día
- en que el mundo se reduzca a cenizas,
- como predijeron David y la Sibila!
- ¡Cuánto terror habrá en el futuro
- cuando el juez haya de venir
- para hacer estrictas cuentas!
Miguel Ángel, que tenía que soportar las continuas críticas sobre la impudicia de sus imágenes, azuzadas por Biagio da Cesena, concibió entonces su venganza. No sólo siguió pintando cuerpos desnudos, incluido el de Cristo Juez, sino que representó al maestro de ceremonias como un condenado.
La serpiente muerde despiadadamente el pene de Biagio da Cesena, en una explícita acusación de lujuria. |
Y no como un condenado cualquiera, sino como Minos en la puerta del Infierno. Minos fue el monarca cretense que mandó construir un laberinto para encerrar al Minotauro. Dante lo describe en su Divina Comedia como uno de los tres jueces del infierno:
"Stavvi Minos orribilmente, e ringhia:
essamina le colpe all'entrata;
giudica e manda secondo ch'avvinghia."
(Dante. Divina Commedia Inferno. Canto V: 4-6)
El Minos de Dante era un príncipe de los demonios, un ser monstruoso con una larguísima cola que utilizaba para indicar a los condenados a cuál de los nueve círculos del infierno deberían dirigirse para cumplir su eterna condena. Por ejemplo, si Minos se enroscaba la cola a su cuerpo dando dos vueltas, como hace en la imagen de Miguel Ángel, el condenado debía quedarse en el segundo círculo del infierno. Si tres, al tercer círculo. Y si la cola daba nueve vueltas, ya se podía ir preparando para un cara a cara con el mismísimo Satanás.
En la interpretación de Miguel Ángel, Minos muestra dos vueltas de su cola, indicando el segundo círculo, el destinado a los pecados del sexo. La cola que describe Dante se convierte aquí en una serpiente, probablemente como una asimilación con la sierpe tentadora del árbol de Adán y Eva, y mordía ávidamente el pene del condenado, un suplicio que en la iconografía medieval se reservaba a los lujuriosos. Es pues una explícita acusación de lascivia la que el pintor hace al maestro de ceremonias que tanto lo había censurado. Para humillar más todavía a Biagio, Miguel Ángel le añadió unas grandes orejas de burro para evidenciar su ignorancia.
Lodovico Domenichi, fragmento de su Historia di detti et fatti notabili di diversi Principi et Uomini privati moderni (1556) |
El quisquilloso cardenal da Cesena, al ver el fresco se reconoció al instante y quedó aterrado de verse así condenado públicamente al infierno por lujurioso e ignorante. El cardenal acudió presuroso a quejarse ante el papa de tal escarnio. Paulo III, que estaba bastante cansado de sus continuas quejas (ch'egli l'importunava pur tuttavia, según dejó escrito Ludovico Domenichi, un humanista de la época) le contestó, socarrón:
"Biagio, Dios me ha dado potestad sobre el cielo y la tierra, pero no tengo autoridad en el infierno. Ya que no puedo liberarte, deberás tener paciencia".
Pero hay otro detalle en la figura de Biagio da Cesena representado como Minos: un bulto oscuro a nivel del cuello, que permite suponer que el cardenal podía padecer un bocio, una enfermedad muy frecuente en aquel tiempo. O tal vez formaba también parte de la venganza de Miguel Ángel?
El bocio de Biagio da Cesena, bastante evidente. También se ven bien las grandes orejas de asno con las que Miguel Ángel quiso destacar la estupidez del prelado. |
La venjança de Miquel Àngel
Miquel Àngel Buonarroti Minos Fresc del Judici Final. Capella Sixtina Sant Pere del Vaticà |
"Molt indecorós que s'haguessin pintat en un lloc tan respectable tota aquesta quantitat de nus, mostrant sense pudor les seves vergonyes, i que no era una obra pròpia de la capella d'un papa, sinó per a uns banys o un hostal."
«Santedat, els sants no tenen sastre»
"Per a una casa de banys, però no per a una capella celestial"
Dies iræ, dies illa,Solvet sæclum in favilla,Teste David cum Sibylla!Quantus tremor est futurus,quando iudex est venturus,cuncta stricte discussurus!Serà un dia d'ira, aquell diaen què el món es torni cendra,com ja van dir David i la Sibil·la!Quant de terror ens colpiràquan el jutge arribaràa passar estrictes comptes!
"Stavvi Minos orribilmente, e ringhia:essamina le colpe all'entrata;giudica e manda secondo ch'avvinghia.”(Dante. Divina Commedia Inferno. Canto V: 4-6)
Lodovico Domenichi, fragmento de su Historia di detti et fatti notabili di diversi Principi et Uomini privati moderni (1556) |
"Biagio, Déu m'ha donat potestat sobre el cel i la terra, però no tinc cap autoritat a l'infern. Ja que no puc alliberar-te, hauràs de tenir paciència".