Miguel Jacinto Meléndez
Retrato de Isabel de Farnesio (1718) Óleo sobre lienzo. Museo del Prado. Madrid. |
Los lunares artificiales, también llamados mouches (moscas en francés) tuvieron una gran popularidad en el s. XVIII. Eran usados en general como una moda coqueta, y fueron muy habituales entre aristócratas y gente de la alta sociedad. Los podemos ver en muchos retratos de reinas y familiares de reyes, como podemos ver en esta obra de Meléndez, en la que aparece la reina Isabel de Franesio, la segunda esposa de Felipe V.
Incluso se llegó a elaborar un lenguaje secreto, según la localización de las mouches. Dependiendo del lugar donde se colocaban o de la forma del lunar, podía significar una u otra cosa. Algo semejante al lenguaje simbólico de las flores, o al de los abanicos. Eran tiempos en los que un lunar era considerado tan bello y coqueto que justificó el sobrenombre de "grain de beauté" (literalmente, en francés, "grano de belleza"). En épocas más recientes, el lunar de Marilyn Monroe (aunque no era artificial, aunque sí maquillado para resaltar su presencia) fue todo un símbolo de su sex-appeal.
Algunas veces, las mouches se usaban para depositar medicamentos o preparados con finalidad terapéutica. En estos casos podían alcanzar un tamaño mayor, como puede ser el caso de la infanta María Josefa de Borbón, que aparece así en algunas pinturas de Goya.
Hoy quedan ya lejos estas prácticas de antaño. Pero recientemente, se ha encontrado un nuevo uso para los modernos lunares artificiales: la detección precoz del cáncer. Un grupo de investigadores suizos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich dirigidos por Martin Fussenegger ha diseñado un implante de células vivas que se oscurecen cuando detectan exceso de calcio. Como que la tasa aumentada de calcio es un marcador frecuente de cáncer, este nueva aplicación de la biotecnología abre muchas perspectivas. Lo han experimentado ya en tejidos de ratón y de cerdo y los resultados se han enviado a la revista Science Translational Medicine.
Según la publicación Swiss Medical Forum, el diario de formación profesional médica Suiza, la hipercalcemia relacionada directamente con la actividad tumoral (hipercalcemia maligna), es la complicación metabólica más común en los cánceres, con 10 a 30% de los pacientes afectados. En la mayoría de los casos (80%) la hipercalcemia maligna, es la consecuencia de la producción, por parte las células tumorales, de una proteína llamada PTHrp que imita casi todos los efectos biológicos de una proteína de nuestro organismo llamada PTH (hormona paratiroidea). Los efectos de la PTH incluyen la activación de los osteoclastos, las células dedicadas a la destrucción natural de los huesos, así como una mayor absorción de calcio por los intestinos y la retención de los riñones. Se libera así una cantidad significativa de calcio en la sangre. Este exceso de calcio generalmente se detecta tarde, en el momento de la aparición de los primeros síntomas, que no son muy específicos y, por lo tanto, difíciles de identificar: náuseas, vómitos, o sed. Aunque la hipercalcemia maligna puede ocurrir potencialmente en todos los tipos de cáncer, es más evidente en los tumores de pulmón y de mama.
Los investigadores han diseñado un dispositivo vivo para implantar debajo de la piel que puede detectar tasas de hipercalcemia de 5,6 mg / dL (las tasas de hipercalcemia en el momento de la aparición de los primeros síntomas de cáncer es de más de 10 mg / dL ). Se compone de células modificadas para contener una "red genética", es decir, un montaje de genes que reaccionan específicamente a la llegada de tasas elevadas de calcio desencadenando una reacción en cadena, que incrementa la producción de melanina, la molécula a la que la piel debe su color más o menos oscuro.
Las células modificadas, encapsuladas con un polímero específico, se implantan debajo de la piel y, tan pronto como detectan una cantidad suficiente y prolongada de calcio en la sangre del paciente, producen melanina. El resultado es que se oscurecen lo suficiente como para hacerse visibles a simple vista, como un lunar o como un tatuaje biomédico. El paciente puede detectar así a simple vista la pigmentación que le alerta de la hipercalcemia, y acudir a su médico antes de la aparición de cualquier síntoma, lo que permite un diagnóstico precoz del cáncer. La detección precoz del cáncer permite un mejor pronóstico de la enfermedad. Los cánceres de mama que se detectan precozmente tienen una posibilidad de recuperación del 98%, mientras que si el diagnóstico es tardío, solamente una de cada cuatro mujeres logran superar la enfermedad.
Para evitar crisis de ansiedad en los pacientes hipocondríacos, los investigadores también han diseñado una variante del implante que crea una pigmentación que solo es visible bajo luz infrarroja. Así se evita la desazón de mirar continuamente el implante o la reacción emocional que supondría la aparición visible del lunar. En lugar de eso, sería el médico quien revisara regularmente el implante con luz infrarroja para ver si ha aparecido la marca de alerta.
Eso sí, este lunar artificial es efímero. Caduca al cabo de un año y hay que reimplantarlo nuevamente. Tardará todavía bastantes años en ser experimentado totalmente, pero si este sistema funciona bien, podría ser usado para la detección precoz de otras enfermedades.
Incluso se llegó a elaborar un lenguaje secreto, según la localización de las mouches. Dependiendo del lugar donde se colocaban o de la forma del lunar, podía significar una u otra cosa. Algo semejante al lenguaje simbólico de las flores, o al de los abanicos. Eran tiempos en los que un lunar era considerado tan bello y coqueto que justificó el sobrenombre de "grain de beauté" (literalmente, en francés, "grano de belleza"). En épocas más recientes, el lunar de Marilyn Monroe (aunque no era artificial, aunque sí maquillado para resaltar su presencia) fue todo un símbolo de su sex-appeal.
Algunas veces, las mouches se usaban para depositar medicamentos o preparados con finalidad terapéutica. En estos casos podían alcanzar un tamaño mayor, como puede ser el caso de la infanta María Josefa de Borbón, que aparece así en algunas pinturas de Goya.
Hoy quedan ya lejos estas prácticas de antaño. Pero recientemente, se ha encontrado un nuevo uso para los modernos lunares artificiales: la detección precoz del cáncer. Un grupo de investigadores suizos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich dirigidos por Martin Fussenegger ha diseñado un implante de células vivas que se oscurecen cuando detectan exceso de calcio. Como que la tasa aumentada de calcio es un marcador frecuente de cáncer, este nueva aplicación de la biotecnología abre muchas perspectivas. Lo han experimentado ya en tejidos de ratón y de cerdo y los resultados se han enviado a la revista Science Translational Medicine.
Según la publicación Swiss Medical Forum, el diario de formación profesional médica Suiza, la hipercalcemia relacionada directamente con la actividad tumoral (hipercalcemia maligna), es la complicación metabólica más común en los cánceres, con 10 a 30% de los pacientes afectados. En la mayoría de los casos (80%) la hipercalcemia maligna, es la consecuencia de la producción, por parte las células tumorales, de una proteína llamada PTHrp que imita casi todos los efectos biológicos de una proteína de nuestro organismo llamada PTH (hormona paratiroidea). Los efectos de la PTH incluyen la activación de los osteoclastos, las células dedicadas a la destrucción natural de los huesos, así como una mayor absorción de calcio por los intestinos y la retención de los riñones. Se libera así una cantidad significativa de calcio en la sangre. Este exceso de calcio generalmente se detecta tarde, en el momento de la aparición de los primeros síntomas, que no son muy específicos y, por lo tanto, difíciles de identificar: náuseas, vómitos, o sed. Aunque la hipercalcemia maligna puede ocurrir potencialmente en todos los tipos de cáncer, es más evidente en los tumores de pulmón y de mama.
Los investigadores han diseñado un dispositivo vivo para implantar debajo de la piel que puede detectar tasas de hipercalcemia de 5,6 mg / dL (las tasas de hipercalcemia en el momento de la aparición de los primeros síntomas de cáncer es de más de 10 mg / dL ). Se compone de células modificadas para contener una "red genética", es decir, un montaje de genes que reaccionan específicamente a la llegada de tasas elevadas de calcio desencadenando una reacción en cadena, que incrementa la producción de melanina, la molécula a la que la piel debe su color más o menos oscuro.
Las células modificadas, encapsuladas con un polímero específico, se implantan debajo de la piel y, tan pronto como detectan una cantidad suficiente y prolongada de calcio en la sangre del paciente, producen melanina. El resultado es que se oscurecen lo suficiente como para hacerse visibles a simple vista, como un lunar o como un tatuaje biomédico. El paciente puede detectar así a simple vista la pigmentación que le alerta de la hipercalcemia, y acudir a su médico antes de la aparición de cualquier síntoma, lo que permite un diagnóstico precoz del cáncer. La detección precoz del cáncer permite un mejor pronóstico de la enfermedad. Los cánceres de mama que se detectan precozmente tienen una posibilidad de recuperación del 98%, mientras que si el diagnóstico es tardío, solamente una de cada cuatro mujeres logran superar la enfermedad.
El nevus artificial detector de cáncer se ha experimentado en ratones por el momento. |
Para evitar crisis de ansiedad en los pacientes hipocondríacos, los investigadores también han diseñado una variante del implante que crea una pigmentación que solo es visible bajo luz infrarroja. Así se evita la desazón de mirar continuamente el implante o la reacción emocional que supondría la aparición visible del lunar. En lugar de eso, sería el médico quien revisara regularmente el implante con luz infrarroja para ver si ha aparecido la marca de alerta.
Eso sí, este lunar artificial es efímero. Caduca al cabo de un año y hay que reimplantarlo nuevamente. Tardará todavía bastantes años en ser experimentado totalmente, pero si este sistema funciona bien, podría ser usado para la detección precoz de otras enfermedades.
Una aplicación realmente interesante y muy diferente del uso estético o picaresco de los lunares artificiales barrocos, en el s. XVIII.