jueves, 1 de diciembre de 2016

Arañazo de gato






Jean Simon Chardin

Bodegón con gato y pescado 
(1728) 

Óleo sobre lienzo. 242 x 188 cm. 

Musée d'Orsay. Paris. 



Jean Simon Chardin ( 1699-1779) está considerado como uno de los más importantes pintores franceses del s. XVIII, destacando sobre todo por sus naturalezas muertas y por sus retratos. Chardin abandona la grandilocuencia de la pintura épica o mitológica para recluirse en la paz de su estudio, intentando captar la realidad, la esencia misma de las cosas. 


Chardin: Bodegón con gato y raya, 1728. 
Chardin llegó a ser el maestro incontestado de los bodegones, de la naturaleza muerta, aunque pronto se dió cuenta que tenía que introducir alguna novedad. 

Empezó a pintar entonces escenas costumbristas y algunos retratos. Continuó pintando bodegones, pero decidió animarlos con algún elemento vivo, alguna anécdota tomada del costumbrismo, como algunos gatos merodeando por la escena. Esta pincelada no desprovista de cierto humor tuvo mucho éxito. En 1728, gracias a las obras maestras Bodegón con gato y raya (La raya) y Bodegón con gato y pescado (El buffet) consiguió entrar en la Académie Royale. 



Mosaico de un gato cazando a un pájaro. Casa del Fauno. Pompeya (s. I d.C.) 

Los gatos son los animales domesticados más recientemente. Tal vez por esa razón conservan un carácter independiente y si se sienten amenazados, se defienden con sus afiladas uñas . Los arañazos de los gatos, como cualquier lesión provocada por un animal (mordeduras de perro, heridas de asta de toro) suelen infectarse con mucha facilidad. 

Pero además de las habituales bacterias piogénicas de cualquier herida las heridas provocadas por un felino pueden además inocular Bartonella henselae, causando lo que se conoce con el nombre de "enfermedad por arañazo de gato". El gato fue identificado como reservorio natural de la enfermedad en 1950 por Robert Debré, que la contraen Bartonella de otros gatos mediante las picaduras de pulga. 

La afección puede transmitirse a los humanos a través del contacto con un gato infectado (mordedura o arañazo) o por la exposición a las pulgas de gato. También puede propagarse a través del contacto con la saliva del gato sobre la piel o las superficies mucosas rotas como las de la nariz, la boca y los ojos.


Chardin: La raya (detalle), 1728

La bartonelosis o enfermedad por arañazo de gato suele comenzar con una pápula o pústula en el lugar de la inoculación, con inflamación de los ganglios linfáticos cercanos a la zona de la herida. Al cabo de poco puede presentar una sensación de malestar general, con fatiga, y dolor de cabeza. Ocasionalmente, fiebre y escalofríos, aunque éstos son un síntoma más inconstante. Menos frecuente es presentar dolor de garganta, inapetencia y pérdida de peso. 

Esta enfermedad a menudo no se detecta debido a que es bastante difícil de diagnosticar. Al realizar la exploración médica puede encontrarse esplenomegalia (bazo agrandado). En ocasiones algunos ganglios engrosados pueden fistulizar y desprender su contenido al exterior. La prueba de inmunofluorescencia indirecta (IFA, por sus siglas en inglés) para Bartonella henselae en la sangre es una forma precisa de detectar la infección causada por estas bacterias. Los resultados de esta prueba se deben tener en cuenta junto con otras informaciones obtenidas a partir de la historia clínica, las pruebas de laboratorio o la anatomía patológica. 

Pablo Picasso: Gato que se come un pájaro (1939)
La enfermedad del arañazo de gato no suele ser grave, y muchas veces ni siquiera necesita tratamiento médico, ya que es autolimitada y en la mayoría de casos se suele resolver espontáneamente. Sin embargo las adenopatías (ganglios inflamados) pueden persistir algunos meses, por lo que si se cree conveniente puede realizarse un tratamiento con antibióticos, siendo de elección la azitromicina. También se han propuesto tratamientos con otros antibióticos, como doxicilina o claritromicina  asociada a rifampicina. 

El tratamiento con antibióticos es imprescindible en pacientes con inmunidad deprimida como es el caso de los afectos de sida. En estos pacientes, si no se efectúa un tratamiento idóneo pueden presentarse complicaciones, como encefalopatía, osteomielitis, neurorretinitis o síndrome de Parinaud (conjuntivitis granulomatosa con adenopatía).


Fernando Botero: Gato (Rambla del Raval, Barcelona)


Para prevenir la enfermedad del arañazo de gato es recomendable:
  • Lavarse las manos a fondo con agua y jabón después de jugar con un gato. 
  • Lavar especialmente cualquier herida, mordedura o arañazo.
  • Tratar suavemente a los gatos para que no arañen.
  • Evitar las lamidas de un gato en piel, ojos, boca, o heridas abiertas o cicatrices.
  • Mantener al gato limpio y desparasitado, para evitar la presencia de pulgas y disminuir así el riesgo de que el gato desarrolle esta enfermedad.
  • No tocar a los gatos callejeros. 


    Paul Klee: Gato 

    Bibliografía

    Arlet G, Perol-Vauchez Y (1991). «The current status of cat-scratch disease: an update». Comp. Immunol. Microbiol. Infect. Dis. 14 (3): 223-8. 

    Bottineau Y, L'art baroque, editado por Citadelles, 1986

    Rapini, Ronald P.; Bolognia, Jean L.; Jorizzo, Joseph L. (2007). Dermatology: 2-Volume Set. St. Louis: Mosby. 


    Rosenberg P, Chardin, editado por la Réunion des Musées Nationaux, 1979.


    Telford SR III, Wormser GP (marzo de 2010). «Bartonella spp. transmission by ticks not established». Emerg Infect Dis 16 (3): 379-84. 


    Palacio Xelmírez: Escenas de banquete









    Escenas de Banquete
    (s. XIII)

    Relieves de las ménsulas del Salón de Fiestas. 
    Palacio Xelmírez. Santiago de Compostela.





    Lavarse las manos antes de sentarse a la mesa es una costumbre higiénica muy recomendable que se mantuvo siempre en las clases altas medievales. Tenemos una muestra en una de las ménsulas con bajorrelieves del Palacio Xelmírez, en Santiago de Compostela, sede de una importante corte episcopal. 

    Diego Xelmírez (ca. 1070-1140) fue el primer arzobispo de Santiago de Compostela y el artífice de la creciente importancia de la sede compostelana, que la llevó a competir en privilegios con Roma. En efecto, al ser Santiago el único lugar en donde se había encontrado la tumba de un apóstol (la tumba de S. Pedro no fue localizada en Roma hasta el último cuarto de siglo XX) su importancia dentro de la Cristiandad era capital. Xelmírez obtuvo del papa la distinción de que Santiago tuviera sus propios Años Santos y que se convirtiera en un activo foco de peregrinación adonde acudían romeros de toda Europa, convirtiendo a Compostela en un crisol cultural de intercambio de ideas y novedades. 

    Pero además el obispo Xelmírez fue un importante señor feudal, que participó muy activamente en la política de su tiempo. Acaudilló su propio ejército y se rodeó de una corte que nada tenía que envidiar a las de los monarcas de su tiempo. Para ello construyó su propio palacio - el actualmente conocido como Pazo Xelmírez - contiguo a la catedral compostelana. 


    Algunos arcos del Salón de Fiestas del Palacio Xelmírez

    En el Palacio Xelmírez destaca por su espectacularidad el Salón de Fiestas, situada en el primer piso. Es una amplia sala del s. XIII con seis tramos abovedados, bóveda de crucería y nervios muy decorados. Los nervios se apoyan en ménsulas que afloran de las paredes y que presentan relieves con escenas de un festín medieval. El naturalismo gótico de su estilo permite recrear gráficamente como debía ser un banquete de la época, como sirvientes llevando comida, diversos músicos tañendo instrumentos de ambientación, así como los variados manjares dispuestos en la mesa, muchos de ellos perfectamente reconocibles. 

    Palacio Xelmírez. Escena del lavado de las manos (detalle). 
    Desde el punto de vista de la higiene destaca la ceremonia de lavado de las manos, preceptiva en estos festejos. Un criado acerca una jofaina al señor. Lleva en la mano una jarra que puede interpretarse como un recipiente con agua o probablemente agua perfumada. Era habitual en estos casos usar agua de rosas, de azahar o de jazmín. El señor está realizando sus abluciones frotándose las manos. Otro sirviente le está preparando un lienzo para secarse. 



    En algunos relieves podemos ver algunos músicos tañendo instrumentos de cuerda.
    En el centro, el organistrum, que también aparece en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, que era un instrumento de cuerda que se tocaba entre dos. 
    El segundo personaje desde la izquierda parece empuñar un cuchillo, disponiéndose a partir alguna vianda, y el cuarto, también toca un instrumento de cuerda (fídula o viola en ocho). 


    Algunas ménsulas tienen escenas de músicos tañendo instrumentos musicales (laúdes y fídulas). Los banquetes y fiestas tenían siempre su acompañamiento musical, normalmente a cargo de juglares y ministriles.






















     En algunas de las ménsulas del Salón encontramos los comensales sentados a las mesas, rodeados de todo lo que habitualmente requería un banquete de la época. 

    El sumiller, mostrando la botella de vino
    con gesto muy sugerente
    Tal vez la figura más inequívoca de todos los personajes es la del sumiller, sosteniendo una botella de vino con una forma similar a una redoma, que señala con un dedo de la otra mano, como si quisiera invitarnos a probar su contenido. 

    Muchos comensales son atendidos por sirvientes (generalmente a los lados) que les llevan los alimentos a consumir durante el festín. Muchos de los manjares que se representan en los relieves son perfectamente reconocibles. 

    Los servidores llevan sus viandas a las mesas.
    El paje de la izquierda lleva un recipiente parecido a una tajina,
    como las que se usan aún hoy en el Norte de África.
    El de la derecha porta lo que recuerda a una empanada. 
    Así, encontramos soperas con cocidos o estofados, algunas de ellas con formas muy similares a las tajinas usadas aún hoy en los países del Maghreb. En algunas ménsulas encontramos claras representaciones de empanadas, manjares de gran tradición y que siguen siendo muy apreciados en Galicia en la actualidad, y cuya antigüedad está perfectamente representada en relieves desde el siglo XII (también en el Pórtico de la Gloria encontramos un personaje comiendo una empanada). Otro servidor lleva una pila de panes. 

    Una pareja de comensales, ante una mesa en la que hay lo que
    podrían ser unos panes, se cogen cariñosamente la mano.
    A su izquierda, un clérigo sostiene un libro, tal vez para leer
    algún pasaje en el curso de la comida. A la derecha, un juglar. 
    En los relieves podemos observar algunos detalles anecdóticos o curiosos. Por ejemplo, una pareja de comensales se dan tiernamente la mano, lo que atestigua que las fiestas eran también lugares indicados para idilios y romances. A su izquierda un clérigo lleva un libro abierto, testimonio de la costumbre de la época de leer poemas o pasajes de libros durante el condumio, probablemente relatos o composiciones poéticas como las que encontramos en las Cantigas galaico-portuguesas, aunque en la mayoría de casos estas composiciones eran cantadas. 






    Abajo, a la izquierda, un criado lleva un montón de panes para repartir. Sobre la mesa, una sopera que probablemente contenga un cocido o un plato con salsa. Ante el otro comensal, de nuevo una empanada, conocida especialidad de la gastronomía gallega, que aún goza de justa fama en la actualidad. 





    Los banquetes medievales solían amenizarse también con espectáculos de habilidad y juegos malabares a cargo de juglares. Tenemos representación de algunos de estos juglares en algunos de los relieves del Salón, aunque su imagen es mucho más frecuente en el exterior de las iglesias medievales. En el románico  gallego el exterior de los templos está decorado por todo lo malo, que hay que dejar fuera del recinto sagrado: demonios, animales impuros (cerdo, toro, serpientes) e incluso escenas de alto contenido erótico (incluyendo coitos, felaciones o sodomías), o escatológico (defecaciones). Es en este espacio profano donde encontramos con cierta frecuencia imágenes de juglares contorsionistas (la música, el baile y los juglares también eran considerados profanos). Ejemplos de estos elementos simbólicos los podemos hallar en la iglesia de Ansemil o en las santiaguesas iglesias de Salomé o en la Colegiata del Sar.  


    Ménsula con la representación de un juglar contorsionista,
    con los pies puestos encima de la cabeza.
    Atrio de la iglesia de Salomé (Santiago)


    Bibliografía

    Sierra X. Lírica galaicoportuguesa medieval. Col.lecció Camí del Sorral, 5. Associació de Relataires en Català, Barcelona, 2011



    miércoles, 30 de noviembre de 2016

    La operación del Dr. Péan





    Henri Gervex
     

    El Dr. Péan operando en 
    el Hospital de Saint Louis
    (Antes de la operación)
    (1887) 

    Óleo sobre lienzo. 242 x 188 cm. 
    Musée d'Orsay. Paris. 



    Henri Gervex (1852-1929) fue un pintor francés, discípulo de Alexander Cabanel y de Eugène Fromentin. En sus inicios cultivó la pintura de temática mitológica, aunque más tarde se interesó por plasmar escenas de la vida cotidiana. En esta época destaca este cuadro, pintado en 1887, titulado El Dr. Péan operando en el Hospital de Saint Louis de París, también conocido como Antes de la operación. Se trata de un cuadro de gran realismo, que consigue reflejar la escena con una precisión casi fotográfica. 

    Caricatura de Coll-Toc, representando al Dr. Péan
    (Les hommes d'aujourd'hui). 
    El Dr. Jules Émile Péan (1830-1898) fue un cirujano que desarrolló su labor profesional en el hospital de Lourcine primero, y más tarde en el Hospital de Saint-Louis, institución emblemática para la dermatología en aquel momento. Fue el primero en realizar esplenectomías (1863) y ovariectomías (1864). También fue el primero en usar la vía vaginal para realizar cirugía ginecológica (operación de Péan-Segond). 


    A partir de 1868 usa una pinza de su invención para asegurar la hemostasia durante las intervenciones en la cavidad abdominal (pinza de Péan, muy usada actualmente). En 1879 practica por primera vez una gastrectomía parcial con anastomosis gastroduodenal (operación de Péan). 

    Pinza hemostásica de Péan. Museo histórico de enfermería. Fundación José Llopis 
    (Tomado de: https://lamedicinaenelarte.wordpress.com/2015/02/08/el-doctor-pean-operando-un-cuadro-de-toulouse-lautrec/)



    Péan poseía también una colección de moldes de cera de enfermedades dermatológicas y quirúrgicas (615 piezas, muchas de ellas realizadas por el famoso ceroescultor Jules Baretta) que tras su muerte pasaron a engrosar el museo del hospital de Saint-Louis.  


    Toulouse-Lautrec: Péan operando
    Toulouse Lautrec: Péan impartiendo clase


    Pero volvamos al cuadro. Por la minuciosidad de la obra se puede tomar como un documentado testimonio de la práctica quirúrgica de aquel tiempo. Sin embargo, algunos aspectos de la pintura podrían desconcertarnos.  

    Fotografia del  Dr. Jules Péan.
    El cirujano sostiene unas tijeras, sin guantes y cogiéndolas por el filo. Sin duda esta manera de coger las tijeras sorprende por ser muy poco higiénica (al menos bajo los criterios actuales). Sin embargo, estos detalles no son del todo sorprendentes. El uso de guantes de cirugía estériles no fue aceptado plenamente hasta los inicios del s. XX (y el cuadro de Gervex es de 1887). Además los cirujanos cogían los instrumentos sin preocuparse mucho de la higiene. Por la misma época operaba el Dr. Giné y Partagás, del que sabemos que si durante una intervención se le caía un instrumento al suelo, lo recogía y seguía operando con él. 

    Tampoco tienen problemas en operar en ropa de calle, ni gorros. En otras pinturas de operaciones posteriores vemos como estos procederes van cambiando en tan sólo algunas décadas. 


    Por cierto que al lado del Dr. Péan (ángulo inferior izquierdo del cuadro) se puede ver una mesa en la que hay diversos instrumentos médicos, todo un símbolo de las aportaciones que en materia de instrumental médico debemos a Péan, y un implícito homenaje a su labor innovadora.  

    Péan en el quirófano, ante la mesa de operaciones
    En su conjunto el cuadro recuerda bastante a La lección de anatomía del Dr. Tulp, de Rembrandt, y de hecho tiene su innegable influencia. Como en el óleo del s. XVII, se trata de un "retrato de grupo", en el que un grupo profesional aparece desempeñando aparentemente su actividad diaria. En este caso aparece el Dr. Péan con sus verídicos rasgos fisiognómicos y también sus discípulos, agrupados entorno del maestro. La mujer que va a ser operada no es el personaje central, a pesar de ocupar el centro de la escena , sino que es un mero pretexto para que aparezcan a su alrededor los auténticos protagonistas. Es Péan, el cirujano revestido de gravedad y autoridad, a quien se dirigen las respetuosas miradas de sus discípulos, el personaje que concentra todas las miradas y del que parece partir el resto de la composición pictórica. Los grandes ventanales dejan entrar un raudal de luz que circunda las formas y recorta los contornos, lo que crea una atmósfera muy especial y aumenta el dramatismo de la composición. 

    Panteón de Péan. Cementerio de Montmartre. Paris.
    Y sin embargo no es un detalle menor que la mujer que va a ser operada sea joven y bella, casi una Venus, dotada de esa gracia irresistible que logra hacer vibrar de emoción al espectador ante la vista de un cuerpo casi vivo.  La belleza amenazada de muerte emociona siempre. Gervex juega con el patetismo de la situación. Aunque nadie duda que el Dr. Péan va a salvar a la hermosa muchacha. Este patetismo logra transformar en un héroe al frío y austero científico, que aparece como dueño de la vida y la muerte.  En cierto modo, el Profesor es un nuevo San Jorge, que armado con su ciencia, acude a salvar a la chica, derrotando al temido dragón de la enfermedad. Pero el cuadro de Gervex no es el canto a un héroe solitario. Aunque el talento del Dr. Péan le destaca como líder, está claro que trabaja en equipo, y que el conjunto es un canto a los progresos de la ciencia médica.

    En definitiva el cuadro toma la realidad para sacar de ella un simbolismo casi mitológico. Los personajes, reunidos entorno a la hermosa muchacha, como los enanitos alrededor de la Bella Durmiente del Bosque. Aunque en este caso, no es la belleza la que va a alejar al maleficio, sino que es la luz de la ciencia la que va a vencer la enfermedad.   

       
    Bibliografía: 


    Arrouye J. Le docteur Péan opérant à l’hôpital Saint-Louis. http://mucri.univ-paris1.fr/le-docteur-pean-operant-a-lhopital-saint-louis/

    Doña F. Archivo de la etiqueta: Jules Émile Péan. Siguiendo a Letamendi (blog) 

    https://letamendi.wordpress.com/tag/jules-emile-pean/


    Doña F. Epónimos. El Dr. Péan operando. Cuadro de Toulouse-Lautrec. La Medicina en el Arte (blog) https://lamedicinaenelarte.wordpress.com/2015/02/08/el-doctor-pean-operando-un-cuadro-de-toulouse-lautrec/

    Musée d'Orsay. Henri Gervex: Antes de la operación.                                             http://www.museeorsay.fr/es/colecciones/obrascomentadas/pintura/commentaire_id/antes-de-la-operacion3336.htmltx_commentaire_pi1%5BpidLi%5D=509&tx_commentaire_pi1%5Bfrom%5D=841&cHash=1384626a3c


    martes, 29 de noviembre de 2016

    ¡El blog ha llegado a más de 200.000 visitas!


    Museo del Prado. Madrid. 


    El blog "Un dermatólogo en el Museo" ha sobrepasado las 200.000 lecturas. 

    ¡Muchas gracias a todos por 
    vuestra fidelidad e interés!


    Distribución de los países en los que es más seguido el blog "Un dermatólogo en el museo"
    En verde oscuro, los países en los que ya se han alcanzado más de 50.000 lecturas.


    Mi gratitud a todos los que interactuáis conmigo en el blog - algunos desde lejanos lugares -  con sugerencias, comentarios, opiniones o preguntas. 



    Y también a todos los que contribuís a la continua difusión del blog recomendando su lectura a nuevos amigos, tanto por consejo directo como a través de las redes sociales.


    A todos, muchas gracias!





    lunes, 28 de noviembre de 2016

    Accidente de tráfico






    Alfonso Ponce de León
     

    Autorretrato
    (1936)

    Óleo sobre lienzo. 160 x 190 cm. 
    Museo Nacional de Arte Reina Sofía. Madrid.



    Alfonso Ponce de León (1906-1936) nació en Málaga, aunque su familia se trasladó a vivir a Madrid cuando el tenía 5 años. Se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde compartió aulas con Salvador Dalí y Maruja Mallo. Entre sus amigos de esta época figuran Federico García Lorca y Luis Buñuel. Desde un principio se encuadró en los ambientes de vanguardia, exponiendo en los Salones de Artistas Independientes de Madrid vinculándose con el Realismo mágico. Más tarde realizó una estancia en París donde se relacionó mucho con Pablo Picasso. A principios de la década de los 30, realizó algunos decorados para los espectáculos de La Barraca, la compañía ambulante que Lorca patrocinaba. También realizó algunos grabados para libros e incluso hizo alguna incursión en el cine. 

    Una de sus últimas obras fue este curioso autorretrato, donde se representa a sí mismo en un accidente de tráfico. Se trata de un cuadro inquietante, tal vez por la extraña posición del cuerpo, que tan bien refleja la inmediatez del traumatismo. Una enigmática luz, ilumina al accidentado, proyectando sombras misteriosas y creando un ambiente casi fantasmal. La luz no procede de los faros del coche, lo que aumenta el desconcierto del espectador. Una intriga que se ve aumentada por la exuberante vegetación del ángulo inferior derecho, que en cierto modo recuerda la que pintaba el aduanero Rousseau. Y para remate El resultado global es la de un ambiente casi onírico. 

    El autorretrato de Ponce de León fue casi una premonición, que casi dejó plasmada en el cuadro, donde aparece con el dedo ensangrentado apuntando a la frente, y una mirada inquisitiva de reojo. Su muerte se produjo aquel mismo año. Es cierto que no fue a causa de un accidente de automóvil, pero sí fue una muerte violenta. Alfonso Ponce de León, ideológicamente afín a la Falange Española, fue detenido en los primeros días de la Guerra Civil Española y apareció asesinado poco después en la cuneta de Vicálvaro. 

    El tema que plantea del cuadro - los accidentes de tráfico - siguen siendo una de las principales causas de muerte en el s. XXI. Hubo un tiempo que se decía que la mayoría de las muertes en nuestro país eran las provocadas por las "Tres C": Cáncer, Corazón y Carretera. Es cierto que la incidencia de muertes en la carretera ha disminuído notoriamente en los últimos años, pero todavía ocupa un lugar destacado, y sigue siendo la principal causa de muerte entre los 15 y los 40 años, además de un gran número de secuelas en los supervivientes. En 2014 se produjeron cerca de 1.800 muertes anuales (1429 hombres y 444 mujeres)