Gustave Moreau Salomé bailando ante Herodes (1876) Óleo sobre lienzo. 92 x 60 cm Musée Gustave Moreau. París. |
Gustave Moreau (1826-1898) fue un importante pintor y dibujante francés. Durante un viaje a Italia se acercó al arte de los llamados primitivos, especialmente a Mantegna, decantándose por un tipo de pintura que algunos asimilan con la de los prerrafaelitas.
Su fase madura viene expresada por dos conceptos:
El artista intenta transportar estos dos conceptos a sus telas, que aparecen llenas de simbolismo, y con destellos de colores vivos que relucen como esmaltes.
La obra de Moreau toma así un derrotero propio, apartándose de las corrientes realistas e impresionistas hegemónicas en aquel tiempo y convirtiéndose en un precursor del simbolismo, e incluso en determinados aspectos, del surrealismo.
En el cuadro Salomé bailando ante Herodes, la protagonista aparece desnuda, con el cuerpo lleno de tatuajes, y cubierta solamente por un leve velo transparente. Moreau se vale de este recurso para concentrar la atención en el cuerpo de la doncella, ya que se crea un trampantojo, siendo difícil diferenciar plenamente algunos dibujos de lo que podría interpretarse como encajes u otras ornamentaciones del velo. El resultado es una pintura que atrae la mirada, llena de erotismo, movimiento y colorido en un ambiente suntuario, aunque denso y oscuro, que tiene algo de catedralicio. Al fondo, el monarca Herodes, hierático en su trono, nos recuerda vagamente a una figura episcopal o papal.
Por cierto, debemos recordar que los tatuajes estaban mal vistos por el judaísmo, ya que suponían una modificación del cuerpo hecho a imagen y semejanza del Creador. El cuerpo tatuado de la Salomé histórica (suponiendo que llevara tatuajes) en la corte de Herodes sería la expresión de una monarquía apartada de la religión oficial que intentaba congraciarse con las culturas cercanas de Oriente Medio, de influencia helenística. Una monarquía que por otra parte era un satélite político del Imperio romano, lo que provocaba iras en los judíos estrictos como los esenios o los zelotes, a los que probablemente estaba próximo el decapitado Juan Bautista.
Su fase madura viene expresada por dos conceptos:
- la bella inercia
- la riqueza necesaria
El artista intenta transportar estos dos conceptos a sus telas, que aparecen llenas de simbolismo, y con destellos de colores vivos que relucen como esmaltes.
La obra de Moreau toma así un derrotero propio, apartándose de las corrientes realistas e impresionistas hegemónicas en aquel tiempo y convirtiéndose en un precursor del simbolismo, e incluso en determinados aspectos, del surrealismo.
Detalle de los tatuajes sobre el cuerpo de Salomé |
Por cierto, debemos recordar que los tatuajes estaban mal vistos por el judaísmo, ya que suponían una modificación del cuerpo hecho a imagen y semejanza del Creador. El cuerpo tatuado de la Salomé histórica (suponiendo que llevara tatuajes) en la corte de Herodes sería la expresión de una monarquía apartada de la religión oficial que intentaba congraciarse con las culturas cercanas de Oriente Medio, de influencia helenística. Una monarquía que por otra parte era un satélite político del Imperio romano, lo que provocaba iras en los judíos estrictos como los esenios o los zelotes, a los que probablemente estaba próximo el decapitado Juan Bautista.