Giorgio de Chirico
La canción de amor(2014)
Óleo sobre lienzo 73 x 59,1 cm
MoMA. New York. |
En esta obra del pintor surrealista Giorgio de Chirico, "La canción de amor" aparece un guante colgado. La obra muestra el típico paisaje de exterior arquitectónico mediterráneo del autor, pero en este caso el pintor se centra en un muro donde está colocada la cabeza del Apolo de Belvedere junto a un guante rojo de un cirujano y una bola verde. En el fondo asoma el perfil de una locomotora (el padre del artista era ferroviario y de Chirico utiliza el tren como elemento nostálgico). De Chirico quiere subvertir la presencia lógica de los objetos, ir “más allá del mundo físico”. La atmósfera melancòlica, las arquitecturas vacías en pasajes sombríos, el ambiente onírico que parece evocar el silencio y la soledad, nos revela lo absurdo de un mundo que acabaría desgarrado por la I Guerra Mundial. Según cuentan René Magritte se convirtió al surrealismo tras contemplar este cuadro.
Aunque el inquietante guante de la pintura puede evocar un recuerdo algo fetichista, la imagen de un guante colgado en estos tiempos nos recuerda enseguida los guantes sanitarios de látex, vinilo, nitrilo, poliuretano u otros materiales de uso tan frecuente en la actual pandemia de COVID19. Y más si atendemos al desolado e inquietante paisaje que rodea al guante.
Una amiga y habitual lectora del blog, la Dra. Mar Salazar me sugiere que comente aquí el uso - y el mal uso - de guantes y mascarillas protectoras. Le agradezco mucho su idea, porque en efecto, estos elementos de protección no siempre se usan adecuadamente. Y si no se usan correctamente pueden constituir más un foco séptico que un elemento protector.
Comencemos por los guantes. Como ya hemos comentado en otra entrada del blog, el invento de los guantes de cirugía se debe al Dr. Halsted, que los introdujo por una romántica historia, en un afán de proteger las manos de su esposa y colaboradora, que tenía una alergia a los metales. Es decir, nacieron para proteger a quien los usa, no para proteger a los demás. Fue posteriormente cuando se vio que además de su función protectora para el usuario, si se realizaba las intervenciones quirúrgicas con guantes disminuían las infecciones post-quirúrgicas en los intervenidos. A raíz de esta observación, su uso quirúrgico se generalizó a partir de principios del s. XX. Del mismo modo, se fueron introduciendo en muchas otras actividades médicas para los que fuera necesario una asepsia o entrar en contacto con material patológico.
El uso de guantes para el gran público se había introducido ya en los mercados y comercios de frutas y verduras, por ejemplo, para evitar el manoseo y la contaminación de los productos al tocar estos alimentos. También en cualquier otra manipulación de alimentos. Actualmente su uso se ha ampliado considerablemente.
Pero su uso protector solamente tiene sentido si se sigue un cuidadoso protocolo, que también es válido para médicos, enfermeras y otros sanitarios, ya que no siempre siguen las normas higiénicas estrictamente.
Cómo colocarnos los guantes estériles:
Usar los guantes de forma incorrecta nos puede crear una falsa sensación de protección. Y por el material con el que están fabricados, hemos de recordar que llevar mal los guantes puede ser incluso un foco séptico y una fuente de contagios. Esto también es válido para el personal sanitarios. Hay hospitales en los que se han detectado infecciones intra-hospitalarias por no cambiarse los guantes al atender a diversos enfermos. Cuidado! los médicos y enfermeras, además de dar ejemplo, debemos ser más cuidadosos que nadie al usar estos elementos protectores. En caso contrario, más que solucionar enfermedades, podemos convertirnos en un foco de propagación y contagio.
En una próxima entrada del blog hablaremos sobre el correcto uso de otro elemento de protección que se debe usar correctamente en este tiempo de pandemia: las mascarillas.
Aunque el inquietante guante de la pintura puede evocar un recuerdo algo fetichista, la imagen de un guante colgado en estos tiempos nos recuerda enseguida los guantes sanitarios de látex, vinilo, nitrilo, poliuretano u otros materiales de uso tan frecuente en la actual pandemia de COVID19. Y más si atendemos al desolado e inquietante paisaje que rodea al guante.
Una amiga y habitual lectora del blog, la Dra. Mar Salazar me sugiere que comente aquí el uso - y el mal uso - de guantes y mascarillas protectoras. Le agradezco mucho su idea, porque en efecto, estos elementos de protección no siempre se usan adecuadamente. Y si no se usan correctamente pueden constituir más un foco séptico que un elemento protector.
Comencemos por los guantes. Como ya hemos comentado en otra entrada del blog, el invento de los guantes de cirugía se debe al Dr. Halsted, que los introdujo por una romántica historia, en un afán de proteger las manos de su esposa y colaboradora, que tenía una alergia a los metales. Es decir, nacieron para proteger a quien los usa, no para proteger a los demás. Fue posteriormente cuando se vio que además de su función protectora para el usuario, si se realizaba las intervenciones quirúrgicas con guantes disminuían las infecciones post-quirúrgicas en los intervenidos. A raíz de esta observación, su uso quirúrgico se generalizó a partir de principios del s. XX. Del mismo modo, se fueron introduciendo en muchas otras actividades médicas para los que fuera necesario una asepsia o entrar en contacto con material patológico.
El uso de guantes para el gran público se había introducido ya en los mercados y comercios de frutas y verduras, por ejemplo, para evitar el manoseo y la contaminación de los productos al tocar estos alimentos. También en cualquier otra manipulación de alimentos. Actualmente su uso se ha ampliado considerablemente.
Pero su uso protector solamente tiene sentido si se sigue un cuidadoso protocolo, que también es válido para médicos, enfermeras y otros sanitarios, ya que no siempre siguen las normas higiénicas estrictamente.
Cómo colocarnos los guantes estériles:
- Debemos abrir el paquete de guantes por donde se indica en el envoltorio y siempre dentro del campo estéril, para preservar la asepsia.
- Si la persona es diestra se colocará primero el guante derecho, para lo que se levantará con la mano izquierda la abertura del guante. Los dedos de la mano izquierda sólo deben tocar el guante por la cara interna de la zona invaginada en el mismo.
- Una vez colocado el guante de la mano dominante se coge el guante izquierdo por el doblez y se levanta la entrada para introducir la mano izquierda.
- Por último, se corrige la adaptación de los guantes a las manos, para sentirse cómodo y realizar las tareas sin problemas. Los puños de los guantes se subirán cuando ambos estén correctamente colocados y teniendo en cuenta que solo podemos tocar la cara externa de los guantes.
Un protocolo similar (excepto los primeros pasos de la obertura del envase) se debe seguir para otro tipo de guantes sanitarios, que siempre deben colocarse tras un cuidadoso lavado de manos.
No tiene sentido ponerse guantes para todo. Los guantes son una protección a usar durante un tiempo limitado. Para muchas actividades es mejor no ponerse guantes y proceder a lavarse las manos con agua y jabón a continuación.
Para ir por la calle, por ejemplo, es preferible no llevar guantes. Los guantes se contaminan rápidamente y si nos tocamos la cara con ellos, por ejemplo (gesto que muchas veces se realiza de forma inconsciente) nos podemos contaminar más que si no lleváramos guantes. Los virus permanecen en las superficies plásticas del guante bastante tiempo.
Es importante el momento de sacarnos los guantes. Lo debemos hacer evitando tocar con las manos las superficies contaminadas, cosa no del todo sencillo. A continuación siempre nos debemos lavar las manos cuidadosamente. Y por supuesto, desechar los guantes usados. En el siguiente esquema se resumen los pasos a seguir:
En una próxima entrada del blog hablaremos sobre el correcto uso de otro elemento de protección que se debe usar correctamente en este tiempo de pandemia: las mascarillas.