Sepulcro de un monje
Bajorrelieve de piedra
Real Monasterio de Poblet
(Catalunya)
Sepulcro de un monje
Bajorrelieve de piedra
Real Monasterio de Poblet
(Catalunya) |
Si alguna vez estáis en las cercanías de Montblanc, en la comarca catalana de la Conca de Barberá, no perdáis la ocasión de visitar el cercano monasterio de Poblet. conoceréis un cenobio del Císter, construído como otros monasterios cercanos (como Santes Creus o Vallbona de les monges) en los años del gótico (aunque también conserva un par de puertas y un ala del claustro todavía en estilo románico.
El monasterio tiene importancia por sí mismo. Las edificaciones monásticas como el claustro, la sala capitular, la iglesia y el soberbio cimborrio que la corona merecen por sí solas la visita. Pero además, aquí están enterrados 8 reyes de la Corona de Aragón que reunía los territorios de Catalunya, Aragón, Valencia y -durante bastantes años- las islas Baleares. Un auténtico panteón real, que sirvió de para darle la idea a Felipe II, que visitó el monasterio de Poblet. Siguiendo el modelo de Poblet, mandaría construir más tarde el panteón real en el Escorial.
Aquí habitaba una comunidad de monjes con gran austeridad. No busquéis capiteles con figuras humanas o animales: la orden del Císter lo prohibe, para no distraer a los monjes de sus deberes: la oración y el trabajo (Ora et labora). Solamente motivos vegetales o geométricos decoran los bellos capiteles del claustro. Donde sí hay representación humana es en el contiguo palacio del rey Martí, y de algunos de estos capiteles ya comentamos algo en otra entrada del blog.
Dos tumbas de abades en la sala capitular del monasterio cisterciense de Santes Creus |
En el suelo de la sala capitular están enterrados los abades. En las laudas sepulcrales figura un bajorrelieve con la representación del abad correspondiente y algunas leyendas así como los escudos heráldicos de los mismos. Es un privilegio reservado exclusivamente a los abades. El resto de monjes se enterraban en un cementerio común sin ninguna señal especial sobre su tumba.
Pero toda regla tiene su excepción: en el monasterio hay un sepulcro de un monje que sin ser abad goza del privilegio de tener su lauda sepulcral con su relieve. Ciertamente, no está en la sala capitular como los abades, sino en un rincón del claustro, entre la biblioteca y la sala capitular. En la pared, una inscripción nos explica la razón de tan excepcional privilegio.
Inscripción en la pared del claustro, sobre la tumba del monje asesinado. |
El monasterio de Poblet era muy rico. Tanto, que en más de una ocasión, el poderoso abad de Poblet (que era uno de los más importantes señores feudales del reino) tenía tanto dinero que financiaba al propio rey. Sus tierras se extendían por un extenso territorio. Muchos de los campos lejanos eran cultivados por campesinos vasallos que tenían que rendir diezmos y primicias de sus cosechas (o de su valor en metálico).
Para cobrar los beneficios un monje se desplazaba hasta los pueblos vasallos del abad a cobrar lo que producían las tierras. Como todos los señores feudales, les cobraba tanto que casi que no les dejaba nada para ellos. Como fácilmente se comprende el monje recaudador era visto con antipatía y miedo por los labriegos.
La lauda labrada del monje asesinado. |
A mediados del s. XIV, las cosechas fueron malas. Además apareció, con inusitada virulencia, la peste negra, la peor epidemia que ha vivido Catalunya en todos los tiempos. Los campesinos no podían reunir la exorbitante suma que les pedía su señor, el abad de Poblet. No tenían ni lo imprescindible para comer.
Pero el feudalismo era implacable, y se resumía en la frase : Homo propius solidus et affocatus. Es decir, estaban ligados forzosamente a un solo señor y a una tierra (por esto se les llamaba también los siervos de la gleba, que así se llamaba el montón de tierra que se levanta con el arado). Es decir siervo y territorio era la misma cosa y no podían abandonar su casa ni sus campos bajo ninguna circunstancia. En caso de hacerlo, el señor feudal, civil o eclesiástico podía perseguirlos, maltratarlos (tortura) o incluso matarlos. Si no pagaban con dinero, podían pagar con su vida. Sus hijos heredaban su condición: el mismo amo, el mismo hogar, la misma pena de maltrato (mals usos), si se intentaba abandonar sus campos. Condenados a trabajar y a pagar a su señor.
Los asesinatos de eclesiásticos fueron transformados por la iglesia en martirios. En las pinturas románicas de Sta. Maria (Seu d'Egara, Terrassa) se representa el asesinato de Santo Tomás Beckett o de Canterbury, que tuvo lugar pocos años antes de la ejecución de estas frescos. Por aquellos años se había asesinado al arzobispo de Tarragona. En la Navidad del año mil se asesinó al abad Biure, de St. Cugat. La iglesia quería mostrar estos crímenes como el más horrendo de los pecados, ejemplarizando al pueblo para evitar su repetición. En la imagen, fragmento del fresco de la Seu d'Êgara, en el que el sacrílego asesino corta con su sable la cabeza de Santo Tomás Beckett, mientras la mitra y el báculo caen por la feroz embestida. |
Así estaban las cosas. Como no podían pagar, ni podían huir de la peste abandonando el campo, decidieron asesinar al monje que enviaba su temido señor, el abad de Poblet. Y así lo hicieron: cuando apareció el al monje recaudador de impuestos, lo apuñalaron.
Fue en cierto modo una rebelión social. Un pequeño intento revolucionario "avant la lettre" que anticiparía la que un siglo y medio más tarde sería la guerra dels Remences y el final del feudalismo. El abad y los monjes del monasterio consideraron que su hermano el cobrador había sido un mártir. Un mártir del feudalismo. Para distinguir su memoria, decidieron concederle el privilegio de ser enterrado en el claustro con una lauda sepulcral labrada, similar a la de los abades. Y así lo hicieron.
Si visitáis el monasterio de Poblet, buscad la sepultura del monje asesinado. Recordad que está en el claustro, entre la biblioteca y la sala capitular. Los guías del monasterio no suelen hacer sobre esta tumba ningún comentario.
Monasterio de Poblet
Monestir de Poblet