Josep Tramulles
Martiri de Sant Sebastià (1652-1654)
Museu d'Art de Girona
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Recientemente el Museu d'Art de Girona ha restaurado el retaule de Sant Sebastià, gracias a la financiación de la Diputació de Girona y a la eficaz labor de las restauradoras Laia Roca y Esther Horno. Se trata de un notable retablo barroco procedente del hospital de Sta. Caterina de esta ciudad, que se hallaba oscurecido por la pátina del tiempo y por la suciedad acumulada. Los colores, que hasta hace poco aparecían lúgubres y apagados, lucen ahora espléndidos, con una nueva luz, que confiere a las figuras una nueva expresividad y dinamismo.
El retablo es obra de Josep Tramulles, uno de los más destacados escultores barrocos catalanes, que realizó también los retablos de Santas Creus, Sant Cebrià de Tiana, Valls i Sta. Maria de la Geltrú.
El retablo de Sant Sebastià fue encargado por las autoridades de Girona, como ofrenda en acción de gracias tras superar la peste de 1650, una mortífera epidemia que según el historiador Josep Clarà, de la Universidad de Girona, causó más de 1000 muertos en la ciudad (en aquel momento la población de Girona era de unos 6000 habitantes). Aunque la ciudad había ya establecido medidas preventivas para evitarla en 1648, finalmente se produjo el contagio de un enfermero del hospital que había comprado ropa infectada a un soldado de Tortosa. A consecuencia de la epidemia, la ciudad permaneció aislada para evitar la propagación del mal hasta el 20 de febrero de 1651, fecha en la que se restableció la libre circulación de personas y mercancías. San Sebastián es uno de los santos que se consideran protectores de las epidemias de peste, y de ahí la ofrenda del retablo.
Contemplando el retablo, que ahora luce en todo su esplendor, me fijé en las manos de San Sebastián. Son unas manos grandes, desproporcionadas, mayores de lo que cabría esperar. Los dedos están algo más engrosados en las puntas, como las baquetas de un instrumento de percusión y las uñas aparecen algo abombadas. Naturalmente estas son licencias artísticas propias del barroco, pero no pude dejar de evocar lo que los médicos llamamos "dedos hipocráticos", tal vez por una cierta deformación profesional. Perdonadme esta inevitable tendencia.
Los dedos hipocráticos, también llamados dedos en palillo de tambor o acropaquia, aparecen cuando aumenta la cantidad de tejido blando en el lecho de la uña. En estos casos, las uñas aumentan su convexidad y toman un aspecto abombado, como una cuchara del revés o "en vidrio de reloj". La causa de este aumento no se conoce bien, pero podría estar relacionado con la concentración de las proteínas que estimulan el crecimiento de los vasos sanguíneos o con una disminución local del oxígeno. Se le da el nombre de dedos hipocráticos porque ya figuran en las descripciones clínicas de Hipócrates (s. V a.C.)
Los dedos en palillo de tambor suelen presentarse en algunas enfermedades pulmonares (cáncer de pulmón, fibrosis pulmonar, bronquiectasias, tuberculosis...) y también en algunos trastornos cardíacos congénitos u otras enfermedades (cirrosis, hipertiroidismo de Graves-Basedow...) De todos modos hay casos en los que tiene un mero carácter hereditario, sin que implique trastorno alguno. En la actualidad se ven muchas veces en grandes fumadores.
Como digo, lo más probable es que en el retablo esto no manifieste más que una licencia del estilo barroco, tan dado a la grandilocuencia y a la hipertrofia. O quizás, que el modelo de Tremulles adolecía de alguna patología pulmonar, como tuberculosis, tan frecuente en la época. Lo que es seguro es que, desde luego, San Sebastián no era fumador...
El retablo es obra de Josep Tramulles, uno de los más destacados escultores barrocos catalanes, que realizó también los retablos de Santas Creus, Sant Cebrià de Tiana, Valls i Sta. Maria de la Geltrú.
Vista de la totalidad del Retaule de Sant Sebastià. Museu d'Art de Girona. |
El retablo de Sant Sebastià fue encargado por las autoridades de Girona, como ofrenda en acción de gracias tras superar la peste de 1650, una mortífera epidemia que según el historiador Josep Clarà, de la Universidad de Girona, causó más de 1000 muertos en la ciudad (en aquel momento la población de Girona era de unos 6000 habitantes). Aunque la ciudad había ya establecido medidas preventivas para evitarla en 1648, finalmente se produjo el contagio de un enfermero del hospital que había comprado ropa infectada a un soldado de Tortosa. A consecuencia de la epidemia, la ciudad permaneció aislada para evitar la propagación del mal hasta el 20 de febrero de 1651, fecha en la que se restableció la libre circulación de personas y mercancías. San Sebastián es uno de los santos que se consideran protectores de las epidemias de peste, y de ahí la ofrenda del retablo.
Contemplando el retablo, que ahora luce en todo su esplendor, me fijé en las manos de San Sebastián. Son unas manos grandes, desproporcionadas, mayores de lo que cabría esperar. Los dedos están algo más engrosados en las puntas, como las baquetas de un instrumento de percusión y las uñas aparecen algo abombadas. Naturalmente estas son licencias artísticas propias del barroco, pero no pude dejar de evocar lo que los médicos llamamos "dedos hipocráticos", tal vez por una cierta deformación profesional. Perdonadme esta inevitable tendencia.
Los dedos hipocráticos, también llamados dedos en palillo de tambor o acropaquia, aparecen cuando aumenta la cantidad de tejido blando en el lecho de la uña. En estos casos, las uñas aumentan su convexidad y toman un aspecto abombado, como una cuchara del revés o "en vidrio de reloj". La causa de este aumento no se conoce bien, pero podría estar relacionado con la concentración de las proteínas que estimulan el crecimiento de los vasos sanguíneos o con una disminución local del oxígeno. Se le da el nombre de dedos hipocráticos porque ya figuran en las descripciones clínicas de Hipócrates (s. V a.C.)
Los dedos en palillo de tambor suelen presentarse en algunas enfermedades pulmonares (cáncer de pulmón, fibrosis pulmonar, bronquiectasias, tuberculosis...) y también en algunos trastornos cardíacos congénitos u otras enfermedades (cirrosis, hipertiroidismo de Graves-Basedow...) De todos modos hay casos en los que tiene un mero carácter hereditario, sin que implique trastorno alguno. En la actualidad se ven muchas veces en grandes fumadores.
Como digo, lo más probable es que en el retablo esto no manifieste más que una licencia del estilo barroco, tan dado a la grandilocuencia y a la hipertrofia. O quizás, que el modelo de Tremulles adolecía de alguna patología pulmonar, como tuberculosis, tan frecuente en la época. Lo que es seguro es que, desde luego, San Sebastián no era fumador...