versió catalana | versión española
La bruixa (s. XIV) Gárgola de piedra caliza Catedral de Girona |
Girona, mi ciudad natal, es una bellísima ciudad catalana, en la que los referentes medievales están siempre presentes. Su imponente y majestuosa catedral -la catedral gótica de una sola nave más ancha del mundo- preside de forma innegable la ciudad y ocupa un lugar en el corazón de todos los gerundenses. La catedral es por decirlo así, nuestro símbolo, nuestro orgullo y nuestro emblema.
En uno de los altísimos muros de la la catedral de Girona, hay un pequeño detalle arquitectónico. Una gárgola esculpida en forma de mujer, que sostiene una filacteria entre las manos y con la boca abierta. Los gerundenses la conocemos por la bruixa (la bruja), por una antigua leyenda medieval.
Cuentan que en Girona vivía una bruja, conocida por sus hechizos y por sus pactos con el diablo. Cuando se estaba construyendo la catedral de Girona, la bruja, aliada de las fuerzas del mal, quería dificultar la construcción del templo, por lo que arrojaba piedras a los trabajadores, mientras profería blasfemias, obscenidades e improperios. Otras versiones dicen que tiraba piedras cuando salía la procesión del Corpus de la Catedral.
Pero su sacrílega acción no quedó impune. Quedó convertida en una estatua de piedra, boca abajo. Así en vez de las blasfemias que solía proferir quedó condenada a vomitar agua eternamente, cada vez que llueve. Dicen que al imponerle el castigo Dios le dijo:
Una gárgola es un elemento arquitectónico que se usaba para drenar el excedente de agua de lluvia e impedir que dañara el tejado. Etimológicamente, su nombre procede del francés gargouiller, 'producir un ruido semejante al de un líquido en un tubo', que seguramente proviene a su vez del latín gurgulio y griego γαργαρίζω 'hacer gárgaras'.
Las gárgolas son habituales en iglesias y edificios civiles góticos, y con frecuencia se aprovechan con fines decorativos. Generalmente representan animales, diablos, o incluso escenas eróticas. En las caras de las gárgolas se suelen ver expresiones grotescas y deformes. También aparecen frecuentemente en actitudes extrañas o incluso obscenas. Un ejemplo pueden ser las gárgolas de la Lonja de Valencia, en las que podemos ver a una mujer desnuda mostrando ostensiblemente sus genitales o un varón orinando en una jarra.
Estas representaciones profanas están hechas con una clara intención jocosa o satírica. En el caso de las gárgolas de iglesia simbolizan el mundo impuro y pecaminoso que queda fuera del recinto, en contraste con lo sacro y celestial de la parte interna del templo. Circulan muchas leyendas locales sobre estas figuras, para reforzar este simbolismo.
Muchas veces se confunden las gárgolas con las quimeras. Las quimeras son esculturas grotescas que no tienen la función de desagüe. La función utilitaria es lo que marca la diferencia entre unas y otras. Mientras las gárgolas sirven para eliminar el agua de la techumbre, las quimeras son figuras meramente ornamentales, simbólicas o apotropaicas.
En uno de los altísimos muros de la la catedral de Girona, hay un pequeño detalle arquitectónico. Una gárgola esculpida en forma de mujer, que sostiene una filacteria entre las manos y con la boca abierta. Los gerundenses la conocemos por la bruixa (la bruja), por una antigua leyenda medieval.
Cuentan que en Girona vivía una bruja, conocida por sus hechizos y por sus pactos con el diablo. Cuando se estaba construyendo la catedral de Girona, la bruja, aliada de las fuerzas del mal, quería dificultar la construcción del templo, por lo que arrojaba piedras a los trabajadores, mientras profería blasfemias, obscenidades e improperios. Otras versiones dicen que tiraba piedras cuando salía la procesión del Corpus de la Catedral.
Pero su sacrílega acción no quedó impune. Quedó convertida en una estatua de piedra, boca abajo. Así en vez de las blasfemias que solía proferir quedó condenada a vomitar agua eternamente, cada vez que llueve. Dicen que al imponerle el castigo Dios le dijo:
"Pedres tires, pedres tiraràs, de pedra et quedaràs"
Una gárgola es un elemento arquitectónico que se usaba para drenar el excedente de agua de lluvia e impedir que dañara el tejado. Etimológicamente, su nombre procede del francés gargouiller, 'producir un ruido semejante al de un líquido en un tubo', que seguramente proviene a su vez del latín gurgulio y griego γαργαρίζω 'hacer gárgaras'.
Las gárgolas son habituales en iglesias y edificios civiles góticos, y con frecuencia se aprovechan con fines decorativos. Generalmente representan animales, diablos, o incluso escenas eróticas. En las caras de las gárgolas se suelen ver expresiones grotescas y deformes. También aparecen frecuentemente en actitudes extrañas o incluso obscenas. Un ejemplo pueden ser las gárgolas de la Lonja de Valencia, en las que podemos ver a una mujer desnuda mostrando ostensiblemente sus genitales o un varón orinando en una jarra.
Gárgola que muestra un personaje que orina dentro de una jarra. Lonja de Valencia |
Estas representaciones profanas están hechas con una clara intención jocosa o satírica. En el caso de las gárgolas de iglesia simbolizan el mundo impuro y pecaminoso que queda fuera del recinto, en contraste con lo sacro y celestial de la parte interna del templo. Circulan muchas leyendas locales sobre estas figuras, para reforzar este simbolismo.
Muchas veces se confunden las gárgolas con las quimeras. Las quimeras son esculturas grotescas que no tienen la función de desagüe. La función utilitaria es lo que marca la diferencia entre unas y otras. Mientras las gárgolas sirven para eliminar el agua de la techumbre, las quimeras son figuras meramente ornamentales, simbólicas o apotropaicas.
Quimeras de diablos y animales inquietantes vigilan París desde las torres de Nôtre-Dame |
Tal vez las quimeras más conocidas son los famosos diablos de Nôtre Dame de París, aunque igualmente podemos encontrarlos en otras catedrales. Vigilan atentos la ciudad con gestos algo inquietantes. Circulan muchas leyendas sobre ellos, como la de que su disposición contiene un mensaje en clave que revela donde se encuentra la piedra filosofal. Una de estos diablos parisinos, tal vez el más famoso, apoya la cabeza displicentemente entre sus manos, en un gesto de tedio, mientras saca la lengua, burlón. El ingenio popular dice que hace mofa de la estatua de Carlomagno, que tiene enfrente y de la Sorbona, el edificio universitario que se alza un poco más allá en la misma dirección. Y es que para el Diablo -dotado de poder y sapiencia sobrenatural- ni la limitada sabiduría humana ni el efímero poder terrenal son dignos de consideración alguna.
La cara grotesca de las gárgolas ha dado nombre al gargolismo, nombre con el que se ha conocido durante mucho tiempo el síndrome de Hurler (mucopolisacaridosis tipo I) y que será motivo de otra entrada del blog.
Bibliografía
Vivó C. Llegendes i misteris de Girona. Quaderns de la Revista de Girona. Diputació de Girona: Caixa de Girona [Girona], núm. 24, 1989.
Xunclà F. La bruixa de la Catedral. Llegendes de Girona (separata)
La cara grotesca de las gárgolas ha dado nombre al gargolismo, nombre con el que se ha conocido durante mucho tiempo el síndrome de Hurler (mucopolisacaridosis tipo I) y que será motivo de otra entrada del blog.
Bibliografía
Vivó C. Llegendes i misteris de Girona. Quaderns de la Revista de Girona. Diputació de Girona: Caixa de Girona [Girona], núm. 24, 1989.
Xunclà F. La bruixa de la Catedral. Llegendes de Girona (separata)
Blog Pedres de Girona
http://www.pedresdegirona.com/separata_bruixa_1.htm
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http://www.pedresdegirona.com/separata_bruixa_1.htm
De les gàrgoles al gargolisme (I):
"La bruixa" de la catedral de Girona
La bruixa (s. XIV) Gàrgola de pedra calcària Catedral de Girona |
Girona, la meva ciutat natal, és una bellíssima ciutat catalana, on els referents medievals hi són sempre presents. La seva imponent i majestuosa catedral -la catedral gòtica d'una única nau més ampla del món- presideix la ciutat de manera innegable i ocupa un lloc al cor de tots els gironins. La catedral és per dir-ho així, el nostre símbol, el nostre orgull i el nostre emblema.
En un dels altíssims murs de la catedral de Girona, hi ha un petit detall arquitectònic. Una gàrgola esculpida en forma de dona, que sosté una filactèria entre les mans i amb la boca oberta. Els gironins la coneixem per la bruixa, arran d’una antiga llegenda medieval.
Expliquen que a Girona hi vivia una bruixa, coneguda pels seus encanteris i pels seus pactes amb el diable. Quan s'estava construint la catedral de Girona, la bruixa, aliada de les forces del mal, volia dificultar la construcció del temple, per la qual cosa llençava pedres als treballadors, mentre proferia blasfèmies, obscenitats i improperis. Altres versions diuen que llençava pedres quan sortia la processó del Corpus de la Catedral.
Però la seva sacrílega acció no va quedar impune. Va quedar convertida en una estàtua de pedra, de cap per avall. Així en comptes de les blasfèmies que solia proferir va quedar condemnada a vomitar aigua eternament, cada cop que plou. Diuen que en imposar-li el càstig Déu li va dir:
"Pedres tires, pedres tiraràs, de pedra seràs"
Una gàrgola és un element arquitectònic que es feia servir per drenar l'excedent d'aigua de la pluja i impedir que danyés la teulada. Etimològicament, el seu nom procedeix del francès gargouiller, 'produir un soroll semblant al d'un líquid en un tub', que segurament prové al seu torn del llatí gurgulio i del grec γαργαρίζω 'fer gàrgares'.
Les gàrgoles són habituals a esglésies i edificis civils gòtics, i sovint s'aprofiten amb finalitats decoratives. Generalment representen animals, diables, o fins i tot escenes eròtiques. A les cares de les gàrgoles se solen veure expressions grotesques i deformes. També apareixen freqüentment en actituds estranyes o fins i tot obscenes. Un exemple poden ser les gàrgoles de la Llotja de València, en les que podem veure una dona nua mostrant ostensiblement els seus genitals o un home orinant en una gerra.
Aquestes representacions profanes estan fetes amb una clara intenció jocosa o satírica. En el cas de les gàrgoles d'església simbolitzen el món impur i pecaminós que queda fora del recinte, en contrast amb allò sacre i celestial de la part interna del temple. Circulen moltes llegendes locals sobre aquestes figures, per reforçar aquest simbolisme.
Moltes vegades es confonen les gàrgoles amb les quimeres. Les quimeres són escultures grotesques que no tenen la funció de desguàs. La funció utilitària és el que marca la diferència entre les unes i les altres. Mentre les gàrgoles serveixen per eliminar l'aigua de la sostrada, les quimeres són figures merament ornamentals, simbòliques o apotropaiques.
Probablement les quimeres més conegudes són els famosos diables de Nôtre Dame de París, si bé també els podem trobar en altres catedrals. Vigilen atents la ciutat amb gestos una mica inquietants. Circulen moltes llegendes sobre ells, com la que la seva disposició conté un missatge en clau que revela on hi ha la pedra filosofal. Un d'aquests diables parisencs, potser el més famós, recolza el cap displicentment entre les mans, en un gest de tedi, mentre treu la llengua, burleta. L’enginy popular diu que fa mofa de l’estàtua de Carlemany, que té al davant, i de la Sorbona, l’edifici universitari que s’alça una mica més enllà en la mateixa direcció. I és que per al Diable -dotat de poder i sapiència sobrenatural- ni la limitada saviesa humana ni l'efímer poder terrenal són dignes de cap consideració.
La cara grotesca de les gàrgoles ha donat nom al gargolisme, amb el que s'ha conegut durant molt de temps la síndrome de Hurler (mucopolisacaridosi tipus I) i que serà motiu d'una altra entrada del bloc.
Bibliografia
Vivó C. Llegendes i misteris de Girona. Quaderns de la Revista de Girona. Diputació de Girona: Caixa de Girona [Girona], núm. 24, 1989.
Xunclà F. La bruixa de la Catedral. Llegendes de Girona (separata)
Xunclà F. La bruixa de la Catedral. Llegendes de Girona (separata)
Blog Pedres de Girona
http://www.pedresdegirona.com/separata_bruixa_1.htm
http://www.pedresdegirona.com/separata_bruixa_1.htm