Peter Scheemakers
William Shakespeare (1874)
Estatua de mármol, en un monumento-fuente
Leicester Square. Londres. |
En esta estatua del monumento londinense de Leicester Square figura una cita del gran dramaturgo:
Una bella frase del gran literato, que tanto aportó a la cultura occidental. La obra de Shakespeare nos brinda una mágica y completa visión de la sociedad de la Inglaterra del siglo XVI y de los inicios del s. XVII. Ningún aspecto es olvidado. Ya hemos visto como aparecen también muchas referencias de diversas enfermedades (paludismo, peste, rinofima, angiomas, afecciones cutáneas, etc.)
¿Y la sífilis? Sabemos que la sífilis protagonizó una gran epidemia en toda Europa, en el tiempo del escritor de Stratford-upon-Avon. Las citas en las que aparece directa o indirectamente la sífilis en la obra de William Shakespeare son numerosas y demuestran un buen conocimiento de los síntomas de esta enfermedad. Tanto es así que incluso se ha apuntado la posibilidad que el propio Shakespeare hubiera padecido de este mal. La sífilis era una enfermedad muy extendida y temida. El propio Shakespeare la describe como "the infinity malady" (Timon of Athens). La gran prevalencia de la sífilis se refleja en el diálogo entre Hamlet y el sepulturero (Hamlet V, 1), que le comenta que le llegan muchos muertos ya medio podridos, lo que puede entenderse como podredumbre moral pero también física, como en las formas necrosantes secundarias o en las terciarias fibrosantes de la lúes.
Hay que destacar las alusiones al nombre y el origen geográfico de la enfermedad en la obra de Shakespeare. Es sabido que en aquel tiempo existía una auténtica guerra de nombres nacionales, ya que todos atribuían a otros países el mal y que nadie quería ser relacionado con la lúes. Shakespeare se refiere a la sífilis como mal francés: malady of France (Henry V), Pocky Frenchman (Pericles). También como mal de Nápoles al aludir la afectación ósea de la sífilis secundaria: Neapolitan boneache (Troïlus et Cressida). Menos concreto es aludirla como enfermedad del sur: diseases of the south (Troïlus et Cressida, V, 1); contagions of the south (Coriolan, I, 4)
La asociación de la sífilis con las prostitutas aparece en la expresión strumpet's plague (strumpet=puta) presente en Othello y en el término goujeers (King Lear) que se aplicaba a las prostitutas del ejército.
A veces el dramaturgo recurre a alusiones a otras enfermedades mejor conocidas como el sarampión cuando inequívocamente quiere referirse a la sífilis (Corolian III, 1).
La clínica de la sífilis se describe en diversas ocasiones. Cuando Timón de Atenas maldice la ciudad diciendo "que la enfermedad infinita os cubra de dartros" (III, 6) se refiere sin duda a las pápulas escamosas de la sífilis secundaria. Y cuando afirma que "el perfume que haría vomitar un hospital de llagas ulceradas" podemos ver una alusión a los gomas de la sífilis terciaria (Timón de Atenas., IV, 3).
La alopecia sifilítica era considerada ya propia de viejos libertinos "Cuanto más libre es un hombre, más rápidamente pierde su cabello, pero lo pierde con placer" (La comedia de los errores II, 2). Cuando en un albergue Falstaff sufre un robo, la patrona pretende que "nadie ha perdido nunca un pelo en su casa" a lo que Falstaff responde que "su compañero Bartolph ha sido 'afeitado' (robado) y que ha perdido muchos pelos en este albergue" (por el contagio de sífilis contraída con prostitutas) (Henry IV, 2)
El término "french crown" se refiere a la corona veneris, propia de la sífilis secundaria. Shakespeare hace veladas alusiones a ella en El sueño de una noche de verano, I, 2; o en Henry V IV, 1.
En Timón de Atenas (IV, 3) se exhorta a dos prostitutas, Frinia y Timandra, a contaminar a toda la ciudad:
Shakespeare presenta la continua degradación del personaje de Timón de Atenas. Progresivamente da muestras de una generosidad patológica, ideas de grandeza, y gran euforia hasta el punto que los que le rodean lo tienen por loco. Al final, sin reconocer su ruina, yerra, vagabundo e iracundo. Su lenguaje se vuelve soez y con continuas alusiones a la sífilis. Su locura culmina cuando en un banquete hace servir no los manjares sino ollas de agua hirviendo con la que rocía a los invitados. Finalmente se retira a una cueva y encuentra un tesoro. La obra acaba con una apología de la misantropía.
Esta obra desconcertó a muchos especialistas. Algunos, como el Dr. Parrot pensaron que la última parte con pasajes pornográficos y violentos no había sido escrito por Shakespeare. Sin embargo parece ser que el dramaturgo se inspiró en un caso de parálisis general progresiva que describió a la perfección en su personaje. Algo similar ocurre con el personaje de Aquiles en Troilo y Cressida, que muestra una tendencia al aislamiento, con bruscos cambios de humor que recuerda también una parálisis general progresiva sifilítica.
En cuanto a la terapéutica, en la época eran habituales los tratamientos de baños calientes y diaforéticos. En Troilo y Cressida, Pandora toma "baños calientes y calientes remedios".
Estas son solamente algunas de las alusiones a la sífilis en la obra de William Shakespeare. Aunque hay muchas más, sirva esta muestra como ejemplo.
THERE IS NO DARKNESS BUT IGNORANCE
(No hay oscuridad sino ignorancia)
Una bella frase del gran literato, que tanto aportó a la cultura occidental. La obra de Shakespeare nos brinda una mágica y completa visión de la sociedad de la Inglaterra del siglo XVI y de los inicios del s. XVII. Ningún aspecto es olvidado. Ya hemos visto como aparecen también muchas referencias de diversas enfermedades (paludismo, peste, rinofima, angiomas, afecciones cutáneas, etc.)
¿Y la sífilis? Sabemos que la sífilis protagonizó una gran epidemia en toda Europa, en el tiempo del escritor de Stratford-upon-Avon. Las citas en las que aparece directa o indirectamente la sífilis en la obra de William Shakespeare son numerosas y demuestran un buen conocimiento de los síntomas de esta enfermedad. Tanto es así que incluso se ha apuntado la posibilidad que el propio Shakespeare hubiera padecido de este mal. La sífilis era una enfermedad muy extendida y temida. El propio Shakespeare la describe como "the infinity malady" (Timon of Athens). La gran prevalencia de la sífilis se refleja en el diálogo entre Hamlet y el sepulturero (Hamlet V, 1), que le comenta que le llegan muchos muertos ya medio podridos, lo que puede entenderse como podredumbre moral pero también física, como en las formas necrosantes secundarias o en las terciarias fibrosantes de la lúes.
Eugène Delacroix: Hamlet y Horacio en el cementerio (1839) |
Hay que destacar las alusiones al nombre y el origen geográfico de la enfermedad en la obra de Shakespeare. Es sabido que en aquel tiempo existía una auténtica guerra de nombres nacionales, ya que todos atribuían a otros países el mal y que nadie quería ser relacionado con la lúes. Shakespeare se refiere a la sífilis como mal francés: malady of France (Henry V), Pocky Frenchman (Pericles). También como mal de Nápoles al aludir la afectación ósea de la sífilis secundaria: Neapolitan boneache (Troïlus et Cressida). Menos concreto es aludirla como enfermedad del sur: diseases of the south (Troïlus et Cressida, V, 1); contagions of the south (Coriolan, I, 4)
La asociación de la sífilis con las prostitutas aparece en la expresión strumpet's plague (strumpet=puta) presente en Othello y en el término goujeers (King Lear) que se aplicaba a las prostitutas del ejército.
A veces el dramaturgo recurre a alusiones a otras enfermedades mejor conocidas como el sarampión cuando inequívocamente quiere referirse a la sífilis (Corolian III, 1).
La clínica de la sífilis se describe en diversas ocasiones. Cuando Timón de Atenas maldice la ciudad diciendo "que la enfermedad infinita os cubra de dartros" (III, 6) se refiere sin duda a las pápulas escamosas de la sífilis secundaria. Y cuando afirma que "el perfume que haría vomitar un hospital de llagas ulceradas" podemos ver una alusión a los gomas de la sífilis terciaria (Timón de Atenas., IV, 3).
La alopecia sifilítica era considerada ya propia de viejos libertinos "Cuanto más libre es un hombre, más rápidamente pierde su cabello, pero lo pierde con placer" (La comedia de los errores II, 2). Cuando en un albergue Falstaff sufre un robo, la patrona pretende que "nadie ha perdido nunca un pelo en su casa" a lo que Falstaff responde que "su compañero Bartolph ha sido 'afeitado' (robado) y que ha perdido muchos pelos en este albergue" (por el contagio de sífilis contraída con prostitutas) (Henry IV, 2)
El término "french crown" se refiere a la corona veneris, propia de la sífilis secundaria. Shakespeare hace veladas alusiones a ella en El sueño de una noche de verano, I, 2; o en Henry V IV, 1.
En Timón de Atenas (IV, 3) se exhorta a dos prostitutas, Frinia y Timandra, a contaminar a toda la ciudad:
"Sembrad la consunción en los huesos huecos de los hombres ; paralizad sus flacas piernas y haced que no tengan vigor para espolear. Enronqueced la voz del hombre de ley a fin de que nunca pueda pleitear con falsos títulos ni gritar sus sutilezas con un tono penetrante; dad a la lepra al flamen que atruena contra las pasiones y no cree en lo que dice. Haced que caiga la nariz, que caiga hasta su base la nariz del que por husmear la pista del que por husmear la pista de su interés particular abandona el rastro del interés general; cortadle todo puente de retirada a ese. Volved calvos a los rufianes de cabeza rizada y que los fanfarrones salidos sin heridas de la guerra sean heridos por vosotras. Apestad el mundo entero. Que vuestra actividad destruya y deseque la fuente de toda erección".Como puede verse se describen aquí las lesiones óseas , las deformidades tibiales, la afectación de los órganos genitales, la laringitis, la afectación nasal, la alopecia, la afectación benigna cutáneo-mucosa y la impotencia. Las complicaciones neurológicas de la sífilis no fueron descritas hasta el s. XVIII, aunque algunos autores, como H. Woods o T. Hahn sugieren que el personaje de Timón de Atenas, en la tragedia de Shakespeare ya anticipaba la primera descripción de la parálisis general (1608).
Shakespeare presenta la continua degradación del personaje de Timón de Atenas. Progresivamente da muestras de una generosidad patológica, ideas de grandeza, y gran euforia hasta el punto que los que le rodean lo tienen por loco. Al final, sin reconocer su ruina, yerra, vagabundo e iracundo. Su lenguaje se vuelve soez y con continuas alusiones a la sífilis. Su locura culmina cuando en un banquete hace servir no los manjares sino ollas de agua hirviendo con la que rocía a los invitados. Finalmente se retira a una cueva y encuentra un tesoro. La obra acaba con una apología de la misantropía.
Esta obra desconcertó a muchos especialistas. Algunos, como el Dr. Parrot pensaron que la última parte con pasajes pornográficos y violentos no había sido escrito por Shakespeare. Sin embargo parece ser que el dramaturgo se inspiró en un caso de parálisis general progresiva que describió a la perfección en su personaje. Algo similar ocurre con el personaje de Aquiles en Troilo y Cressida, que muestra una tendencia al aislamiento, con bruscos cambios de humor que recuerda también una parálisis general progresiva sifilítica.
En cuanto a la terapéutica, en la época eran habituales los tratamientos de baños calientes y diaforéticos. En Troilo y Cressida, Pandora toma "baños calientes y calientes remedios".
Estas son solamente algunas de las alusiones a la sífilis en la obra de William Shakespeare. Aunque hay muchas más, sirva esta muestra como ejemplo.