miércoles, 25 de julio de 2018

Shakespeare y la patología (V): paludismo.





El paludismo o malaria es una enfermedad transmitida por mosquitos del género Anopheles, y por lo tanto es un mal que se da en zonas cálidas y húmedas. Actualmente afecta a zonas tropicales y subtropicales, aunque no siempre ha sido así. El paludismo se extendió por Europa en siglos pasados, especialmente en  los períodos en los que las condiciones climáticas fueron idóneas para su propagación. 

La primera mitad del Siglo XVI fue una época bastante cálida. Sin embargo, a mediados de siglo, tuvo lugar un notable cambio. Aproximadamente una década después de estos años particularmente calientes – lo suficiente para que los jóvenes se bañasen en el Rhin en enero – el invierno de 1564–65 fue amargamente frío. Los siguientes 150–200 años fueron conocidos como "La Pequeña Edad de Hielo" ya que constituyeron la que probablemente fue la era más fría desde el fin de la Edad de Hielo, acaecida unos 10.000 años antes. Pero a pesar de este espectacular descenso de la temperatura, la malaria persistió en toda Europa.

William Shakespeare (1564–1616) nació en el primer año de ese período frío, y no obstante, mencionó el paludismo hasta doce veces en sus escritos. También hizo varias alusiones a la asociación entre la tierra pantanosa y la enfermedad. Citaremos algunos ejemplos: 

- En la tragedia Julio César, el protagonista le dice a Caius Ligario: 
“Salud Cayo Ligario, César nunca te tuvo una enemistad tan grande como la fiebre que así te ha postrado”. 
Esta fiebre sería la fiebre de la malaria, y el propio Shakespeare sabría (o intuimos que sabía) que era una enfermedad bastante común en la época romana.
- En La vida y muerte del rey Juan nos encontramos a Constanza, madre de Arturo, lamentando el destino de su hijo diciendo:
"Pero ahora me va a comer el cancro nacido de mi tristeza, y perseguirá la belleza nativa de mi mejilla. Y ella se verá tan hueca como un fantasma, como tenue y magra como en un ajuste de la fiebre intermitente".
- Otras referencias a las fiebres palúdicas también las encontraremos en El mercader de Venecia, Ricardo II, Enrique VIII o Macbeth
Shakespeare también usa el paludismo como metáfora, refiriéndose a todo lo malo que le suceda a un personaje. Se hacen también referencias a los efectos nocivos de un aire envenenado o al hedor de los pantanos podridos. 
No es de extrañar que la malaria esté tan presente en las obras del autor: Aunque hoy está erradicada de Europa, por aquel entonces daba bastantes problemas en Inglaterra, sobre todo en las zonas pantanosas del Támesis o en Essex.



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