viernes, 16 de agosto de 2019

La hija de la mulata





Marius-Pierre de Le Masurier (atribuído) 

La negra pia o Madeleine de la Martinique y su madre
(1782)

Óleo sobre tela
Musée d’Histoire Naturelle.
París.




Muy pocas son las noticias que nos han llegado del pintor Le Masurier (1710- después de 1782). Sabemos apenas que era de origen flamenco y que se dedicó fundamentalmente a pintar a los habitantes de la Martinica, una isla de las Antillas que había sido descubierta por Cristóbal Colón en 1502. 


Le Masurier: Esclavos negros en la Martinica (1775). 
Óleo sobre tela 125 x 106 cm. 
Una de las pinturas en las que se refleja
la vida de los habitantes de la Martinica. 
La población indígena amerindia de la Martinica fue prácticamente exterminada. La isla pasó a ser de dominio francés en 1635. Poco después, en 1670 comenzó una deportación masiva de esclavos negros de origen africano que determinarían a partir de entonces la etnia de los nuevos pobladores de la isla. Son los descendientes de estos negros americanos los que pinta Le Masurier. Una pintura dirigida a sorprender a los habitantes de la metrópoli mostrándoles algo exótico, diferente. Un verdadero zoo humano, que se encuadra en las llamadas pintura de castas, en la que se documentan los diferentes tipos de mestizajes y cruces entre diferentes etnias así como sus costumbres y su modo de vida. 

En la pintura Madeleine de la Martinica y su madre, una mujer sostiene a su hija que presenta claros signos de piebaldismo, una enfermedad de origen genético similar al vitíligo, en la que hay una amplia despigmentación cutánea distribuida simétricamente por todo el cuerpo. En este caso las zonas despigmentadas contrastan mucho con el color oscuro de la piel normal. De hecho, el cuadro tiene otro título: La negra pía. La denominación de negra pía o piebaldismo deriva de un fenómeno similar que se observa en algunos caballos que son denominados así: caballos píos. 


Otra obra costumbrista de Le Masurier. En esta, aparte de reflejar la variedad étnica
también se muestran los hábitos de tomar café té o chocolate propios de las colonias.

El piebaldismo es una enfermedad autosómica dominante  que produce grandes áreas de despigmentación cutánea debida a la ausencia de melanocitos en las zonas afectadas. 

William T. Maud, Un coup d'oeil aux Indigènes
(L'Afrique du Sud sauvage à Earl's Court), 1899. 
Las razas no caucásicas eran consideradas un exotismo 
y exhibidas como un apéndice de la zoología
Se ha encontrado el defecto genético en el gen  KIT (situado en el cromosoma 4q12), que codifica un receptor celular  con actividad tirosina quinasa (Receptor tirosina quinasa|RTK), que afecta a la diferenciación y a la migración de los melanoblastos a la epidermis, donde se convierten en melanocitos para producir melanina, pigmento que da el color característico de la piel.  

Naturalmente en el s. XVIII todo eso no se sabía y se buscaban explicaciones bastante extrañas para justificar este fenómeno. En general era considerado como una variante más de los cruces étnicos. La gran variedad de hibridaciones genéticas entre amerindios, europeos caucásicos, negros, mulatos y mestizos dio lugar a una abigarrada paleta de colores de piel que llamó mucho la atención en aquella época. Por eso surgieron las pinturas de castas. El piebaldism o no era considerada propiamente un trastorno, sino el producto del cruce de negras con soldados blancos o incluso de mujeres negras con monos (!!!). Quienes lo padecían solían acabar exhibidos como rareza exótica en ferias y circos, como fue el caso de Mary Sabina, la pequeña damisela moteada, que ya comentamos en una anterior entrada del blog. 

Clínicamente el piebaldismo cursa por parches de piel blanca (leucodermia) y de pelo blanco (poliosis), generalmente en regiones simétricas del tronco o de la cara, y, de forma mucho más constante la frente. Generalmente, estas manchas o mechones amelanóticos (sin color) son los únicos hallazgos visibles de la enfermedad. Esta condición, que es producida por un defecto genético, también puede acompañarse de otro tipo de alteraciones en el cuerpo, como esterilidad, anemia o defectos en el desarrollo de las neuronas, el oído o el intestino. 

El retrato de Madeleine y su madre se encuadra en la tendencia de mostrar los exotismos y cosas consideradas raras a la curiosidad morbosa de la población. Una especie de circo humano de razas lejanas. En este caso se exhibe una doble rareza: la etnia negra, que todavía llama la atención en la Francia metropolitana; y la propia descripción de la enfermedad, si bien entonces era percibida como una anomalía de la Naturaleza, o incluso como una monstruosidad.   

miércoles, 14 de agosto de 2019

El Dr. Gachet (II): el amigo de los pintores






Norbert Goeneutte

El Dr. Paul Gachet  
(1891)

Óleo sobre tabla.  35 x 27 cm
Musée d'Orsay. París.  



Hemos comentado en otra entrada del blog la afición por la pintura que sentía el Dr. Gachet, que le llevó a participar en algunas exposiciones. Sin embargo, a causa de la crítica poco favorable, se dedicó más a cultivar la amistad de artistas más destacados y a convertirse en un coleccionista y mecenas. Aunque, como veremos nunca abandonó su producción artística propia.


Ambroise Détrez: Retrato de Paul Gachet (1850-1852).  
Óleo sobre lienzo. 58 x 48,5 cm.
Musée des Beaux-Arts. Valenciennes


El interés que siempre tuvo por el arte le llevó a frecuentar la compañía de pintores y artistas. Ya de estudiante había mantenido una cierta amistad con Ambroise Détrez que posteriormente llegaría a ser profesor de Bellas Artes en Valenciennes. Détrez pintó uno de los primeros retratos del joven Gachet. 

Una década más tarde, Armand-Desiré Gautier pintó otro retrato, en el que aparece de cuerpo entero y elegantemente vestido. 

Armand Gautier: El Dr. Paul-Ferdinand Gachet
(c. 1860)
Poco a poco Gachet se relacionó con artistas de todo tipo. Comenzó atendiendo médicamente a Camille Pisarro y a su familia, y al grabador Charles Meryon, pero pronto amplió su círculo de amistades con artistas tan destacados como Auguste Renoir, Honoré Daumier, Paul Cézanne, Edouard Manet, Joan Geoffroy, Jean-Baptiste Camille Corot, Julien Dupré, Charles Lucien, Léandre, Armand Guillaumin, Monet...

Gachet era también un mecenas, que ayudaba siempre que podía a los pintores, e incluso les daba cobijo en su casa. Cézanne llegó a vivir en la casa del médico durante casi dos años. Y también les compraba cuadros para ayudarles de algún modo. A pesar de que el precio que pagaba era irrisorio, constituía una ayuda vital para los artistas, pobres de solemnidad en una gran parte. Así, fue retratado en diversas ocasiones por muchos de sus amigos pintores como Ryssel, Goeneutte, Détrez, Léandre y Gautier, entre muchos otros. Pronto Gachet se convirtió en un importante coleccionista y en propietario de una importante pinacoteca de arte impresionista. Aportamos aquí algunos de estos retratos, muestra del favor que dispensaban a Gachet algunos de estos artistas.

Armand Guillaumin: Retrato del Dr. Gachet 

Teniendo en cuenta estas circunstancias, es lógico que Vincent van Gogh fuera a verle a su casa, tras salir de su ingreso en el hospital de Saint-Rémy-en-Provence, siguiendo los consejos de su hermano Theo. Gachet que conocía a Theo con anterioridad, le prometió cuidar de su hermano y ayudarle lo mejor que pudiera. Fue su último médico, lo trató en sus dos últimos años, y se convirtió en un asiduo acompañante. Sin embargo, se libró mucho de acogerlo en su casa, ya que Vincent tenía un carácter imprevisible, errático y violento. Sus accesos de ira eran bien conocidos por el médico.

Van Gogh dibujó y pintó en varias ocasiones a su amigo médico. En uno de los más conocidos, que encabeza este escrito, aparece con una rama de digital, dejando constancia de la afición del doctor a las plantas medicinales.
Parece que Gachet lo animaba a pintar cuanto más mejor, para acaparar la mayor parte de sus obras. En 70 días en Auvers, Van Gogh pintó 72 lienzos, 33 dibujos y un grabado. Esta sorprendente producción pictórica ha creado sospechas acerca de que todos los cuadros de la última época del genial pintor sean auténticos. Hay quien sospecha que el mismo Gachet también pintaba copias de los cuadros de Van Gogh y mezclaba sus propias obras con las del artista holandés. La sombra de la duda persiste.

martes, 13 de agosto de 2019

El Dr. Gachet (I): médico y pintor






Paul van Ryssel
(Paul-Ferdinand Gachet)

Vista de Auvers-sur Oise 

Óleo sobre lienzo. 
Musée d'Orsay 
(en depósito en el Museo del Louvre). 
París. 




Hemos comentado en otras entradas del blog la afición artística de muchos médicos, como el caso del cirujano y paisajista barroco Jacob van Ruysdael o el del dermatólogo, micólogo y escultor Raymond Sabouraud. Hoy vamos a comentar otro ejemplo, el del Dr. Paul Ferdinand Gachet.


Paul van Ryssel (Paul-Ferdinand Gachet): Escena de cólera. 


Paul van Ryssel (Paul-Ferdinand Gachet): Las manzanas

Paul Gachet
(1828-1909) era un médico con una curiosa personalidad. Había realizado una brillante carrera médica en los hospitales de París, en donde se había especializado en psiquiatría. Participó como médico de primera línea en el asedio prusiano a París en 1870.



Paul van Ryssel (Paul-Ferdinand Gachet): Nieve en el camino de Auvers-sur Oise


Tras esta etapa, Gachet decidió en 1872 irse a vivir a un lugar más tranquilo, donde su esposa, de salud delicada, encontrara unas mejores condiciones de vida. Eligieron el entonces idílico pueblecito de Auvers-sur-Oise, no muy lejos de París, en el departamento de Île-de-France, donde pronto se sintieron muy a gusto. Allí pudo compaginar una vida de pueblo sin abandonar del todo su floreciente consulta parisiense ni a sus enfermos mentales crónicos —la relativa cercanía a los principales hospitales y sanatorios parisienses era una de las muchas ventajas de Auvers-sur-Oise— pero sí atemperó bastante el ajetreo capitalino y se impuso un ritmo de trabajo profesional más sosegado.

Estuche homeopático del Dr. Gachet
Además se interesaba por la homeopatía y por la fitoterapia, las virtudes farmacológicas de las plantas. En el jardín de su casa de Auvers-sur-Oise plantó numerosas plantas usadas en homeopatía. Él mismo elaboraba algunos de sus tratamientos.


Paul van Ryssel: Versión del cuadro de Cézanne "Una moderna Olympia"
(véase aquí la versión 
original de Cezanne.)



Imatge relacionada
Paul van Ryssel (Paul-Ferdinand Gachet):
Bodegón con manzanas y vanitas
o Sonrisa póstuma)
También sentía desde la adolescencia, de una notable inclinación por el arte. Además de interesarse por las corrientes artísticas del momento, Paul Gachet también pintaba él mismo, firmando a veces sus cuadros con el seudónimo de Paul van Ryssel. Llegó a exponer un par de cuadros en el salón de los independientes, en París, en 1891, aunque sin mucho éxito. Algunos de sus cuadros reflejan experiencias propias como la de la epidemia de cólera que tuvo ocasión de vivir. Otras termáticas de su obra son bodegones, paisajes de Auvers-sur-Oise, el pueblecito donde se fue a vivir o versiones de cuadros de otros artistas (Cézanne, Van Gogh...). 



Paul van Ryssel: Van Gogh en su lecho de muerte
Su hijo Louis Gachet también compartía su afición por la pintura y firmaba sus obras como Louis van Ryssel. Se dedicó a ser marchante de arte.

Aportamos aquí una muestra de las pinturas del Dr. Gachet. En otra entrada del blog hablaremos de la relación que tuvo con muchos pintores impresionistas y sobre todo de la amistad que mantuvo con Vincent van Gogh, en los últimos años de la vida del pintor holandés. 











lunes, 12 de agosto de 2019

El blog llega a los 1.300 artículos




1.300 artículos en el blog

Parece que fue ayer. Comenzaba en enero de 2015 esta aventura del blog, sin un horizonte claro, sin saber hasta donde se podría llegar. Objetivos sí, siempre los hubo. Enlazar la medicina y el arte, la mirada de la ciencia con la historia. Hermanar dos ramas del árbol del saber que parece que a veces se dan la espalda. Y sin embargo, tienen las raíces comunes y se alimentan de la curiosidad humana por adquirir conocimiento y de intentar comprender mejor el mundo que nos rodea y del que formamos parte. 

Uno a uno, regularmente, fueron surgiendo los artículos. Y así hemos llegado a 1.300. La intención es seguir adelante y continuar, al tiempo que debo agradecer a todos vosotros las lecturas, ya habituales o esporádicas; las sugerencias; los comentarios; las discrepancias. 

Gracias a todos vosotros por hacerlo posible.  ¡Seguimos!