Collar o sarta neolítica
Cuentas de cardium
Museu Salvador Vilaseca. Reus. |
Como hemos visto en entradas anteriores (1, 2), Salvador Vilaseca aunque ejerció profesionalmente la Medicina, destacó en sus facetas de historiador, museógrafo y archivero y sobre todo en la de investigador de la prehistoria. Sus investigaciones sobre la industria del sílex en Catalunya o las que publicó en su obra culmen: "Reus y su entorno en la prehistoria" (1973) son una cita obligada en todo estudioso de este período. Vilaseca pues fue un referente en todo el mundo.
A pesar de todo, muchas veces fue marginado o poco considerado por los ignorantes alcaldes franquistas de la ciudad. El saber no era un valor para aquellos advenedizos. Una lástima, porque en vida no disfrutó de gran apoyo. Tenía su colección en un piso de su propiedad encima del piso donde vivía. Su colección de objetos prehistóricos, la mayoría de piedra, tenían un peso considerable y el doctor había tenido que hacer reforzar las vigas.
Pocos iban a verle a su casa. Pero yo no desaproveché la oportunidad de visitarlo algunas veces. Vilaseca me recibía siempre afable y cariñoso y me contaba múltiples detalles de su colección, sin duda la colección de objetos y restos prehistóricos más importante de Catalunya y una de las más notables de Europa.
El Dr. Vilaseca, que sabía que yo era un estudiante de Medicina, sacaba con cuidado una caja de zapatos, donde guardaba algunos húmeros de hombres del Neolítico. Extraía con cuidado las piezas, envueltas en algodones y me las mostraba:
Salvador Vilaseca era un hombre modesto, de una modestia sincera y real, superlativamente humilde. Casi al final de su vida, un periodista lo entrevistaba:
Así era Salvador Vilaseca: humilde, sencillo, trabajador, erudito, siempre interesado por la cultura. Pero su humilde deseo no se cumplió: hoy en Reus una gran avenida lleva su nombre, así como uno de los Institutos de Enseñanza Media de la ciudad, y sobre todo se creó un nuevo museo con su colección: El museo Salvador Vilaseca, que se instaló en el antiguo edificio del Banco de España.
Otro gran honor para mí fue realizar la presentación de la última conferencia que Salvador Vilaseca hizo en su vida. Fue en el Centre de Lectura de Reus en diciembre de 1974. El tema de la conferencia fue sobre los restos humanos hallados en el yacimiento de la cueva de Aragó, en el Rosellón, en cuyo descubrimiento había participado el Dr. Vilaseca como experto. El "hombre de Aragó" se consideraba el habitante de Catalunya más antiguo, y uno de los primeros pobladores de Europa. La conferencia se encuadraba en una semana de divulgación científica que organizábamos los estudiantes universitarios cada año en la ciudad. Mi introducción fue meramente protocolaria: todo el mundo en Reus conocía al doctor y no necesitaba presentación alguna. Pero hice una breve disertación y al terminar el viejo médico me dio un abrazo inolvidable. Todavía lo siento: cálido, amigable, cordial, como si me diera un relevo, una alternativa. Era como decirme: "Hasta aquí llegué yo, ahora recoge tú mi antorcha y sigue". Su conferencia fue magistral, expuesta con la simplicidad del sabio, con la naturalidad de quien ya lo comprende casi todo.
A pesar de todo, muchas veces fue marginado o poco considerado por los ignorantes alcaldes franquistas de la ciudad. El saber no era un valor para aquellos advenedizos. Una lástima, porque en vida no disfrutó de gran apoyo. Tenía su colección en un piso de su propiedad encima del piso donde vivía. Su colección de objetos prehistóricos, la mayoría de piedra, tenían un peso considerable y el doctor había tenido que hacer reforzar las vigas.
En el museo Salvador Vilaseca de Reus, junto junto al busto de mi admirado doctor, recordando los momentos que tuve el honor de compartir con él |
El Dr. Vilaseca, que sabía que yo era un estudiante de Medicina, sacaba con cuidado una caja de zapatos, donde guardaba algunos húmeros de hombres del Neolítico. Extraía con cuidado las piezas, envueltas en algodones y me las mostraba:
- Fíjese bien, Sierra, ahí tiene un húmero fracturado. Conoce el húmero, ¿verdad? Lo ha estudiado en anatomía, claro. Mire: la fractura no se redujo bien. Observe este callo con un ángulo defectuoso.Luego extraía otro húmero de otra caja:
- En cambio, aquí tiene otra fractura parecida. Fíjese. Casi igual. Pero aquí alguien redujo la fractura correctamente. El hueso cerró muy bien. Casi está como si no se hubiese roto. Esta es la prueba de que ya existía, en cierto modo, lo que nosotros llamamos Medicina.
Retrato del Dr. Vilaseca, por Ferran. |
Salvador Vilaseca era un hombre modesto, de una modestia sincera y real, superlativamente humilde. Casi al final de su vida, un periodista lo entrevistaba:
- Doctor, usted sabe que ha realizado una ingente labor y que ha trabajado como nadie por recuperar la historia local. Seguro que algún día alguna calle de la ciudad llevará su nombre. Por cierto, ¿si pudiera elegir, que calle escogería?La figura enclenque y canija del médico y arqueólogo dió un rápido brinco:
- No sé, en todo caso... el carrer de les mosques!El carrer de les mosques era un callejón estrecho y oscuro, húmedo y que haciendo honor a su nombre, estaba lleno de moscas. Más que calle era un minúsculo pasadizo urbano.
Así era Salvador Vilaseca: humilde, sencillo, trabajador, erudito, siempre interesado por la cultura. Pero su humilde deseo no se cumplió: hoy en Reus una gran avenida lleva su nombre, así como uno de los Institutos de Enseñanza Media de la ciudad, y sobre todo se creó un nuevo museo con su colección: El museo Salvador Vilaseca, que se instaló en el antiguo edificio del Banco de España.
Edificio del Museu Vilaseca, en Reus. El edificio fue donado a la ciudad por el Banco de España en 1976. |
La puerta de entrada del Museo. |
La importante colección arqueológica del Dr. Vilaseca, que incluye materiales arqueológicos, etnográficos y objetos representativos de la historia y las instituciones de la ciudad y su comarca fue cedida por expresa voluntad de su propietario a la ciudad de Reus. La colección había sido el objeto de deseo de muchos museos importantes. Había tenido ofertas de que su colección se integrara en el Museo Arqueológico de Madrid, en el de Tarragona o en el de Barcelona (su hija Luisa era conservadora de este museo), pero él, reusense hasta la médula, siempre se negó. Sacando una energía poco habitual en él, que en general tenía un caràcter muy suave, decía:
- Esto es del Camp de Tarragona y se quedará en Reus! No puede salir de aquí!
Unida a la colección del Museo de Reus que él mismo dirigía, hoy, forma el Museo Salvador Vilaseca. En 1979, el Banco de España decide cerrar su sucursal en Reus y donó el noble edificio de su sede y una importante dotación económica para instalar el Museo. Un edificio que yo quiero especialmente, ya que allí viví yo durante 11 años (1965-1976) ya que mi padre era el director de esta sucursal. Por eso tengo el honor de que en lo que antaño fuera mi habitación, hoy está expuesto el collar neolítico más importante de Catalunya. Todo un honor. ¿Entendéis ahora el título del blog, "Un dermatólogo en el museo"?
La biblioteca del Centre de Lectura de Reus es la segunda biblioteca en número de volúmenes de Catalunya. |
Bibliografía
Sierra Valentí X. Salvador Vilaseca (Reus 1896-1975) Galeria de metges catalans. CoMB. http://www.galeriametges.cat/galeria-fitxa.php?icod=HHF
Massó, J. Notes per a un centenari (1896-1996). Revista del Centre de Lectura de Reus, 1996;26:14-15.
Corbella J, Domènech E. Científics del Priorat. Barcelona: Institut d'Estudis Catalans, 2002.
Vilaseca S. Reus y su entorno en la Prehistoria, Associació d’Estudis Reusencs, col·l. “Rosa de Reus”, vols. 48 i 49, Reus 1973, 286 p. (tom I) i 174 figs. + 144 làms.