jueves, 5 de noviembre de 2020

Exlibris de dermatólogos alemanes (I)








 Max Wolters

Exlibris 
(1914)

Biblioteca Rostock



Exlibris es una voz latina que significa literalmente, de entre los libros de, es decir, libro que procede de una biblioteca privada o de una institución pública.

Un exlibris es una marca de propiedad que normalmente consiste en una estampilla, sello o etiqueta que se coloca en el reverso de la cubierta o tapa de un libro, y que contiene el nombre del propietario del ejemplar. El nombre del poseedor va precedido usualmente de la expresión latina ex libris (o a veces ex bibliotheca).




El uso de exlibris estaba muy extendido durante el s. XIX y la primera mitad del s. XX. Era una marca de prestigio entre los poseedores de grandes bibliotecas privadas (profesores, médicos, bibliófilos, escritores) y públicas (universidades, hospitales, bibliotecas públicas, seminarios).

En muchas ocasiones los exlibris son muy sencillos. Una especie de etiqueta en el que simplemente se declara la pertenencia a un  determinado médico o a una biblioteca. Es el caso de algunos de los que reproducimos hoy. Muchos de ellos están simplemente impresos manualmente con un tampón de goma.  Aportamos aquí algunos ejemplos. 




Muchos artistas de prestigio realizaron dibujos y diseños de exlibris. La época dorada de estas manifestaciones fue durante los años del Modernismo (estilo que se conoce con diversos nombres: Jugendstil en Alemania, Sezessionstil en Austria, Art Nouveau en Francia, Tiffany en Estados Unidos o Liberty en Italia). El esteticismo del movimiento, su especial encuadramiento en movimientos culturales y literarios y el especial impulso que dieron a las artes gráficas favorecieron la eclosión de estas pequeñas manifestaciones de arte. 


El exlibris de Neisser, en la línea del Jugendstil (modernismo) 
     

Muchos exlibris representan motivos sanitarios o relacionados con la salud o la vida. No faltan las "vanitas" (calaveras) que tanto popularizó el arte barroco, como en el de Oscar Gans, en el que una flor parece surgir de una calavera, como una esperanza de vida que surge de nuestro inevitable destino. 

Frecuentemente, a través de los exlibris, de sus símbolos y alegorías, y sobre todo de sus frases sapienciales, proverbios o inscripciones - cuando las hay - encontramos las claves para conocer la personalidad, las aficiones, los gustos artísticos o las inclinaciones de sus antiguos propietarios. 

En definitiva, un exlibris puede ser considerado perfectamente como un retrato psicológico y sociológico de su dueño. La firma, la sombra de su espíritu que en cierto modo ha querido legarnos entre uno de sus bienes más apreciados: los libros, la fuente de su conocimiento. 

Reunimos hoy aquí algunos ejemplos de exlibris de dermatólogos alemanes insignes. Algunos de ellos fueron usados en las bibliotecas de los Servicios regentados por ellos en el Hospital o en la Universidad y otros en la biblioteca privada de su casa, durante el período cercano a 1900. 


Bibliografía

Scholz A. Der Gottlose borgt und gibt nicht wieder - Dermatologen-Exlibris um 1900. In: Herzberg JJ, Korting GW. Zur Geschichte der Deutschen Dermatologie. Herausgeber ed. Berlin, 1987.

Scholz A. Eugen Galewsky (1864 bis 1935) Dermatol Mon schr 158: 53-68, 1972

Scholz A. Das Exlibris des Dermatologen, Medicamentum 18: 374-379, 1977.


martes, 3 de noviembre de 2020

Franz De Le Boe, el médico que inventó la ginebra

        




Frans van Mieris el Viejo 

Retrato de Franciscus Sylvius 
y su mujer
(1672)

Óleo sobre tabla
Gemäldegalerie Alte Meister. Dresde



El pintor y miniaturista holandés Frans van Mieris el Viejo (1635-1681) retrató a Franciscus Sylvius de la Boe junto a una mujer que toca un instrumento de cuerda. Si bien la mujer no ha sido plenamente identificada, en general se acepta que era Magdalena, su segunda mujer, ya que presentaba un notable parecido con la retratada. Sylvius aparece tras ella en actitud de comentarle algo que parece causarle cierta sorpresa. 

Franciscus Sylvius de la Boe (1614-1672), conocido como Franz de le Boe, fue médico, anatomista  e investigador. 

Aunque había nacido en Hanau (Alemania) trabajó y murió en Holanda. En 1637 recibió el birrete de doctor en Basilea. En 1658 fue nombrado profesor de medicina en la Universidad de Leiden. Cuentan que su nivel científico era tan alto que la Universidad le pagaba 1.800 florines, que era el doble de los honorarios habituales. 

En 1669 fundó la Escuela iatroquímica de Medicina, de acuerdo con su creencia de que todos los procesos vitales y las enfermedades se basaban en reacciones químicas. Esta escuela de pensamiento intentaba comprender la medicina en términos de reglas universales físico-químicas. Silvio también creía que la «afinidad química» permitía comprender los mecanismos electrolíticos en los que se basaba la fisiología humana, sentando pues las bases de la futura bioquímica médica. También contribuyó al estudio de la digestión y de los fluidos orgánicos. 

De le Boe fue un destacado anatomopatólogo, y entre sus descubrimientos destacan los tubérculos pulmonares. 
Investigó la estructura del cerebro humano y descubrió la cisura cerebral que lleva su nombre (cisura de Silvio). Asimismo fue uno de los primeros defensores del sistema circulatorio sanguíneo en Holanda. 

Profesor destacado y clínico célebre, llegó a ocupar los cargos de Vicerrector y Rector Magnífico de la Universidad de Leiden, convirtiéndola en uno de los mayores centros de enseñanza y de investigación médica en Europa. 

Su obra más destacada es "Praxeos medicae idea nova" (Nueva idea en la práctica de la medicina), de 1671.

Aunque no todo el mundo está de acuerdo, a Franciscus Sylvius De Le Boe se le atribuye entre otras cosas la invención de la ginebra. Al parecer, estaba muy interesado en las propiedades diuréticas del enebro (Juniperus communis L.) y se dedicó a destilar alcohol con una base de maíz, centeno y cebada, para dejar macerar posteriormente en este alcohol destilado, los frutos o gálbulas del enebro, ya que el enebro tenía fama de prevenir y curar algunas enfermedades renales. El preparado se vendía en las farmacias como "acqua juniperi" y lo indicaban para aliviar los dolores de estómago, los ataques de gota y de litiasis renal. Pronto se le dió el nombre de "genévrier" (enebro en francés) y el vulgo lo pasó al holandés conociéndose como "jenever". Al parecer su consumo inicial no pasó más allá de Holanda. 

Guillermo de Orange era aficionado a tomar este brebaje. Cuando fue coronado rey de Inglaterra lo introdujo en las Islas Británicas. Como consecuencia de la Guerra de los Treinta años entre Francia y la Gran Bretaña, se interrumpieron las importaciones de cognac y vino francés y el consumo de ginebra como sustitutivo se extendió considerablemente en Inglaterra. Años más tarde, Ana de Bretaña contribuyó a popularizar todavía más su consumo, y desde entonces es una bebida habitual en Inglaterra.

El consumo de ginebra extendió después por todo el mundo, gracias especialmente al gin tonic, un cóctel a base de ginebra y tónica, una bebida a base de quinina ideada por J.J. Schwepe en 1783 y que usaba el ejército colonial inglés para combatir la elevada fiebre ocasionada por la malaria.


 Historia de la ginebra: 




lunes, 2 de noviembre de 2020

No todos los vikingos eran rubios.

 







Haakon IV y su hijo Magnum VI
(s.XIII-XIV)

Ilustración del Flateyjarbók
(Códex Flateynensis)
Real Biblioteca de Copenhague
 



La imagen que suele tenerse de los vikingos es la de sujetos altos, fornidos y rubios, de ojos azules, navegando a bordo de sus dakkar y con cascos provistos de cuernos. Probablemente es éste un estereotipo basado en las recreaciones decimonónicas y que no se ajusta del todo a la realidad. 

Los vikingos eran pueblos germánicos del Norte de Europa y Escandinavia. Su aparición en la escena política europea suele datarse con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793) en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros monasterios.

Recientemente se ha realizado el que sin duda es el mayor análisis de ADN efectuado hasta ahora de restos de tumbas de individuos de este pueblo de comerciantes y guerreros escandinavos, demostrando que tenían orígenes genéticos heterogéneos. El estudio, dirigido por el paleogenetista danés Eske Willerslev, se realizó a partir de muestras de centenares de esqueletos de sepulturas de época vikinga (800-1050) localizados en Ucrania, Reino Unido, Escandinavia, Polonia, Rusia e incluso Groenlandia. 



El rey Harald I recibe la corona de Noruega de manos de su padre. 
Ilustración del Flateyjarbók. Real Biblioteca de Copenhague. 


El resultado del estudio demostró que la cultura vikinga no se limitaba solamente a personas  de ascendencia escandinava. Como todas las demás poblaciones europeas, los vikingos poseían genes de individuos de diversa procedencia, aunando la herencia de campesinos neolíticos llegados de las llanuras del Danubio a esclavos de origen mediterráneo capturados en el transcurso de sus incursiones. Es decir, que no todos eran rubios y con ojos azules, sino que también había entre ellos individuos morenos con fototipos más altos. 

En realidad, no existió una "raza vikinga" pura y homogénea, sino que fue como en tantos otros lugares, el resultado de un mestizaje de individuos de genética variada, originarios de diversas tierras que iban del Ártico al Mediterráneo, desde Rusia a la América del Norte.