Rembrandt. Autorretrato (1659) |
Rembrandt H. van Rijn
Autorretrato con birrete
y cuello vuelto (1659)
Óleo sobre tela
National Gallery of Art, Washington. |
En el curso de su vida, Rembrandt van Rijn (Leiden, 1606 - Amsterdam,1669) pintó múltiples autorretratos. En ellos podemos observar el paso del tiempo, las transformaciones propias de la edad, y algunos cambios en su piel que se fueron acusando más en los últimos años.
En el autorretrato de 1659, podemos ver la imagen de un hombre abatido. Hacía poco que había perdido a su querida mujer Saskia, y la tristeza se había apoderado de él. Además su situación económica no era muy buena, sus cuadros ya no interesaban a casi nadie y vivía pobremente en una chabola de Amsterdam.
Si miramos detenidamente el cuadro, podemos observar además de su actitud depresiva, una piel deteriorada y envejecida, fláccida y arrugada. El deterioro es más evidente en las zonas subpalpebrales, que se muestran caídas, con pérdida de la elasticidad y franca dermatocalasia. Un envejecimiento prematuro, si tenemos en cuenta de que Rembrandt contaba entonces 53 años, mientras que por su aspecto parece tener 20 o 30 años más. Puede que las vicisitudes de la vida hubieran hecho mella en su rostro, o que se hicieran sentir los posibles efectos del alcohol y el tabaco (en Amsterdam la costumbre de fumar estaba bastante generalizada en aquel tiempo).
La cara aparece enrojecida, con imprecisos relieves, que dan la sensación de ciertos puntos inflamatorios, de pápulas eritematosas. Además la nariz aparece engrosada, algo inflamada y con la superficie rugosa, en lo que puede ser un rinofima incipiente, patología asociada frecuentemente con la rosácea.
Estas impresiones diagnósticas se hacen todavía más evidentes al observar algunos autorretratos realizados en los años posteriores. En la piel de la cara se siguen apreciando manchas rojizas en la nariz, mejillas y mentón, confirmando la impresión diagnóstica de rosácea, y de un rinofima que lentamente fue evolucionando hasta el fin de su vida.
En la frente de Rembrandt aparece asimismo una temporal prominente, que para algunos podría ser indicativo de arteritis de la temporal, si bien esta apreciación es menos clara y debe realizarse con mucha más prudencia.
En el autorretrato de 1659, podemos ver la imagen de un hombre abatido. Hacía poco que había perdido a su querida mujer Saskia, y la tristeza se había apoderado de él. Además su situación económica no era muy buena, sus cuadros ya no interesaban a casi nadie y vivía pobremente en una chabola de Amsterdam.
Si miramos detenidamente el cuadro, podemos observar además de su actitud depresiva, una piel deteriorada y envejecida, fláccida y arrugada. El deterioro es más evidente en las zonas subpalpebrales, que se muestran caídas, con pérdida de la elasticidad y franca dermatocalasia. Un envejecimiento prematuro, si tenemos en cuenta de que Rembrandt contaba entonces 53 años, mientras que por su aspecto parece tener 20 o 30 años más. Puede que las vicisitudes de la vida hubieran hecho mella en su rostro, o que se hicieran sentir los posibles efectos del alcohol y el tabaco (en Amsterdam la costumbre de fumar estaba bastante generalizada en aquel tiempo).
Rembrandt. Autorretrato con caballete (1660) Óleo sobre tela 111 x 90 Museo del Louvre, París. |
Rembrandt. Autorretrato como San Pablo (1661) (detalle) |
Rembrandt. Autorretrato con dos círculos (1661) Óleo sobre tela. 114 x 94 cm Kenwood House. New York. |
Rembrandt. Autorretrato (1668) (detalle)
Óleo sobre tela, 82.5 x 65 cm
Wallraf-Richartz-Museum (Colonia)
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Estas impresiones diagnósticas se hacen todavía más evidentes al observar algunos autorretratos realizados en los años posteriores. En la piel de la cara se siguen apreciando manchas rojizas en la nariz, mejillas y mentón, confirmando la impresión diagnóstica de rosácea, y de un rinofima que lentamente fue evolucionando hasta el fin de su vida.
Rembrandt. Autorretrato a los 63 años (1669) National Gallery, Londres. |
En la frente de Rembrandt aparece asimismo una temporal prominente, que para algunos podría ser indicativo de arteritis de la temporal, si bien esta apreciación es menos clara y debe realizarse con mucha más prudencia.