Canecillo contorsionista
(época románica)
Piedra esculpida.
San Pedro de Cervatos |
Los canecillos son pequeños salientes del extremo de la viga de un edificio que sobresale al exterior de la fachada y sostiene la cornisa. Es un elemento frecuente en el arte románico donde puede encontrarse bajo la techumbre del ábside, por ejemplo. Suelen formar parte del programa decorativo del edificio.
Los canecillos románicos son a veces meras ménsulas con motivos geométricos (volutas, espirales, bolas, etc...), pero en otras ocasiones se aprovechan como parte del programa decorativo o simbólico y representan caras, animales u otros motivos.
En general, el arte románico quiere dejar claro que la iglesia es un recinto sagrado, la casa de Dios. Por lo tanto, todo lo que contiene es algo puro y santo, antesala del cielo. Pero en contraposición, el exterior es el terreno de lo profano, de lo pecaminoso. En algunas zonas como en Cantabria o en Galicia no es raro encontrar en los canecillos escenas procaces: personajes mostrando el ano, haciendo ostentación de las nalgas o defecando; o bien explícitamente sexuales: monos masturbándose o mostrando los genitales; partos (probable alusión a los hijos ilegítimos); parejas practicando un coito o una felación; coitos anales e incluso imposibles y lascivas autofelaciones. Parte de este programa simbólico es las representaciones de demonios o de animales impuros como cabras, toros, serpientes, cerdos o jabalíes. Y sobre todo simios, considerados la encarnación de la lujuria por excelencia.
Pero además de todo eso también encontramos referencias a los juglares y saltimbanquis que frecuentaban las ferias y mercados. Solían ir en grupos ambulantes formados por músicos, contorsionistas, malabaristas y bailarinas (que con frecuencia eran también prostitutas) y cantaban sátiras y burlas obscenas sobre la vida presuntamente virtuosa del clero. No debían ser muy bien vistos por la Iglesia y por eso se añadían como "representaciones del mal" en los canecillos exteriores. Las figuras de músicos tocando instrumentos, danzantes y contorsionistas en inverosímiles posturas son frecuentes en los canecillos románicos.
Los contorsonistas medievales eran un elemento bastante habitual entre estos grupos de la farándula. Tenemos testimonios de la práctica de este antiguo arte ya desde tiempos de los egipcios. Ciertamente, con una buena disciplina de entrenamiento se pueden conseguir efectos sorprendentes. Pero también no es menos cierto que algunas personas tienen una hiperlaxitud articular como consecuencia de padecer el síndrome de Ehlers-Danlos, que facilita y predispone a la realización de increíbles acrobacias.
Este síndrome se caracteriza por un grupo de trastornos hereditarios caracterizado por tener las articulaciones extremadamente sueltas o laxas, así como la piel muy elástica en la que se forman hematomas con gran facilidad y vasos sanguíneos que se dañan fácilmente.
La facilidad de estiramiento de la piel y las articulaciones ha hecho que muchos pacientes de esta patología se exhibieron en los circos como "el hombre de goma". En otra entrada del blog comentaremos la historia de uno de ellos.
Los canecillos románicos son a veces meras ménsulas con motivos geométricos (volutas, espirales, bolas, etc...), pero en otras ocasiones se aprovechan como parte del programa decorativo o simbólico y representan caras, animales u otros motivos.
Canecillos eróticos representando coitos o felaciones en el exterior de una iglesia románica. |
En general, el arte románico quiere dejar claro que la iglesia es un recinto sagrado, la casa de Dios. Por lo tanto, todo lo que contiene es algo puro y santo, antesala del cielo. Pero en contraposición, el exterior es el terreno de lo profano, de lo pecaminoso. En algunas zonas como en Cantabria o en Galicia no es raro encontrar en los canecillos escenas procaces: personajes mostrando el ano, haciendo ostentación de las nalgas o defecando; o bien explícitamente sexuales: monos masturbándose o mostrando los genitales; partos (probable alusión a los hijos ilegítimos); parejas practicando un coito o una felación; coitos anales e incluso imposibles y lascivas autofelaciones. Parte de este programa simbólico es las representaciones de demonios o de animales impuros como cabras, toros, serpientes, cerdos o jabalíes. Y sobre todo simios, considerados la encarnación de la lujuria por excelencia.
Pero además de todo eso también encontramos referencias a los juglares y saltimbanquis que frecuentaban las ferias y mercados. Solían ir en grupos ambulantes formados por músicos, contorsionistas, malabaristas y bailarinas (que con frecuencia eran también prostitutas) y cantaban sátiras y burlas obscenas sobre la vida presuntamente virtuosa del clero. No debían ser muy bien vistos por la Iglesia y por eso se añadían como "representaciones del mal" en los canecillos exteriores. Las figuras de músicos tocando instrumentos, danzantes y contorsionistas en inverosímiles posturas son frecuentes en los canecillos románicos.
Los contorsonistas medievales eran un elemento bastante habitual entre estos grupos de la farándula. Tenemos testimonios de la práctica de este antiguo arte ya desde tiempos de los egipcios. Ciertamente, con una buena disciplina de entrenamiento se pueden conseguir efectos sorprendentes. Pero también no es menos cierto que algunas personas tienen una hiperlaxitud articular como consecuencia de padecer el síndrome de Ehlers-Danlos, que facilita y predispone a la realización de increíbles acrobacias.
Este síndrome se caracteriza por un grupo de trastornos hereditarios caracterizado por tener las articulaciones extremadamente sueltas o laxas, así como la piel muy elástica en la que se forman hematomas con gran facilidad y vasos sanguíneos que se dañan fácilmente.
Hay varios tipos de síndrome de Ehlers-Danlos, algunos de ellos muy discretos. Los síntomas principales son:
- Dolor de espalda y de articulaciones
- Hiperlaxitud de ligamentos
- Piel que puede estirarse con gran facilidad
- Trastornos de la cicatrización
- Pies planos
- Aumento de la movilidad articular
- Fácil dislocación de articulaciones
- Piel muy suave y aterciopelada
- Problemas de visión