miércoles, 11 de octubre de 2017

La urgente necesidad de nuevos antibióticos







 Damien Hirst

Pills

Pintura Acrílica





Damien Hirst es un artista contemporáneo que suele realizar también instalaciones bastante controvertidas. Muy interesado en el tema de la muerte, es el autor de pinturas y montajes a base de cápsulas de medicamento. 

Estas obras nos van a dar pie hoy a uno de los grandes problemas actuales: las cada vez más frecuentes bacterias multirresistentes a todos los antibióticos y la urgente necesidad de encontrar nuevas moléculas de antibióticos.


Damien Hirst
Según los últimos comunicados de la OMS, las múltiples resistencias a los antimicrobianos está produciendo una situación de alarma sanitaria y pone en serio peligro los progresos de la medicina moderna. Es urgente invertir en investigación y desarrollo para desarrollar nuevas moléculas de antibióticos que consigan frenar a las bacterias multirresistentes, como por ejemplo la que causa la tuberculosis. La agencia de salud de las Naciones Unidas tiene conocimiento de 51 nuevos productos antibacterianos en fase de desarrollo clínico para tratar a los agentes patógenos que han demostrado más capacidad de crear resistencias. Entre ellos Mycobacterium tuberculosis y Clostridium difficile, que causa gravísimas diarreas con una gran mortalidad. O Neisseria gonorrheae, el agente causal de la gonorrea, cada vez más resistente a cualquier tratamiento a la que ya le dedicamos otra entrada en este blog. Sin embargo de este grupo de 51 medicamentos, solamente 8 son realmente tratamientos innovadores capaces de reabastecer el actual arsenal de antibióticos. Por otra parte la industria farmacéutica no está muy interesada en encontrar nuevos antibióticos. La inversión es demasiado grande para investigar y fabricar unos medicamentos que como máximo se consumirán durante 5-10 días, con lo que no le encuentran una rentabilidad suficiente. 
La OMS, que con frecuencia ha alertado sobre el incremento cada vez mayor de resistencias bacterianas,  publicó en febrero de 2017 la lista de doce familias de "superbacterias" contra las que hay que desarrollar urgentemente nuevos tratamientos. La estimación es que haría falta invertir 800 millones de dólares por año en investigación de nuevos antibióticos.  
La tuberculosis resistente por ejemplo, causa cada año 250.000 muertes, por lo que la grave falta de opciones de tratamiento para hacerle frente plantea tal vez la necesidad más acuciante. 
También constituyen una grave amenaza otras bacterias multirresistentes como Acinetobacter y también ciertas enterobacterias (como Klebsiella y E. coli), que pueden causar infecciones graves y frecuentemente mortales en los hospitales. 
Damien Hirst
Además entre los nuevos antibióticos en fase de investigación hay una grave carencia de formas orales, que son las más necesarias para tratar las infecciones fuera de los hospitales o en contextos con recursos limitados. 
Tan importante como la investigación de nuevas moléculas es realizar una correcta prevención de las nuevas resistencias bacterianas. Es importante un uso responsable y adecuado de los antibióticos tanto en medicina humana como en veterinaria. Según un grupo de expertos internacionales, las bacterias resistentes a los antibióticos podrían llegar a matar a 10 millones de personas entre 2017 y 2050, es decir, tanto como la mortalidad por cáncer. En la actualidad ya causan 700.000 muertes por año en todo el mundo (50.000 en Europa y Estados Unidos). 




martes, 10 de octubre de 2017

San Eleazar y los leprosos




San Elzear de Sabran 
curando a los leprosos

Fragmento escultórico de la 
sepultura de S. Elzear de Sabran.
43.5 x 38.5 cm x12 cm

Walters Art Museum. Baltimore (EUA)




En esta escultura se muestra a San Elzéar o Eleazar realizando la curación de tres leprosos. Los rostros deformes y llenos de lepromas de los tres enfermos nos permite identificarlos como tales. Los lepromas en este caso son algo más realistas que las habituales representaciones simbólicas, tan frecuentes en la lepra. 

Este grupo escultórico fue realizado como un relieve ornamental en el sepulcro del santo, que se erigió en 1373 en la iglesia franciscana de su ciudad natal, Apt en la Provenza. El escultor está influido por diversos estilos internacionales, lo que es habitual en un país como Provenza, un importante nudo de comunicaciones entre Italia y los Países del norte de Europa. En 1925 esta pieza fue adquirida por Walters, y actualmente se encuentra en el Walters Art Museum de Baltimore. 

San Eleazar de Sabran (1285-1323) era un aristócrata, barón de Ansouis y conde de Ariano. Nació en 1285 en el castillo de Saint-Jean de Robians, en Provenza, y recibió una esmerada y piadosa educación por parte de su tío Guillermo, abad de San Víctor de Marsella.  Por deseo del rey Carlos II de Nápoles se casó con Delfina, de la casa de Glandèves. Cuando cumplió 20 años dejó Ansouis para trasladarse a Puy Michel para lograr una mayor soledad, y formuló reglas de conducta para sus sirvientes que hicieron de su casa un modelo de virtud. 

Relicario de S. Eleazar de Sabran  en la
iglesia franciscana de Ansouis (Francia) 
En 1309 murió su padre, y Eleazar tomó posesión de sus nuevos dominios en Italia. Allí ganó por bondad la confianza y el apoyo de sus súbditos, que habían entrado en conflicto con sus conquistadores normando. En 1312 marchó sobre Roma capitaneando un ejército del rey Roberto de Nápoles, para expulsar al emperador Enrique VII. 

De regreso a Provenza, hizo votos de castidad con su esposa, y en 1317 regresó a Nápoles para convertirse en tutor particular del duque Carlos, que era un joven príncipe insoportablemente altanero, engreído, intratable y vanidoso. El conde Eleazar advirtió desde el primer momento las inclinaciones de su pupilo, pero fue muy prudente. Cuando consiguió conquistar su afecto y su confianza, Eleazar pudo formar adecuadamente al orgulloso aristócrata. Más tarde, cuando el conde fue regente, nombró a Eleazar como primer ministro. Eleazar ingresó poco después en la Tercera Orden Franciscana, para practicar mejor la oración, la mortificación y la caridad. 

En 1323 fue enviado como embajador a Francia para lograr el matrimonio de María de Valois con el duque Carlos. Poco después, el 27 de septiembre de 1323 murió en París, fue enterrado con el hábito franciscano en la iglesia del Convento Menor en Apt. Su ahijado, el papa Urbano V, firmó el decreto de canonización, que fue el cual fue publicado por Gregorio XI. 


Bibliografía 
Wadding, Annales Minorum, VI, 247 sqq.; Acta SS., Sept., VII, 494 sqq. 
Boze, Histoire de S. Elzéar et de Ste Delphine, suivie de leur éloge (Lyons, 1862)
Leo, Vidas de Santos y Beatos de las Tres Órdenes Franciscanas (Taunton, 1886), III, 232-40
Butler, Vidas de los Santos, 27 de sept.
Carr, G. St. Elzéar of Sabran. The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909.


lunes, 9 de octubre de 2017

La noche y el día. Ritmo circadiano.






 Vincent Van Gogh

Noche estrellada
(1889)

Óleo sobre lienzo. 73,7 x 91,1 cm
MoMA. New York 




La Noche estrellada es la interpretación que hizo Vincent Van Gogh de lo que veía desde su habitación, en el asilo psiquiátrico de Saint-Rémy, en la Provenza: un paisaje nocturno, en el que se ponen de manifiesto los colores de la noche, además del sentido de ésta como tiempo de misterio, soledad y angustia. En el cuadro se diferencian dos partes: abajo está la tierra, con el pueblo, donde puede verse luz en algunas ventanas y presidido por el campanario de la iglesia (que Van Gogh inventa, evocando los campanarios holandeses de su infancia). En la parte superior está el cielo, con la luna y las estrellas, irradiando su luz desde unas formas circulares, de gran dinamismo, con flujos ondulantes que se combinan entre sí. Un ciprés, a la izquierda, premonición de la muerte, crea una sensación de profundidad y une el cielo con la tierra. 

Este cuadro, tan rico en simbolismo, evoca el paso de la noche al día. La claridad que rodea la colina podría ser la primera luz de la madrugada. Una hora en el que el organismo se prepara para el cambio de actividad, para dejar el reposo nocturno e iniciar la actividad del día. La regulación de este cambio de ritmo, que afecta profundamente a  todos los seres vivos. Estos ritmos internos se conocen como circadianos por las palabras latinas circa, alrededor, y dies, día. 

Precisamente hace pocos días fue concedido el Premio Nobel de Medicina a los científicos americanos Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash (Universidad Brandeis, en Waltham) y Michael W. Young (Universidad Rockefeller, en Nueva York) por descubrir los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano, el «reloj biológico interno» por el que plantas, animales y humanos se adaptan a las rotaciones de la Tierra. Sus investigaciones se aplican por ejemplo al «jet lag» que producen los viajes transatlánticos y a la función clorofílica de las plantas. Los ritmos circadianos tienen importantes  implicaciones para la salud y el bienestar, como comprender mejor los mecanismos del sueño, ahondar en las causas del insomnio y del "jet-lag".


La mano de Salvador Dalí, pintando el sol





Gracias al trabajo de estos investigadores sabemos que los seres vivos llevan en sus células un reloj interno, sincronizado con las vueltas de 24 horas que da el planeta Tierra. Muchos fenómenos biológicos, como el sueño, tienen lugar rítmicamente alrededor de la misma hora del día, gracias a este reloj interior. Su existencia ya fue sugerida hace siglos. En 1729, el astrónomo francés Jean-Jacques d'Ortous de Mairan observó el caso de las mimosas, unas plantas cuyas hojas se abren durante el día hacia la luz del Sol y se cierran al atardecer. El investigador descubrió que este ciclo se repetía incluso en condiciones de oscuridad, lo que sugería la existencia de un mecanismo interno.

En 1971, Seymour Benzer y su ayudante Ronald Konopka, del Instituto de Tecnología de California, dieron un salto trascendental en la investigación. Cogieron moscas del vinagre e indujeron mutaciones en su descendencia con sustancias químicas. Algunas de estas nuevas moscas presentaban alteraciones en su ciclo normal de 24 horas. En unas era más corto y en otras era más largo, pero en todas ellas estas perturbaciones se asociaban a mutaciones en un solo gen. El descubrimiento podría haber merecido el Nobel, pero Benzer murió en 2007, a los 86 años, por una apoplejía. Y Konopka falleció en 2015, a los 68 años, de un ataque al corazón.



Modest Urgell: Paisaje nocturno.


El Nobel, finalmente, se lo han llevado Hall (Nueva York, 1945), Rosbash (Kansas City, 1944) y Young (Miami, 1949). Los tres utilizaron más moscas en 1984 para aislar aquel gen, bautizado "periodo" y asociado al control del ritmo biológico normal. Posteriormente, revelaron que este gen y otros se autorregulan a través de sus propios productos —diferentes proteínas— generando oscilaciones de unas 24 horas. Cada célula tenía un reloj interno autorregulado.
La comunidad científica ha constatado desde entonces la importancia de este mecanismo en la salud humana. Este reloj interior está implicado en la regulación del sueño, en la liberación de hormonas, en el comportamiento alimentario e incluso en la presión sanguínea y la temperatura corporal. Si la jornada comienza con sueño profundo y una temperatura corporal baja, la liberación de cortisol al amanecer aumenta el azúcar en sangre. El cuerpo prepara sus energías para afrontar el día. Cuando cae la noche, con un pico de presión sanguínea, se segrega melatonina, una hormona vinculada al sueño.
El sueño es vital para la función cerebral normal. Las disfunciones circadianas se han vinculado a trastornos del sueño, a depresiones, al trastorno bipolar, a la función cognitiva, a la formación de la memoria y a algunas enfermedades neurológicas o incluso cáncer. El síndrome del cambio rápido de zona horaria, más conocido como jet lag, es una muestra clara de la importancia de este reloj interno y de sus desajustes.

Premio Nobel de Medicina 2017 para 
descubridores del reloj biológico: 







  

domingo, 8 de octubre de 2017

El bálsamo que cierra heridas: del mito a la investigación.






 Merry-Joseph Blondel

Venus curando a Eneas
(1805-1810)

Óleo sobre lienzo. 127 x 96 cm
Museo del Prado. Madrid 




Merry-Joseph Blondel (1781-1853) fue un pintor  academicista francés enmarcado en el movimiento neoclásico. Influído por Ingres, pintó frescos en diversos palacios e iglesias. Siguiendo el gusto de la época,  trató muchos temas mitológicos.


Un detalle de la obra de Merry-Joseph Blondel:
Venus vierte el contenido de la ampolla del
milagroso bálsamo sobre la herida de Eneas
En esta obra del museo del Prado representa un pasaje de la Eneida (XII, 383-424). Eneas, herido durante su lucha contra Turno, fue atendido por el anciano Yépige, que aparece detrás de él en el cuadro, sosteniendo al héroe. La madre de Eneas, la diosa Venus, quiso visitar a su hijo herido y llegó hasta él envuelta en una nube para no ser vista. Cuando estuvo ante él se desprendió de la nube y se le apareció rodeada de su divina luz. Derramó entonces sobre su herida un bálsamo que le sanó instantáneamente. En el cuadro no se aprecia la herida de Eneas, pero sí a la radiante diosa, acompañada de Cupido, que vierte el contenido de una ampolla sobre el herido. Tras esta milagrosa cura, el héroe podrá dar muerte a su enemigo, poniendo punto final a la epopeya narrada por Virgilio. 

Esta leyenda nos da pie a comentar uno de los últimos progresos de la investigación médica: un pegamento líquido con gran elasticidad que sella rápidamente las heridas sin necesidad de grapas ni puntos de sutura. Un nuevo material quirúrgico denominado MeTro, que ha sido objeto de una publicación en la revista Science Translational Medicine (5 octubre 2017). 

MeTro se presenta en forma de un gel líquido que se solidifica tras entrar en contacto con los tejidos, rellenando la herida y adaptándose a su forma. Contiene tres componentes con diferentes funciones: proteínas para conferirle elasticidad, moléculas sensibles a la luz para activarse y enzimas que se encargan de su ulterior eliminación. Combinando proteínas y moléculas fotosensibles,  MeTro se activa al exponerse a los rayos UV durante un período de 60 segundos. El enzima de degradación integrada contribuye a eliminar los restos de este agente en un período que va desde algunas horas a algunas semanas según el tiempo que sea necesario para la cicatrización. 


El material puede usarse en tejidos corporales sometidos a un movimiento continuo (pulmones, corazón, arterias...) y es tanmbién útil en el interior de una úlcera o cavidad. Sus características lo hacen idóneo también para zonas cutáneas sometidas a movimiento habitualmente como las zonas articulares. Parece ser que en principio se descarta toxicidad derivada del uso de este producto, según afirman sus investigadores. 

Sus potenciales usos son pues muy numerosos y van desde su aplicación en Servicios de Urgencia en el tratamiento de heridas graves (accidentes de coche o heridas de guerra) a la mejoría de las intervenciones quirúrgicas.  
Los resultados están pendientes todavía de la experimentación en humanos, pero el Prof. Khademhosseini,  de la Harvard Medical School, uno de los investigadores del producto es muy optimista sobre las perspectivas de futuro: 
"MeTro se mantiene estable durante la curación de las heridas, aún en condiciones mecánicas exigentes, y se degrada posteriormente sin ningún signo de toxicidad."
De confirmarse las características, este apósito del futuro podría recordarnos el bálsamo que recibió Eneas,  que ante la luz que desprendía Venus cicatrizó de inmediato sus heridas. 

Bibliografía

Annabi N, Zhang YN, Assmann A, Sani ES, Cheng G, Lassaletta A. et al. Engineering a highly elastic human protein–based sealant for surgical applications. Science Translational Medicine  04 Oct 2017: 9, 410, eaai7466 DOI: 10.1126/scitranslmed.aai7466

Virgili. Eneida (trad cat. Miquel Dolç) Ed. Alpha. Barcelona, 1958. 

Sciences et Avenir https://www.sciencesetavenir.fr/sante/dermato/un-pansement-liquide-high-tech-active-par-la-lumiere_117127



MeTro : A breakthrough medical technology that could save lives





Mitología griega: Eneas: 



Lectura del pasaje de la Eneida: