viernes, 9 de febrero de 2018

El hombre de Cheddar: el primer inglés era negro










Hombre de Cheddar
(entre 10.000 y 5.000 a.C.)


Reconstrucción de la cabeza a partir del cráneo y material genético. Kennis & Kennis Reconstructions.
Museo de Historia Natural. Londres 



En 1903 cuando se realizaba el drenaje de la Cueva de Gough, una de las cuevas de Cheddar, se descubrieron los restos óseos de un cazador-recolector del Mesolítico (10.000-5.000 a.C., cuando Gran Bretaña estaba todavía unida al continente europeo). Al esqueleto se le dio pronto el nombre de "Hombre de Cheddar". 

Se trataba de un esqueleto bastante bien conservado, que medía aproximadamente 1,66 m de altura, y que se calculaba que había muerto hacia los 20 años de edad.  El hallazgo era poco habitual, ya que procedía de una época en la que los cadáveres solían inhumarse en grupo, y en su caso se había encontrado enterrado solo. Los científicos creen pues, que o bien era un personaje muy especial, o bien su muerte se produjo al caer accidentalmente a la sima, de la que no pudo salir. Hasta el momento, el hombre de Cheddar es el Homo sapiens más antiguo que se ha encontrado en la Gran Bretaña.


La piedra que llevaba consigo el Hombre de Cheddar,
probablemente usada como mechero para encender fuego
Recientemente, los investigadores del National History Museum de Londres han conseguido obtener ADN de los restos del Hombre de Cheddar. La obtención de ADN antiguo no es una labor fácil, ya que cuando un organismo muere, su ADN se comienza a descomponer a una velocidad marcada por la humedad y la temperatura del lugar. En el caso del hombre de Cheddar, la frescura de la gruta de Gough y las capas de estratos minerales que lo recubrían han ayudado al trabajo de los investigadores, y les han permitido obtener ADN analizable. En general, el ADN se obtiene de piezas dentarias ya que el esmalte protege el ADN intacto, aunque en este caso se usó también huesos del oído interno, que es el hueso más denso del  cuerpo humano. Así los investigadores pudieron cartografiar el ADN y han reparado las secuencias que correspondían a los rasgos físicos, con el fin de poder realizar una propuesta de recomposición del aspecto físico de la cabeza del Hombre de Cheddar por artistas  especializados en reconstrucciones paleontológicas.   


El esqueleto completo del Hombre de Cheddar
La primera sorpresa con la que toparon los científicos fue que el Hombre de Cheddar tenía la piel oscura y los ojos azules, en claro contraste con los europeos actuales en general y muy especialmente los ingleses. Es posible que Homo sapiens, procedente de África tuviera originalmente una buena dotación melánica (fototipo alto) para protegerse del sol.  A medida que se aclimató en latitudes menos soleadas, la piel de las sucesivas generaciones debió adaptarse: la piel clara permite más el paso de los rayos UV  (menos agresivos que en el trópico) y ayuda a los humanos a sintetizar vitamina D y evitar el raquitismo. Hasta ahora suponíamos que este proceso adaptativo había tenido lugar de forma rápida, pero a la vista de este estudio, probablemente se necesitaron muchas generaciones para realizar este proceso de adaptación. Probablemente el aclaramiento de la piel fue mucho más marcado a partir del establecimiento de las sociedades sedentarias y la práctica de la agricultura: la dieta se basó a partir de entonces en alimentos pobres en vitamina D y los casos de avitaminosis y raquitismo actuaron activando la selección natural. Los individuos de piel más clara (fototipos bajos), que podían sintetizar vitamina D por acción de la luz del sol, sobrevivían mejor que los que presentaban la piel más oscura (fototipos altos). 

En cuanto al color de los ojos, se compararon los hallazgos realizados en el Hombre de Cheddar con los de ADN de poblaciones subsaharianas del Mesolítico. La mayoría de ellos tenían los ojos claros, azules o verdes y los cabellos de color castaño oscuro. Algo similar a la actual población de Madagascar. 

En resumen, el descubrimiento sorprendente de que el primer británico era un negro, nos recuerda la escasa consistencia de las teorías racistas y que no podemos basarnos en nuestro aspecto actual para deducir el aspecto de nuestros antepasados. Numerosos factores adaptativos - como el paso de una sociedad de cazadores a un pueblo agrícola - pueden cambiar el aspecto de los habitantes en un mismo territorio. 


El Hombre de Cheddar: 
un británico negro de hace 10.000 años









jueves, 8 de febrero de 2018

El emperador y el elixir de la inmortalidad






Guerreros de Xi-jiang

Esculturas de terracota

Mausoleo de Quin-shi Huangdi
Xi'an (prov. de Shangxi). China



La visión del ejército impresiona. Cerca de 8.000 soldados de 1'80 m, alineados en hileras, como en un desfile, vestidos con sus armaduras y atributos guerreros y con un realismo que parecen estar vivos, prestos a entrar en batalla. 

Son los guerreros de Xi'jiang, un ejército de terracota con el que se enterró Qin Shi Huangdi, primer emperador de la China y fundador de la dinastía Qin, que reinó del 221 al 210 a.C. El formidable ejército que guardó su tumba durante más de dos milenios le aseguró su paso a la posteridad. 

La obsesión del emperador por la vida eterna está bastante clara. Mandó construir un inmenso mausoleo subterráneo en donde los 8.000 guerreros de terracota protegían impasibles el descanso eterno del monarca. La sorprendente tumba fue descubierta en 1974. Sin embargo, el emperador no tenía como objetivo convertirse en un referente arqueológico, sino que perseguía un objetivo mucho más ambicioso: conseguir el elixir de la inmortalidad.   





La evidencia de este anhelo imperial tuvo lugar cuando en 2002 se descubrió en un pozo de Hunan (China central) un corpus de textos imperiales. Era un amplio informe con 36.000 tablillas de madera grabadas, unidas por unas cintas conteniendo 200.000 caracteres caligráficos en vertical. Este era el sistema de escritura más corriente en China antes de la aparición del papel y que los arqueólogos siguen descifrando. Sin embargo gran parte de su contenido se ha dado recientemente a conocer. Se trataba de un decreto imperial que fue distribuído a todos los rincones del Imperio, ordenando la búsqueda de ingredientes para la elaboración del elixir de la inmortalidad.

Al parecer, el decreto tuvo respuestas al menos en algunas ciudades. Así, el pueblo de Duxiang respondió que no habían encontrado todavía ningún remedio, dando a entender que iban a continuar la búsqueda.  En otro lugar, llamado Langya, en la actual provincia oriental de Shangdong informaba de una planta recolectada en la montaña sagrada. 


Vista de conjunto del mausoleo de Qin Shi Huangdi,
con las hileras de figuras de terracota

Sea como fuere, este decreto y los informes de los diferentes lugares, demuestra que el emperador Qin Shi Huangdi había sido el primero en unificar la China, dotándola de una administración eficaz y con una gran fuerza ejecutiva, en una época en la que las comunicaciones eran bastante difíciles.  Otros logros del emperador fue la estandarización de un sistema de peso, y la creación de una moneda única, innovaciones que permitieron la centralización del poder imperial. 

En cambio, las investigaciones sobre el elixir de la inmortalidad no dieron resultado alguno y Qin Shi Huangdi murió en 210 a.C. tras once años de reinado imperial. El intento frustrado del emperador demuestra una vez más que la aceptación de la muerte, de que nuestra vida es efímera y limitada, es algo que cuesta mucho de asumir!  


Guerreros de terracota de Xi'an. 
Mausoleo de Qin Shi Huang






miércoles, 7 de febrero de 2018

Las efélides de Thomas Saliot

 



Thomas Saliot

Intense green eye

Óleo sobre lienzo 
Saatchi art Gallery




Las efélides, más conocidas popularmente como "pecas" son pequeñas manchas de color pardo claro o rojizo  localizadas en áreas expuestas al sol, principalmente cara, pecho, espalda y brazos, que aparecen desde la niñez y se incrementan en número con la edad. Están producidas por un daño cutáneo inducido por la luz ultravioleta en personas de fototipo bajo. La piel intenta protegerse aumentando de producción de melanina, que se reparte de forma poco homogénea. 


Thomas Saliot: Close up green eye freckles
Se trata de un fenómeno muy frecuente en las personas de piel muy clara y que se queman fácilmente con la exposición solar. Son especialmente características de las personas pelirrojas. Recientemente se ha visto que existe una predisposición genética por la presencia de una variante del gen receptor de melanocortin-1 (MC1R) en las personas con pecas/efélides y/o pelirrojas.



Thomas Saliot: Intense close up






Aunque es poco frecuente encontrar efélides representadas en la pintura, las podemos encontrar en algunas obras del artista francés contemporáneo Thomas Saliot (1968), que vive a caballo de París y Marrakesch. La pintura de este pintor está cargada de sensualidad y erotismo, las mujeres que pinta se encuentran en situaciones normales y hasta cotidianas, mas siempre existe en ellas una carga sexual ya sea explícita o manifestada en un solo gesto. En algunas de las mujeres pintadas por Saliot aparecen efélides en su cara, lo que les da un aire entre ingenuo y pícaro, nunca desprovisto de intencionalidad. 



martes, 6 de febrero de 2018

La paraneoplasia de Bazex







R. B. Baron

Homenaje al Prof. André Bazex
(1981)

Medalla conmemorativa de bronce 
7 cm diámetro
Acuñada en Toulouse
Colección Dr. Xavier Sierra




El artículo de hoy está dedicado a un gran profesor de Dermatología, a quien tuve el gusto de conocer y tratar personalmente. Por eso mis recuerdos personales se entremezclan con el reconocimiento de sus contribuciones al progreso de la especialidad. 

Recuerdo su amabilidad, su exquisita educación y el trato deferente y cordial que siempre tuvo conmigo. Tuve el honor de asistir en diversas ocasiones a las recepciones que organizaba en su casa de Toulouse, en las que invitaba a algunos dermatólogos extranjeros cuando asistíamos a las reuniones de la Societé Française de Dermatologie en aquella ciudad occitana. Y recuerdo también diversas conferencias en las que exponía de forma didáctica y amena conceptos clínicos de gran interés. 

André Bazex
André Bazex (1911-1988) nació  en Montestruc, Sur Gers, Francia. Su padre era un médico rural que murió cuando André solamente contaba 14 años. Determinado a seguir los pasos de su padre estudió Medicina en Toulouse y allí comenzó su formación como dermatólogo con el famoso profesor André Nanta. 

Debido a las heridas de guerra de Nanta, que le dificultaban muchas tareas, Bazex pronto asumió gran parte de la responsabilidad del Servicio de Dermatología. Desde 1941 dirigió el departamento de Venereología. Su carrera profesional continuó hasta que en sucedió definitivamente a Nanta en 1954 en la cátedra de Dermatología en la Universidad de Toulouse. 

Bazex dió a la escuela tolosana, ya prestigiosa desde la época de Nanta una importante proyección internacional. Organizó reuniones a las que asistían numerosos profesores extranjeros, procedentes de España, Bélgica, Italia, Inglaterra y Suiza. Destacaron especialmente las fraternales relaciones con la escuela catalana de Dermatología, dirigida primero por Xavier Vilanova, y más tarde por Joaquim Piñol. Algunos de los discípulos de Vilanova como Josep Cabré y J.M. Mascaró así como los que entonces éramos sus colaboradores asistíamos asiduamente a estos encuentros. Eran reuniones sencillas, nada ostentosas, pero en las que se aportaban interesantes comunicaciones de gran nivel.  La recepción de los visitantes no se realizaba en un hotel o en una sala lujosa, sino que tenía lugar en el propio domicilio de Bazex. En conjunto era algo casero, entrañable y muy humano. 

Bazex realizó numerosas publicaciones sobre diversas observaciones dermatológicas. Pero la más relevante fue la que hizo en 1965, cuando describió una nueva enfermedad, la acroqueratosis paraneoplásica psoriasiforme, a la que desde entonces también se conoce como síndrome de Bazex. Se caracteriza por la aparición de placas eritematosas y descamativas, similares a las que aparecen en la psoriasis, y que afectan especialmente a las partes más distales del cuerpo: manos, pies, nariz y orejas. Lo más interesante es que en una gran parte de los casos  se asocia a la presencia de un carcinoma epidermoide de las partes más altas del tubo digestivo o bien a metástasis de los ganglios linfáticos cervicales por algún tumor de origen desconocido. Por este motivo, la acroqueratosis de Bazex puede alertarnos sobre la presencia de un cáncer que en muchos casos todavía no está diagnosticado. Por eso se dice de ella que es una enfermedad paraneoplásica (que acompaña a un cáncer).


La Sala de Consultas de La Grave transformada en improvisado comedor
durante las Jornadas Dermatológicas de Toulouse.
De izquierda a derecha: A.Dupré, L. Texier, A. Bazex, J. Thivolet y R. Salvador






















Un año más tarde, en 1966, describió el síndrome Bazex-Dupré-Christol, que cursaba con atrofoderma folicular, proliferación basocelular e hipotricosis, de la que se ha descubierto ya el gen responsable.

El descubrimiento de la acroqueratosis aumentó considerablemente la fama de André Bazex. Fue presidente de la Societé Française de Dermatologie y miembro honorario de muchas sociedades dermatológicas de otros países. Aunque no fue esta la única aportación de Bazex. Sus conocimientos sobre clínica e histopatología cutánea le granjearon un merecido reconocimiento internacional. Dermatólogos de todo el mundo acudimos a su clínica de Toulouse para enriquecer y ampliar nuestros conocimientos sobre las enfermedades de la piel. Aunque esto no envaneció a Bazex. Siguió siendo modesto, reservado, disciplinado en su trabajo cotidiano. 


Reverso de la medalla conmemorativa de André Bazex (1981), 
con la cruz heráldica de Occitania y el símbolo de la Medicina  
entrelazados. También está presente el Agnus Dei sosteniendo 
una bandera, otro símbolo de la ciudad de Toulouse
Cuando se jubiló, en 1980 le gustaba tomar parte en grupos de discusión filosófica y en el estudio intensivo de la historia de la II Guerra Mundial. Murió en 1988 y fue sucedido en la cátedra de Dermatología por su hijo, el Prof. Jacques Bazex, que me honra con su amistad. La Societé Française de Dermatologie acuñó una medalla en homenaje en 1981, que es la que encabeza estas líneas y que guardo entre mis preciados recuerdos de mi trayectoria dermatológica. 

Tengo muy buenos recuerdos de juventud del Prof. André Bazex, un hombre a quien la fama y los honores no le hicieron perder su modestia y su exquisita educación. 


Bibliografía

Bazex A, Salvador R, Dupré A, Christol B. Syndrome paranéoplasique à type d’hyperkératose des extremités. Guérison après le traitement de l’épithelioma laryngé. Bull Soc Fr Dermatol Syphiligr 1965;72: 182.

Boissu X, Bazex J. Historia de la Dermatología en Toulouse. En: Wallach D y Tilles G. La Dermatología en Francia. Ed. Privat. Tolouse, 2002 (trad. española X. Sierra)

lunes, 5 de febrero de 2018

Eneas herido







Iapix curando la herida de Eneas
(s. I d.C.)

Pintura mural. Procedente de Pompeya.
Museo Nacional de Arqueología. Nápoles 




En el Museo Arqueológico de Nápoles se conservan muchas piezas relevantes halladas en las excavaciones de Pompeya. Una de ellas es esta pintura mural que representa un pasaje de la Eneida, en donde se relata la curación de una herida de flecha que había recibido Eneas. 

La escena muestra a Eneas de pie, apoyado en una lanza, rodeado del desconsolado Iulus, que solloza tapándose la cara con el manto, y de algunos soldados. Mientras el médico Iapix intenta extraer la punta de la flecha de la herida mientras lucha por detener la hemorragia. La pintura, realizada con el realismo habitual del arte romano,  sigue al pie de la letra lo que describe el texto de la Eneida: 

"Eneas estaba de pie, quejándose duramente, apoyado en la enorme lanza, rodeado de un gran número de jóvenes y del afligido Iulus, indiferente a las làgrimas de los allí presentes. El viejo médico, vestido con el manto arremangado a la manera de Péon, se afanaba inútilmente a hacer muchas cosas con su mano experta y con las poderosas hierbas de Febos, intentando sin éxito alcanzar con los dedos la punta del dardo y asirlo fuertemente con unas pinzas resistentes"

Stabat acerba fremensingentem nixus in hastam   
Aeneas magno iuvenum et maerentis Iuli   
concursulacrimis immobilisIlle retorto   
Paeonium in morem senior succinctus amictu  
multa manu medica Phoebique potentibus herbis  
nequiquam trepidatnequiquam spicula dextra  
sollicitat prensatque tenaci forcipe ferrum. 

Virgilio, Eneida, XII, 398-404 


Eneas y el niño Iulus (detalle)
Vemos pues como la Eneida hace referencia a las prácticas de medicina militar romana, que se habían perfeccionado a lo largo de las continuas campañas bélicas. Las legiones solían disponer de un soldado experto en curas, que recibía el nombre de "medicus". Precisamente de este nombre deriva la actual palabra "médico". Para los médicos civiles, se seguía conservando el nombre griego de "iatrós", ya que eran casi todos de origen griego. A los soldados sanitarios también se les daba a veces el nombre de "capsiarii" (portadores de caja) ya que llevaban consigo un estuche con instrumental para realizar las primeras curas "in situ" (fórceps para extraer flechas, sondas, espátulas para aplicar ungüentos, horquillas para separar el tejido muscular, pinzas, agujas tanto curvas como rectas, y tablillas para piernas). La cirugía fue la especialidad que más se desarrolló por parte de los médicos de las legiones romanas, junto con todo lo que se relacionaba con traumatismos y heridas de guerra, debido a las continuas campañas bélicas de los romanos. 

Sin embargo, en el mundo romano, ya plenamente inmerso en el pensamiento lógico, persistían muchas leyendas de pensamiento mítico, como la curación de los males por intercesión divina. Así lo podemos ver si continuamos leyendo la versión que nos da la Eneida: 


"Entonces la madre Venus, conmovida por aquel dolor inmerecido de su hijo, recogió de Ida de Creta el díctamo, un tallo cubierto por hojas vellosas [...]. Venus lo trajo, cubriéndose el rostro con una oscura nube, e impregnó con él, el agua que estaba contenida en un recipiente esplendoroso, conviertiéndola secretamente en medicinal, rociándola con jugo de salutífera ambrosía y de olorosa panacea.
El viejo Iápix, sin saberlo, restañó la herida con aquel agua y súbitamente desapareció de su cuerpo, como era de esperar, todo dolor y la herida dejó de verter sangre. Y entonces la saeta se desprendió siguiendo la mano, sin hacer fuerza alguna, y con renovadas energías volvieron a él como antes de herirlo." 

Hic Venusindigno nati concussa dolore,  
dictamnum genetrix Cretaea carpit ab Ida,  
puberibus caulem foliis et flore comantem 
purpureonon illa feris incognita capris  
graminacum tergo volucres haesere sagittae: 
hoc Venusobscuro faciem circumdata nimbo,  
detulithoc fusum labris splendentibus amnem  
inficit occulte medicans spargitque salubris  
ambrosiae sucos et odoriferam panaceam.  
Fovit ea volnus lympha longaevus Iapyx  
ignoranssubitoque omnis de corpore fugit  
quippe doloromnis stetit imo volnere sanguis; 
iamque secuta manum nullo cogente sagitta 
exciditatque novae rediere in pristina vires. 

Virgilio, Eneida, XII, 411-424

En la pintura pompeyana, vemos como hace su aparición la diosa Venus, vestida de blanco, tras el atareado médico. Como es habitual en las diosas, lleva el velo formando una aureola sobre la cabeza, revelando su naturaleza  divina. Venus era la madre mítica de Eneas, y viene solícita a socorrer a su hijo herido. Con la mano izquierda sostiene un ramo de una planta, sin duda alguna el díctamo al que alude el poema de Virgilio. 

La identificación botánica del díctamo no es fácil. Tal vez se refiera al Origanum dictamnus, una planta aromática que crece casi exclusivamente en las montañas Dikti de Creta, de donde toma su nombre. El nombre de esta planta en griego es δίκταμο ['ðiktamo], pero en dialecto cretense se llama έρωντας ['erondas] amor. Según afirmaba la tradición solamente los jóvenes más enamorados eran capaces de jugarse la vida trepando por las paredes de los barrancos para intentar llevar esta planta a su amada como prenda de amor. 

En la Antigüedad y en la Edad Media se atribuían  al díctamo propiedades medicinales para el tratamiento de las heridas. También, al parecer, se usaba para ayudar a extraer las puntas de flecha o dardos. Esta virtud aparece reconocida en algunos escritos de Aristóteles (Historia de los animales). Lo cierto es que el aceite esencial de esta planta contiene alrededor de un 70% de carvacrol, sustancia que inhibe el crecimiento de ciertas bacterias (como Escherichia coli, Bacillus cereus, Pseudomona aeruginosa) y que es usado actualmente como aditivo alimentario para prevenir la contaminación bacteriana. 

Vemos pues en esta escena como se entremezcla la medicina científica, hija del pensamiento lógico - que desarrollaba técnicas quirúrgicas y se servía de remedios terapéuticos - con las interpretaciones de intervención sobrenatural y divina fruto del pensamiento mítico. 


Bibliografía 

Virgilio Caro, P. Eneida Liber XII 
https://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lsante01/Vergilius/ver_ae12.html