Nicolas Coustou
Julio César (1696) Estatua de mármol. Musée du Louvre. París. |
En una entrada anterior comentábamos algunos aspectos biográficos de Julio César uno de los hombres que marcaron considerablemente la Historia Antigua y que dio un notable giro a la evolución de la política de Roma.
Desde el punto de vista dermatológico también hemos aludido en este mismo blog a su alopecia androgénica que se manifestaba por unas importantes entradas. Acomplejado por esta circunstancia, y ansioso de disimular su calvicie, obtuvo del Senado la prerrogativa de usar continuamente la corona de laurel (que hasta entonces se reservaba únicamente para los juegos en honor de Apolo).
Pero si alguna patología se suele atribuir a Julio César fue su supuesta epilepsia. Pero, ¿tenemos la certeza de que sufriera esta enfermedad?
En el año 46 a.C., al inicio de la decisiva batalla de Tapso (actualmente en Túnez) contra los restos del ejército de Pompeyo, Julio César tuvo un ataque de convulsiones y perdió el conocimiento. Para evitar que el pánico cundiera entre la tropa, sus hombres le apartaron enseguida de las miradas llevándolo a un lugar discreto. El historiador griego Plutarco al narrar este episodio usó la palabra epileptikos (ataque súbito que sobrecoge) lo que originó que muchos aceptaran sin mucha discusión que se trataba de epilepsia. Pero Plutarco escribía de oídas, ya que no se hallaba presente en la batalla de Tapso. Ni siquiera fue una crónica reciente: escribió sobre la vida de César 10 años después de su asesinato. El propio Cayo Julio César (44-100 AEC), que era un gran escritor, no dejó ningún testimonio sobre sus ataques. Tampoco encontramos ninguna alusión en los escritores de su tiempo como Cicerón o los que vivieron poco después como Lucano. Únicamente en su crónica Vida de los doce césares, escrita un siglo después, volvería a hablar de la enfermedad de César, llamándola morbus comitialis, nombre con el que se refiere a un ataque que obligaba a detener una asamblea o reunión. La epilepsia, en aquel tiempo era conocida como enfermedad sagrada, como si fuera una intervención de los dioses, y contribuía a la divinización de César realizada machaconamente por su sucesor Octavio Augusto como base del poder de los emperadores romanos.
Sobre esa débil base, muchos historiadores siguieron afirmando que Julio César era epiléptico. De hecho, la mayoría de los artículos científicos recientes dan como segura su epilepsia y se dedican solamente a elucubrar sobre posibles desencadenantes de la misma. Así han surgido diversas hipótesis: de origen genético, un posible tumor cerebral, sífilis, la acción de un parásito intestinal...
Vincenzo Camuccini. Muerte de César (1798) Óleo sobre lienzo 112 x 195 cm Galleria Nazionale di Arte Moderno. Roma. |
Recientemente, dos investigadores del Imperial College de Londres, Francesco Galassi y Hutan Ashrafian han apuntado otra teoría: La enfermedad de Julio César pudo haber sido consecuencia de diversos ictus. Así lo han expuesto en un artículo en la revista Neurological Sciences.
Repasando las crónicas de Plutarco, Julio César podía haber sufrido su primer derrame cerebral en Corduba (la actual Córdoba), posiblemente en el 49 aC, es decir, tres años antes que el de Tapso, o en el 46, al regresar a Hispania desde África. Si fue en la primera fecha, tenía entonces 51 años. Galassi recuerda que no es habitual que el primer ataque de epilepsia tenga lugar en edad tan avanzada. Y tenemos ninguna constancia de que el militar romano hubiera presentado ataques similares en su infancia o en su adolescencia.
En el 46 aC, Julio César entró en Roma como vencedor de la guerra civil. Los senadores y patricios salieron a su encuentro para tributarle los habituales honores y títulos que acreditaban su victoria. Sin embargo, César no acudió a este encuentro alegando que se hallaba indispuesto. Sabemos que sufrió fuertes mareos, vértigo e intenso dolor de cabeza. Pero en ningún caso se desvaneció ni tuvo las convulsiones típicas de la epilepsia. Un dato a favor de la teoría del ictus.
Otro episodio le sobrevino cuando su amigo Cicerón realizaba una encendida alabanza de sus hazañas ante el Senado. Según recuerda Plutarco, Julio César tembló de emoción escapándosele unos legajos de las manos. Pero ¿era en realidad la emoción?. En opinión de Galassi "El ataque ante Cicerón encaja con un cuadro general de ictus".
Para completar sus argumentos, los investigadores recuerdan que el gran general romano tuvo, en los años posteriores al ataque de Corduba, continuos dolores de cabeza, repentinos cambios de humor y una marcada tendencia a la depresión. Algo depresivo debía estar cuando, a pesar de que había sido advertido de que preparaban un compló contra él, César no dejó de acudir a su cita con el destino para ser asesinado por un grupo de senadores en los idus de marzo del año 44 aC.
Es muy posible que los historiadores como Plutarco, Suetonio y otros, creyeran a pies juntillas en la epilepsia por su halo divino. Algunos personajes de la Antigüedad como el faraón Akhnaton o Alejandro Magno tenían epilepsia y eso era percibido como un signo de los dioses. Es posible que la pretendida epilepsia formara parte de la divinización de Julio César emprendida por Octavio Augusto para culminar el proyecto de poder absoluto, del que se benefició él y sus sucesores.
Los historiadores que defienden la teoría de la epilepsia aportan el dato que tanto el padre de Julio César como su bisabuelo murieron súbitamente, en lo que creen ver lo que hoy conocemos como SUDEP (muerte súbita inexplicada del paciente epiléptico). Incluso hay quienes sostienen que Cesarión, el hijo que tuvo César con Cleopatra, sufría de convulsiones. Sería en este caso una epilepsia de origen genético: algunos de los miembros de la familia Julia, como el emperador Calígula y Británico, el hijo asesinado del emperador Claudio, también tuvieron ataques epilépticos. Los dos eran descendientes de Julio César.
Contra estos argumentos Ashrafian y Galassi, destacan que no hay datos que señalen que Julia, la hermana de César sufriera de epilepsia. En cuanto a Cesarión, es complicado comparar ambos casos dado que apenas hay datos sobre el hijo nunca oficialmente reconocido de Julio César y Cleopatra. Además, según afirman estos investigadores, también existe una predisposición genética al ictus, lo que explicaría las muertes de su padre y su bisabuelo por un AVC (accidente vascular cerebral).
Según el Dr. Richard S. McLachlan, neurólogo de la Universidad Western (Canadá), y experto en epilepsia considera que no hay manera alguna de probar plenamente una teoría u otra. El neurólogo canadiense cree que a partir de los documentos históricos escritos poco después de la muerte de César, la mayoría de historiadores han aceptado que sufría una forma suave de epilepsia. Pero como existen muchas causas de epilepsia, entre las que están el infarto cerebral, infecciones, tumores, etc. solo cabe especular con cuál de ellas le provocaba los ataques.
McLachlan se decanta pues por la tesis de la epilepsia. En un artículo publicado hace unos años apuntaba incluso una posibilidad: que la epilepsia de César estuviera causada por la neurocisticercosis, una enfermedad parasitaria provocada por un gusano y que puede producir ataques epilépticos. Sin descartar totalmente la hipótesis apuntada por Ashrafian y Galassi señala que en aquellos tiempos, el riesgo de un ictus era probablemente menor que hoy y él no presentaba los factores de riesgo asociados al ictus. En cambio las enfermedades infecciosas y parasitarias tenían una gran prevalencia.
Sin embargo, incluso ambas teorías pueden converger, ya que los pequeños ataques de ictus pueden haber dejado secuelas en las neuronas y propiciar ataques epilépticos. No son por tanto hipótesis totalmente incompatibles.
Sin embargo, incluso ambas teorías pueden converger, ya que los pequeños ataques de ictus pueden haber dejado secuelas en las neuronas y propiciar ataques epilépticos. No son por tanto hipótesis totalmente incompatibles.
En lo que coinciden los investigadores es en que solo una hábil utilización de la morbus comitialis pudo hacer que unos ataques que implican pérdida de control fueran vistos por los que le rodeaban como una señal de que era el elegido por los dioses para ser su Dictator. Y eso sólo lo pudo hacer una mente maquiavélica como la de Octavio Augusto, que se sirvió de una serie de detalles para proponer la divinización de su padre adoptivo.
Bibliografía
Criado MA. Julio César pudo sufrir derrames cerebrales en lugar de epilepsia. El País 10.04.2015
https://elpais.com/elpais/2015/04/10/ciencia/1428658327_819718.html
Galassi FM, Ashrafian Has the diagnosis of a stroke been overlooked in the symptoms of Julius Caesar? Neurol Sci (2015) 36: 1521. https://doi.org/10.1007/s10072-015-2191-4
https://link.springer.com/article/10.1007/s10072-015-2191-4#citeas
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https://www.epilepsybehavior.com/action/showCitFormats?pii=S1525-5050%2804%2900160-X&doi=10.1016%2Fj.yebeh.2004.05.006
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http://www.scielo.org.za/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0256-95742010000100011&lng=en&nrm=iso