jueves, 7 de noviembre de 2019

Julio César: epilepsia o ictus?: (I) Biografía







Julio César 
 (s. I d.C. )

Busto de mármol. 
Foro de Trajano. Roma. 




Cayo Julio César (100-44 aC) fue un político y militar romano que alcanzó las más altas magistraturas del Estado romano y dominó la política de la República tras vencer en la guerra civil, lo que le enfrentó al sector más conservador del Senado. 

Había nacido en una familia patricia, la gens Julia, y había recibido una buena formación intelectual, incluyendo la oratoria que le fue muy útil en su actividad política.  

En su juventud, se acercó ideológicamente al partido popular, gracias a su relación familiar con Cayo Mario. Su prestigio se fue acrecentando en los diversos cargos que ocupó: cuestor, edil, gran pontífice, pretor y propretor de la Hispania Ulterior. 


Busto de Pompeyo el Grande
Ny Carlsberg Glyptothek. Copenhague
De regreso a Roma, Julio César obtuvo un gran éxito político al conseguir la reconciliación de los dos líderes rivales, Pompeyo y Craso, con los que se repartió el poder formando un triunvirato y así oponerse a los optimates que dominaban el Senado.

Al año siguiente, fue elegido cónsul; y las medidas que adoptó acrecentaron todavía más su popularidad: repartió lotes de tierra entre veteranos y parados, aumentó los controles sobre los gobernadores provinciales y dio publicidad a las discusiones del Senado. Aprovechando el apoyo de la plebe, consiguió que se le concediera el control de varias provincias (Galia Cisalpina, Narbonense e Iliria) durante un período de 5 años (58 a 51 aC).

Pero el triunvirato fue evolucionando hacia la concentración del poder en una sola mano. Craso murió durante una expedición contra los partos , y la rivalidad entre César y Pompeyo no encontró freno una vez muerta Julia, la hija de César, que había contraído matrimonio con Pompeyo. 

César había emprendido la conquista de las Galias, y una vez que había alcanzado su objetivo, lo aseguró lanzando dos expediciones a Britania y otras dos a Germania, cruzando el Rin. Con ello llegó a dominar un vasto territorio, que aportaba a Roma una obra comparable a la que había conseguido Pompeyo en Oriente.


Busto de Julio César.
Museo Archeologico Nazionale. Nápoles
El prestigio y el poder alcanzados por César preocupaban a Pompeyo, que había sido elegido cónsul único en Roma en medio de una situación de caos por las luchas entre mercenarios. Aunque el Senado le ordenó que licenciara a sus tropas, César optó por enfrentarse a Pompeyo, a quien el Senado había confiado la defensa de la República como última esperanza de salvaguardar el orden oligárquico tradicional.

Pronunciando su célebre frase "Alea jacta est" (la suerte está echada) César atravesó el río Rubicón -que marcaba la frontera de su jurisdicción-, e inició una guerra civil que duró tres años (49-46): conquistó primero Roma e Italia; luego invadió Hispania; y finalmente se dirigió a Oriente, en donde se había refugiado Pompeyo. Persiguiendo a éste, llegó a Egipto, en donde aprovechó para intervenir en una disputa sucesoria de la familia faraónica, tomando partido en favor de Cleopatra VII («Guerra Alejandrina», 48-47).

Pompeyo fue asesinado en Egipto, pero César prosiguió la lucha contra sus partidarios. Primero hubo de vencer al rey del Ponto, Pharnaces, en la batalla de Zela , que definió con su famosa sentencia veni, vidi, vici (llegué, vi y vencí); luego derrotó a los últimos pompeyistas que resistían en África (batalla de Tapso, 46) y a los propios hijos de Pompeyo en Hispania (batalla de Munda, cerca de Córdoba, 45). Tras vencer finalmente la larga guerra civil, Julio César apaciguó a los descontentos repartiendo generosas dádivas y recompensas durante las celebraciones de la victoria en Roma. 

Dueño ya de la situación, César acumuló cargos y honores, que incrementaron su poder personal: cónsul por diez años, prefecto de las costumbres, jefe supremo del ejército, pontífice máximo (sumo sacerdote), dictador perpetuo y emperador con derecho de transmisión hereditaria, si bien rechazó la diadema real que le ofreció Marco Antonio, debido a la fobia que despertaba la monarquía entre los romanos. La función del Senado perdió todo poder decisivo y se redujo a un mero consejo del gobernante. Se estableció así una dictadura militar disimulada aparentemente por la acumulación de magistraturas civiles en su persona.

Julio César no pudo completar su proyecto, ya que murió asesinado en una conjura dirigida por Casio y Bruto. Sin embargo logró terminar algunas reformas, como el cambio del calendario (que se mantuvo hasta el siglo XVI), una nueva ley municipal que concedía mayor autonomía a las ciudades o el reparto de tierras a las masas proletarizadas en la península Itálica. Sentó así las bases para transformar Roma de la ciudad-estado que había sido en la cabeza de un imperio que abarcara la práctica totalidad del mundo conocido. Al miismo tiempo transformó su vieja constitución oligárquica por una monarquía autoritaria de facto de tintes populistas. El temor al regreso de la monarquía y al poder absoluto fueron los principales móviles de sus asesinos. Sin embargo, su obra sería continuada y completada por su sobrino-nieto y sucesor, Octavio Augusto. 




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