viernes, 16 de junio de 2023

El blog alcanza dos millones y medio de visitas

versió catalana | versión española





Dos millones y medio de visitas al blog 
"Un dermatólogo en el museo

El blog sigue su andadura. Nuestro blog (que también es vuestro) ha alcanzado hace poco dos millones y medio de visitas (2.500.000) y es un referente en muchos países. Fieles al objetivo que nos marcamos hace ya más de ocho años seguimos intentando perseverar en el empeño de enlazar la medicina con el arte, con la historia, con la memoria colectiva que hasta ahora custodiaban los museos y que ahora hemos de sacar a la calle haciendo a todos partícipes de este entramado que conforma la sociedad. Porque cada vez es más evidente que historia, medicina, arte y sociedad son indisociables, y que conforman este complejo laberinto que es el conocimiento y la cultura. En definitiva, el caldo de cultivo en el que todos estamos inmersos, y que da sentido a nuestra identidad.  

Gracias a todos los lectores del blog. A todos los que lo leéis habitualmente, a los que lo hacéis ocasionalmente y también a los que se tropiezan casualmente con alguna entrada del blog navegando por las redes. Y sobre todo a los que os tomáis la molestia de hacerme sugerencias, plantear preguntas o puntualizar alguna cuestión. Gracias a los que me habéis invitado a realizar conferencias y charlas sobre estos temas, alguna de ellas en lugares muy alejados de donde yo vivo. 





Distribución mundial de los países con más lecturas del blog



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Dos milions i mig de visites al blog 

"Un dermatòleg al museu




El blog segueix el seu camí. El nostre blog (que també és el vostre) ha arribat fa poc als dos milions i mig de visites (2.500.000) i és un referent en molts països. Fidels al objectiu que ens vam marcar ja fa més de vuit anys seguim intentant perseverar en el objectiu de lligar la medicina amb l'art, amb la història, amb la memòria col·lectiva que fins ara era custodiada als museus i que ara hem de treure al carrer, fent participar a tots del nostre teixit social. Perquè cada vegada és més evident que història, medicina, art i societat són indisociables, i que construeixen aquest complex laberint del comneixement i la cultura. En definitiva, el brou de cultiu en el que tots estem immersos, i que dóna sentit a la nostra identitat.   


Gràcies a tots els lectors del blog. A tots els que el llegiu habitualment, als que ho feu de tant en tant i també als que us trobeu casualment alguna entrada del blog navegant per les xarxes. I sobre tot als que us preneu la molèstia de fer-me suggerències, discrepàncies, puntualitzacions o plantejar alguna pregunta. Gràcies als que m'heu convidat a realitzar conferències, xerrades sobre aquests temes, tant presencials com a travès d'emissions de ràdio, podcasts i conferències online, alguna d'elles en llocs molt allunyats del lloc on jo visc. 



Distribució mundial dels països amb més lectures del blog

martes, 13 de junio de 2023

Drogas en el pelo

versió catalana | versión española







Cabellos contenidos en 
un estuche funerario 

(ca. 1000 a.C)

Restos humanos
Cova des Càrritx. Cultura talaiòtica. 

Museu Municipal Can Saura. 
Ciutadella (Menorca) 



La cova d’Es Càrritx, en Menorca, se descubrió en 1995. El recinto había sido ocupado por primera vez hace unos 3.600 años y una de las cámaras fue usada como espacio funerario para hacer enterramientos en la época de la cultura talaiótica, hasta hace unos 2.800 años. En esta cultura, los cabellos de los difuntos estaban muy sacralizados: se ungían y se pintaban con pigmentos de color rojo y después se peinaban cuidadosamente. Algunos cabellos se conservaban en estuches de cuerno o de madera, que se colocaban al lado del cuerpo, con tapadoras frecuentemente decoradas con círculos concéntricos. Encontrar cabellos conservados de aquel tiempo en el Mediterráneo occidental es absolutamente extraordinario. No sabemos exactamente que significado tenían estos rituales funerarios, pero es evidente que los cabellos tenían para aquella cultura una especial importancia, y que seguramente eran considerados como la sede del alma o al menos como una parte muy importante de la persona. 



Reconstrucción de las ceremonias funerarias que se practicaban en la 

Cova des Càrritx, donde destaca el papel ritual de los cabellos en el proceso 

(il·lustració d'Iñaki Diéguez Uribeondo en SINTES y LEÓN, 2019: 38).



Estuche de cuerno en el que se guardaban los cabellos del difunto. 
(Cova des Càrritx, Menorca)


Ahora esta especial conservación y culto de los cabellos ha permitido un nuevo hallazgo, que ha sido publicado recientemente en la revista Scientific Reports. Los investigadores concluyen que hace unos 3.000 años, antiguas culturas como la talayótica ya usaban drogas alucinógenas derivadas de las plantas. Es por lo tanto, la primera prueba directa del consumo de drogas en Europa en la antigüedad, y que según creen los investigadores, podrían haberse usado en algunas ceremonias y rituales.  

Las pruebas anteriores del consumo prehistórico de drogas en el continente europeo se basaban en indicios indirectos, como la detección de alcaloides de opio en recipientes de la Edad del Bronce, el hallazgo de restos de plantas narcóticas en contextos rituales y la representación gráfica de plantas narcóticas en pinturas o decoraciones. 


Cabellos de la cova des Càrritx. Fotografia: Scientific Reports. 


El equipo que ha realizado el estudio, formado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad de Valladolid, examinó un mechón de cabellos de los disponibles, algunos de una longitud de 13 centímetros. Gracias a la cromatografía líquida de ultra alta resolución y espectroscopia de masas de alta resolución pudieron detectar la presencia de los alcaloides atropina, escopolamina y efedrina en estos cabellos. La atropina y la escopolamina se encuentran de forma natural en la familia de las solanaceas y pueden provocar delirios, alucinaciones y alteraciones de la percepción sensorial. La efedrina es un estimulante derivado de ciertas especies de arbustos y pinos, que puede aumentar la excitación, el estado de alerta y la actividad física. Los autores detectaron escopolamina, efedrina y atropina en tres muestras de cabellos.

La atropina y la escopolamina se encuentran de forma natural en la família de las solanáceas y pueden provocar delirios y alucinaciones; la efedrina es un estimulante derivado de ciertas especies de arbustos y pinos. También se pueden encontrar en la mandràgora (Mandragora autumnalis) y en el manzano espinoso (Malus sylvestris). 


Raíz de mandrágora (Mandragora autumnalis)


Los investigadores creen que estas plantas, podrían haberse usado también para usos medicinales, adivinatorios, o formando parte de ceremonias rituales mágicas oficiadas por un chamán. La escopolamina y la atropina juntas son sustancias que provocan sedación, pero su manipulación es muy arriesgada, a causa de la su alta toxicidad, lo que hace pensar más en el consumo de alucinógenos que en finalidades terapéuticas.


Tapadoras de los tubos donde se guardaban los cabellos, decoradas
con círculos concéntricos, tal vez una alusión a las pupilas dilatadas. 
(Cova des Càrritx, Menorca)

Los círculos concéntricos de las tapadoras del recipiente de madera de olivo podrían representar la midriasis de las pupilas provocada por la ingesta de sustancias. Simbólicamente, esta dilatación, podría interpretarse también como "abrir los ojos", una metáfora de la visión interior relacionada con un estado alterado de consciencia inducido por las drogas.

Algunas de estas piezas y otros materiales procedentes de la cueva se han empezado a exponer en el Museu Municipal Can Saura de Ciutadella (Menorca). 



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Drogues als cabells









Cabells continguts en 
un estoig funerari 

(ca. 1000 a.C)

Restes humanes
Cova des Càrritx. Cultura talaiòtica. 

Museu Municipal Can Saura. 
Ciutadella (Menorca) 




La cova d’Es Càrritx, a Menorca, va ser descoberta el 1995. El recinte havia estat ocupat per primera vegada fa uns 3.600 anys i una de les cambres va ser usada com a espai funerari per fer enterraments a l'època de la cultura talaiòtica, fins fa uns 2.800 anys. En aquesta cultura els cabells dels difunts estaven molt sacralitzats: s'ungien i es pintaven amb pigments de color vermell i després es pentinaven curosament. Alguns cabells es conservaven en estoigs de banya o de fusta, al costat del cos, amb tapadores sovint decorades amb cercles concèntrics. Trobar cabells conservats d’aquella època al Mediterrani occidental és absolutament extraordinari. No sabem quin significat exacte tenien aquests rituals funeraris, però és evident que els cabells tenien per aquella cultura una especial importància, i que segurament eren considerats la seu de l'ànima o si més no com una part molt important de la persona. 



Reconstrucció de les cerimònies funeràries que es practicaven a la 

Cova des Càrritx, on destaca el paper ritual dels cabells en el procés 

(il·lustració d'Iñaki Diéguez Uribeondo en SINTES y LEÓN, 2019: 38).



Estoig de banya on es guardaven cabells del difunt. 
(Cova des Càrritx, Menorca)


Ara aquesta especial conservació i culte dels cabells ha permès una nova troballa, publicada recentment a la revista Scientific Reports. Els investigadors conclouen que fa uns 3.000 anys, antigues cultures com la talaiòtica ja feien servir drogues al·lucinògenes que obtenien de les plantes. És per tant, la primera prova directa del consum de drogues a Europa a l’antiguitat, i segons l'opinió dels investigadors, podrien haver-se utilitzat durant algunes cerimònies i rituals.  

Les proves anteriors del consum prehistòric de drogues a Europa es basaven en indicis indirectes, com ara la detecció d’alcaloides de l’opi a recipients de l’edat de bronze, la troballa de restes de plantes narcòtiques en contextos rituals i la representació gràfica de plantes narcòtiques en pintures o decoracions. 


Cabells de la cova des Càrritx. Fotografia: Scientific Reports. 

L'equip que ha realitzat l'estudi, format per investigadors,  investigadors de la Universitat Autònoma de Barcelona i la Universitat de Valladolid, va examinar un floc de cabells dels disponibles, alguns d'una longitud de fins a 13 centímetres. Gràcies a la cromatografia líquida d’ultra alta resolució i espectroscòpia de masses d’alta resolució van poder detectar la presència dels alcaloides atropina, escopolamina i efedrina en aquests cabells. L’atropina i l’escopolamina es troben de forma natural a la família de les solanàcies i poden provocar deliris, al·lucinacions i alteracions de la percepció sensorial. L’efedrina és un estimulant derivat de certes espècies d’arbusts i pins, que pot fer créixer l’excitació, l’estat d’alerta i l’activitat física. Els autors van detectar escopolamina, efedrina i atropina en tres mostres de cabells replicades.

L’atropina i l’escopolamina es troben de forma natural en la família de les solanàcies i poden provocar deliris i al·lucinacions; l’efedrina és un estimulant derivat de certes espècies d’arbustos i pins. També es poden trobar a la mandràgora (Mandragora autumnalis) i a la pomera espinosa (Malus sylvestris)


Arrel de mandràgora (Mandragora autumnalis)

Els investigadors creuen que aquestes plantes, podrien també haver sigut usades per ús medicinal, endivinatori, o formant part de cerimònies rituals màgiques oficiades per un xaman. L’escopolamina i l’atropina juntes són substàncies que indueixen sedació, però la seva manipulació és molt arriscada, a causa de la seva alta toxicitat, el que fa pensar més en el consum d’al·lucinògens que en finalitats terapèutiques.


Tapadores dels tubs on es guardaven els cabells, decorades amb
cercles concèntrics, potser al·lusius a les pupil·les dilatades. 
(Cova des Càrritx, Menorca)

Els cercles concèntrics de les tapadores del recipient de fusta d'olivera podrien representar la midriasi de les pupil·les vinculada amb la ingesta de substàncies. Simbòlicament, aquesta dilatació, podria interpretar-se també com "obrir l’ull", una metàfora de la visió interior relacionada amb un estat alterat de consciència induït per les drogues.

Algunes d'aquestes peces i altres materials de la cova, s’han començat a exposar al Museu Municipal Can Saura de Ciutadella (Menorca).