viernes, 27 de agosto de 2021

Escorbuto: la peste de las naves

versió catalana | versión española










Elías Salaverría Inchaurrandieta

El desembarco de Elcano en Sevilla 
(1919) 

Óleo sobre lienzo 254 x 239 cm
Museo Naval. Madrid 





Elías Salaverría Inchaurrandieta (1883-1952) fue un pintor vasco que cultivó el realismo hasta los más mínimos detalles, por lo que se le encargaron muchos retratos de personajes de la época. También realizó muchas obras de tema vasco y escenas históricas. 

En 1922, la Diputación de Gipúzcoa le encarga un cuadro para conmemorar la vuelta al mundo de Juan Sebastian Elcano. Su obra se tituló El desembarco de Elcano en Sevilla y del mismo realizó dos copias. Una de ellas se encuentra en la Diputación de Guipúzcoa y la otra fue donada por su hija al Museo Naval de Madrid en 1971. 

La obra representa el desembarco de la Nao Victoria en el puerto de Sevilla después de la primera circunnavegación del Mundo, el 8 de septiembre de 1522. En el cuadro aparece Juan Sebastián Elcano con los restos de su tripulación, descendiendo del barco con cirios encendidos en las manos dispuestos a asistir al acto de acción de gracias que tuvo lugar en las iglesias de Nuestra Señora de la Victoria y Nuestra Señora de la Antigua. Era la primera vez que se había logrado dar la vuelta completa al mundo. La escena que pintó Salaverría fue utilizada en el reverso de los billetes de curso legal de 500 ptas. en 1931.



Billetes de 500 ptas (emisión de 1931) en homenaje
a la primera circumnavegación del Mundo. 

Arriba: Anverso, efigie de Juan Salvador Elcano.

Abajo: Reproducción del cuadro de Elías Salaverría,
El desembarco de Elcano en Sevilla




En el rostro y en los brazos de los marineros se observan lesiones eritematosas y equimosis propias del escorbuto. Esta enfermedad está producida por la carencia de ácido ascórbico (vitamina C) y constituyó una verdadera plaga de los barcos en los s. XVI - XVIII. Los viajes intercontinentales eran largos y había cierta dificultad en transportar alimentos frescos. Los marinos comían algunos tasajos de carne seca, galleta, legumbres secas, y pescado en salazón. Las verduras o la fruta fresca eran inexistentes. El aporte en vitamina C era pues, casi nulo. La enfermedad era tan común en las largas travesías, que los marineros españoles se referían a ella como "peste de las naos" y los ingleses la llamaban "peste del mar".

El escorbuto se caracterizaba por una importante gingivitis con fácil sangrado de las encías, que podía dar lugar incluso a la pérdida de piezas dentarias. También podían presentarse epistaxis (hemorragias de la mucosa nasal) y en general, fenómenos hemorrágicos en cualquier zona. A nivel general, los afectos de escorbuto presentaban anemia, anorexia, cansancio y gran debilidad. A nivel cutáneo, foliculitis, hemorragias y equimosis. En los estadios avanzados podía sobrevenir la muerte por una hemorragia masiva. Hoy sabemos que la causa de este mal es una dieta con aporte insuficiente de vitamina C. 



Jacques Cartier, el descubridor del Canadá,
cuya tripulación se vio muy afectada por el escorbuto. 


El escorbuto causó la muerte de cerca de un millón de hombres en un período de 200 años (1600-1800). Para hacernos una idea de la frecuencia con la que el escorbuto afectaba a la marinería, baste recordar algunos datos: Vasco de Gama en su viaje en 1498, perdió a 55 marineros. En 1558, sir Francis Drake perdió a 600 de sus 2300 marineros a causa del escorbuto. También vió afecta a casi toda su tripulación Jacques Cartier, descubridor del Canadá (1535). Por cierto que unos indígenas hurones le proporcionaron una cocción de yemas y hojas de un árbol (tal vez thuya, picea o pino atlántico)  que contribuyó a su rápida mejoría (cosa lógica, puesto que las coníferas son ricas en vitamina C). 



El médico militar escocés James Lind, que observó
que el zumo de cítricos mejoraba a los marineros con escorbuto.
 



Por aquel entonces se desconocía por completo la existencia de las vitaminas, que no se descubrieron hasta principios del s. XX (Kazimierz Funk, 1911). En los s. XVI y XVII se creía que el escorbuto estaba causado por el frío de los mares o a los efluvios de las maderas verdes de los barcos. Y no menos imaginativos eran los remedios que se intentaban: desde la administración de sal, mostaza o café hasta cosas tan peregrinas como comer luciérnagas. Naturalmente, ninguno de estos remedios daba resultado.



James Lind, suministrando zumo de limón a un marinero afecto de escorbuto , en la bodega de un galeón. 



El primero que entrevió un tratamiento efectivo fue el médico militar de la Armada Británica, el escocés James Lind (1716-1794), quien en 1747,   viajando a bordo del Salisbury realizó un curioso experimento. Agrupó a los marineros con escorbuto de dos en dos y les hizo seguir diferentes dietas de prueba a cada uno de estos dúos. A uno de estos dupletes, les recomendó  "una dieta de dos naranjas y un limón diarios", y consiguió su curación en poco menos de una semana. En cambio, los otros marineros que no realizaron esta dieta murieron de la enfermedad. A la vuelta del viaje, Lind presentó sus resultados al Almirantazgo. 

Pronto este tratamiento se popularizó y comenzó a aplicarse en algunos barcos. El almirante Nelson, por ejemplo, siempre procuraba llevar un buen cargamento de cítricos en sus naves.


Albert Szent-György, descubridor de la vitamina C


Más tarde, en 1937, el científico húngaro Albert Szent-György recibía el premio Nobel  por el descubrimiento de la vitamina C y los efectos que suponía la carencia de esta en el organismo, siendo a partir de entonces cuando el escorbuto dejó de ser una epidemia. 

Afortunadamente, en la actualidad el escorbuto no es una enfermedad frecuente, si bien todavía se ven algunos casos dispersos en personas con una alimentación escasa o descuidada. Pero conservamos el recuerdo de cuando constituía una plaga y uno de los mayores peligros que acechaban a los marinos, descubridores y conquistadores de ultramar. 


Scurvy: 







Scurvy and other diseases: 








Escorbut: La pesta de les naus 







Elías Salaverría Inchaurrandieta

El desembarcament d'Elcano a Sevilla 
(1919) 

Oli sobre tela 254 x 239 cm
Museo Naval. Madrid 




Elías Salaverría Inchaurrandieta (1883-1952) va ser un pintor basc que va cultivar el realisme fins als més mínims detalls, fet pel qual se li van encarregar molts retrats de personatges de l'època. També va realitzar moltes obres de temàtica basca i escenes històriques.

El 1922, la Diputació de Guipúscoa li va encarregar un quadre per commemorar la volta al món de Juan Sebastian Elcano. L’obra es va titular El desembarcament d'Elcano a Sevilla i en va realitzar dues còpies. Una d'elles es troba a la Diputació de Guipúscoa i l'altra va ser donada per la seva filla al Museu Naval de Madrid el 1971.

L'obra representa el desembarcament de la Nau Victòria al port de Sevilla després de la primera circumnavegació del Món, el 8 de setembre de 1522. En el quadre apareix Juan Sebastián Elcano amb les restes de la seva tripulació, que baixen del vaixell amb ciris encesos a les mans, per dirigir-se a l'acte d'acció de gràcies que va tenir lloc a les esglésies de la Virgen de la Victoria i Nuestra Señora de Antigua. Era la primera vegada que s'havia aconseguit donar la volta completa al món. L'escena que va pintar Salaverría va ser utilitzada en el revers dels bitllets de curs legal de 500 pessetes el 1931.




Bitllets de 500 ptes (emissió de 1931) en homenatge a la primera circumnavegació del Món. A dalt: Anvers, efígie de Juan Salvador Elcano.

A baix: Reproducció del quadre d'Elías Salaverría, El desembarcament d'Elcano a Sevilla.

 

A la cara i als braços dels mariners s'observen lesions eritematoses i algunes equimosis pròpies de l'escorbut. Aquesta malaltia està produïda per la manca d'àcid ascòrbic (vitamina C) i va constituir una veritable plaga dels vaixells en els segles XVI - XVIII. Els viatges intercontinentals eren llargs i hi havia certa dificultat en transportar aliments frescos. Els marins menjaven carn seca, galeta, llegums secs, i peix en salaó. Les verdures o la fruita fresca eren inexistents. L'aportació en vitamina C era doncs, gairebé nul·la. La malaltia era tan comú en les llargues travessies, que els mariners espanyols es referien a ella com "pesta de les naus" i els anglesos l'anomenaven "pesta de la mar".

L’escorbut es caracteritzava per una important gingivitis amb fàcil sagnat de les genives, que podia donar lloc fins i tot a la pèrdua de peces dentàries. També podien presentar epistaxis (hemorràgies de la mucosa nasal) i en general, fenòmens hemorràgics a qualsevol zona. A nivell general, els símptomes d'escorbut eren anèmia, anorèxia, cansament i gran debilitat. A nivell cutani, fol·liculitis, hemorràgies i equimosis. En els estadis avançats podia arribar la mort per una hemorràgia massiva. Avui sabem que la causa d'aquest mal és una dieta amb aportació insuficient de vitamina C.

 

Jacques Cartier, el descobridor del Canadà. 
A la seva tripulació hi van haver molts casos d'escorbut. 


L’escorbut va causar la mort de prop d'un milió d'homes en un període de 200 anys (1600-1800). Per fer-nos una idea de la freqüència en què l'escorbut afectava la marineria, només cal recordar algunes dades: Vasco de Gama en el seu viatge el 1498, va perdre 55 mariners. En 1558, Sir Francis Drake va perdre 600 dels 2.300 mariners a causa de l'escorbut. També va veure afectada gairebé tota la seva tripulació Jacques Cartier, descobridor del Canadà (1535). Per cert que uns indígenes li van proporcionar una cocció de gemmes i fulles d'un arbre (potser thuya, picea o pi atlàntic) que va contribuir a la seva ràpida millora (cosa lògica, ja que les coníferes són riques en vitamina C).


El metge militar escocès James Lind, que va observar
que el suc dels cítrics millorava els mariners amb escorbut.
 


 
En aquell temps es desconeixia l'existència de les vitamines, que no es van descobrir fins a principis del segle XX (Kazimierz Funk, 1911). En els s. XVI i XVII es creia que l'escorbut estava causat pel fred dels mars o pels efluvis de les fustes verdes dels vaixells. I no menys imaginatius eren els remeis que s'intentaven: des de l'administració de sal, mostassa o cafè fins a coses tan estranyes com menjar cuques de llum. Naturalment, cap d'aquests remeis donava resultat.


          James Lind, fent beure suc de llimona a un mariner amb escorbut,
a la bodega d'un vaixell. 



El primer que va adonar-se d'un possible tractament efectiu va ser el metge militar de l'Armada Britànica, l'escocès James Lind (1716-1794), qui el 1747, que quan viatjava a bord del Salisbury va realitzar un curiós experiment. Va agrupar els mariners amb escorbut de dos en dos i els va fer seguir diferents dietes de prova a cada un d'aquests grups. A un d'aquests doblets, els va recomanar "una dieta de dues taronges i una llimona diaris", i va aconseguir la seva curació en poc menys d'una setmana. En canvi, els altres mariners que no van realitzar aquesta dieta van morir de la malaltia. A la tornada del viatge, Lind va presentar els seus resultats als seus superiors.

Aviat aquest tractament es va popularitzar i va començar a aplicar-se en alguns vaixells. L'almirall Nelson, per exemple, sempre procurava portar un bon carregament de cítrics a les seves naus.

 

Albert Szent-György, descobridor de la vitamina C



Més tard, el 1937, el científic hongarès Albert Szent-György rebia el premi Nobel pel descobriment de la vitamina C i els efectes que suposava la seva absència a la dieta, i des de llavors l'escorbut va deixar de ser una epidèmia.

Afortunadament, actualment l'escorbut no és una malaltia freqüent, si bé encara es veuen alguns casos dispersos a persones amb una alimentació escassa o descurada. Però conservem el record de quan constituïa una plaga i un dels majors perills que aguaitaven als marins, descobridors i conqueridors d'ultramar.


Scurvy: 







Scurvy and other diseases: 




martes, 24 de agosto de 2021

El sueño de Morfeo (III): de la morfina a la heroína


versió catalana | versión española






Albert Matignon

Morfina 
(1905) 

Óleo sobre lienzo 105 x 145 cm 
Castillo-Museo de Nemours.



En un artículo anterior dábamos cuenta de que en el s. XIX el uso de la morfina se extendió considerablemente en Europa. Pero ¿cómo se produjo esta situación? 



Lámina botánica representando la flor y el fruto
de la adormidera  (Papaver somniferum L.) 




La savia de la adormidera (Papaver somniferum L.), contiene los principales alcaloides activos. La savia que mana de las cápsulas de la adormidera (normalmente por incisiones) se deja secar y se muele dando como resultado el opio. Las virtudes de la adormidera eran conocida en Europa desde el Neolítico (6 milenio a.C.). Se han encontrado evidencias de su cultivo en asentamientos de finales de la Edad de Piedra en los alrededores de los ríos Rin, Ródano, Po y Danubio, así como en Bélgica y en las riberas del Mediterráneo. 

Pero el auge de su consumo tuvo lugar a partir de finales del s. XVIII. En aquel momento, China exportaba muchos productos a Inglaterra (té, seda, especias) pero en cambio los británicos tenían poco que ofrecerles y esto provocó un gran desequilibrio comercial. En 1773, el Imperio Británico conquistó la provincia de Bengala, en la India, que era en aquel momento el mayor productor de opio. Los británicos decidieron exportar opio a China para intentar compensar su balanza comercial. Pronto, el apego al opio se había extendido tanto en China que en 1839 el emperador mandó quemar todo el opio introducido a través de las naves británicas. Esto supuso el inicio de las guerras del opio, en las que el Imperio Británico derrotó a China y pudo reanudar el comercio del opio. Muchos chinos, ya adictos al opio, emigraron posteriormente a Norteamérica, introduciendo allí su consumo. 


Friedrich Wilhelm Sertürner
 (1783-1841)






















En la primera década del s. XIX, un ayudante de farmacia alemán llamado Friedrich Wilhelm Sertürner (1783-1841) sumergió opio crudo en agua caliente amoniacal, obteniendo una pasta cristalina de color blanco amarillento. Lo administró a unos perros, que murieron poco después. Luego, Sertürner probó dosis más pequeñas en sí mismo y observó que producía euforia y alivio del dolor. También observó que a altas dosis la droga causaba náuseas, vómitos, estreñimiento y dificultad respiratoria. También eliminaba la tos. Los efectos analgésicos de este producto eran 10 veces superiores a los observados con el opio. Sertürner decidió dar a su compuesto el nombre de morfina, en honor a Morfeo, el dios de los sueños.  



Eugène Grasset: La morfinómana (1897)



El consumo de morfina pronto comenzó extenderse. La droga era producida comercialmente a mediados del s. XIX y se usaba tanto como alternativa al opio y como terapia substitutiva para curas de desintoxicación de opio. En 1853, se perfeccionó la primera aguja hipodérmica, con lo que su administración era más rápida y eficaz. Las inyecciones de morfina se convirtieron en una práctica habitual de las clases sociales distinguidas.

Al llegar la I Guerra Mundial, el consumo de morfina se extendió en el ejército, que ya se había popularizado considerablemente entre los combatientes de la Guerra de Secesión americana. Los soldados encontraban en la morfina un analgésico eficaz que les hacía olvidar las heridas, congelaciones y sobre todo del "pie de las trincheras", una temido mal que afectaba a las tropas de primera línea. Durante esta guerra las trincheras tuvieron un especial protagonismo. A veces los soldados permanecían horas en unas condiciones extremas, en trincheras anegadas de agua. La humedad constante, el frío y la falta de circulación sanguínea - dificultada por la compresión de las botas militares - causaban la maceración e infección del pie con gran hinchazón, linfangitis y dolor. En estos casos el potente efecto analgésico de la morfina era un gran consuelo. Al mismo tiempo, les permitía evadirse de su nada envidiable situación. La adicción a la morfina llegó a conocerse como la "enfermedad del soldado".




Paul Besnard: Adictas a la morfina (1887)




En 1878 Charles Romey Adler Wright obtuvo un derivado, la diacetilmorfina, al acetilar el clorhidrato de morfina. A finales del s. XIX, otro químico, Felix Hoffmann, la resintetizó. Creyó que su poder adictivo iba a ser mucho menor que la morfina y que podría salvar muchas vidas al conservar sus propiedades analgésicas y sedantes sin los riesgos de la dependencia. Por este motivo decidió llamarla "heroína" ya que creía que sería un producto que salvaría heroicamente muchas vidas. Su visión no fue desde luego nada profética.  



Uno de los envases de Heroin®,
comercializada por Bayer


Publicidad de un jarabe de heroína

























También hay quien pensaba que este nombre se derivaba sobre todo de la los efectos de la sustancia: la exaltación que producía hacía que quien la consumía se sintiera como un héroe. Sea cual fuere el origen etimológico de la palabra, lo cierto es que los Laboratorios Bayer comercializaron esta sustancia con este nombre: "Heroína" en 1898. 

Podemos corroborar que era una opinión generalizada que la heroína tenía menos efectos secundarios que la morfina. En la 11ª edición de la Enciclopedia Británica (1910) se afirmaba: 
"En la tos de la tuberculosis es de recibo utilizar pequeñas dosis de morfina, pero para esta enfermedad en particular es mejor reemplazarla con frecuencia por codeína o heroína, que alivian la tos seca sin los efectos narcóticos posteriores a la administración de morfina".

Más tarde se descubrió que la heroína se convierte en gran medida en morfina al ser absorbida en el hígado. En poco tiempo se demostró que la adicción generada por utilizar este compuesto es mucho más intensa en comparación a la de la morfina. Durante muchos años, los médicos no se dieron cuenta de los peligros de usar clínicamente la heroína. Finalmente, se descubrió que algunos pacientes que habían estado usando grandes cantidades de heroína durante mucho tiempo comenzaban a presentar síntomas de adicción.

El consumo de heroína se extendió mucho en la segunda mitad del s. XX, y particularmente a partir de los años 70. 

A finales de la década de 1970 y la década de 1980, la guerra de Afganistán, en la que intervino la URSS , condujo a un aumento de la producción en las regiones fronterizas de Afganistán y Pakistán, ya que los rebeldes muyahidines que luchaban contra la URSS y el gobierno socialista afgano necesitaban financiación para la compra de armas.​  En 1980, el 60% de la heroína vendida en Estados Unidos, país que apoyaba a los muyahidines, provenía de Afganistán. 



Cartel ruso alertando de los
peligros de la heroína

Cartel alemán alertando a los
heroinómanos del peligro de
contraer sida al que se exponen
























Cuando apareció el sida en 1981, su propagación se hizo en gran medida entre los heroinómanos, que solían compartir la misma jeringuilla. Al principio incluso se llamaba al sida "la enfermedad de las 4 H" (heroinómanos, homosexuales, hemofílicos y haitianos). La dramática irrupción del sida y la concienciación del peligro que suponía para los adictos a la heroína provocó la disminución en el uso de las drogas de administración parenteral y también que se extremaran las medidas higiénicas entre los adictos, evitando compartir jeringuillas entre ellos.   

Xavier Sierra Valentí



El somni de Morfeu (III): de la morfina a l'heroïna  






Albert Matignon

Morfina 
(1905) 

Óleo sobre lienzo 105 x 145 cm 
Castillo-Museo de Nemours.



En un article anterior explicàvem que al segle XIX l'ús de la morfina es va estendre considerablement a Europa. Però com es va produir aquesta situació?




Làmina botànica representant la flor i el fruit
del cascall  (Papaver somniferum L.) 




La saba del cascall (Papaver somniferum L.), conté els principals alcaloides actius. La saba que raja de les càpsules del cascall (normalment per incisions) es deixa assecar i es mol, i així s'obté l'opi. Les virtuts del cascall eren conegudes a Europa des del Neolític (6è mil·lenni a.C.). S'han trobat evidències del seu cultiu en assentaments de finals de l'Edat de Pedra a les rodalies dels rius Rin, Roine, Po i Danubi, així com a Bèlgica i a les riberes de la Mediterrània.

Però el seu consum massiu va començar a finals del segle XVIII. En aquell moment, la Xina exportava molts productes a Anglaterra (te, seda, espècies) però en canvi els britànics tenien poc per oferir-los i això va provocar un gran desequilibri en el comerç d'ambdós països. El 1773, l'Imperi Britànic va conquerir la província de Bengala, a l'Índia, que era el principal productor d'opi en aquell moment. Els britànics van decidir exportar opi a la Xina per intentar compensar la seva balança comercial. Aviat, el consum d'opi s'havia estès tant a la Xina que el 1839 l'emperador va manar cremar tot l'opi introduït per les naus britàniques. Això va suposar l'inici de les guerres de l'opi, en les que l'Imperi Britànic va derrotar a la Xina i va poder reprendre el comerç de l'opi. Molts xinesos, ja addictes a l'opi, van emigrar posteriorment a Amèrica del Nord, introduint el seu consum en aquest territori.


Friedrich Wilhelm Sertürner
 (1783-1841)


A la primera dècada del segle XIX, un ajudant de farmàcia alemany anomenat Friedrich Wilhelm Sertürner (1783-1841) va submergir opi cru en aigua calenta amoniacal, obtenint una pasta cristal·lina de color blanc groguenc. La va administrar a uns gossos, que van morir poc després. Posteriorment, Sertürner va provar dosis més petites amb ell mateix i va observar que produïa eufòria i alleugeriment del dolor. També va observar que a altes dosis la droga causava nàusees, vòmits, restrenyiment i dificultat respiratòria. També eliminava la tos. Els efectes analgèsics d'aquest producte eren 10 vegades superiors als observats amb l'opi. Sertürner va decidir donar-li el nom de morfina al seu compost, en honor a Morfeu, el déu dels somnis.


Eugène Grasset: La morfinòmana (1897)


Aviat el consum de morfina va començar estendre’s. La droga és produeix comercialment a mitjans del segle XIX i es fa servir com a alternativa a l'opi i com a teràpia substitutiva per a cures de desintoxicació d'opi. El 1853, es perfecciona la primera agulla hipodèrmica, de manera que la seva administració és més ràpida i eficaç. Les injeccions de morfina es converteixen en una pràctica habitual de les classes socials distingides.

A l'arribar la I Guerra Mundial, el consum de morfina s'estèn a l'exèrcit, on ja s'ha popularitzat bastant entre els combatents de la Guerra de Secessió americana. Els soldats trobaven en la morfina un analgèsic eficaç que els feia oblidar les ferides, congelacions i sobretot del "peu de les trinxeres", un temut mal que afectava les tropes de primera línia. Durant aquesta guerra les trinxeres van tenir un protagonisme especial. De vegades els soldats romanien hores en unes condicions extremes, en trinxeres negades d'aigua. La humitat constant, el fred i la manca de circulació sanguínia - dificultada per la compressió de les botes militars - causaven la maceració i infecció del peu amb gran inflor, limfangitis i dolor. En aquests casos el potent efecte analgèsic de la morfina era un gran consol. Al mateix temps, els permetia evadir-se de la seva situació precària. L'addicció a la morfina es va arribar a conèixer com la "malaltia del soldat". 



Paul Besnard: Addictes a la morfina (1887)

 
El 1878 Charles Romey Adler Wright va obtenir un derivat, la diacetilmorfina, a l'acetilar el clorhidrat de morfina. Al final del segle XIX, un altre químic, Felix Hoffmann, la va resintetitzar. Va creure que el seu poder addictiu seria molt menor que el de la morfina i que podria salvar moltes vides al conservar les seves propietats analgèsiques i sedants sense els riscos de la dependència. Per aquest motiu va decidir anomenar-la "heroïna" ja que creia que seria un producte que salvaria heroicament moltes vides. Però la seva visió no va resultar ser gaire profètica.



Un dels envasos d'Heroin®,
comercialitzada per Bayer


Publicitat d'un xarop d'heroïna
























També hi ha qui pensa que aquest nom es deriva sobretot dels efectes de la substància: l'exaltació que produïa feia que qui la consumia se sentís com un heroi. Sigui quin sigui l'origen etimològic de la paraula, la veritat és que els Laboratoris Bayer van comercialitzar aquesta substància amb el nom d’"Heroïna" el 1898.

Podem corroborar que era una opinió generalitzada que l'heroïna tenia menys efectes secundaris que la morfina. A la 11ª edició de l'Enciclopèdia Britànica (1910) s'afirma:
"Per la tos de la tuberculosi està indicat usar petites dosis de morfina, però per a aquesta malaltia en particular és millor reemplaçar-la amb freqüència per codeïna o heroïna, que alleugen la tos seca sense els efectes narcòtics posteriors a l'administració de morfina".
Posteriorment es va descobrir que l'heroïna es converteix en gran mesura en morfina quan és absorbida pel fetge. En poc temps es va demostrar que l'addicció generada per utilitzar aquest compost és molt més intensa en comparació a la de la morfina. Durant molts anys, els metges no es van adonar dels perills d'utilitzar clínicament l'heroïna. Finalment, es va descobrir que alguns pacients que havien estat utilitzant grans quantitats d'heroïna durant molt temps començaven a presentar símptomes d'addicció.

El consum d'heroïna es va estendre molt durant la segona meitat de segle XX, i particularment a partir dels anys 70.

A finals de la dècada de 1970 i la dècada de 1980, la guerra de l'Afganistan, en què va intervenir l'URSS, va causar un augment de la producció a les regions frontereres de l'Afganistan i el Pakistan, ja que els rebels mujahidins que lluitaven contra la URSS i el govern socialista afganès necessitaven finançament per a la compra d'armes. El 1980, el 60% de l'heroïna venuda als Estats Units, país que donava suport als mujahidins, provenia de l'Afganistan.



Cartell rus alertant dels
perills de la heroïna

Cartell alemany alertant als
heroïnòmans del perill a què
s'exposen de contraure sida 
























Quan va aparèixer la sida el 1981, la seva propagació es va fer en gran mesura entre els heroïnòmans, que solien compartir la mateixa xeringa. Al principi fins i tot es deia a la sida "la malaltia de les 4 H" (heroïnòmans, homosexuals, hemofílics i haitians). La irrupció dramàtica de la sida i la conscienciació del perill que suposava per als addictes a l'heroïna va provocar la disminució de l'ús de les drogues d'administració parenteral i també que s'extremessin les mesures higièniques entre els addictes, evitant compartir xeringues entre ells.

Xavier Sierra i Valentí