Mosaico de los peces (s. I d.C.) Mosaico (opus vermicellata) Procede de la casa del Fauno de Pompeya Museo Nazionale di Archeologia. Nápoles. |
El pez torpedo es un género de elasmobranquios de la familia Torpedinidae conocidos popularmente como rayas torpedo o tembladeras. Para defenderse de sus predadores pueden producir descargas eléctricas que a veces llegan a los 45 voltios. Aunque este tipo de peces comprende 22 especies, en el Mar Mediterráneo, se dan solamente dos: la tremielga o tembladera (Torpedo torpedo) que presenta cinco características manchas azules ribeteadas de amarillo en el dorso y Torpedo nobiliana, que puede alcanzar los 180 cm y es de color uniforme.
Los romanos conocían bien estos peces y los representaron en algunos de sus mosaicos. Así lo podemos ver en el mosaico de los peces del Museo Archeologico Nazionale de Nápoles, donde aparece en la parte superior central, entre una gamba y los retorcidos tentáculos de un pulpo.
Scribonius Largus, médico oficial del emperador Claudio, propuso en su libro Compositiones medicae que las descargas eléctricas de este pez fueran usadas con finalidad terapéutica:
"El dolor de cabeza, incluso si es crónico e insoportable, puede ser eliminado y remediado para siempre colocando un torpedo negro vivo sobre el punto donde está el dolor, hasta que el dolor cese".
"Para cualquier tipo de gota, cuando el dolor comienza, se deberá colocar un torpedo negro vivo bajo los pies. El paciente deberá pararse en una playa húmeda bañada por el mar y permanecer de este modo hasta que todo el pie y la pierna hasta la rodilla estén adormecidos".
Pez torpedo representado en el "Mosaico de los peces" Museu Arqueològic. Tarragona |
El poder adormecedor del torpedo era bien conocido por los antiguos griegos, como lo indica un pasaje del Menón, de Platón, en el cual, la bien conocida capacidad de Sócrates de "electrizar" a su audiencia es comparada con el torpedo marino.
Mosaico con escena de pesca (Museo del Bardo, Túnez) |
También se conocía el poder de transmitir la corriente eléctrica por los arpones o bastones metálicos (Teofrasto), e incluso a través de la red (Plotino). También se conocía la posibilidad de transmisión eléctrica por el agua:
"[…] aquellos que derraman agua sobre el pez muy pronto percibirán un adormecimiento sobre sus manos y el entorpecimiento de sus sensaciones, por medio del agua afectada por la cualidad del pez […]". (Plutarco, Moralia)
Los efectos cutáneos de contactar con una tembladera no son persistentes. Puede notarse, como decían los clásicos un calambre o incluso un cierto adormecimiento de la zona, pero no quedan lesiones visibles sobre la piel. Tampoco la sensación subjetiva es duradera.
Tembladera (arriba, a la derecha) en un mosaico procedente de Pompeya.
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(Autoría de las fotos: Rubén Castrillo. Facilitadas por gentileza de la dermatóloga y submarinista Rosa Taberner. Palma de Mallorca) |
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