Chancro sifilítico en el labio
Moulage de cera
Museo de Historia de la Medicina Hamburgo |
En una entrada anterior hemos visto como la palabra griega cangrejo καρκίνος (karkinos) pasaba al latín cancer y de ahí se tomó para designar a las neoplasias malignas, que habitualmente llamamos cáncer. Otra derivación de esta etimología es el vocablo chancro, que procede del francés chancre (de cancre, derivado del acusativo latino cancere y que en francés antiguo aludía también a los cangrejos de mar) que se aplicó a la lesión inicial de la sífilis.
La similitud del chancro sifilítico con el cáncer no fue establecida por los clínicos franceses por su crecimiento tumoral (que está ausente en este signo de sífilis precoz) sino por su curso y por su infausto pronóstico, ya que en aquel tiempo (s. XIX) quien adquiriía una sífilis no tenía posibilidades de curación. Esta palabra importada del francés, chancro, hizo fortuna y sustituyó a las primitivas denominaciones castellanas de buba o llaguita.
El chancro es una pequeña úlcera, superficial, casi una erosión, limpia, dura al tacto e indolora que aparece tras el contagio de la sífilis. Se trata del primer síntoma de esta enfermedad, que se manifiesta a las tres semanas del contagio en el lugar donde se ha producido el contacto infectante. En los primeros tratados de la sífilis, como el de López de Villalobos se establece claramente:
El chancro se acompaña de una adenopatía regional, un engrosamiento de los ganglios de la zona. En la mayoría de los casos los chancros aparecen en la mucosa genital (prepucio, glande, vulva...) y el ganglio acompañante suele ser en la ingle. El complejo chancro-adenopatía constituye la sintomatología de la primera parte de esta enfermedad, período conocido como sífilis primaria.
El chancro sifilítico es conocido también con el nombre de chancro duro o de Hunter. Aunque ya se conocía con anterioridad, John Hunter llamó la atención sobre él en su libro A Treatise on the Venereal Disease (Londres, 1786), tras el desgraciado experimento con el que quería dilucidar si sífilis y gonorrea eran la misma enfermedad. Con mayor justicia se le llama también chancro de Ricord, ya que fue este venereólogo francés quien demostró plenamente en 1838 el error de Hunter y que la sífilis y la gonorrea eran dos enfermedades diferentes.
En 1852, Léon Bassereau (1810-1888) observó una enfermedad de transmisión sexual que también comenzaba por unas ulceraciones en el lugar de la inoculación, pero que a diferencia del chancro blando de la sífilis, no eran duras al tacto. Por esto dio a la enfermedad el nombre de "chancro blando" o "chancroide" ( = parecida al chancro duro de la sífilis). En 1889, un médico italiano, Augusto Ducrey (1860-1940) demostró su contagiosidad, mediante autoinoculaciones en su propio brazo, cosa que puede llamarnos la atención hoy pero que era una práctica habitual entre los dermatólogos del s. XIX para demostrar la contagiosidad de una enfermedad. Aunque resulte chocante en algunos congresos médicos del fin de siècle los médicos arremangaban sus brazos, estableciendo una competición sobre quien se había inoculado más enfermedades (sic), autoexperimentación que además era considerada heroica. Ducrey también describió el agente causal del chancro blando, un estreptobacilo que se veía al microscopio en grupos que recordaban las hileras de peces, y que hoy conocemos en su honor como Haemophylus ducreyi. Por todo ello, al chancro blando también se le llama chancro de Ducrey.
Finalmente el concepto de chancro como ulceración en la puerta de entrada de una enfermedad se extendió a otras enfermedades, como a la lesión de inoculación tras la picadura de la mosca tsetsé que produce una tripanosomiasis conocida como enfermedad del sueño (Trypanosoma gambiense) o al llamado chancro de Ghon, lesión tuberculosa primitiva del pulmón.
Por analogía, también se llama chancro a diversas enfermedades de las plantas, en general producidas por hongos (chancro del tomate, chancro del castaño...). Todas ellas remiten al temor que el "cangrejo", a través del latín cancer provoca en cuanto a su evolución, frecuentemente fatal.
Cangrejos y enfermedad
(I): Cáncer
(II): Chancro
(III): Queloide
(IV) Cicatriz queloidea
(V) Cancrum oris o noma
Leonard Appelbee: El cangrejo rey (1938) |
El chancro es una pequeña úlcera, superficial, casi una erosión, limpia, dura al tacto e indolora que aparece tras el contagio de la sífilis. Se trata del primer síntoma de esta enfermedad, que se manifiesta a las tres semanas del contagio en el lugar donde se ha producido el contacto infectante. En los primeros tratados de la sífilis, como el de López de Villalobos se establece claramente:
"La parte pecante es la parte paciente"Así pues, el chancro revela el lugar por el que los treponemas han penetrado en el organismo, por lo que suele observarse en general en la mucosa de los genitales (glande, prepucio, vulva) o en la mucosa labial o oral. Aquí la vemos representada en los labios en un moulage de cera del museo de Historia de la Medicina de Hamburgo.
Caricatura de Ricord, por Gill. El ilustre venereólogo aparece curando a diversos Eros tullidos (alusión a la sífilis, la "enfermedad del amor") |
El chancro sifilítico es conocido también con el nombre de chancro duro o de Hunter. Aunque ya se conocía con anterioridad, John Hunter llamó la atención sobre él en su libro A Treatise on the Venereal Disease (Londres, 1786), tras el desgraciado experimento con el que quería dilucidar si sífilis y gonorrea eran la misma enfermedad. Con mayor justicia se le llama también chancro de Ricord, ya que fue este venereólogo francés quien demostró plenamente en 1838 el error de Hunter y que la sífilis y la gonorrea eran dos enfermedades diferentes.
En 1852, Léon Bassereau (1810-1888) observó una enfermedad de transmisión sexual que también comenzaba por unas ulceraciones en el lugar de la inoculación, pero que a diferencia del chancro blando de la sífilis, no eran duras al tacto. Por esto dio a la enfermedad el nombre de "chancro blando" o "chancroide" ( = parecida al chancro duro de la sífilis). En 1889, un médico italiano, Augusto Ducrey (1860-1940) demostró su contagiosidad, mediante autoinoculaciones en su propio brazo, cosa que puede llamarnos la atención hoy pero que era una práctica habitual entre los dermatólogos del s. XIX para demostrar la contagiosidad de una enfermedad. Aunque resulte chocante en algunos congresos médicos del fin de siècle los médicos arremangaban sus brazos, estableciendo una competición sobre quien se había inoculado más enfermedades (sic), autoexperimentación que además era considerada heroica. Ducrey también describió el agente causal del chancro blando, un estreptobacilo que se veía al microscopio en grupos que recordaban las hileras de peces, y que hoy conocemos en su honor como Haemophylus ducreyi. Por todo ello, al chancro blando también se le llama chancro de Ducrey.
Finalmente el concepto de chancro como ulceración en la puerta de entrada de una enfermedad se extendió a otras enfermedades, como a la lesión de inoculación tras la picadura de la mosca tsetsé que produce una tripanosomiasis conocida como enfermedad del sueño (Trypanosoma gambiense) o al llamado chancro de Ghon, lesión tuberculosa primitiva del pulmón.
Por analogía, también se llama chancro a diversas enfermedades de las plantas, en general producidas por hongos (chancro del tomate, chancro del castaño...). Todas ellas remiten al temor que el "cangrejo", a través del latín cancer provoca en cuanto a su evolución, frecuentemente fatal.
Cangrejos y enfermedad
(I): Cáncer
(II): Chancro
(III): Queloide
(IV) Cicatriz queloidea
(V) Cancrum oris o noma
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