miércoles, 23 de agosto de 2017

La lesión frontal de Simón de Rojas































Velázquez

Retrato del fraile trinitario 
Simón de Rojas, difunto 
(1624)

Oleo sobre lienzo
Museo de Bellas Artes, Valencia 



Este cuadro se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia, donde llegó procedente de la colección de  los Duques del Infantado. 

Durante mucho tiempo se han tenido dudas sobre la certeza de la autoría de Velázquez, aunque al parecer ya están totalmente disipadas. Al parecer, Velázquez pintó este cuadro al poco tiempo de llegar a Madrid, desde su Sevilla natal. 

El fraile trinitario Simón de Rojas (1552-1624) fue un fraile trinitario conocido como "el apóstol del Ave María" por su gran devoción mariana. Después de una vida ajetreada, enseñando teología en Toledo, redimiendo cautivos en el norte de África, y dirigiendo varios conventos, llegó al convento de Atocha a Madrid. Fue confesor de la reina Margarita de Austria, a quien administró los santos sacramentos antes de su muerte, como hizo también con Felipe III. Distribuía rosarios y estampas por Madrid, instando a la devoción a la Virgen María, polemizaba con los conversos que habitaban los barrios pobres de la ciudad y ayudaba a las víctimas de las epidemias, desde una perspectiva moral extremadamente severa ante los vicios de la chusma y los castigos divinos.

Murió en 1624 y su fama de santidad era tal que se inició el proceso de beatificación aquel mismo año. 

Visión completa del cuadro de Velázquez
"Retrato del fraile trinitario Simón de Rojas, difunto" 

El homenaje que le rinde  Velázquez es  una obra maestra de pintura funeraria. El joven pintor lo pinta con reverencia y realismo, como podemos ver en el tinte cárdeno de sus párpados o en una lesión cutánea circular situada en la región frontotemporal del trinitario. Algunos autores la interpretan como una lesión congénita, e incluso dicen que en su época había quien la llamaba la "la coz del diablo". En este caso deberíamos interpretarla como un hemangioma. 

Sin embargo, las referencias a esta lesión no son frecuentes en las crónicas o descripciones anteriores a su muerte. Tampoco aparece en otros retratos que de él se conservan. En caso de ser una lesión aparecida ex novo, se tendría que considerar otra interpretación. Velázquez la pinta con minuciosidad, y por la forma, localización, bordes y colorido sugiere una extravasación sanguínea, un hematoma, probablemente como consecuencia de un traumatismo. Fray Simón de Rojas fue hallado muerto en su celda, tirado en el suelo, víctima de un ictus. Es posible que al presentarse el accidente vascular el fraile se desplomara y no es descabellado pensar que se pudiera haber golpeado con algún mueble o contra las losas del suelo. Aunque muy tenue, la órbita derecha, próxima a la lesión, también presenta un leve tinte violáceo, que afecta también ligeramente a la zona malar, por lo que la hipótesis traumática quedaría bien fundamentada. 










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