Al exhumar los cuerpos de la fosa común el cuerpo de San Esteban apareció incorrupto. Jaume Serra: Retablo de San Esteban (1385 circa). MNAC, Barcelona |
Jaume Serra Retablo de San Esteban (1385 circa) Temple sobre madera Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). Barcelona. |
En un retablo de Jaume Serra (s. XIV) puede verse la exhumación de unos cadáveres. La mayoría de los cuerpos aparecen corrompidos y el artista los representa en un estado a medio camino entre el cuerpo vivo y un esqueleto. Su color también es pardo, indicando la acción de los fenómenos post-mortem. En cambio, uno de ellos aparece incorrupto, con un aspecto como si acabara de morir. Es el cuerpo de San Esteban, y su incorruptibilidad revela su identidad e indudable santidad.
Cuando un ser vivo muere su cuerpo sufre habitualmente un proceso de corrupción, de putrefacción, que en un cierto tiempo consume todas las partes blandas del cadáver hasta dejar solamente el esqueleto óseo.
Diversas culturas han intentado preservar los cuerpos de los difuntos de este proceso, recurriendo a la momificación en la que mediante la aplicación de sales y sustancias diversas conservan la piel y algunas partes blandas. Es el caso de las momias egipcias, peruanas, etc. que se mantienen incorruptas por acción humana.
Sin embargo, algunas veces en determinadas condiciones el cuerpo se mantiene incorrupto de forma espontánea. Es el caso de algunas momias egipcias del Período Predinástico, conservadas por la composición rica en carbonatos de las arenas del desierto y por las condiciones metereológicas. También este es el caso de algunos cementerios, donde por razones similares los cadáveres se conservan íntegros, como en el caso de París, en el antiguo cementerio des Innocents, los cuerpos solían permanecer incorruptos, probablemente por las condiciones del terreno.
La Iglesia Católica tradicionalmente ha considerado la incorruptibilidad de los cuerpos como una prueba de santidad. Si los cadáveres de ciertas personalidades reputadas por su vida ejemplar, aparecen incorruptos tras su exhumación, se considera como una prueba complementaria para garantizar su santidad. Así se representa en algunas tablas medievales, en las que el cadáver exhumado del santo aparece incorrupto entre otros cuerpos corrompidos, como una señal divina.
Cuando visité la catacumba de los capuchinos de Palermo, reconozco que experimenté una gran impresión. Se trata de un subterráneo con larguísimas galerias, cuyas paredes están llenas de cadáveres. Los más de 8000 cadáveres se alinean en las paredes, colgados en una especie de percheros. Pero tal vez lo que más impresiona es que los cadáveres están vestidos con su ropa, en el caso de los frailes con sus hábitos, y en el caso de los civiles con uniformes militares o con la que llevaban para salir a la calle a pasear. Aunque la mayoría son esqueletos vestidos, un buen número de ellos están incorruptos, en una suerte de momificación natural producida por las condiciones de la cripta. La conservación de los cadáveres pronto ejerció un efecto llamada y la burguesía y miembros destacados de la sociedad quisieron que sus cuerpos fueran llevados a la catacumba tras su muerte. Los cuerpos no eran enbalsamados, pero sí que se les conservaba de forma intencionada las pelucas, complementos, tocados, e incluso a muchos se les añadían ojos de vidrio, para remedar mejor el aspecto que tenían en vida. Uno de los cuerpos - el de una niña, Rosalia Lombardo - llama especialmente la atención. Fallecida en 1920, a los dos años de edad, su cuerpo está tan bien conservado que está considerada la momia más bella del mundo y le ha valido el epíteto de "La Bella Durmiente".
Cuando un ser vivo muere su cuerpo sufre habitualmente un proceso de corrupción, de putrefacción, que en un cierto tiempo consume todas las partes blandas del cadáver hasta dejar solamente el esqueleto óseo.
Uno de los cuerpos incorruptos en las catacumbas de Palermo |
Sin embargo, algunas veces en determinadas condiciones el cuerpo se mantiene incorrupto de forma espontánea. Es el caso de algunas momias egipcias del Período Predinástico, conservadas por la composición rica en carbonatos de las arenas del desierto y por las condiciones metereológicas. También este es el caso de algunos cementerios, donde por razones similares los cadáveres se conservan íntegros, como en el caso de París, en el antiguo cementerio des Innocents, los cuerpos solían permanecer incorruptos, probablemente por las condiciones del terreno.
Vista general de las catacumbas de los Capuchinos de Palermo |
La Iglesia Católica tradicionalmente ha considerado la incorruptibilidad de los cuerpos como una prueba de santidad. Si los cadáveres de ciertas personalidades reputadas por su vida ejemplar, aparecen incorruptos tras su exhumación, se considera como una prueba complementaria para garantizar su santidad. Así se representa en algunas tablas medievales, en las que el cadáver exhumado del santo aparece incorrupto entre otros cuerpos corrompidos, como una señal divina.
Cuerpo de la niña Rosalia Lombardo, que falleció a los 2 años de edad en 1920. Su cuerpo se conserva incorrupto en las catacumbas de los capuchinos de Palermo. |
Cuando visité la catacumba de los capuchinos de Palermo, reconozco que experimenté una gran impresión. Se trata de un subterráneo con larguísimas galerias, cuyas paredes están llenas de cadáveres. Los más de 8000 cadáveres se alinean en las paredes, colgados en una especie de percheros. Pero tal vez lo que más impresiona es que los cadáveres están vestidos con su ropa, en el caso de los frailes con sus hábitos, y en el caso de los civiles con uniformes militares o con la que llevaban para salir a la calle a pasear. Aunque la mayoría son esqueletos vestidos, un buen número de ellos están incorruptos, en una suerte de momificación natural producida por las condiciones de la cripta. La conservación de los cadáveres pronto ejerció un efecto llamada y la burguesía y miembros destacados de la sociedad quisieron que sus cuerpos fueran llevados a la catacumba tras su muerte. Los cuerpos no eran enbalsamados, pero sí que se les conservaba de forma intencionada las pelucas, complementos, tocados, e incluso a muchos se les añadían ojos de vidrio, para remedar mejor el aspecto que tenían en vida. Uno de los cuerpos - el de una niña, Rosalia Lombardo - llama especialmente la atención. Fallecida en 1920, a los dos años de edad, su cuerpo está tan bien conservado que está considerada la momia más bella del mundo y le ha valido el epíteto de "La Bella Durmiente".
Le catacombe dei capuccini di Palermo:
2 comentarios:
Muy completo y bien escrito artículo. Gracias por compartirlo. Saludos fraternos desde México.
No es tan Accidental-Natural como parece; y no es 'Casual'. Es una prueba irrefutable, de que la Inmortalidad Humana no sólo 'Puede' ser un Hecho algún día, sino que 'DEBE'
si LA MUERTE es el último DAÑO que sufrimos.....que puede ocurrir -DEBE OCURRIR- si vamos reduciendo el DAÑO ????????????
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