Martirio de San Lorenzo. Retablo de St. Llorenç. Escuela de Lleida (segunda mitad del s. XV) Temple sobre madera. Procede de Preixana. Museu Episcopal de Vic
Uno de los dolores más intensos que puede sufrir el cuerpo humano es la sensación de quemadura. Tal vez por eso se ha usado frecuentemente como instrumento de tortura y como método cruel de ejecución. Y también las llamas han sido la vívida representación de las penas infinitas del infierno.
Entre los múltiples tormentos a los que según la tradición fueron sometidos los primeros mártires cristianos, que dieron la vida por confesar su fe, figura en muchos casos el del fuego. Pero entre todos ellos el más paradigmático es, sin duda, San Lorenzo.
Lorenzo era uno de los siete diáconos regionarios de Roma y era el fiel acompañante del papa Sixto II, y se encargaba de socorrer a los necesitados de la ciudad, con las limosnas que le entregaban los fieles. Su nombre en latín Laurentius significa "laureado".
Según la tradición cristiana fue martirizado en el año 258, cuatro días después del martirio del papa Sixto. Cuenta la leyenda que el prefecto de Roma creía que los cristianos eran propietarios de un gran tesoro y que estaba en manos de Lorenzo. Tras el asesinato del papa, ordenó a Lorenzo que le entregara los tesoros de la Iglesia. Lorenzo calmoso, le pidió tres días para reunirlos, cosa que le fue concedida. El diácono Lorenzo entonces congregó a todos los pobres y enfermos y menesterosos de la ciudad a los que siempre había socorrido, frente a las puertas de la residencia del prefecto, y se los mostró diciendo:
"- Estos son los verdaderos tesoros de la Iglesia"
El prefecto entonces, montó en cólera y le dijo:
"- Te has atrevido a burlarte de mí y del Emperador, por lo que serás ejecutado. Pero no creas que morirás en un instante, sino que morirás lentamente y con gran sufrimiento"
Fiel a su promesa, mandó disponer una gran parrilla sobre una hoguera y allí fue colocado Lorenzo, para ser asado como una res. La tradición dice que en medio de tan terrible martirio, Lorenzo no profirió grito alguno y conservó la sonrisa. Al cabo de un tiempo se giró hacia su torturador y exclamó: "Assum est, inqüit, versa et manduca" ("Parece que ya está bien asado de un lado, gíralo y come")
Lorenzo fue enterrado en las Catacumbas de Ciríaca en la Via Tiburtina, donde más tarde, en época del emperador Costantino se construyó un pequeño oratorio conmemorativo, que con los años llegó a ser la basílica de San Lorenzo fuori le mura.
San Lorenzo es uno de los santos más representados de la Iglesia Católica. Suele representarse en el momento de su martirio, siendo asado con la parrilla o revistiendo la dalmática de diácono, con su parrilla (símbolo de su martirio) y la palma de los mártires. Algunas veces forma pareja con San Esteban, otro santo diácono martirizado.
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Un museo puede interpretarse de muchas maneras. A la visión artística, histórica o antropológica, un dermatólogo puede aportar nuevos enfoques sobre patología, cosméticos, terapéutica, simbolismos, usos u otros aspectos de interés.
domingo, 6 de marzo de 2016
El tormento de las brasas
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