Andrea Mantegna
San Sebastián
(1480 circa)
Óleo sobre lienzo. 255 x 140 cm
Museo del Louvre, París
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Andrea Mantegna (1431-1506) es uno de los pintores italianos más destacados del s. XV. A él se deben algunos planteamientos innovadores, como el escorzo del Cristo muerto, que supuso una auténtica revolución en la Historia del Arte.
Mantegna representa a San Sebastián, un patrón de belleza masculina, en diversas versiones (Kunsthistorisches Museum, Viena; Ca d'Oro, Venecia; y Musée du Louvre, Paris). En dos de ellas, el tradicional árbol al que está sujeto el santo es sustituido por una columna clásica, en el marco de un pórtico en ruinas. En la versión de Venecia, el santo aparece sobre un fondo neutro. El cuerpo aparece bien proporcionado y hermoso, sobre los restos arquitectónicos. La relación entre las proporciones del cuerpo humano y la arquitectura obedece a una idea renacentista, en la que se intentaba recuperar la construcción clásica siguiendo un canon de proporción del cuerpo humano contraponiéndola a la arquitectura gótica, incomprensible e inmensurable. En la versión del Louvre, además, al lado del pie del mártir aparece un pie de una estatua en ruinas, calzado con una sandalia romana. Una referencia más al mundo grecorromano - una era terminada, aunque seguida con nostalgia - y la era cristiana como actualidad y futuro.
Las tres versiones del San Sebastián de Mantegna.
De izquierda a derecha: Kunsthistorisches Museum (Viena), Louvre (París) y Ca' d'Oro. (Venecia)
De izquierda a derecha: Kunsthistorisches Museum (Viena), Louvre (París) y Ca' d'Oro. (Venecia)
Para no empañar la figura del bello muchacho, las heridas de las flechas apenas sangran ni provocan repulsión. Es sin duda una de las mejores obras de Mantegna.
En la versión del Museo del Louvre aparecen, en el ángulo inferior derecho, las cabezas de dos personajes, que se identifican como los verdugos, ya que llevan arco y flechas. Están pintadas con tanta minuciosidad que no cabe duda de que se trata de retratos, tomados de la realidad. Uno de ellos, el situado más al centro, presenta la cara llena de arrugas, pintadas con precisión, en las que podemos ver el efecto de los años y de la exposición solar sobre la piel. A nivel del mentón podemos apreciar zonas en las que no crece el pelo. Son zonas alopécicas, que tal vez puedan interpretarse como una alopecia areata de la barba. Sin embargo las zonas despobladas de pelo son pequeñas y numerosas, agrupadas en un curioso ramillete. Situándonos en la época, pudieran también interpretarse como áreas cicatriciales, tal vez como consecuencia de una viruela, enfermedad de extraordinaria frecuencia en el s. XV.
El arte de Andrea Mantegna:
En la versión del Museo del Louvre aparecen, en el ángulo inferior derecho, las cabezas de dos personajes, que se identifican como los verdugos, ya que llevan arco y flechas. Están pintadas con tanta minuciosidad que no cabe duda de que se trata de retratos, tomados de la realidad. Uno de ellos, el situado más al centro, presenta la cara llena de arrugas, pintadas con precisión, en las que podemos ver el efecto de los años y de la exposición solar sobre la piel. A nivel del mentón podemos apreciar zonas en las que no crece el pelo. Son zonas alopécicas, que tal vez puedan interpretarse como una alopecia areata de la barba. Sin embargo las zonas despobladas de pelo son pequeñas y numerosas, agrupadas en un curioso ramillete. Situándonos en la época, pudieran también interpretarse como áreas cicatriciales, tal vez como consecuencia de una viruela, enfermedad de extraordinaria frecuencia en el s. XV.
El arte de Andrea Mantegna:
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