miércoles, 27 de mayo de 2015

El experimento de Hunter: Sifilis y gonorrea.

John Jackson: Retrato de John Hunter, 1813


John Jackson
(1813)

John Hunter 


Óleo sobre lienzo. 141 × 109.9 cm
National Portrait Gallery, Londres




 En 1813, John Jackson pintó este retrato de John Hunter a partir de un original de Sir Joshua Reynolds, que lo había expuesto en 1786 en la Royal Academy, entidad a la que pertenecía Hunter.


John Hunter con uniforme de capitán de Marina
John Hunter (1728 - 1793) fue un famoso cirujano inglés. Ejerció primero como en cirujano militar en la Armada Británica (1760 - 1763) y posteriormente ocupó los cargos de Cirujano del St. George's Hospital (1768), cirujano del rey Jorge III de Inglaterra (1776) y cirujano general del ejército (1789). Realizó muchos estudios de anatomía. Fue un reputado naturalista e hizo interesantes aportaciones a la anatomía comparada. También se ocupó de las heridas de bala, de las inflamaciones, de las enfermedades venéreas y del desarrollo dentario. 

En su época existía una gran incidencia de enfermedades venéreas, especialmente sífilis y gonorrea. Los médicos discutían sobre si se trataba de una sola enfermedad (el llamado "mal venéreo") o por el contrario, eran diversas enfermedades. Los primeros se conocían como unicistas y los segundos, dualistas.   

John Hunter decidió entonces realizar un experimento definitivo que permitiera dilucidar la unidad o dualidad de las enfermedades venéreas. En 1767 tomó el pus de la uretra de un paciente afecto de gonococia y lo inoculó en su propia uretra. Este proceder puede resultar sorprendente en la actualidad, pero las autoinoculaciones eran una práctica corriente en aquel tiempo, y estaban muy bien vistas. Tenían cierta aureola de sacrificio, de altruismo, de caridad. Algo así como un sacerdocio laico. Pero el experimento de Hunter, además de arriesgado resultó ser muy desafortunado: la mala suerte quiso que el paciente elegido tuviera ambas enfermedades y al cabo de poco, Hunter desarrolló tanto los síntomas de la sífilis (chancro) como los de la gonorrea (supuración uretral). La conclusión a la que llegó - evidentemente errónea - fue que se trataba de una sola y única enfermedad. 



John Hunter, naturalista

El enorme prestigio que gozaba en el mundo médico en todo el mundo Hunter, hizo que la comunidad científica internacional aceptara a pies juntillas la unicidad de las enfermedades de transmisión sexual. Solamente algunas aisladas y tímidas voces discordantes, como la de Bell en Escocia (1799) osaron discrepar de esta opinión. 

El malentendido sobre el pretendido origen común del mal venéreo no llegó hasta 1812, cuando Hernández realizó un nuevo experimento - totalmente reprobable desde el punto de vista ético - inoculando la enfermedad a 17 presos del penal de Toulon, en Francia, demostrando que sífilis y gonorrea eran dos enfermedades diferentes. 

La inoculación de John Hunter supuso un error que duró casi medio siglo en corregirse. Este caso es un ejemplo de cómo un mal planteamiento de los experimentos científicos y la ausencia de posteriores comprobaciones pueden suponer un atraso considerable en el progreso  del conocimiento. 












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