Salvador Dalí (1904-1989) realizó esta acuarela representando la cabeza de Medusa en 1962. En ella recurre a una curiosa hibridación. En el centro aparece la cara fantasmagórica del personaje mitológico cuyos ojos, similares a los de una calavera, no presagian nada bueno. Sus cabellos se tornan tentáculos, como los del animal marino homónimo, aunque a medida que se alejan del centro van tomando la forma de otro animal marino, un pulpo, como se puede intuir por las ventosas que van apareciendo en los tentáculos. Un monstruo terrorífico en uno de los rápidos esbozos del genial pintor.
Según la mitología, de las Gorgonas, Esteno, Euriale y Medusa, esta última fue la más famosa. Su cabeza estaba llena de serpientes y tenía el poder de convertir en piedra a quien la mirase. Este mito, el de la maléfica Gorgona paralizante con cabellos de sierpes ponzoñosas, ha dado el nombre a unos animales cnidarios, las medusas marinas.
Las medusas de mar son, efectivamente malévolas y paralizantes, pero en este caso no por su mirada (entre otras cosas carecen de ojos) sino por el contacto con sus tentáculos tóxicos. Las medusas son unos animales de cuepo gelatinoso y acampanado, del que emergen unos filamentos dotados de células que liberan sustancias tóxicas (como las serpientes del mito griego).
Durante la última década, se han recibido infinidad de informes sobre playas invadidas por medusas en todo el mundo. Según el Observatorio de Medio Ambiente de Menorca, el número de ataques de medusas contra nadadores ha aumentado constantemente desde 2002. Este fenómeno está favorecido por el cambio climático que está afectando a nuestros océanos. A medida que los humanos emiten más gases de efecto invernadero (dióxido de carbono en particular) a la atmósfera, la química de los océanos cambia. Sin embargo, las medusas pueden sobrevivir y, a menudo, multiplicarse rápidamente en un mar más cálido, más ácido y menos oxigenado. Por lo tanto, el aumento en la población de medusas nos dice que el cambio climático es real.
Las medusas son seguramente unos de los animales más primitivos de nuestro planeta. Surgieron en los océanos hace más de 600 millones de años y, desde entonces, sus características morfológicas apenas han cambiado. Su sencillez anatómica les ha permitido sobrevivir en la mayor parte de los hábitats marinos e incluso de los dulceacuícolas.
El éxito evolutivo de las medusas radica precisamente en unas células denominadas cnidocitos, una de las armas biológicas más eficaces del reino animal. Estas células llamadas cnidocitos, están dispuestas en los tentáculos, y son específicas de todos los cnidarios. Los cnidocitos contienen el veneno que la medusa inocula a sus presas para paralizarlas antes de ingerirlas y que también puede usar como mecanismo de defensa contra los ataques de depredadores. Ante alguna de esas situaciones, en tan solo 3 milisegundos el cnidocito dispara un filamento que descarga el veneno. Se trata de uno de los procesos de exocitosis (expulsión de sustancias por parte de la célula) más rápidos conocidos hasta ahora.
La composición de la toxina de los cnidocitos varía de una especie de medusa a otra. La intensidad de la picadura en los humanos depende, de la toxicidad del veneno producido por cada especie, pero también de la cantidad de tóxico inoculado.
Según la mitología, de las Gorgonas, Esteno, Euriale y Medusa, esta última fue la más famosa. Su cabeza estaba llena de serpientes y tenía el poder de convertir en piedra a quien la mirase. Este mito, el de la maléfica Gorgona paralizante con cabellos de sierpes ponzoñosas, ha dado el nombre a unos animales cnidarios, las medusas marinas.
Pelagia noctiluca |
Las medusas de mar son, efectivamente malévolas y paralizantes, pero en este caso no por su mirada (entre otras cosas carecen de ojos) sino por el contacto con sus tentáculos tóxicos. Las medusas son unos animales de cuepo gelatinoso y acampanado, del que emergen unos filamentos dotados de células que liberan sustancias tóxicas (como las serpientes del mito griego).
Durante la última década, se han recibido infinidad de informes sobre playas invadidas por medusas en todo el mundo. Según el Observatorio de Medio Ambiente de Menorca, el número de ataques de medusas contra nadadores ha aumentado constantemente desde 2002. Este fenómeno está favorecido por el cambio climático que está afectando a nuestros océanos. A medida que los humanos emiten más gases de efecto invernadero (dióxido de carbono en particular) a la atmósfera, la química de los océanos cambia. Sin embargo, las medusas pueden sobrevivir y, a menudo, multiplicarse rápidamente en un mar más cálido, más ácido y menos oxigenado. Por lo tanto, el aumento en la población de medusas nos dice que el cambio climático es real.
Chrysaora hyoscella |
Las medusas son seguramente unos de los animales más primitivos de nuestro planeta. Surgieron en los océanos hace más de 600 millones de años y, desde entonces, sus características morfológicas apenas han cambiado. Su sencillez anatómica les ha permitido sobrevivir en la mayor parte de los hábitats marinos e incluso de los dulceacuícolas.
El éxito evolutivo de las medusas radica precisamente en unas células denominadas cnidocitos, una de las armas biológicas más eficaces del reino animal. Estas células llamadas cnidocitos, están dispuestas en los tentáculos, y son específicas de todos los cnidarios. Los cnidocitos contienen el veneno que la medusa inocula a sus presas para paralizarlas antes de ingerirlas y que también puede usar como mecanismo de defensa contra los ataques de depredadores. Ante alguna de esas situaciones, en tan solo 3 milisegundos el cnidocito dispara un filamento que descarga el veneno. Se trata de uno de los procesos de exocitosis (expulsión de sustancias por parte de la célula) más rápidos conocidos hasta ahora.
Modo de acción de los cnidocitos. A la izquierda, cnidocito con el filamento en reposo. Al contactar con una presa o un depredador, el filamento se desenrrolla y protruye al exterior en tan solo 3 milisegundos, descargando el veneno que contiene. |
La composición de la toxina de los cnidocitos varía de una especie de medusa a otra. La intensidad de la picadura en los humanos depende, de la toxicidad del veneno producido por cada especie, pero también de la cantidad de tóxico inoculado.
Algunas medusas del Mediterráneo, como Pelagia noctiluca, Chrysaora hyoscella, Rhizostoma pulmo o Carybdea marsupialis, están catalogadas como especies de toxicidad media-alta. En algunas zonas de la costa española, más de la mitad de las asistencias médicas solicitadas se deben a picaduras de medusa.
Las medusas, animales con mala fama
Rhizostoma pulmo |
A pesar de la dificultad que tiene la extracción del veneno en las medusas, los científicos han conseguido aislar ciertas sustancias de las medusas, comprobando que alguna de las especies estudiadas pueden llegar a tener más de 10 tipos diferentes de veneno, las cuales a abrirse los filamentos de los cnidocitos se inyectan en la piel de la víctima, y pueden combinarse produciendo una acción sinérgica, es decir forman un cóctel tóxico que puede llegar a matar a peces de su tamaño en menos de un minuto. Algunas especies de gran tamaño, como la carabela portuguesa (Physalia phisalis) con tentáculos de cerca de dos metros, son especialmente tóxicas y pueden matar a un humano en menos de una hora.
Carabela portuguesa (Physalia phisalis) una de las especies más peligrosas de medusa |
Los tóxicos más frecuentes de las medusas son:
- HIPNOCINA
Es una enzima proteica que actúa paralizando a la presa. Se extiende progresivamente por la sangre, y en presas pequeñas se propaga por todo el cuerpo paralizándolo muscularmente e incluso imposibilitando los movimientos de la respiración. En humanos produce un efecto de parestesia (la sensación de zona "dormida").
- THALASSINA
Otra de las sustancias tóxicas es la denominada thalassina, que se encuentra con frecuencia en la mayoría de medusas, tanto en las más mortales, como de aquellas que no lo son. Inyectado en pequeñas cantidades puede producir urticaria, pero si el contacto con los tentáculos es continuado, y por lo tanto la dosis que se recibe de thalassina es mucho mayor, puede paralizar rápidamente todos los miembros del cuerpo, y lo que es más grave aún, provocar un paro cardíaco que lleve a la muerte.
- CONGESTINA
Tras ser picadas por una medusa, muchas personas sienten una serie de problemas digestivos. Estos son causados por una enzima llamada congestina, que puede provocar sensación de náuseas o incluso vómitos. A veces se provocan dolores abdominales, que en ocasiones son tan intensos que dificultan estar de pie. Ocasionalmente también se han descrito diarreas.
Caribdea marsupialis |
Evidentemente todos estos síntomas solo se producen en casos de picaduras de medusas de gran tamaño, de muchas medusas a un tiempo o de especies muy tóxicas. En la mayoría de los casos la sintomatología no es grave y se limita a la piel. Comienzan con prurito local y dolor intenso y muy agudo, urente (similar a una quemadura) con lesiones dispuestas típicamente en líneas (según el contacto de los filamentos). En las zonas afectadas se observa eritema, edema, y a veces petequias, vesículas y ampollas. Es poco frecuente que produzcan sintomatología sistémica como la que hemos descrito antes, que solamente se producen en los casos de picaduras masivas o en pacientes previamente sensibilizados por picaduras anteriores. Pueden quedar cicatrices o discromías persistentes en la zona afectada.
Tras una picadura de medusa, se debe evitar frotar la zona con la toalla o con arena, y se deben extraer con cuidado los restos de tentáculos adheridos a la piel. A continuación lo mejor es aplicar vinagre o una solución de amoníaco con agua de mar al 50% (nunca con agua dulce, y también deben evitarse los lavados con agua dulce en la zona). Puede aplicarse una bolsa con hielo en la zona durante 15 minutos (igualmente evitar el contacto directo con el hielo a menos que sea hielo de agua de mar). Si se observa mal estado general, dificultad respiratoria o alteraciones del ritmo cardíaco, se llevará a la víctima al hospital.
En días sucesivos, si la piel se mantiene íntegra, sin erosiones, se puede aplicar localmente una crema de corticoides o una asociación de antibiótico y corticoide. Si se observan erosiones o efracciones cutáneas, es recomendable la aplicación de un antiséptico.
Bibliografía
Taberner R. Dermapixel (blog) Las medusas, mejor con vinagre. https://www.dermapixel.com/2011/06/las-medusas-mejor-con-vinagre.html
Toxicidad del veneno de las medusas https://medusas.wiki/toxicidad-del-veneno-de-las-medusas/
Ballesteros A. La picadura de una medusa. Investigación y Ciencia. Sept 2017. https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/la-red-de-la-memoria-712/la-picadura-de-una-medusa-15550
Big Nano. El mensaje de las medusas. Investigación y ciencia. Octubre 2018. https://www.investigacionyciencia.es/blogs/fisica-y-quimica/57/posts/el-mensaje-de-las-medusas-16798
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