Cimex lectularius (1895) Grabado publicado en: Larive y Fleury. Diccionario de las palabras y las cosas, 1895 |
La chinche de cama (Cimex lectularius) son insectos hemípteros pequeños (0'5 cm aprox.), ovales, de color pardo, aplanados, que se alimentan solo de sangre de animales. Suelen anidar en las rendijas de los muebles del dormitorio (colchones, somieres, cortinas, rendijas o incluso entre los libros viejos). Las chinches no soportan la luz y se esconden durante el día. No vuelan ni saltan sobre sus víctimas: simplemente se desplazan, pican para succionar la sangre de su huésped y regresan a sus escondrijos. A veces se pueden confundir con garrapatas o cucarachas.
Al picar, las chinches dejan una lesión enrojecida e inflamada, en las que a veces se distingue un pequeño punto hemorrágico central. Las picaduras de las chinches son pruriginosas y se disponen en el rostro, el cuello, los brazos y las manos. Suelen estar agrupadas en línea o pequeños grupos.
Anónimo. Parts of Bed-Bug. Grabado publicado en Harper's magazine CXXVII, dic1860 |
Resistentes a casi todos los insecticidas, recientemente se observa un aumento de su presencia en las grandes aglomeraciones urbanas, probablemente relacionado con la interrupción del uso de insecticidas peligrosos como el DDT.
La chinche es una vieja compañera de los humanos. Se han encontrado restos de chinches en tumbas egipcias de hace 3.500 años. Aunque estos insectos existían ya antes de la aparición de nuestra especie. Hasta hace poco se creía que originariamente habían parasitado a murciélagos, una especie que apareció en la Tierra hace unos 60 millones de años.
Árbol filogenético de las chinches. Tomado de: Steffen Roth y cols en Current Biology |
Sin embargo las investigaciones más recientes hacen remontar la aparición del árbol filogenético de las chinches a tiempos todavía más remotos. Un equipo internacional ha realizado un amplio estudio analizando el ADN de docenas de especies de chinches recogidas en los últimos 15 años en diferentes lugares del mundo. La conclusión es que la familia de las chinches aparecieron en nuestro planeta por lo menos 50 millones de años antes que los murciélagos. Existen sobre el planeta desde hace 100 millones de años, por lo que coexistieron con los dinosaurios. Los resultados del estudio se han publicado en mayo de 2019 en la revista Current Biology.
¿De qué sangre se alimentaban pues, en aquel lejano tiempo, las precursoras de las chinches de cama? Por supuesto no de sangre de dinosaurios. Aparte del evidente grosor de la piel de estos saurios, las chinches prefieren instalarse junto a los animales que dispongan de un "hogar", es decir, un nido, una madriguera, una litera de murciélagos o una cama de humanos... cosas de la que no disponían los dinosaurios, que vivían al aire libre. En los recovecos de estos "hogares" de los huéspedes elegidos, las chinches parecen instalarse a gusto.
El estudio revela también que aunque las chinches pueden eviolucionar para parasitar nuevas especies, siempre pueden volver a sus huéspedes anteriores, es decir que no se especializan de forma definitiva. Todas estas investigaciones nos proporciona detalles hasta ahora desconocidos que pueden ayudar a comprender mejor la biología de estos insectos y a desarrollar nuevos métodos para controlar esta plaga.
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