Caldarium y labrum de las Termas de Pompeya (s. I d.C.) Yacimiento de Pompeya (Campania, Italia) |
El aseo matutino era muy sucinto en Roma. Los romanos, que eran
madrugadores, se precipitaban enseguida a la calle sin casi desayunar (según
Marcial, muchas veces solo tomaban un vaso de agua [1])
En la detallada vida de Suetonio sobre la vida de los césares apenas hay ningún
comentario sobre el aseo matutino. En Pompeya solo se ha hallado un dormitorio
con una jarra de agua sobre la mesa. Sin duda el aseo matutino habitual debía
limitarse a refrescarse la cabeza y las manos con agua fría (Ausonio,
Ephemeris, 2). Naturalmente, en las
casas acomodadas había la posibilidad de acudir a su propio balneum, aunque probablemente esto no se
solía efectuar a primera hora de la mañana.
Mosaico de las termas femeninas de Herculano, decorado con animales marinos. |
Los romanos imitaron la costumbre griega de instalar cuartos de baño en
las domus urbanas o en las villae
o residencias de campo. Algunos baños domésticos eran muy lujosos, como en la
casa de Menandro, en Pompeya [2].
Sin embargo, en la ciudad de Roma, gran parte de la población vivía de alquiler
en casas de pisos (insulae) de dimensiones reducidas que no permitían este
tipo de instalaciones. Por esto se popularizaron los baños públicos, bajo
supervisión edilicia, ya desde la época republicana (s. II a.C). Sin embargo,
la austeridad republicana no veía bien estos baños realizados de forma poco
íntima. Catón el Censor por ejemplo, nunca se bañó en presencia de su hijo.
Natatio. Termas de Bath (Inglaterra) |
Fue bajo el Imperio cuando las termas aumentaron en tamaño y en
prestaciones y sobre todo en número. En el año 33 a.C. Agripa ordenó que se
censaran los baños públicos: había 170. Las termas eran en su mayoría de
titularidad estatal, y estaban bajo la potestad de los ediles, se solían
arrendar a empresarios (conductor)
que los explotaba como negocio.
La entrada a las termas era muy módica: un quadrans (un cuarto de as)
y los niños no pagaban[3]
[4].
Este coste es comparado por Chaillet al equivalente de 0’5 € [5].
El año en el que Agripa fue edil (33 a.C.) protagonizó un sensacional golpe de
efecto. Se hizo cargo del coste de las entradas, por lo que aquel año el acceso
a las termas públicas fue gratuito. Es de suponer la gran acogida que tuvo esta
medida política. Poco después Agripa aprovechando la llegada de las aguas del
acueducto Virgen, fundó las termas que llevaron su nombre y que fueron
gratuitas permanentemente (19 d.C.)[6].
Tepidarium. Termas de Bath (Reino Unido) |
Mosaico representando un delfín. Termas de Caracalla (Roma) |
Después de las termas de Agripa, se construyeron en el Campo de Marte
las Termas de Nerón (62 d.C.); las de Tito (80 d.C.) en los flancos de la
antigua Domus Aurea; las de Trajano (109 d.C.) en el Aventino [7].
Las termas cada vez eran más espaciosas
y monumentales. Las Termas de Caracalla (212 d.C.) de las que aún hoy subsisten
unas imponentes ruinas ocupaban 118.000 m2, y las de Diocleciano, 140.000
m2 [8].
En el s.IV d.C. había 967 baños públicos y 11 grandes termas en la ciudad de
Roma (alimentadas por 19 acueductos).
Bibliografía
[1] Marcial. Epigrama XI, 104, 3-4 http://www.thelatinlibrary.com/martial/mart11.shtml (Consultado en septiembre 2011)
[2] Etienne R. La vida cotidiana en Pompeya.
Ed. Temas de Hoy. Madrid, 1992. (p. 291-292)
[5] Chaillet G. Dans la Rome des Cesars. Ed.
Glenat. Grenoble, 2004 (p. 29)
[6] Carcopino J. La vida cotidiana en Roma en
el apogeo del Imperio. Círculo de Lectores. Barcelona, 2004.(p. 302)
[7] Coarelli F. Roma. Mondadori. Milan, 2002
(384 pág.)
[8] Segura Munguía S, Cuenca Cabeza M. El ocio
en la Roma antigua. Publicaciones de la Universidad de Deusto. Bilbao 2008 (p.
94-100)
Las Termas Romanas
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