Bartolo di Fredi Retablo del Descendimiento de la Cruz (fragmento) (El beato Filippino Ciardelli sanando a los enfermos) (1382) Temple sobre tabla Museo Civico e Diocesano d'Arte Sacra. Montalcino. |
Bartolo di'Fredi (?-1440) fue un pintor sienés de la segunda mitad del s. XIV. Por un documento de 1353 sabemos que abrió un taller de arte en esta ciudad, junto con el pintor Vanni. Más tarde ocupó algunos cargos políticos locales. Desarrolló una intensa actividad artística, influída por la pintura de Simone Martini, y que dejó numerosas obras en Siena, Montalcino y San Gimigniano.
Precisamente para la iglesia de San Francisco de Montalcino, el pintor realizó en 1382 un políptico en el que la tabla central representaba el Descendimiento de la Cruz y a los lados dos tablas dedicadas a S. Juan Bautista y otras dos al beato franciscano Filippino Ciardelli, un fraile local que murió a mediados del s. XIII.
En este políptico se representan algunos aspectos de la vida del santo: la levitación del fraile y los milagros que realizaba, curando a los enfermos. En esta última tabla se puede ver como un grupo de personajes llevan a un enfermo al santo pidiéndole que le cure. La pierna del afectado presenta una gran herida, probablemente debida a un accidente o tal vez a una intervención quirúrgica, que le ocupa unos 2/3 de la pierna derecha. La pierna aparece claramente engrosada y tumefacta, en relación a la del otro lado, con cierto grado de cianosis. La cara del paciente denota dolor al tacto. El pie se incurva hacia atrás, en una clásica actitud refleja defensiva. El tórax aparece marcando el esternón y los arranques de las vértebras, lo que hace pensar en que presenta tamién una caquexia, dejando entrever un mal estado general. El beato con la mano izquierda, bendice el miembro enfermo, dando a entender que obra el milagro de su curación.
Creemos que puede tratarse de una celulitis bacteriana, que debía ser una complicación frecuente de las heridas en la Edad Media. Las malas condiciones higiénicas de aquel tiempo debían contribuir mucho a que este tipo de casos fueran bastante frecuentes.
Otro aspecto a destacar es el personaje que aparece detrás del herido, tocado con un sombrero oscuro: muestra al beato una mano en forma de garra, que puede recordar una garra cubital, típica de la lepra, enfermedad muy frecuente en aquel tiempo y que constituía el paradigma por excelencia de la enfermedad. En la segunda fila, aparece un ciego.
En esta tabla destacan también las arrugas representadas en los rostros de los personajes, que anticipan ya una tendencia realista evidente.
Bibliografía:
Precisamente para la iglesia de San Francisco de Montalcino, el pintor realizó en 1382 un políptico en el que la tabla central representaba el Descendimiento de la Cruz y a los lados dos tablas dedicadas a S. Juan Bautista y otras dos al beato franciscano Filippino Ciardelli, un fraile local que murió a mediados del s. XIII.
En este políptico se representan algunos aspectos de la vida del santo: la levitación del fraile y los milagros que realizaba, curando a los enfermos. En esta última tabla se puede ver como un grupo de personajes llevan a un enfermo al santo pidiéndole que le cure. La pierna del afectado presenta una gran herida, probablemente debida a un accidente o tal vez a una intervención quirúrgica, que le ocupa unos 2/3 de la pierna derecha. La pierna aparece claramente engrosada y tumefacta, en relación a la del otro lado, con cierto grado de cianosis. La cara del paciente denota dolor al tacto. El pie se incurva hacia atrás, en una clásica actitud refleja defensiva. El tórax aparece marcando el esternón y los arranques de las vértebras, lo que hace pensar en que presenta tamién una caquexia, dejando entrever un mal estado general. El beato con la mano izquierda, bendice el miembro enfermo, dando a entender que obra el milagro de su curación.
Creemos que puede tratarse de una celulitis bacteriana, que debía ser una complicación frecuente de las heridas en la Edad Media. Las malas condiciones higiénicas de aquel tiempo debían contribuir mucho a que este tipo de casos fueran bastante frecuentes.
Otro aspecto a destacar es el personaje que aparece detrás del herido, tocado con un sombrero oscuro: muestra al beato una mano en forma de garra, que puede recordar una garra cubital, típica de la lepra, enfermedad muy frecuente en aquel tiempo y que constituía el paradigma por excelencia de la enfermedad. En la segunda fila, aparece un ciego.
En esta tabla destacan también las arrugas representadas en los rostros de los personajes, que anticipan ya una tendencia realista evidente.
Bibliografía:
Bagnoli, A: Museo civico e diocesano d’arte sacra di Montacino, Siena, Edizioni Cantagalli, 1997, p. 28
Harpring, P: The Sienese Trecento Painter Bartolo di Fredi, Cranbury, New Jersey, Associated University Press, 1993
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