Piero della Fracesca
Retrato de Federico di Montefeltro, Duque de Urbino y de su mujer Battista Sforza
(1472) Temple sobre tabla. Díptico. 47 x 33 cm. Galleria Uffizi, Florencia. |
Piero della Francesca (1416-1492) fue un pintor toscano encuadrado en el Quattrocento. Es una de las personalidades más importantes del Renacimiento italiano, a pesar de no haber trabajado nunca para los Medici i haber llevado una vida itinerante (solamente pasó un año de su vida en Florencia).
Su obra pictórica se caracteriza por la dignidad clásica, similar a la de Masaccio. El tratamiento de las figuras es muy volumétrico y se percibe un cuidadoso estudio anatómico y una cierta tendencia al monumentalismo. Sus personajes son bastante fríos e inexpresivos, con figuras muy estáticas, como si sus movimientos hubieran quedado congelados. La luz es muy diáfana, diurna, y dota a las figuras de una luz propia, radiante. Los colores brillantes, probablemente por influencia de Domenico de Venezziano, con quien pintó los frescos de la iglesia florentina de Sant' Egidio (hoy desaparecidos). Piero, hombre del Renacimiento por antonomasia, cultivó también las matemáticas y en su obra está siempre presente la geometría, que implica la perspectiva lineal y la tendencia a reducir las figuras a la esencia.
El díptico de los duques de Urbino es una tabla articulada, pintado por ambas caras. En el anverso se ven los retratos de Federico da Montefeltro,duque de Urbino y de su esposa, Battista Sforza. Esta obra se considera uno de los primeros retratos renacentistas. Las dos piezas del díptico estuvieron unidas durante un tiempo por un único marco. El artista representa a los duques de perfil, como en las monedas romanas o en las medallas. Esta posición es bastante habitual en la pintura italiana de la época. En la elección de la posición influyó también un accidente que tuvo el duque en un torneo, que también fue el responsable de la curiosa forma de su nariz en la tabla.
Los dos perfiles quedan frente a frente sobre un paisaje idealizado y en perspectiva, visto desde un ángulo superior, que recuerda a la pintura flamenca de Van Eyck (Virgen del Canciller Rolin). El perfil del duque da una gran sensación de volumen (tal vez debida al tocado y a las ropas de color rojo) y presenta un curioso y poco usual perfil nasal. Es bastante común afirmar que en la elección de la posición influyó también un accidente que tuvo el duque en un torneo, que lo habría dejado tuerto del ojo derecho y le causó una cicatriz en la mitad derecha del rostro, lo que sería también fue el responsable de la curiosa forma de su nariz en la tabla. Pero al parecer esta información no es corroborada por sus coetáneos y no aparece citada hasta el s. XIX, por lo que se duda de su verosimilitud. Otras teorías sostienen que el duque padecería algún tipo de malformación craneofacial.
La duquesa està hierática y presenta una tez extremadamente pálida. Tal vez la incidencia de la luz explique parcialmente esta coloración. Pero sobre todo, en el momento de pintar el díptico, Battista Sforza ya había fallecido, y Piero della Francesca tomó sus facciones de su máscara mortuoria. Por eso es de una falta de expresividad total y su cara aparece hierática e imperturbable. Probablemente el artista también se decidió por un color marfileño, cadavérico, para representar su tez.
Su obra pictórica se caracteriza por la dignidad clásica, similar a la de Masaccio. El tratamiento de las figuras es muy volumétrico y se percibe un cuidadoso estudio anatómico y una cierta tendencia al monumentalismo. Sus personajes son bastante fríos e inexpresivos, con figuras muy estáticas, como si sus movimientos hubieran quedado congelados. La luz es muy diáfana, diurna, y dota a las figuras de una luz propia, radiante. Los colores brillantes, probablemente por influencia de Domenico de Venezziano, con quien pintó los frescos de la iglesia florentina de Sant' Egidio (hoy desaparecidos). Piero, hombre del Renacimiento por antonomasia, cultivó también las matemáticas y en su obra está siempre presente la geometría, que implica la perspectiva lineal y la tendencia a reducir las figuras a la esencia.
El díptico de los duques de Urbino es una tabla articulada, pintado por ambas caras. En el anverso se ven los retratos de Federico da Montefeltro,duque de Urbino y de su esposa, Battista Sforza. Esta obra se considera uno de los primeros retratos renacentistas. Las dos piezas del díptico estuvieron unidas durante un tiempo por un único marco. El artista representa a los duques de perfil, como en las monedas romanas o en las medallas. Esta posición es bastante habitual en la pintura italiana de la época. En la elección de la posición influyó también un accidente que tuvo el duque en un torneo, que también fue el responsable de la curiosa forma de su nariz en la tabla.
Los dos perfiles quedan frente a frente sobre un paisaje idealizado y en perspectiva, visto desde un ángulo superior, que recuerda a la pintura flamenca de Van Eyck (Virgen del Canciller Rolin). El perfil del duque da una gran sensación de volumen (tal vez debida al tocado y a las ropas de color rojo) y presenta un curioso y poco usual perfil nasal. Es bastante común afirmar que en la elección de la posición influyó también un accidente que tuvo el duque en un torneo, que lo habría dejado tuerto del ojo derecho y le causó una cicatriz en la mitad derecha del rostro, lo que sería también fue el responsable de la curiosa forma de su nariz en la tabla. Pero al parecer esta información no es corroborada por sus coetáneos y no aparece citada hasta el s. XIX, por lo que se duda de su verosimilitud. Otras teorías sostienen que el duque padecería algún tipo de malformación craneofacial.
Piero della Francesca: Virgen con el Niño y seis santos (detalle) Milán, Pinacoteca di Brera |
El retrato del condottiero Montefeltro presenta diversos nevus intradérmicos en su mejilla. Lo mismo podemos observar en otros cuadros que lo representan como en Virgen con el Niño y seis santos (1472-1474) también pintado por Piero della Francesca (Milán, Pinacoteca di Brera), una obra de clara influencia flamenca, donde aparece con armadura y arrodillado ante la Virgen y el Niño.
En cambio, en un retrato efectuado años más tarde por Justo de Gante (frecuentemente atribuído a Pedro Berruguete) observamos unos interesantes cambios. El duque está, como solía de perfil, mostrando solamente el lado izquierdo de su faz. Está en compañía de su hijo Guidobaldo, leyendo un libro, revestido también de armadura y con las insignias de la Orden de la Jarretera.
Lo que llama nuestra atención es que en esta pintura no se observa ningún nevus intradérmico, sino que en su lugar aparecen unas cicatrices. O sea, que el duque se hizo extirpar quirúrgicamente los nevus. Seguramente por una cuestión estética, ya que no es muy probable que fuera por motivos preventivos. Sea como fuere, tal vez sea ésta la primera extirpación quirúrgica de nevus plenamente documentada de la historia.
En cambio, en un retrato efectuado años más tarde por Justo de Gante (frecuentemente atribuído a Pedro Berruguete) observamos unos interesantes cambios. El duque está, como solía de perfil, mostrando solamente el lado izquierdo de su faz. Está en compañía de su hijo Guidobaldo, leyendo un libro, revestido también de armadura y con las insignias de la Orden de la Jarretera.
Lo que llama nuestra atención es que en esta pintura no se observa ningún nevus intradérmico, sino que en su lugar aparecen unas cicatrices. O sea, que el duque se hizo extirpar quirúrgicamente los nevus. Seguramente por una cuestión estética, ya que no es muy probable que fuera por motivos preventivos. Sea como fuere, tal vez sea ésta la primera extirpación quirúrgica de nevus plenamente documentada de la historia.
3 comentarios:
He leído con mucho interés este artículo y me gustaría realizar algunas precisiones:
1.- El retrato numismático no permite mayor idealización del retratado sino una representación más fidedigna. (Pope-Hennessy J. El retrato en el Renacimiento. Madrid: Akal Universitaria; 1985. pp. 42-43).
2.- En todos los testimonios de los coetáneos del duque de Urbino no hay ni una sola alusión a la supuesta "gran cicatriz en la mitad derecha del rostro". Parece que esta afirmación aparece a partir del s XIX y no tiene ninguna credibilidad.
3.- La versión de que el peculiar perfil del duque se debe a un accidente en un torneo repetida hasta la saciedad por casi todos los biógrafos aparece por primera vez en un poema de Giovanni Santi (Santi G. La vita e le gesta di Federico di Montefeltro duca d’Urbino. 2 Vols., Biblioteca Apostolica Vaticana, Città del Vaticano, 1985, Vol. 2, pp. 152-155.), mientras que en los testimonios de sus coetáneos, o bien ni siquiera se menciona el accidente (p. ej., en la crónica de Pierantonio Paltroni o en la de Vespasiano da Bisticci) o solo se habla de la pérdida del ojo (p. ej., en la Cronaca de Ser Guerriero da Gubbio). Del accidente tampoco hay testimonios en la correspondencia de la época, a diferencia de lo que sucede posteriormente, cuando el duque cae desde un piso superior y se produce una fractura abierta de tibia y peroné que lo dejará cojo.
En un trabajo de investigación que estoy finalizando he tratado de demostrar que el duque de Urbino tenía realmente una malformación craneofacial.
4.- Investigaciones más modernas parecen poner en duda la presencia de Pedro Berruguete en Urbino (véase: Marías F, Pereda F. Petrus Hispanus en Urbino y el bastón del Gonfaloniere: El problema Pedro Berruguete en Italia y la historiografía española. Arch Esp Arte 2002; 75(300):361-380.), por lo que actualmente se prefiere atribuir este retrato a Justo de Gante.
Aprovecho la ocasión para comunicarle que su blog me resulta extremadamente interesante, ya que comparto su afición por la Medicina y el Arte.
Le agradezco mucho su comentario, y tomo buena nota de todos los documentados detalles que me aporta.
Mis afirmaciones están basadas en suposiciones a partir de la bibliografía más usual, como Vd. misma comenta, pero no le quepa la menor duda que a partir de ahora citaré su opinión en mis futuras conferencias.
Respecto a las investigaciones que Vd está realizando, quisiera pedirle me informe cuando llegue a alguna conclusión, especialmente en lo que se refiere a la posible malformación craneal del duque de Urbino.
Finalmente le agradezco mucho que lea mi blog, y deseo que lo continue haciendo en el futuro. Espero que las demás entradas las encuentre mejor documentadas que esta, y si no fuera este el caso, le animo a que me aporte su valiosa opinión.
Un cordial saludo.
He suavizado un poco las afirmaciones del blog a la vista de su comentario. Le ruego que efectúe una segunda lectura y me diga si así le parece mejor (por motivos obvios no lo he cambiado a fondo, sino que simplemente lo he retocado)
Gracias por su asesoramiento y ayuda.
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