François Xavier Fabre Ulises y Neptólemo reciben las armas de Heracles de manos de Filoctetes (1800) Óleo sobre lienzo Musée Fabre. Montpellier. |
En un anterior post comentábamos la historia de Filoctetes, de su tórpida herida y de cómo sus compañeros lo abandonaron en la isla de Lemnos, donde sobrevivió durante más de diez años.
Mientras tanto la guerra de Troya seguía y ya parecía interminable. Los griegos no eran capaces de tomar la ciudad y tampoco los troyanos de Paris podían vencer de forma clara a sus enemigos.
En esta situación, los helenos decidieron consultar a un oráculo. La respuesta no se hizo esperar: para vencer eran necesarias el arco y las flechas de Heracles, que seguían en poder de Filoctetes.
El planteamiento pues, era claro: era menester conseguir las invencibles armas. Pero ¿como ir a solicitar ayuda a Filoctetes, a quien los griegos habían abandonado, herido y desvalido, a su suerte? Ulises propuso enviar a Neptólemo, que era joven y que no había tomado parte del vergonzoso incidente del abandono de Filoctetes.
Filoctetes entrega el arco y las flechas de Heracles a Ulises y Neptólemo. Cerámica ática de figuras rojas. |
Pero Neptólemo era noble y no actuó de este modo. Le contó a Filoctetes el verdadero motivo de su visita, Ulises entonces, intentó embarcar a Filoctetes a la fuerza pero éste se negó. Al final, vencido por la soledad y por las ganas de volver con sus compatriotas, accedió a ir voluntariamente a Troya.
Los griegos esta vez cuidaron bien a Filoctetes. Lo bañaron y limpiaron cuidadosamente su herida. Podalirio, el hijo de Asclepios le aplicó "eficaces bálsamos".
Macaón curando a Filoctetes. Espejo etrusco. Museo Civico-Storico, Bolonia |
Tras su curación, Filoctetes se unió al ejército griego en la guerra de Troya. Una de sus flechas alcanzó a Paris, hiriéndole de muerte. Al final, la contribución del herido que todos consideraron inválido para la batalla decidió la suerte de la guerra.
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