jueves, 21 de febrero de 2019

Joan Llimona (II): El lentigo del viejo payés
































Joan Llimona i Bruguera

Tornant del troç 
(Volviendo del huerto) 
(1896)


Óleo sobre lienzo 174 x 247 cm
Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) Barcelona




En una entrada anterior comentábamos una pintura de Joan Llimona i Bruguera (1860-1926) que había sido expuesta en una exposición organizada por la Sala Parés en 1883, y que agrupaba la obra de los pintores del recién creado Círculo Artístico de Sant Lluc. La obra, de gran formato, se titulaba La mort sobtada (La muerte repentina) y tenía una clara intención moralizante: un comensal muere en el curso de una cena, sin siquiera levantarse de la mesa, ante el desconsuelo de la familia. Participan en la escena un médico, impotente ante el fatal accidente y un sacerdote que ha acudido para intentar administrarle los últimos sacramentos. La escena, cruda y moralizante, planteaba al espectador la necesidad de llevar una vida pía ya que en cualquier momento podía terminar su vida. 


Llimona, ante la mala acogida que tuvo el cuadro, decidió destruirlo para que no se pudiera ver nunca más. Dio la vuelta a la obra y la aprovechó para pintar encima otra obra.  Tres años más tarde, en 1896, el lienzo, ya repintado y con el título de Tornant del tros,  elo presenta a la Tercera Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, y consigue reconciliarse con la crítica. 

La escena de de Tornant del tros tiene lugar en un paisaje lacustre. Por la morfología de las montañas y del lago, no cuesta mucho darnos cuenta que el artista la sitúa en los alrededores del estanque de Banyoles, único lago de estas características y proporción de Catalunya. Una comarca agrícola, situada entre la ciudad de Girona y la zona ganadera de la Garrotxa, húmeda y fértil. Una zona que en la época destacaba por su conservadurismo religioso. 

La figura central del cuadro y la que capta toda la atención del espectador es el viejo payés. Tocado con una barretina musca (morada) propia de algunas comarcas catalanas, avanza encorvado, apoyándose en el brazo de un campesino más joven, que se adivina como su hijo, que lleva también algunos aperos de labranza. Su nuera, al otro lado, lleva un azadón sobre el hombro. La muchacha va descalza, pero los varones llevan zuecos. Su austera indumentaria permite adivinar su modesta posición económica.

En la cara del labriego se puede ver una mancha oscura,
que sugiere el diagnóstico de lentigo senil. 
El grupo se sitúa en el camino que rodea al estanque y está algo descentrado hacia la derecha, lo que aumenta la sensación de que avanzan lentamente (más camino recorrido que el que tienen delante, que también puede ser interpretado como un símbolo de que  la vida del abuelo está próxima a su fin). 

En el anciano labrador podemos apreciar signos claros de artrosis: una marcada cifosis, unas manos rugosas, con nódulos articulares. Además de apoyarse en el brazo del hijo se ayuda con un bastón. La mano que le queda libre sostiene un rosario, otro elemento de propaganda ideológica esgrimido por Llimona. 

En la cara del decrépito labriego muestra la acción del sol y de los años sobre su piel: numerosas y profundas arrugas en la frente, mejillas y cuello, flaccidez cutánea (cuello), y la presencia de algunas manchas. Llama especialmente la atención una mancha oscura, negruzca, de un cierto tamaño que se sitúa en su mejilla derecha. Es una mancha irregular, de bordes mal delimitados, con zonas negruzcas, que sugiere el diagnóstico de lentigo senil. En la sien del mismo lado, se insinúa otra mancha, más azulada, entre los cabellos canos del viejo, que no permite en mi opinión un diagnóstico claro.


Medalla conmemorativa de W. Dubreuilh
Este tipo de lesión fue descrito por primera vez por Hutchinson (1892) que le denominó lentigo-melanosis. El dermatólogo William Dubreuilh lo llamó melanosis circunscrita precancerosa de los viejos (1894). Actualmente lo conocemos como lentigo maligno (LM), melanosis de Dubreuilh. La incidencia de melanoma sobre estas lesiones representa un 10% del conjunto de melanomas. LM difiere de otros tipos de melanoma por sus características clínicas e histopatológicas, su epidemiología y su evolución. 

LM suele iniciarse como una mancha de color pardo o marrón-sepia, en las zonas descubiertas de pacientes de edad. Los bordes de la lesión son irregulares, ya que no crece de forma uniforme. Progresivamente va aumentando de tamaño, aunque no suele llegar nunca al de la palma de una mano y su crecimiento es lento. Algunas zonas pueden adoptar un color más oscuro, así como una mayor consistencia. Incluso pueden verse zonas en las que la superficie es rasposa o incluso verrucosa. Según Miescher, el potencial de malignización de estas lesiones alcanza un 30 % y es considerablemente más alto que el de los nevus de junción.  

El diagnóstico clínico debe complementarse actualmente con dermatoscopia o microscopía confocal in vivo. También es recomendable un diagnóstico histopatológico. Para evitar su malignización es recomendable la exéresis quirúrgica total de la lesión, aunque hay un considerable número de lesiones en que están afectados los márgenes quirúrgicos. Tras la extirpación, la lesión puede presentar un 8-20% de recurrencias. 


Bibliografía


CASELLAS, R. “Exposición del Círculo de San Lucas. El cuadro de Llimona” La Vanguardia, Barcelona, 2 de desembre de 1893.

DDAA. Joan Llimona (1860-1926) / Josep Llimona(1864-1932). Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona, 2004.

ESCALAS, M. Josep Llimona y Joan Llimona : vida y obra. Nuevo Arte Thor, Barcelona, 1977.

ROOKS et al. Textbook of Dermatology (8ª ed) Blackwell Pub, 2010. 






miércoles, 20 de febrero de 2019

Joan Llimona (I): La muerte súbita, una pintura perdida






Joan Llimona i Bruguera

La mort sobtada

(La muerte súbita) 
(1893)


Fotografía en B&N de un 
Óleo sobre lienzo 174 x 247 cm
Colección de la familia Llimona. Barcelona




Joan Llimona i Bruguera (1860-1926) fue un pintor modernista catalán. Nació en una família de artistas: era hermano del famoso escultor Josep Llimona, su hermana Núria era pintora y otra hermana, Mercè, ilustradora. 


Joan Llimona: Autorretrato 
Joan Llimona se había formado en la escola Llotja y trabajó en los prestigiosos talleres de Ramon Martí Alsina y Antoni Caba. Realizó diversas obras de pintura mural. El acendrado catolicismo de Joan hizo que intentara transmitir mensajes religiosos en sus pinturas, por lo que está considerado como el máximo representante de la rama misticista. 



Junto con su hermano Josep y otros artistas fundó el Círculo Artístico de Sant Lluc. En 1883, al poco tiempo de su creación, el Círculo organizó una exposición, en la Sala Parés, en la que Joan Llimona participó con diversas obras. Una de ellas, de gran formato, se titulaba La mort sobtada (La muerte repentina). Fiel a su tendencia misticista en el marco de la pintura podía leerse la frase del Apocalipsis: "Si no velares vendré a ti como ladrón y no sabrás a qué hora vendré", explicitando claramente la intención moralista del artista. 

La crítica acogió desfavorablemente el celo moralizante de Joan Llimona, como puede verse en este párrafo de Ramon Casellas:

"[…] en medio de nuestros aplausos y alabanzas, no dejamos nunca de señalar al artista el riesgo que corría de anularse, sino ponía coto a sus ambiciones de 'propaganda fidae'. El lienzo de hoy, detestable como obra de arte resulta ridículo como obra de enseñanza y predicación […], el Llimona apostòlico ha destrozado al Llimona artista y el Llimona artista ha reducido a la nada al Llimona predicador. Así nos hemos quedado de un solo golpe sin pintor y sin apóstol" 
(La Vanguardia, 2 de diciembre de 1893) 
El caso es que las críticas censurando a Joan Llimona fueron muy numerosas: unos por su excesivo celo moralizante, otras porque usaba una técnica pictórica demasiado moderna, otras por su falta de emoción estética...

Llimona, decepcionado ante la mala acogida que tuvo el cuadro, decidió destruirlo para que no se pudiera ver nunca más. Dio la vuelta a la obra y la aprovechó para pintar encima otro tema.  


Reflectografía de Tornant del troç, donde puede apreciarse que la obra fue pintada
sobre una pintura anterior, La mort sobtada. El artista invirtió el cuadro previo para 

pintar encima la escena actual. Exposición "MNAC restaura", Barcelona (2012). 

Tres años más tarde, en 1896 Llimona presenta nuevamente la tela censurada, repintada y con el título de Tornant del tros en la Tercera Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, obteniendo una mejor aceptación, que obtuvo una
mejor aceptación, reconciliándose así con la crítica.  La nueva obra, que comentaremos con mayor detalle en otra publicación del blog, muestra una escena campestre: un grupo de labradores regresa de trabajar en el huerto al caer la tarde. Uno de ellos, un viejo payés, presenta en su mejilla un lentigo senil, además de una clara artrosis y numerosas muestras de fotoenvejecimiento sobre su piel.  Raimon Casellas, el crítico que tanto lo había denostado anteriormente, escribió esta vez una reseña en La Vanguardia describiendo el carácter místico de la obra y relacionándola con el Ángelus de Jean-François Millet. 

En su época nadie sospechó que se trataba del mismo lienzo. La primera noticia que tenemos de esta superposición nos llega a través del artículo Dues pintures de Joan Llimona, una damunt l'altra (Dos pinturas de Joan Llimona, una encima de otra), publicada en 1937 por Josep F. Ràfols en el Butlletí dels Museus d'Art de Barcelona.  

La pintura perdida ha sido estudiada con modernas técnicas incluyendo radiografías, reflectografías y diversos análisis estratigráficos, que junto con la fotografía que de la anterior obra guardaba la esposa del artista permitió conocer con cierto detalle la obra previa. 


Bibliografía 


CASELLAS, R. “Exposición del Círculo de San Lucas. El cuadro de Llimona” La Vanguardia, Barcelona, 2 de desembre de 1893.

DDAA. Joan Llimona (1860-1926) / Josep Llimona(1864-1932). Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona, 2004.

ESCALAS, M. Josep Llimona y Joan Llimona : vida y obra. Nuevo Arte Thor, Barcelona, 1977.

RÀFOLS JF. Dues pintures de Joan Llimona, una damunt l'altra. Butll. Museus d'Art de Barcelona, 1937, pàg.82-85 





martes, 19 de febrero de 2019

San Dionisio y la sífilis








André d'Yprès 

Crucifixión del Parlamento de París (detalle)
(1449)

Tabla. 226 x 270 cm 
Museo del Louvre. París




En la tabla de la llamada Crucifixión del Parlamento de París encontramos, además de las escenas propias del Calvario, algunos santos protectores de la monarquía francesa: San Juan Bautista, San Luis, San Dionisio y Carlomagno, que tambiuén era venerado como santo. no solo en Francia sino también en ciudades limítrofes como Girona. En el paisaje del fondo, a la izquierda, reconocemos en el primer término el palacio de la Cité, sede del Parlamento, y más allá se recorta la silueta del Louvre, castillo fortificado que Carlos V había transformado en fastuosa residencia real. 


San Dionisio, en la portada de la Virgen
de la Catedral de Notre-Dame de París
Pero vamos a fijarnos en la imagen de San Dionisio (Saint Denis), que aparece revestido con sus atributos de obispo y decapitado. Sostiene entre sus manos su cabeza exsangüe, con la lividez cadavérica y los labios cárdenos. La imagen insólita de un obispo decapitado que sostiene su cabeza cercenada y mitrada con sus propias manos es la iconografía que permite reconocer a este santo. 


En el s. III, se había decretado perseguir a los cristianos si se negaban a rendir culto al emperador Aureliano. Aunque los romanos eran muy tolerantes en temas de religión, exigían rendir culto al emperador, ya que era una forma de demostrar la sumisión al poder romano. Este ritual no era conflictivo para un politeísta, pero el monoteísmo cristiano impedía que sus fieles lo aceptaran. Esta "rebeldía" fue motivo de encarcelamientos y ejecuciones en todo el Imperio. La población cristiana de la Galia  había sido diezmada y allí acudió el obispo Dionisio con sus inseparables compañeros Rústico y Eleuterio para confortar a los maltrechos seguidores de Cristo en aquella ciudad.

Dionisio fijó su sede en Lutecia (antiguo nombre de París). Desde allí sus discípulos erigieron las sedes de Chartres, Senlis y Meaux. Las numerosas conversiones conseguidas por Dionisio alarmaron a los sacerdotes paganos, que lo hicieron prender. Tras negarse, como tantos crtistianos a rendir culto al emperador fue decapitado el año 272 en la colina más alta de la ciudad, que probablemente fue un lugar santo druídico. A esta colina se la denomina hoy Montmartre, cuyo nombre actual, derivaría según creencia popular, del latín mons martyrium (“Montaña de los Mártires”).   


Martirio de San Dionisio. Tímpano de la basílica de Saint-Denis. 

Según la leyenda recogida en las Vidas de San Dionisio, escritas en época carolingia, el santo  tras ser decapitado, se levantó, recogió su cabeza y caminó seis millas con su cabeza bajo el brazo, atravesando Montmartre por un viejo sendero que coincidía con la posteriormente llamada rue des Porcherons, que después sería rebautizada en su honor como rue des Martyrs (calle de los Mártires). Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una piadosa mujer descendiente de la nobleza romana, llamada Casulla, y después se desplomó. En ese punto exacto fue sepultado y más tarde se edificó la célebre basílica de Saint-Denis en su honor, y que posteriormente albergó el panteón de los reyes de Francia. También la población que surgió a su alrededor tomó el nombre de Saint-Denis.  

La tradición del culto a San Dionisio de París, fue creciendo poco a poco, y haciéndose cada vez más popular. El abad Suger contribuyó a su popularización, si bien lo confundió con Dioniso Aeropagita de Atenas, sosteniendo que Dionisio había asistido a un sermón de San Pablo.   

Según recoge el historiador Gregorio de Tours (s. VI) en su Historia Francorum se considera a S. Dionisio como el primer obispo de París, y también es conocido como el "apóstol de las Galias". Es el patrón de París, junto con Santa Genoveva. 



San Dionisio y la Virgen, en una xilografía alemana de 1497,
en la que se le invoca como protector del "mal francés" (sífilis).
                      



Detalle de los dos enfermos de sífilis, con ostensibles lesiones cutáneas,
arrodillados a los pies de S. Dionisio y de la Virgen. Al fondo la silueta de París, amuraqllado con una torre del homenaje que recuerda a la que había habido en el Louvre


A S. Dionisio se le considera también protector frente a ciertas enfermedades, como por ejemplo las cefaleas, migrañas y otras afecciones de la cabeza, lo que parece bastante obvio. 

En un folleto alemán de 1497 aparece una oración a San Dionisio para protección frente a la sífilis que en aquel momento era una enfermedad de muy reciente aparición en Europa. Probablemente la denominación que en aquel momento se daba a la sífilis ("el mal francés") causó que se buscara la protección de un santo genuinamente francés, y por este motivo se la asoció precozmente con el apóstol de las Galias. El santo aparece portando su cabeza frente a la Virgen (también considerada protectora frente a este mal en aquel momento). A ambos lados, en escala reducida aparecen dos devotos con evidentes lesiones cutáneas de sífilis. 


San Dionisio decapitado. Estatua de piedra. Portal de la Virgen. 
Catedral de Notre-Dame de París 



lunes, 18 de febrero de 2019

El templo de Xipetotec, el dios desollado






Xipetotec

Fragmento de escultura de piedra volcánica
Templo de Xipetotec. 
Yacimiento de Ndachijan-Tehuacán. 
Puebla (México)



El dios Xipetotec (Nuestro Señor Desollado) era una de las divinidades aztecas más importantes. Su influencia era reconocida por diversas civilizaciones tanto en el México central como en las culturas del golfo o las del oeste. Sin embargo hasta ahora no se había hallado nunca un templo dedicado exclusivamente a su culto. 

En un comunicado (3 de enero de 2019) el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha anunciado que en octubre de 2018 se descubrió, el primer templo conocido dedicado a esta divinidad, en Ndachijan-Tehuacán (estado de Puebla, en el centro de México).




Perspectivas del templo de Xipetotec del  yacimiento de Ndachijan-Tehuacán. 


El templo es un recinto de 12 m de longitud y 3,5 m de altura. En él se han hallado dos altares de sacrificio, tres esculturas de piedra volcánica (probablemente riolita) y diversos elementos estructurales situados en un subsuelo piramidal. Se cree que la mayor actividad del templo se desarrolló entre los años 1.000-1.200 d.C. aunque posteriormente siguió teniendo algún uso hasta el s. XV. Dos de las esculturas representan dos cráneos de unos 70 cm y de unos 200 kg de peso. También se ha encontrado una estatua de un tronco humano recubierto con la piel de un desollado, que se ha identificado con Xipetotec, un dios asociado a la fertilidad, a la regeneración de los ciclos agrícolas y a la guerra. La figura es de 80 cm y está revestido con la piel desollada y una falda de plumas. Los nudos con los que se sujeta la falda están representados con mucho detalle. 

Una de las fiestas aztecas más importantes era la de "Tlacaxipehualiztli", que en lengua nahátl significa "ponerse la piel del desollado". El rito tenía lugar sobre dos altares circulares. En uno de ellos se sacrificaban prisioneros y en el otro tenía lugar el desollamiento de las víctimas en honor a Xipetotec. Los sacerdotes se revestían después con la piel de los sacrificados, que era depositada luego en pequeñas cavidades. A veces, antes de depositar la piel en estas cavidades se aplicaba a enfermos con ciertas enfermedades cutáneas, como parte de un tratamiento chamánico. Se creía que la enfermedad pasaba por contacto a la piel desollada. Tanto los enfermos como los sacerdotes, revestidos de las pieles de los sacrificados realizaban una procesión votiva. 


Los dos cráneos encontrados en el templo. 

La importancia de este hallazgo radica precisamente en que se han encontrado todos los elementos de culto: los dos altares, agujeros en el suelo para dejar las pieles desolladas, bajo los cráneos de piedra. En el templo, la escultura de Xipetotec se "mataba", es decir se fragmentaba ritualmente. La estatua tenía un orificio en el vientre en el que se situaba una piedra de jade que tenía el poder de "resucitar" al dios sacrificado durante las ceremonias. El brazo izquierdo de la escultura está en una extraña posición que se interpreta como la mano del sacrificado que "quedaba colgando" hacia atrás después del desollamiento ritual. 



Bibliografía

Descubren el primer templo dedicado a Xipe Tótec en la Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán. https://www.inah.gob.mx/boletines/7883-descubren-el-primer-templo-dedicado-a-xipe-totec-en-la-zona-arqueologica-de-ndachjian-tehuacan


AFP. Un temple dédié à un dieu célébré par des sacrifices humains découvert au Mexique. Science set Avenir (enero 2019) https://www.sciencesetavenir.fr/archeo-paleo/archeologie/mexique-decouverte-d-un-temple-dedie-a-une-divinite-azteque_130614



Hallazgo en Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán, Puebla