viernes, 9 de agosto de 2019

Alargar la cabeza









Dama de Dully
(s.V d.C.)

 Restos humanos (cráneo)    
Museo cantonal de Lausanne



Es un cráneo llamativamente alargado, con una forma que recuerda a la de un melón, o a una pelota de rugby. Es una deformación voluntaria, realizada a conciencia para obtener esta forma característica. 

El cráneo de esta mujer fue descubierto en 1974 en Dully, un pueblo situado en la ribera norte del lago Leman, en el cantón de Vaud, (Suiza). Los obreros estaban excavando para construir los cimientos de una estación de depuración en un lugar llamado Le Martinet, y descubrieron una necrópolis, con una veintena de esqueletos. 

El cráneo que nos ocupa corresponde a una dama  burgundia, de unos cuarenta años de edad, y constituye ahora una de la piezas más destacadas de la exposición sobre la Alta Edad Media (350-1000 d.C) en los Alpes y el Jura, organizada por el Musée d'histoire du Valais hasta el 5 de enero de 2010 en Sion (Suiza). La exposición se trasladará posteriormente al  Musée cantonal d'archéologie et d'histoire de Lausana (febrero -junio 2020).


Reconstrucción realizada por Philippe Froesch, de Visual Forensic (Barcelona)
a partir de la modelización del cráneo de la Dame de Dully. 

Aunque no se corresponde con nuestros cánones de belleza contemporáneos, en aquel momento tener la cabeza con esta forma apepinada era al parecer, el máximo objetivo estético. La apariencia de la cabeza de esta dama ha sido reconstituida por el equipo de Philippe Froesch, del laboratorio Visual Forensic, de Barcelona, que ya había efectuado anteriormente otras reconstrucciones numéricas de personajes como RobespierreMirabeau, Tutankhamon o el hombre de Cro-Magnon y a los que nos hemos referido en otras entradas del blog. 





Los organizadores de la exposición intentan mostrar el aspecto que podían presentar las personas con los cráneos deformados artificialmente en las riberas del lago Leman durante este período de transición bastante mal conocido que se extiende entre el fin de la Antigüedad y el principio de la Edad Media. Se dispone de unos 30 cráneos con estas características. 


Imágenes fotogramáticas en 3D previas a la reconstrucción
(Philippe Froesch, Visual Forensic) 
Los burgundios eran un pueblo bárbaro que llegó al lago Leman en el 443 d.C. y que rápidamente se asimilaron a la población local. Instalados en el territorio de la Sapaudia (la actual Saboya) se incorporaron como aliados al ejército romano bajo el mando del general Aetius (395-454). Los burgundios contribuyeron así a defender las fronteras del Imperio Romano, que presentaba muchos puntos débiles tras la retirada de las legiones romanas del Rhin en 402. Los romanos encontraron en los burgundios unos aliados que se encargaron de impedir que los Alamanes irrumpieran en el valle del Ródano.   


Cráneos de la  Alta Edad Media de los yacimientos arqueológicos de Altenerding y Straubing (Baviera). De izquierda a derecha: un cráneo muy deformado, uno medianamente deformado y otro nada deformado.
Cráneo alargado artificialmente hallado en Alsacia en 2013

Una de las prácticas culturales de los burgundios era la deformación voluntaria del cráneo. Para obtener este resultado, recurrían a vendajes o elementos compresivos de tela o cuero que comprimían la cabeza de los recién nacidos mientras era maleable. Así se obtenía tanto en hombres como en mujeres una frente alta y despejada, que era considerado un atributo de belleza. Probablemente no solamente se perseguía un objetivo estético sino social, para distinguir a los miembros más destacados de la clase alta. Como sucedía entre los oruro, en Bolivia, que practicaban idénticas deformaciones. Según otras hipótesis tendría relación con rituales mágico-religiosos. 


Colocación hipotética de los vendajes para realizar la compresión
y deformar adecuadamente el cráneo de la Dama de Dully. 

Esta costumbre no era exclusiva de los burgundios, sino que también era practicada entre los Alanos y los Sármatas, etnias euroasiáticas que compartieron prolongadas migraciones con los Burgundios y que se fueron mezclando con ellos.  Se han encontrado muestras de esta modificación craneal en diversos yacimientos arqueológicos en la Galia del Norte, en Germania y en Europa Oriental, además de los hallados en el actual territorio de la Confederación Helvética. Progresivamente a medida que se fueron integrando con los galo romanos, la deformación craneal fue practicándose cada vez menos hasta desaparecer.  


Un vecino de Toulouse, a finales del s. XIX, con el cráneo deformado
(fondo fotográfico Eugène Trutat) 



Pero también encontramos testimonios sobre esta modificación corporal en algunos escritos de autores griegos del s. V a.C., refiriéndose a pueblos que habitaban cerca del Mar Negro. Pero no solamente en tiempos antiguos se practicaban deformaciones de la cabeza. En tiempos mucho más próximos a nosotros, como en Francia durante el s. XIX e incluso el los primeros años del s. XX también se practicaba, bajo el nombre de "deformation toulousaine", ya que entre otros lugares se practicaba frecuentemente en Toulouse. Los lactantes llevaban un pequeño gorro apretado desde que nacían hasta cumplir los tres meses, para obtener lo que se consideraba una bonita forma alargada de la cabeza. Hacia 1871, el médico anatomista y antropólogo Paul Broca (1824-1880) estudió más de un centenar de casos repartidos por el Sudoeste de Francia, el Poitou, y Normandía. Las prohibiciones gubernativas pusieron fin a tal práctica. 

Cráneo deformado maya.
Museo Nacional de Antropología. México. 
Cráneo deformado de Perú
En América del Sur tenemos constancia del alargamiento de la cabeza en la zona andina. Diversos textos de los conquistadores españoles dan cuenta de esta práctica ritual entre los Incas. Actualmente, los investigadores han establecido que sus predecesores, Paracas (800 a.C - 200 d.C), Nazcas (200 - 600 d.C) o los habitantes de Tiwanaku (s. V-XI) también practicaban elongaciones craneales. 

En la América central y en el actual México, los cráneos en «mazorca de maíz» eran considerados como uno de los cánones de belleza más destacados por la élite maya. En otros continentes, también encontramos prácticas similares de deformación craneal en algunos pueblos de Oceanía; en África (en los  Mangbetus de la República Democrática del Congo), e incluso en el Antiguo Egipto durante la época amárnica (s. XIV a.C.). Hasta parece ser que fue practicada en el neolítico! (se han encontrado cráneos deformados de esta época en la necrópolis de Toulouse Antigua) 


   


La deformación de la cabeza se sigue practicando entre
los mangbetu de la República Democrática del Congo. 
La foto de la derecha muestra el vendaje compresivo. 
la izquierda puede apreciarse el resultado. 



Bibliografía

Arnaud, B. L'étonnante déformation crânienne de la Dame de Dully. Science et Avenir. Julio 2019. https://www.sciencesetavenir.fr/archeo-paleo/archeologie/la-dame-burgonde-de-dully-et-les-deformations-craniennes_135128

Rayssac, L. Quand les Toulousains déformaient le crâne de leurs enfants. 
https://www.ladepeche.fr/article/2016/09/12/2416697-quand-les-toulousains-deformaient-le-crane-de-leurs-enfants.html











jueves, 8 de agosto de 2019

San Luis, rey de Francia (II):¿Murió a causa del escorbuto?






Estatua de San Luis (detalle) 
(finales del s. XIII)

Piedra policromada.  
Iglesia de Mainneville (Normandía)




En una entrada anterior, comentábamos la muerte de San Luis, rey de Francia y el tratamiento de sus restos mortales para ser enterradas en Francia. También comentábamos el itinerario que siguieron sus despojos. 

Comentábamos que por diversas peripecies, la mandíbula del rey ha sido conservada en un relicario en Notre-Dame. Una mandíbula que ha podido ser examinada recientemente, por un equipo de paleopatólogos dirigidos por el médico forense  Philippe Charlier, experto en paleopatología y actual director del departamento de investigación y docencia en el museo de Quai Branly. Según sus resultados, San Luis de Francia podría haber fallecido al pie de las murallas de Túnez víctima de las complicaciones del escorbuto. Esta enfermedad está causada por la carencia grave de vitamina C y en su forma más grave, por una intensa gingivitis. La intensa inflamación, frecuentemente sobreinfectada y con secreción purulenta abundante es la causa del descalzamiento de las piezas dentarias. Si la carencia sigue, se pueden producir complicaciones como hemorragias o infecciones intercurrentes, y llegar a producir la muerte.  




Imagen de scanner de la mandíbula real procedente de
Notre-Dame de París, superpuesta a la imagen de
San Luis (s. XIII) de la iglesia de Mainneville, en Normandía.
Créditos: Philippe Charlier y cols.
 

Philippe Charlier y sus colaboradores, un equipo de investigadores de la universidad de Versailles-Saint-Quentin en Yvelines (UVSQ), acaban de publicar un artículo sobre las investigaciones que han llevado a cabo en  la revista médica internacional Journal of Stomatology, Oral and Maxillofacial SurgeryEn este caso realizaron un estudio macroscópico de la mandíbula de San Luis, totalmente desdentada, que se conserva como reliquia en la catedral de Notre-Dame, lo que le habría permitido detectar signos que sugieren el diagnóstico de escorbuto.  


Philippe Charlier comenta: 
"Realizamos un examen directo de la mandíbula en la catedral de Notre-Dame de París, seguido de scanner y de datación por el método de carbono 14. Por otra parte, para proceder a una comparación anatómica completa, superpusimos la imagen 3D sobre una estatua de San Luis (coetánea) conservada en la iglesia de Mainneville, en Normandia. Completamos esto con una revisión de toda la literatura histórica y científica disponible, con el fin de interpretar mejor las lesiones detectadas en la reliquia". 
Fueron particularmente útiles las crónicas biográficas de Jean de Joinville (1224-1317), que había acompañado al rey en la VII Cruzada (1248-1254) y había presenciado ya los efectos devastadores de la "maladie de l'Ost" sobre los soldados, a causa de una nutrición deficiente y que que había causado un gran número de bajas. 

Imagen de 
San Luis (s. XIII)
Iglesia de Mainneville (Normandía)

Jean de Joinville describe esta patología como una afectación de la boca con gingivitis necrosante  que describía como 
"pourrie ès gengives 
"podredumbre de las encías"
y que se acompañaba con grandes  dolores articulares en las piernas:
"la maladie de l'Ost est en la bouche es jambes" 
"la enfermedad de Ost afecta la boca y las piernas"
y también con fiebre, pérdida de tono muscular 
"la chair de nos jambes s'échoit toute, et li cuirs de nos jambes devenoit tavelé de noir et de terre" 
"la carne de nuestras piernas se desprendía y la piel se salpicaba de negro y parduzco" 
y epistaxis (hemorragias nasales) 
"A nous qui avions cette maladie venait chair pourrie es gencives... nul n'échappait 
"A los que padecíamos esta enfermedad se nos pudría la carne de las encías... nadie escapaba"


     Maxilar atribuído al rey Luis IX, conocido como San Luis, conservado en 
la iglesia de Notre-Dame de París. Créditos: Philippe Charlier y cols. 




















Todas estas descripciones son compatibles con los síntomas del escorbuto, lo que se corresponde igualmente con las huellas de lesiones en las encías y en el hueso encontradas en la mandíbula procedente de Notre-Dame de París.

Probablemente San Luis no murió directamente por el escorbuto, pero que su cuerpo, muy minado por esta enfermedad carencial, favorecida por una dieta a base de pescado y carente en frutas frescas, fue minando su cuerpo  y preparó el camino para el desenlace mortal. 

miércoles, 7 de agosto de 2019

San Luis rey de Francia (I): muerte y traslado de sus restos







San Luis, con la corona 
de espinas en la mano 

Madera policromada. Vidriera. 
Iglesia de Notre-Dame des Sablons, en Aigues-Mortes




Esta escultura de San Luis, que reinó en Francia con el nombre de Luis IX, está en Aigues-Mortes, localidad cercana a la desembocadura de Ródano, de donde partió la Cruzada. El monarca sostiene en la mano la corona de espinas de Jesús, que había adquirido junto con un clavo de la Pasión. El piadoso rey estaba tan feliz con esta adquisición que hizo construir la Sainte Chapelle de París para que fuera el preciado relicario que contuviera estas reliquias. Una maravillosa iglesia gótica, de delicadas formas y repleta de vidrieras y de luz, que constituye una de las más destacadas construcciones góticas. Pero para darse cuenta de la obsesión que en aquel momento había por todo tipo de reliquias hizo que saliera más cara la corona de espinas que todo el fabuloso edificio que la contiene. 

San Luis fue un pío y devoto rey de Francia, educado en el ascetismo y en el misticismo, del que Voltaire llegó a decir que  "No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud". El piadoso monarca siempre fue fiel a la iglesia y se erigió en un notable defensor de la fe, hasta el punto de combatir en dos cruzadas (la séptima y la octava), en un intento de salvar los dominios cristianos en Palestina. Precisamente murió en esta última cruzada, a los 56 años, mientras asediaba con su ejército de 15.000 hombres la ciudad de Túnez, el 25 de agosto de 1270, a causa de una enfermedad.
Mort de Saint-Louis
Muerte de San Luis frente a la muralla de Túnez.
Miniatura de las Grandes Chroniques de France. 


No está muy claro que tipo de mal terminó con la vida del piadoso rey. Tradicionalmente se había atribuído a la peste, aunque hay que decir que en aquel momento se llamaba peste a cualquier brote epidémico, por lo que muchos historiadores se inclinan por pensar que pudo ser el tifus o la disentería. Recientemente se han publicado trabajos sobre una posible esquistosomiasis que el monarca habría adquirido en Egipto, durante la Séptima Cruzada, a lo que ya hemos dedicado una entrada en este blog

Tras la muerte de San Luis, cerca de la muralla de Túnez (ciudad que por cierto resistió bien el sitio francés y no se rindió) su hijo Felipe III se planteó repatriar sus restos mortales. 

En aquel tiempo, para evitar la putrefacción del cadáver, los cruzados solían realizar un macabro tratamiento, el "mos Teutonicus", que consistía en retirar las entrañas y desmembrar el cuerpo. Luego, las distintas partes se hervían en una gran caldera en abundante agua o vino durante horas; así la carne se separaba fácilmente de los huesos, que quedaban totalmente exentos de partes blandas. La carne hervida y las vísceras se enterraban en el mismo lugar del proceso mientras que los huesos, una vez limpios, ya estaban preparados para ser llevados en una caja, en fardos o en barriles hasta el país de procedencia del cruzado. Podemos ver algunos de estos traslados en obras de arte medievales, como es el caso del Retaule dels Sants Metges de Jaume Huguet (s. XV). En él se ve como los cuerpos de los santos hermanos Abdón y Senén (conocidos popularmente como sant Nin y sant Non) tratados de este modo, son repatriados en barriles a los lomos de un asno. 



Estatua de San Luis, en el
Museo de Cartago (Túnez) 
En 1299 el papa Bonifacio VIII prohibió la truculenta práctica del mos teutonicus, calificándolo de mos horribilis por su decreto Detestante feritatis. Aunque las razones del pontífice no son las que podríamos imaginar hoy. A la luz de la doctrina católica, el cuerpo del creyente debía conservarse entero, para que el día del Juicio Final pudiera resucitar adecuadamente. 

Sin embargo, las cosas no siempre eran muy coherentes. El mismo papa Bonifacio VIII había canonizado poco antes al rey Luis IX en 1297, pocos años después de su muerte. Esto tuvo como consecuencia facilitar la dispersión de sus restos, considerados a partir de este momento como preciadas reliquias, que fueron conservadas en preciosos relicarios en diferentes lugares, convertidos en centros de veneración. En aquel momento el culto de las reliquias llegaba a su paroxismo. El mismo rey Luis IX había adquirido una de las máximas reliquias de la Cristiandad: la corona de espinas de Jesús y un clavo de la crucifixión. 


Boda de san Luis con Margarita de Provenza  
Vidriera. Catedral Saint-Louis de la Nouvelle-Orléans

Como decimos el cuerpo de San Luis fue también sometido al mos teutonicum para su traslado a Francia. En 1270, los huesos del santo monarca fueron trasladados a Francia por su hijo Felipe III el Atrevido, que le había acompañado al desafortunado sitio de Túnez. Los restos fueron inhumados en la necrópolis real de la Basílica de Saint Denis, el panteón de los reyes de Francia. Las entrañas fueron conservadas en la abadía benedictina de Monreale, en Sicilia, por su hermano menor Charles d'Anjou, y más tarde fueron parcialmente trasladadas a la catedral de Versalles en el s.XIX. El relicario de la Basílica de Saint Denis con la mandíbula del soberano fue trasladado a Notre-Dame de Paris donde sobrevivió a los saqueos y profanaciones de la Revolución Francesa, lo que es garantía de su autenticidad. 





martes, 6 de agosto de 2019

Asclepios sanador de varices





Exvoto de Epidauros
(s.III a.C.)


Bajorrelieve de piedra
Museo Arqueológico Nacional. Atenas. 



En otras entradas hemos comentado los rituales que tenían lugar en los templos de la salud griegos dirigidos a la curación de enfermedades. Era parte del culto a Asclepios, el dios de la Medicina, aunque podían estar también dirigidos a otras divinidades salutíferas como Higia o Serapis. 


Exvoto de curación de una pierna,
encontrado en Milos y
ofrecido a Asclepios e Higia

(gentleza del Prof. Campillo)
Los enfermos que acudían a estos santuarios tenían la obligación de mostrar su agradecimiento a los dioses por haberles liberado de sus males. Era tradicional llevar un gallo en pago a los sacerdotes encargados de los rituales (asclepíades). El "gallo de Asclepio" aparece citado en diversos textos clásicos. 

Pero  sobre todo era preceptivo llevar un exvoto que testimoniara la gracia obtenida. Los exvotos podían ser una lápida o una estela relatando las dolencias sufridas y el proceso de curación. En las ruinas del Asclepion de Epidauro se encontraron muchos de estos textos. Aportamos algunos ejemplos: 




Gorgias, tenía una herida supurante por una flecha que le había perforado el pecho. Fue a dormir junto al altar y despertó con la piel sana, sosteniendo la punta de la flecha en su mano. 
Agestratus se curó de dolores de cabeza tan intensos que no lo dejaban dormir. 
A Euhippus le habían clavado una punta de lanza en la mandíbula hacía seis años. Mientras dormía en el templo, Asclepio le extrajo la punta de lanza. Cuando llegó el día, Euhippus salió curado, sosteniendo la punta de la lanza con sus manos. 

Exvoto de Epidauros, en agradecimiento
por la curación de una afección de oído 

Otras veces, se ofrecían como los exvotos relieves o pequeñas figuras  representando la parte del cuerpo sanada (ojos, manos, pies, úteros).  Esto es lo que podemos ver en el relieve que aportamos hoy. 


Representa un enfermo, ya curado, que lleva al templo una enorme escultura de una pierna en agradecimiento por la curación. La pierna tiene un claro relieve de una gran variz engrosada de la vena safena externa. Queda claro pues la naturaleza del mal que afligía al devoto paciente. Un testimonio de que las varices ya eran bien conocidas en la antigua Grecia.