viernes, 9 de abril de 2021

La venganza de Miguel Ángel

versió catalana | versión española






Miguel Ángel Buonarroti 

Minos
 
Fresco del Juicio Final. Capilla Sixtina

San Pedro del Vaticano



El papa Julio II fue un gran mecenas de artistas, entre los que ocupaba un papel destacado Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel), que destacaba como un gran escultor. El papa le había encargado el proyecto de su mausoleo, en la que el artista estaba trabajando desde hacía algún tiempo. Miguel Ángel había dedicado bastante esfuerzo a este ambicioso proyecto: había estado ocho meses escogiendo los mármoles adecuados e incluso había acabado una de las esculturas, el impresionante Moisés que hoy puede admirarse en la iglesia de San Pietro in vincoli, en Roma. 



Miguel Ángel. Moisés. San Pietro in Vincoli. Roma. 

Pero el papa súbitamente mandó que detuviera el proyecto, y que se consagrara a pintar el techo de la Capilla Sixtina. A Miguel Ángel no le gustó mucho el cambio, pero accedió al nuevo encargo. Durante cuatro años se dedicó íntegramente a pintar los frescos de la capilla. 
 
Sin duda es esta una de las más célebres obras de Miguel Ángel. En ellos el genial artista desplegó todo un programa iconográfico, que se iniciaba con la Creación del mundo y de Adán hasta el Juicio Final, con referencia también a sibilas y profetisas del mundo clásico. 

En este sensacional recorrido Miguel Ángel realizó una clara apuesta por el humanismo que presidía el Renacimiento, haciendo una auténtica apología del ser humano, como centro del mundo. También tuvo la ocasión de representar magistralmente la figura humana, ya que no en vano había adquirido profundos conocimientos anatómicos.  

En 1512, el papa y sus allegados visitaron la capilla, quedando mudos de asombro ante la magnífica decoración del techo, al que todavía le faltaban algunos detalles. Pero Julio II moriría un año más tarde, y accedió al trono pontificio un nuevo papa, Paulo III

Pero la obra de Miguel Ángel no gustaba a todo el mundo. Algunos prelados y cardenales encontraban poco recatadas las pinturas, donde se mostraban con naturalidad y sin pudor los genitales de los personajes. 

Especialmente a Biagio Martinelli, más conocido como Biagio da Cesena (1463-1564), maestro de ceremonias del papa, le parecía 
"muy indecoroso que se hubiesen pintado en un lugar tan respetable toda esa cantidad de desnudos, mostrando sin pudor sus vergüenzas, y que no era una obra propia de la capilla de un papa, sino para unos baños o una hostería." 
Los baños públicos (stufe) en Roma eran lugares donde no solamente acudía la gente a bañarse. También se podía comer, beber y si se solicitaba, también se solían contratar los servicios de prostitutas. En definitiva, el maestro de ceremonias estaba calificando a Miguel Ángel como un pintor de burdel. 

El pacato maestro de ceremonias no cesaba en sus críticas y habladurías, e incluso acudió con otros cardenales a comunicar al pontífice que los frescos eran, en su opinión, una inmoralidad flagrante.   

El Pontífice convocó al autor para comentarle que los «genitales de los santos» le producían cierto sofoco al cardenal. Y con mucho pesar le pedía vestirlos, a lo que Miguel Ángel respondió:
«Santidad, los santos no tienen sastre»

Pero las críticas no cesaban. Incluso el incisivo escritor Pietro Aretino, de lengua afilada i mordaz, que entre otras obras tenía algunas poesías bastante cargadas de tono, decía que el arte de Miguel Ángel era apropiado: 

“Para una casa de baños, no para una capilla celestial”

Más adelante, en 1564, por disposición del Concilio de Trentose decidió censurar la pintura de la Capilla Sixtina. Parece ser que primero se le pidió la opinión al Greco, que por aquel entonces vivía en Roma. El artista griego se brindó a rehacer todos los frescos nuevamente. Naturalmente el papa rechazó la idea. Como destruir toda aquella belleza? La radical opinión del Greco trascendió y ocasionó tal boicot entre los círculos artísticos romanos, que no tuvo más remedio que abandonar la Ciudad Eterna y refugiarse en Toledo, donde pasó el resto de su vida. Se optó entonces por una solución intermedia. Se encargó a un discípulo de Miguel Ángel, el pintor Daniele de Volterra, que pintara unos paños púdicos para cubrir los ostensibles genitales que había pintado Miguel Ángel, lo que le valió el calificativo de "Il Braghettone". Afortunadamente, Daniele los pintó con pintura al óleo y no al fresco, por lo que pudieron retirarse fácilmente en una restauración posterior. Aunque esto sucedió mucho después. 

Volvamos a la época en la que Miguel Ángel estaba pintando la Capilla Sixtina. Tras pintar los frescos del techo, en 1530 el papa encargó al genial artista pintar también la pared de detrás del altar mayor, la que presidía toda la capilla. En esta zona se debía representar como contrapartida a la Creación del techo, el fin del mundo: el Juicio Final, en el que se juzgarán las obras de los vivos y los muertos. La terrible escena que describe el Dies irae

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus!

¡Será un día de ira, aquel día
en que el mundo se reduzca a cenizas,
como predijeron David y la Sibila!
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir
para hacer estrictas cuentas!

Miguel Ángel, que tenía que soportar las continuas críticas sobre la impudicia de sus imágenes, azuzadas por Biagio da Cesena, concibió entonces su venganza. No sólo siguió pintando cuerpos desnudos, incluido el de Cristo Juez, sino que representó al maestro de ceremonias como un condenado. 


La serpiente muerde despiadadamente el pene de
Biagio da Cesena, en una explícita acusación de lujuria. 

Y no como un condenado cualquiera, sino como Minos en la puerta del Infierno. Minos fue el monarca cretense que mandó construir un laberinto para encerrar al Minotauro. Dante lo describe en su Divina Comedia como uno de los tres jueces del infierno:

"Stavvi Minos orribilmente, e ringhia:

essamina le colpe all'entrata; 

giudica e manda secondo ch'avvinghia."

                      (Dante. Divina Commedia Inferno. Canto V:  4-6)

El Minos de Dante era un príncipe de los demonios, un ser monstruoso con una larguísima cola que utilizaba para indicar a los condenados a cuál de los nueve círculos del infierno deberían dirigirse para cumplir su eterna condena. Por ejemplo, si Minos se enroscaba la cola a su cuerpo dando dos vueltas, como hace en la imagen de Miguel Ángel, el condenado debía quedarse en el segundo círculo del infierno. Si tres, al tercer círculo. Y si la cola daba nueve vueltas, ya se podía ir preparando para un cara a cara con el mismísimo Satanás. 

En la interpretación de Miguel Ángel, Minos muestra dos vueltas de su cola, indicando el segundo círculo, el destinado a los pecados del sexo. La cola que describe Dante se convierte aquí en una serpiente, probablemente como una asimilación con la sierpe tentadora del árbol de Adán y Eva, y mordía ávidamente el pene del condenado, un suplicio que en la iconografía medieval se reservaba a los lujuriosos. Es pues una explícita acusación de lascivia la que el pintor hace al maestro de ceremonias que tanto lo había censurado. Para humillar más todavía a Biagio, Miguel Ángel le añadió unas grandes orejas de burro para evidenciar su ignorancia.


Lodovico Domenichi, fragmento de su Historia di detti et fatti notabili
di diversi Principi et Uomini privati moderni
 (1556)


El quisquilloso cardenal da Cesena, al ver el fresco se reconoció al instante y quedó aterrado de verse así condenado públicamente al infierno por lujurioso e ignorante. El cardenal acudió presuroso a quejarse ante el papa de tal escarnio. Paulo III, que estaba bastante cansado de sus continuas quejas (ch'egli l'importunava pur tuttavia, según dejó escrito Ludovico Domenichi, un humanista de la época) le contestó, socarrón: 

"Biagio, Dios me ha dado potestad sobre el cielo y la tierra, pero no tengo autoridad en el infierno. Ya que no puedo liberarte, deberás tener paciencia".

Pero hay otro detalle en la figura de Biagio da Cesena representado como Minos: un bulto oscuro a nivel del cuello, que permite suponer que el cardenal podía padecer un bocio, una enfermedad muy frecuente en aquel tiempo. O tal vez formaba también parte de la venganza de Miguel Ángel?



El bocio de Biagio da Cesena, bastante evidente.
También se ven bien las grandes orejas de asno con las
que Miguel Ángel quiso destacar la estupidez del prelado. 

 



La venjança de Miquel Àngel




Miquel Àngel Buonarroti 

Minos
 
Fresc del Judici Final. Capella Sixtina

Sant Pere del Vaticà


El papa Juli II va ser un gran mecenes d'artistes, entre els quals ocupava un paper rellevant en Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel), que destacava com un gran escultor. El papa li havia encarregat el projecte del seu mausoleu, en el qual l'artista hi estava treballant des de feia temps. Miguel Ángel havia dedicat força esforç a aquest ambiciós projecte: havia estat vuit mesos escollint els marbres adequats i fins i tot havia acabat una de les seves escultures, l'impressionant Moisès que avui pot admirar-se a l'església de San Pietro in Vincoli, a Roma.



Miguel Ángel. Moisés. San Pietro in Vincoli. Roma. 


Però sobtadament, el papa va manar que s'aturés el projecte i que es dediqués a pintar el sostre de la Capella Sixtina. A Miquel Àngel no li va entusiasmar el canvi, però va acceptar el nou encàrrec. Durant quatre anys es va dedicar íntegrament a pintar els frescos de la capella.
 
Sens dubte és aquesta una de les obres més cèlebres de Miquel Àngel. El genial artista hi va desplegar tot un programa iconogràfic, que s'iniciava amb la Creació del món i d'Adam fins al Judici Final, amb referència també a sibil·les i profetesses del món clàssic. 

En tot aquest recorregut sensacional Miquel Àngel va apostar per l'humanisme que presidia el Renaixement, fent una autèntica apologia de l'ésser humà, com a centre del món. També va tenir ocasió de representar-hi magistralment la figura humana, desplegant els seus profunds coneixements anatòmics que havia adquirit. 

El 1512, el papa i els seus afins van visitar la capella, quedant estupefactes davant la magnífica decoració del sostre, al qual encara li faltaven alguns detalls. Però Juli II moriria un any més tard, i va accedir al tron pontifici un nou papa, Pau III.

L'obra de Miquel Àngel no agradava a tothom. Alguns prelats i cardenals trobaven les seves pintures poc pudoroses, on s’hi mostraven els genitals dels personatges amb naturalitat i sense vergonya.

Especialment a Biagio Martinelli, més conegut com Biagio dóna Cesena (1463-1564), mestre de cerimònies del papa, li semblava:
"Molt indecorós que s'haguessin pintat en un lloc tan respectable tota aquesta quantitat de nus, mostrant sense pudor les seves vergonyes, i que no era una obra pròpia de la capella d'un papa, sinó per a uns banys o un hostal."
Els banys públics (Stufe) a Roma eren llocs on la gent no només anava a banyar-se. També s’hi podia menjar, beure i si es sol·licitava, també es contractaven els serveis de prostitutes. En definitiva, el mestre de cerimònies estava qualificant a Miquel Àngel com un pintor de bordell.

L’escrupolós mestre de cerimònies no cessava en les seves crítiques i enraonies, i fins i tot va comunicar al pontífex, juntament amb altres cardenals, que en la seva opinió els frescos eren una immoralitat flagrant. 

El Pontífex va cridar a l'autor per comentar-li que els «genitals dels sants» li produïen certa sufocació al cardenal. I amb molt pesar li va demanar vestir-los, al que en Miquel Àngel li va respondre:
«Santedat, els sants no tenen sastre»
Però les crítiques no cessaven. Fins i tot l’incisiu escriptor Pietro Aretino, de llengua afilada i mordaç, que tenia algunes poesies bastant carregades de to entre altres obres, deia que l'art de Miquel Àngel era apropiat:  
"Per a una casa de banys, però no per a una capella celestial"
Més endavant, el 1564, per disposició del Concili de Trento, es va decidir censurar la pintura de la Capella Sixtina. Sembla ser que primerament se li va demanar l'opinió al Greco, que aleshores vivia a Roma. L'artista grec es va brindar a refer novament tots els frescos. Naturalment el papa va rebutjar la idea. Com destruir tota aquella bellesa? L’opinió radical del Greco va transcendir i va ocasionar tal boicot entre els cercles artístics romans, que no va tenir més remei que abandonar la Ciutat Eterna i refugiar-se a Toledo, on va passar la resta de la seva vida. Llavors es va optar per una solució intermèdia. Es va encarregar a un deixeble de Miquel Àngel, el pintor Daniele de Volterra, que pintés uns draps púdics per cobrir els ostensibles genitals que havia pintat Miquel Àngel, fet que li va valer el qualificatiu de "Il Braghettone". Afortunadament, Daniele els va pintar amb pintura a l'oli i no en fresc, de manera que van poder retirar-se fàcilment en una restauració posterior. Però això va succeir molt després. 

Tornem a l'època en què Miguel Ángel estava pintant la Capella Sixtina. Després de pintar els frescs del sostre, el 1530, el papa va encarregar a l’artista pintar també la paret de darrere de l'altar major, la qual presidia tota la capella. En aquesta zona s’hi havia de representar com a contrapartida a la Creació del sostre, la fi del món: el Judici Final, en què es jutjaran les obres dels vius i els morts. La terrible escena que descriu el Dies irae:
Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus!

Serà un dia d'ira, aquell dia
en què el món es torni cendra,
com ja van dir David i la Sibil·la!
Quant de terror ens colpirà
quan el jutge arribarà
a passar estrictes comptes! 
Miquel Àngel, que havia de suportar les contínues crítiques sobre la impudícia de les seves imatges, atiades per Biagio da Cesena, va concebre llavors la seva venjança. No només va seguir pintant cossos nus, inclòs el de Crist jutge, sinó que va representar el mestre de cerimònies com a un condemnat.

I no com a un condemnat qualsevol, sinó com Minos a la porta de l'Infern. Minos va ser el monarca cretenc que va fer construir un laberint per tancar el Minotaure. Dante ho descriu en la seva Divina Comèdia com un dels tres jutges de l'infern:
"Stavvi Minos orribilmente, e ringhia:
essamina le colpe all'entrata; 
giudica e manda secondo ch'avvinghia.
(Dante. Divina Commedia Inferno. Canto V:  4-6)
El Minos de Dante era un príncep dels dimonis, un ésser monstruós amb una cua llarguíssima que utilitzava per indicar als condemnats a quin dels nou cercles de l'infern s’haurien de dirigir per complir la seva condemna eterna. Per exemple, si Minos s'enroscava la cua al seu cos donant dues voltes, com fa a la imatge de Miquel Àngel, el condemnat havia de quedar-se al segon cercle de l'infern. Si eren tres voltes, al tercer cercle. I si la cua donava nou voltes, ja es podia anar preparant per a un cara a cara amb Satanàs. 


 La serp mossega despietadament el penis de Biagio da Cesena,
en una acusació de luxúria ben explícita.


En la interpretació de Miquel Àngel, Minos mostra dues voltes de la seva cua, indicant el segon cercle, el destinat als pecats del sexe. La cua que descriu Dante es converteix aquí en una serp, probablement com una assimilació amb la serp temptadora de l'arbre d'Adam i Eva, i mossega àvidament el penis del condemnat, un suplici que en la iconografia medieval es reservava als luxuriosos. És doncs una explícita acusació de lascívia que el pintor fa al mestre de cerimònies que tant l'havia censurat. Per humiliar encara més a Biagio, Miguel Ángel li va afegir unes grans orelles de ruc per evidenciar la seva ignorància. 


Lodovico Domenichi, fragmento de su Historia di detti et fatti notabili
di diversi Principi et Uomini privati moderni
 (1556)


El cardenal da Cesena, al veure el fresc s’hi va reconèixer a l'instant i va quedar aterrit de veure’s condemnat públicament a l'infern per luxuriós i ignorant. El cardenal va acudir de seguida al papa per queixar-se de tal escarni. El papa Pau III, que estava bastant cansat de les seves queixes contínues (ch'egli l'importunava pur tuttavia, segons va deixar escrit Ludovico Domenichi, un humanista de l'època) li va contestar, sorneguer:
"Biagio, Déu m'ha donat potestat sobre el cel i la terra, però no tinc cap autoritat a l'infern. Ja que no puc alliberar-te, hauràs de tenir paciència".
Però hi ha un altre detall a la figura de Biagio da Cesena representat com a Minos: podem veure-hi un bony fosc a nivell de coll, que permet suposar que el cardenal podia patir un goll, una malaltia molt freqüent en aquell temps. O potser formava també part de la venjança de Miquel Àngel?



El goll de Biagio da Cesena, força evident.
També es veuen bé les grans orelles d'ase amb les
que Miquel Àngel va voler destacar l'estupidesa del prelat

miércoles, 7 de abril de 2021

Dolors Aleu, la primera licenciada en Medicina de Catalunya

 versió catalana | versión española





Dolors Aleu en su despacho 

Fotografía en B&N






Actualmente, la mayoría de estudiantes de Medicina (y de otras profesiones sanitarias) son mujeres. Y su proporción aumenta año tras año. Pero no siempre ha sido así. Hubo un tiempo en el que la práctica de la Medicina estaba ejercida exclusivamente por hombres.

No lo tuvieron fácil las primeras mujeres que se licenciaron en Medicina. De hecho, fueron tres pioneras a las que hay que reconocer un mérito conjunto. La revolución de 1868 (conocida como "La Gloriosa") había permitido el acceso de las mujeres a las carreras científicas. La primera en matricularse en la Facultad como alumna libre (1872), fue Elena Maseras i Ribera (1853-1905), aunque no llegó a ejercer nunca la profesión, porque se dedicó a la Pedagogía. La primera en licenciarse en Medicina fue Dolors Aleu i Riera (1857-1913) y la primera en defender la tesis ante un tribunal y alcanzar el grado de doctora fue Martina Castells i Ballespí (1852-1884), a quien ya hemos dedicado una entrada del blog, y que también ejerció muy poco, ya que murió prematuramente a los 31 años. Dedicaremos el comentario de hoy a Dolors Aleu, que se licenció sólo tres días antes que Martina Castells y que por lo tanto, tiene el honor de ser la primera médica de Catalunya. Hoy, día 7 de abril es el aniversario de su nacimiento, y por lo tanto, un día muy indicado para honrar su memoria.
  


Dolors Aleu Riera
[Aportación de la familia Cuyàs-Robinson a la Galeria de metges catalans]


Dolors Aleu era hija de una familia burguesa de Barcelona. El año 1874 decidió asistir presencialmente a las clases de la Facultad de Medicina, cosa que transgredía todas los criterios sociales, morales e intelectuales de la época, que destinaban a las mujeres solamente a las labores del hogar. Su padre, Joan Aleu, farmacéutico, que llegó a ocupar importantes cargos en la ciudad (fue jefe de la Policia Municipal, teniente de Alcalde de Barcelona y Gobernador General de Catalunya) dispuso que Dolors asistiese a les classes acompañada siempre por dos escoltas, lo que nos da una idea clara de la mentalidad imperante en aquel tiempo. 

Alumna muy brillante, Dolors terminó los estudios de Medicina en Barcelona en 1879. A pesar de todo, no consiguió la autorización para presentarse a las pruebas de licenciatura hasta abril de 1882. 

La oposición del rector de Madrid (el doctorado solamente se  podía hacer en Madrid, en aquel tiempo) hizo que no pudiera leer su tesis doctoral hasta 1882, un año después que Martina Castells. Su tesis, titulada De la necesidad de encaminar por nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer, fue dirigida por el Prof. Joan Giné i Partagàs, el mismo profesor que la había animado durante sus estudios para que no abandonara la carrera,  ayudándola a superar los numerosos obstáculos que tuvo que vencer. Cuando finalmente pudo leer la tesis doctoral, se publicó en la revista La Independencia Médica (1883). No era esta la primera publicación de Dolors Aleu. Cuando todavía cursaba cuarto curso de carrera, ya había publicado un librito de 34 páginas titulado Consejos a una madre. Sobre el regimen, limpieza, vestidos, sueño, ejercicio y entretenimiento de los niños.



El anuncio del traslado de la consulta de la Dra. Dolors Aleu que apareció en el diario El Diluvio (8 de noviembre de 1890) 

Consciente de la importancia de inculcar hábitos higiénicos a la población, la Dra. Dolors Aleu, junto con Clotilde Cerdà Bosch (hija de Ildefons Cerdà), fundaron en 1885 la Academia de Bellas Artes y Oficios para la Mujer. Ella misma impartió clases de Higiene Doméstica en esta institución. 

Dolors Aleu ejerció la Medicina con mucho éxito durante veinticinco años. Su clientela era en su mayoría femenina, y procedía de todas las clases sociales: desde las señoras burguesas de los barrios acomodados de Barcelona, hasta las prostitutas del barrio del Raval. Para atender mejor esta demanda femenina se especializó en Ginecología y Medicina Infantil. Además de su consultorio asistía también a los niños de la Casa de Caridad donde iba frecuentemente de forma altruista. 



La Dra. Dolors Aleu con su marido y sus hijos. 


Dolors Aleu contrajo matrimonio con Camil Cuyàs, un agente de bolsa, con el que tuvo dos hijos. 

Consciente de la frecuencia del contagio de las enfermedades de transmisión sexual entre los jóvenes (en aquellos años la sífilis y la gonorrea hacían estragos) advirtió a sus hijos sobre el "mar de peligros" que podían acecharles, en una carta: 
“Las encontraréis en todas partes y en todas las clases sociales” [incluso en] “las Señoras de importancia en Barcelona (sic)”
Su hijo menor, Camil Cuyàs Aleu (Barcelona, 1884 - 1905), inició los estudios de Medicina, siguiendo la senda de Dolors. Lamentablemente, murió por una tuberculosis pulmonar a los 21 años, unos meses antes que lo hiciera su madre. 

La fama de Dolors Aleu trascendió los límites de la ciudad. La Societé Française d’Hygiene la aceptó entre sus miembros, como miembro asociado extranjero. Fue la primera mujer en formar parte de esta entidad. 

Dolors Aleu ha sido reconocida como pionera de la Medicina. Algunas ciudades catalanas le han dedicado calles y plazas como homenaje a su memoria (Barcelona, Lleida, Terrassa, l’Hospitalet, Palafrugell...). En Barcelona, también la recuerdan los Jardines de Dolors Aleu, en el barrio del Raval donde se ubica el Dispensario de Perecamps, y también se le ha dedicado el Centro Sociosanitario del Putxet - Dolors Aleu.

Las numerosas médicas catalanas tienen pues su precedente y modelo en las tres pioneras Elena Maseras, Martina Castells y sobre todo, en Dolors Aleu. Unas mujeres que lucharon duramente para conseguir ejercer la profesión médica a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que vencer.  




Dolors Aleu, la primera llicenciada en Medicina de Catalunya




Dolors Aleu al seu despatx 

Fotografia en B&N





Actualment, 
la majoria d'estudiants de Medicina (i d'altres professions sanitàries) són dones. I el percentatge augmenta any rere any. Però no sempre ha estat així. Hi va haver un temps en que la pràctica de la Medicina estava exercida exclusivament per homes.

No ho van tenir fàcil les primeres dones que van llicenciar-se en Medicina. De fet, van ser tres pioneres a qui cal reconèixer un mèrit conjunt. La primera en matricular-se a la Facultat com a alumne lliure (1872), va ser Elena Maseras i Ribera (1853-1905), però no va exercir mai la Medicina, perquè es va dedicar a la Pedagogia. La primera en llicenciar-se en Medicina fou Dolors Aleu i Riera (1857-1913) i la primera en defensar la tesi davant d'un tribunal i obtenir el grau de doctora va ser Martina Castells i Ballespí (1852-1884), a qui ja l'hem dedicat una entrada del blog, i qui també va exercir molt poc, ja que va morir prematurament als 31 anys. Dedicarem el comentari d'avui a Dolors Aleu, que es va llicenciar només tres dies abans que Martina Castells i que per tant, té l'honor de ser la primera metgessa de Catalunya. Avui, dia 7 d'abril és l'aniversari del seu naixement, i un dia força indicat per fer-ho. 



Dolors Aleu Riera
[Aportació de la Família Cuyás Robinson a la Galeria de metges catalans]


Dolors Aleu era filla d'una família burgesa de Barcelona. L'any 1874 decideix assistir presencialment a les classes de la Facultat de Medicina, cosa que transgredia tots els motlles socials, morals i intel·lectuals de l’època, que reservaven a les dones només les funcions domèstiques. El seu pare, Joan Aleu, farmacèutic, va ocupar importants càrrecs a la ciutat (cap de la Policia Municipal, tinent d'Alcalde de Barcelona i Governador General de Catalunya.) i va fer que la Dolors anés acompanyada de dos escortes a les classes, fet que dóna una idea de la mentalitat d'aquell temps. 

Alumna brillant, Dolors va acabar els estudis de Medicina a Barcelona el 1879. Tot i així, no va aconsegir l’autorització per presentar-se a les proves de llicenciatura fins a l’abril del 1882. 

L'oposició del rector de Madrid (les tesis només es podien presentar a Madrid, en aquell temps) va fer que no pogués llegir la seva tesi doctoral fins 1882, un any després que Martina Castells. La tesi, titulada De la necesidad de encaminar por nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer, va ser dirigida pel Prof. Joan Giné i Partagàs, el mateix professor que la havia encoratjat durant els seus estudis per tal que no abandonés la carrera,  superant els nombrosos obstacles que va haver de vèncer. Quan finalment va poder llegir la tesi doctoral, es va publicar a la revista La Independencia Médica (1883). Però aquesta no era la primera publicació de Dolors Aleu. Quan feia quart curs de carrera, ja havia publicat un llibret de 34 pàgines titulat Consejos a una madre. Sobre el regimen, limpieza, vestidos, sueño, ejercicio y entretenimiento de los niños.




L'anunci del trasllat de la consulta de la Dra. Dolors Aleu al diari
El Diluvio (8 de novembre de 1890) 

Conscient de la importància d'inculcar hàbits higiènics a la població, la Dra. Dolors Aleu, juntament amb Clotilde Cerdà Bosch (filla d'Ildefons Cerdà), funden el 1885 l'Academia de Bellas Artes y Oficios para la Mujer. Ella mateixa imparteix classes d’Higiene Domèstica en aquesta institució. 

Dolors Aleu va exercir de metgessa amb molt d’èxit durant vint-i-cinc anys. La seva clientela era majoritàriament femenina, i procedia de totes les classes socials: des de les senyores burgeses de la part alta de Barcelona, fins les prostitutes del barri del Raval. Per atendre millor aquesta demanda femenina es va especialitzar en Ginecologia i Medicina Infantil. A més del seu consultori atenia també els nens de la Casa de Caritat on hi anava periòdicament de forma altruista. 



La Dra. Dolors Aleu amb el seu marit i els seus fills. 


Dolors Aleu es va casar amb Camil Cuyàs, un agent de borsa, amb qui va tenir dos fills. 

Va advertir els seus fills sobre el "mar de peligros" de les malalties de transmissió sexual, de les que deia: 
“Las encontraréis en todas partes y en todas las clases sociales” [incluso en] “las Señoras de importancia en Barcelona (sic)”
El seu fill menor, Camil Cuyàs Aleu (Barcelona, 1884 - 1905), va iniciar els estudis de Medicina, seguint els passos de Dolors. Dissortadament, va morir per tuberculosi pulmonar als 21 anys, uns mesos abans que la seva mare.

La fama de Dolors Aleu va trascendir els límits de la ciutat. La Societé Française d’Hygiene la va acceptar entre els seus membres, com a membre associat estranger. Va ser la primera dona que va formar part d'aquesta entitat. 

Dolors Aleu ha estat reconeguda com pionera de la Medicina. Algunes ciutats catalanes li han dedicat carrers i places com a homenatge a la seva memòria (Barcelona, Lleida, Terrassa, l’Hospitalet, Palafrugell...). A Barcelona, els Jardins de Dolors Aleu són al barri del Raval on s'ubica el Dispensari de Perecamps, i també se li ha dedicat el Centre Sociosanitari Putget - Dolors Aleu.

Les nombroses metgesses catalanes tenen doncs el seu precedent i model en les tres pioneres Elena Maseras, Martina Castells i sobre tot, Dolors Aleu. Unes dones que van lluitar per aconseguir exercir la professió mèdica malgrat tota l'oposició que van haver de vèncer.