viernes, 22 de mayo de 2020

Manos, higiene y gel hidroalcohólico










Eduardo Kingman

Manos 


Óleo sobre lienzo





Eduardo Kingman (1913-1997) fue un reconocido pintor ecuatoriano enmarcado en el expresionismo, una corriente artística que busca mostrar los sentimientos y las emociones del autor, más que la representación de la realidad objetiva. La pintura entonces presenta una escena dramática, una tragedia interior.


Milan Kundera MC on Twitter: "Eduardo Kingman: El pintor de las ...




















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gman estaba muy interesado en el llamado realismo social, y se centró sobre todo en plasmar las manos, dándoles frecuentemente una dimensión de reivindicación étnica y de manifiesto político. Por este motivo se le conoce también como el pintor de las manos. A mediados de 1940 decidió alejarse del indigenismo y evolucionó hacia un lenguaje propio, con una visión más humanista, ligado a la religiosidad popular, con un apego por retratar las ilusiones y los sentimientos. 

Recientemente, con motivo del 107 aniversario de su nacimiento se le dedicó  una exposición en Quito, titulada "Visiones íntimas del ser", en el marco de diversos homenajes a su persona. La exposición reunía diez obras de Eduardo Kingman, ocho de las cuales forman parte de la colección de la Galería Kingman y de Soledad, la hija del artista; y dos más proceden de la Reserva Alberto Mena Caamaño. La exposición tuvo que ser clausurada, antes de tiempo, por el confinamiento impuesto por la actual pandemia de COVID19.





Vivir Ecuador :: Eduardo Kingman ”El Pintor de las Manos”


Precisamente, estar inmersos en esta pandemia hace que en estas circunstancias las sugerentes manos de Kingman nos recuerden la importancia de la asepsia de las manos para evitar el contagio. Es importante lavarse muy frecuentemente las manos con agua y jabón. 

Algunos añaden al lavado de manos la aplicación de un gel hidroalcohólico antiséptico, que puede también sustituir al lavado de manos, cuando éste no pueda realizarse. Ahora se han popularizado mucho estos geles, pero desde cuando los estamos usando?

La primera en tener la idea del gel hidroalcohólico fue de Lupe Hernández, en 1966. Lupe, estudiaba enfermería en Bakersfield, una ciudad a 160 Km. al norte de Los Ángeles, con una gran población dedicada a la agricultura, la minería y la industria petrolera. Advirtió que en el curso de las prácticas, no siempre tenía acceso a agua corriente y jabón para lavarse las manos. Frecuentemente solamente antes de comenzar y al terminar su tarea. 

En aquel momento ya era conocida la importancia de la asepsia de manos. Los médicos y las enfermeras se lavaban las manos antes de entrar en el quirófano y de realizar prácticas quirúrgicas, pero no siempre lo hacían entre paciente y paciente en la atención clínica cotidiana. 

Lupe Hérnandez, la joven latina estudiante de enfermería en Bakersville que inventó el alcohol en gel
Retrato (atribuído) de Lupe Hernández



















Desde hacía por lo menos un siglo (y tal vez antes) se conocían las propiedades del alcohol como desinfectante.  Pero el uso directo del alcohol daña la capa de protección lipídica de la piel, produciendo manos resecas y dermatitis ortoérgica. Por eso, Lupe Hernández comenzó a pensar en un gel que conservara las propiedades desinfectantes sin dañar la piel. Para crear el gel, Guadalupe mezcló alcohol etílico (en una proporción de 60-65%) con agua destilada y glicerina para desinfectar las manos.

No sabemos más de Lupe Hernández. Tampoco sabemos si llegó a patentar el producto. Lo cierto es que el gel hidroalcohólico se fue usando progresivamente. Al principio solamente en clínicas y hospitales. Más tarde también en las fuerzas armadas. En 1988 se empezó a comercializar con el nombre de Purell para el gran público, aunque tuvo una discreta acogida. 

Durante la epidemia de gripe A en 2009 el consumo del producto se hizo masivo. Las campañas de prevención insistían en la conveniencia del lavado de manos, y se acompañaban de recomendaciones de que en caso de no disponer de la posibilidad de lavarse frecuentemente, se podía recurrir al gel hidroalcohólico para sustituirlo. Para muchos fue una novedad, aunque el gel desinfectante ya contaba con medio siglo de vida. 

La popularidad de los geles para manos no sólo ha sido impulsada por el miedo a las pandemias: se ha vuelto parte de una rutina de higiene para mucha gente. Está presente en los despachos, oficinas públicas, en los baños públicos, en los bolsos o mochilas de los particulares. Probablemente parte de este éxito es debido a la publicidad que subraya frecuentemente que el gel mata a un 99% de gérmenes. Aunque el agua y jabón tienen todavía un efecto mayor, no suele explicitarse así en las campañas publicitarias. Las ventas han crecido exponencialmente en la última década. Solo en los EEUU, el crecimiento del mercado es asombroso: valorado en 28 millones de dólares en 2002, se aumentó a 80 millones en 2006, y más de 402 millones en 2015. Tras la pandemia de Covid19 probablemente esta escalada será todavía mayor. 





Desde hace unos años se ha convertido en costumbre que los médicos se froten las manos con este producto cada vez que entran o salen de una habitación; y también cada vez que empiezan y finalizan una consulta con un paciente. Desde que se arraigó esta nueva conducta, este nuevo hábito, los estudios científicos muestran una contundente baja en el porcentaje de infecciones intrahospitalarias y en las enfermedades del personal sanitario, a pesar de que algunas bacterias se han demostrado resistentes al alcohol

Lo más recomendable, sin embargo, sigue siendo lavarse las manos con agua y jabón, ya que el jabón disuelve el recubrimiento lipídico del virus y lo inactiva. Ese es el método más eficaz y el prioritario para prevenir enfermedades. Sin embargo, en caso de que no se pueda realizar, el uso del alcohol en gel es recomendable, ya que elimina más del 99% de las bacterias y gérmenes. Tal como lo pensó Lupe Hernández en Bakersfield en 1966.



jueves, 21 de mayo de 2020

Los indios navajo, diezmados por la pandemia de COVID19










Pintura de arena 


Arena.

Arte popular navajo, 
con finalidad sanadora.  
Reserva navaja (EEUU) 





Algunas de las artes son efímeras (como la música o la gastronomía), es decir que solamente duran un cierto tiempo, mientras se escuchan o se consumen y otras, en cambio, son permanentes. En general podemos decir que las artes plásticas pertenecen a este segundo grupo: una pintura o una escultura permanecen en el tiempo, y hoy podemos seguir emocionándonos ante una escultura griega o una pintura egipcia, ejecutadas hace miles de años. 


Inspiración | Pinturas de arena —el arte curativo de los indios ...
Ceremonial navajo de pinturas de arena

Pero no siempre es así. En los años 60-70 se popularizaron los happenings, o las instalaciones perecederas, como por ejemplo las que suele realizar la artista Marina Abramovic. A este grupo, el del arte de corta duración, son también las pinturas de arena de los indios navajos, como la que encabeza este artículo. Aunque hay que señalar que no se realizan con una finalidad artística, decorativa o de suscitar la admiración de los espectadores, sino que se ejecutan con finalidad sanadora y religiosa ante algún enfermo y se limitan al tiempo que dura el ritual. 


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Chamán o hombre-medicina navajo
Los indígenas navajo consideran que las enfermedades están causadas por espíritus malignos sobrenaturales. Para neutralizarlos y lograr la curación del enfermo, el chamán (una mezcla de médico, astrólogo y sacerdote) traza un dibujo en el suelo, por lo general alguna escena de los mitos y creencias navajo. Luego pacientemente va tomando pellizcos de arena teñida de colores y rellena las figuras que previamente ha dibujado en el suelo. A veces lo remata con toques de harina de maíz en las zonas más nobles del dibujo (las que representan la cabeza, manos o pies de los personajes). A continuación, el enfermo se sitúa sobre la pintura de arena y el chamán entona oraciones y cantos religiosos: 

...Devuélveme los pies. 
Devuélveme las piernas. 
Devuélveme la mente. 
Devuélveme la voz. 
Retira hoy tu hechizo por mí. 
Llévate hoy tu hechizo por mí. 
Lejos de mí lo has llevado. 
Lejos de mí se ha ido. 
Lo has alejado. 
Felizmente me recupero. 
Felizmente mi interior se calma...

La ceremonia se concluye dando a beber al enfermo un brebaje que contiene harina de maíz, polen y arena de la pintura, tras lo cual la pintura debe ser destruída. 


Mujer navajo con su hijo (Ansel Adams, 1941)


La nación navajo (en idioma nativo Naabeehó Bináhásdzoes una etnia indígena de Norteamérica. Tras ser vencida por los colonizadores desde 1868 ocupa una Reserva india, ocupando en su mayor parte el alto de la meseta de Colorado, y está situada entre los estados de Arizona, Utah y Nuevo México. Con una superficie de de algo más de 70.000 km² es el mayor de los territorios indígenas de Norteamérica (una extensión superior a los territorios de Bélgica y Suiza juntos). Los residentes fijos de la reserva son unos 175.000 (de los 350.000 indígenas navajo que viven actualmente). Se dedican a la ganadería (pastoreo) y a la extracción minera de minerales, como el uranio. 


La Nación Navajo: la larga marcha hacia la soberanía - El Orden ...
Paisaje del territorio de la Nación Navajo


En estas condiciones no es de extrañar que la llegada de la pandemia de CoVID19 haya hecho estragos en la población indígena. Pese a estar sometidos a una de las cuarentenas más restrictivas en el país, que incluye la prohibición de salidas exceptuadas sólo por emergencias o por quienes deban cumplir con empleos esenciales, la nación navajo es el lugar de EEUU donde se dan mayor número de casos de CoVID19 por habitante (2.300 infectados navajos/ 100.000 habitantes frente a los 1.800 infectados neoyorquinos /100.000 habitantes). 

Cuando se diagnosticó el primer caso de COVID19 en la Diné Bikéyah (nombre de la población en navajo) fue difícil no esperar lo peor. Los casos se multiplicaron rápidamente. Actualmente la Nación Navajo presenta una tasa de infección por el coronavirus SARS-CoV2 10 veces superior a la del conjunto del estado de Arizona. En la reserva solamente se dispone de 12 centros de salud con solamente 13 camas de cuidados intensivos y 28 respiradores, por lo que los pacientes más graves se derivaron en helicóptero a hospitales de Flagstaff y Albuquerque, y 80 de ellos murieron. Actualmente casi 3.000 navajos han resultado positivos en la prueba de SARS-CoV-2, por lo que el pequeño territorio es ya el tercer foco de COVID-19 per capita detrás de Nueva York y Nueva Jersey.

EUA pagará 198 millones a la Nación Navajo – Misterios Ocultos
Navajos de EEUU, ataviados con vestidos tradicionales para un desfile 

Las condiciones higiénicas de los poblados navajos tienen graves problemas. Por ejemplo el 30% de los habitantes no disponen de agua corriente en sus casas. Algunos de ellos deben desplazarse en coche una vez a la semana para obtener agua potable a casi 30 km de distancia. En estas condiciones la recomendación preventiva de lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos son casi imposibles de cumplir. 



Por qué el coronavirus está devastando a los indios navajos - Infobae
Mujer navajo con mascarilla para protegerse del contagio de COVID19

A todo esto se añaden las altas tasas de pobreza (un 40% de la población), la precariedad de los hogares, y el bajo nivel educativo, factores que también contribuyen a que el coronavirus SARS-CoV2 esté diezmando a los navajos. 

Bandera oficial de la Nación Navajo
La sociedad navajo es profundamente matriarcal. Las mujeres poseen la vivienda y el ganado y sus hijos pertenecen a su clan. 

La mujer articula el clan familiar, multigeneracional, que suele vivir en su casa, bajo el mismo techo. Los hogares, así, reúnen varias generaciones en el mismo domicilio. Por cuestiones culturales y tribales, ancianos y niños conviven en la misma casa. Una convivencia que no es muy recomendable en esta pandemia, ya que aumenta mucho las posibilidades de contagio. 

Great Seal of the Navajo Nation.svg
Escudo oficial de la Nación Navajo




Se da el antecedente que en 2009, durante la epidemia de H1N1 gripe A, los nativo-americanos sufrieron una mortalidad de cuatro a cinco veces superior que mayor que el resto de los ciudadanos de los Estados Unidos. 
Policía de la nación navajo - Wikipedia, la enciclopedia libre
Mapa del territorio de la Nación Navajo, en la confluencia de cuatro Estados de la Unión: Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México. 


miércoles, 20 de mayo de 2020

Contagios y restaurantes

Pierre-Auguste Renoir - Luncheon of the Boating Party - Google Art Project.jpg





Pierre-Auguste Renoir


El almuerzo de los remeros 
 (1881) 

Óleo sobre lienzo 129,5 x 172,7 cm

 Colección Phillips. Washington 



Pierre-Auguste Renoir (1841-19191) fue un pintor impresionista francés. Su pintura muestra frecuentemente voluptuosos desnudos femeninos, a veces encuadrados en paisajes. También suele reflejar la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son de clases modestas. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable.

El cuadro muestra un grupo de amigos de Renoir descansando en una terraza del restaurante Maison Fournaise,​ sobre el río Sena en Chatou, Francia. La escena muestra un clima de alegría popular que se asemeja a una obra anterior suya, Baile en el Moulin de la Galette (1876). Por otra parte, Renoir ya había retratado, tanto el local como el tema de los desayunos de los remeros, en otra de sus obras, Déjeuner chez Fournaise (1875).


Fichier:Pierre-Auguste Renoir - Le Déjeuner au bord de la rivière ...
Pierre-Auguste Renoir: Déjeuner chez Fournaise (1875)

En la actual situación, motivada por la pandemia de COVID19, probablemente tardaremos bastante en ver escenas así, en la que los personajes almuerzan en un restaurante charlando animadamente y se agolpan entre ellos con familiaridad y despreocupación. Probablemente tendremos que guardar las distancias sociales durante bastante tiempo, debido a la alta contagiosidad del coronavirus SARS-COV2.

Para demostrar la conveniencia de esta prudente distancia social basta analizar lo que sucedió en un restaurante de Cantón (China) recientemente, en el que un individuo asintomático contagió a muchos otros. Os lo comento a continuación. 

Plano de la sala del restaurante de Cantón


Este esquema muestra la sala de un restaurante de esta ciudad. Los círculos grandes representan las mesas circulares de la sala y los círculos pequeños, la ubicación de los comensales. En la pared de la derecha está situado un aparato de aire acondicionado, y en la de la izquierda, un ventilador que mueve el aire del recinto. En la parte superior, dos grandes ventanales de cristal (cerrados) para que los comensales pudieran disfrutar de la vista exterior. 

Un individuo (A1) fue a cenar a este restaurante con 9 amigos. Se encontraba bien y no tenía ningún síntoma que permitiera sospechar que podía ser portador del coronavirus SARS-COV2. Y sin embargo, sin saberlo, lo era. 

La cena se desarrolló con normalidad, durante una hora y media. Pero durante la cena, se hablaba, se comía y se respiraba, claro. Aunque A1 no lo sabía, las gotas de Flügger que expulsaba estaban repletas de virus infectantes. El aerosol que producía era transportado por el aire y eran inspiradas directamente por los otros amigos o se depositaban en las superficies próximas que quedaban así contaminadas. Al tocar con las manos las superficies y tocarse después inadvertidamente la cara, también podían contagiarse. 

Durante la semana siguiente, la mitad de las personas que compartieron aquella cena desarrollaron síntomas de COVID19. Se localizaron los contactos para reconstruir la cadena de contagios que habían empezado con aquella cena.

Tenía una cierta lógica que hubieran habido contagios en los que se sentaron en la mesa A. La distancia con el comensal infectante era escasa. Pero nadie se esperaba que se produjeran otros contagios en otras mesas del comedor. 

Pero los hubo. En la mesa C se infectaron dos personas más, que habían cenado a la misma hora aquel día. El ventilador, situado en la pared de la izquierda, había transportado las partículas hacia su mesa, que estaba, por decirlo así, a sotavento. 

Pero también en la mesa B se dieron tres casos. El flujo de aire, que iba en la dirección izquierda-derecha, volvía en turbulencia al encontrar el aire frío del aire acondicionado, situado en la pared derecha. En cambio, otras mesas no presentaron contagios, ya que el flujo de aire no favorecía que las partículas llegasen hasta allá. 

Una historia muy ilustrativa para comprender lo fácil que es la transmisión del virus SARS-COV2 y de la multitud de factores que pueden favorecer el contagio. 

Tardaremos en volver a ver escenas como la que representó Renoir. Pero mientras tanto, estemos alerta a los posibles contagios, que son mucho más fáciles de lo que podemos creer de entrada. 


martes, 19 de mayo de 2020

June Almeida, la mujer que descubrió los coronavirus

June Almeida






June Almeida al microscopio electrónico

(1963)

Fotografia en B&N 
Instituto del Cáncer de Ontario en Toronto (Canadá)




June Hart, el nombre de soltera de June Almeida (1930-2007) era hija de Harry Leonard Hart, un modesto conductor de autobús de Glasgow. A pesar de ser una estudiante muy brillante, June tuvo que abandonar los estudios a los 16 años. La precaria economía familiar no podía costear sus estudios universitarios, por lo que June comenzó a trabajar en 1947 como técnica de laboratorio de histopatología en la Glasgow Royal Infirmary con un salario de 25 chelines por semana y poco después entró con la misma ocupación en el Hospital St. Bartolomew de Londres. 


El 11 de diciembre de 1954 June se casó con Enrique Rosalio (Henry) Almeida (1913 –1993), un artista venezolano con quien tuvo una hija, Joyce. Se mudaron a Canadá donde trabajó en el Ontario Cancer Institute como técnica de microscopia electrónica. 

A pesar de su casi inexistente formación académica, la escocesa logró convertirse muy pronto en una referencia científica por su trabajo pionero en la identificación y diagnóstico de los virus. Cuando se observa por el microscopio electrónico hay que saber distinguir si una pequeña mancha es un virus, una célula u otra cosa. June ideó un sistema de identificación, usando anticuerpos de individuos ya infectados para localizar el virus. Como que los anticuerpos son atraídos por sus antígenos homólogos, los anticuerpos se situaban alrededor del virus y señalaban su presencia. Esta técnica permitió que los microscopios electrónicos pudieran usarse para diagnosticar infecciones víricas en pacientes. De este modo, Almeida pasó a identificar una serie de virus como la rubeola, una infección que puede causar complicaciones durante el embarazo. Los científicos habían estudiado el virus de la rubeola durante décadas, pero Almeida fue la primera que lo pudo ver en directo.

La capacidad de June Almeida fue reconocida por A. P. Waterson, entonces Profesor de microbiología en la St. Thomas's Hospital Medical School  que le propuso regresar a Inglaterra para trabajar con él en el hospital. 

En 1964, el Dr. David Tyrrell, que supervisaba las investigaciones en la Unidad de Resfriado Común de Salisbury, Wiltshire, contactó con ella. Su equipo había tomado muestras de un niño enfermo de un internado de Surrey, una ciudad situada a unos 100 Km al sur de Londres. Habían detectado un virus similar al de la gripe, que habían etiquetado como «B814», pero había tenido dificultades para cultivarlo en el laboratorio. Cuando los métodos tradicionales fracasaron, los investigadores empezaron a sospechar que el B814 podría ser un nuevo tipo de virus. Tyrrell envió muestras a Almeida con la esperanza de que pudiera ayudarlo a identificar el virus con su técnica de microscopia. 

El primer coronavirus, identificado por Jane Almeida
El primer coronavirus, fotografiado por June Almeida

Aunque Almeida no contaba con mucho material para realizar su trabajo, decidió intentar la identificación del virus B814. Al mirar por el microscopio electrónico vio un punto redondo y gris rodeado de pequeños radios. Observó que este halo se disponía de forma parecida a la corona solar, por lo que Almeida, Tyrell y el profesor Tony Waterston le dieron el nombre de coronavirus. 

June Almeida no sólo fotografió al coronavirus sino que recordó que había visto antes dos virus con aspecto similar: uno cuando analizó la bronquitis en pollos y otro cuando estudió la hepatitis en ratones.

Efectivamente, no es fácil que una mujer sin títulos logre reconocimiento pleno. El artículo científico en que Almeida explicaba su hallazgo fue inicialmente rechazado ya que el tribunal que tenía que aceptar su trabajo consideró que lo que June afirmaba haber visto era un error, y que lo que presentaba June eran fotos de mala calidad de las partículas del virus de la gripe. Así, el descubrimiento de la cepa B814 no se publicó en el British Medical Journal hasta 1965 y las primeras fotografías no llegaron al Journal of General Virology hasta dos años después. Lo podéis leer aquí. 

Las contribuciones de Almeida fueron finalmente reconocidas. Se pudo doctorar en la Escuela Médica de Postgrado de LondresTambién publicó el Manual de diagnóstico rápido de virus en el laboratorio en 1979 para la OMS. En 1970, Albert Kapikian realizó una estancia de seis meses con ella aprendiendo sus técnicas de identificación de virus. Cuando regresó a los Estados Unidos, Kapikian utilizó estas técnicas para identificar un agente de gastroenteritis no-bacteriana, el virus Norwalk. 

Almeida se retiró de la virología en 1985, pero siguió siendo activa y curiosa. Se convirtió en profesora de yoga, aprendió a restaurar porcelana fina y se aficionó a comprar y restaurar antigüedades, que solía buscar con su segundo marido, Phillip Gardner, también virólogo jubilado.

Antes de su muerte en 2007 a los 77 años, Almeida regresó al St. Thomas como asesora y ayudó a publicar algunas de las primeras imágenes de alta calidad del VIH, el virus que causa el sida.

En opinión de Hugh Pennington, profesor emérito de bacteriología en la Universidad de Aberdeen
«Sin lugar a dudas, June Almeida es una de las científicas escocesas excepcionales de su generación, pero por desgracia muchos la olvidaron. Aunque, irónicamente, este brote de COVID-19 ha vuelto a sacar a la luz su trabajo», 
La historia de June Almeida cobra hoy, en el momento de la actual pandemia una especial relevancia, ya que sin ella no conoceríamos que son los coronavirus. Los investigadores chinos han utilizado sus técnicas para identificar el coronavirus SARS-CoV2 responsable de COVID19 y los trabajos de Almeida ayudaron mucho a su identificación temprana

Pero además es una llamada de atención a reconocer el trabajo callado y silencioso de los laboratorios y a evitar los prejuicios con los que más de una vez se contempla con incredulidad o escepticismo las investigaciones realizadas por mujeres. Como demuestra la historia de June Almeida, algunas veces una mujer sin títulos académicos puede con su callado trabajo y su perspicaz observación efectuar contribuciones más importantes a la ciencia que docenas de sesudos varones cargados de títulos. 


Bibliografía

Almeida, June D.; Tyrrell, D. A. J. (1967). «The Morphology of Three Previously Uncharacterized Human Respiratory Viruses that Grow in Organ Culture». Journal of General Virology 1 (2): 175-178.

Almeida, Joyce (28 de junio de 2008).  «June Almeida (née Hart)»British Medical Journal (BMJ Group336 (7659): 1511.1-1511. 

Brocklehurst S. The woman who discovered the first coronavirus. BBC News https://www.bbc.com/news/uk-scotland-52278716