Hippolyte Paul Delaroche
Napoleón tras abdicar en Fontainebleau (1846)
Óleo sobre lienzo. 69,2 x 53,2 cm
Osborne House. Isla de Wight. |
En entradas anteriores hemos revisado los principales males que aquejaron a Napoleón, tanto en su juventud, campañas militares, heridas diversas, caídas de caballo y las enfermedades que le afectaron durante su época de emperador. Consideraremos ahora las que tuvo tras su abdicación y cautiverio. Disponemos para ello de diversos diarios médicos y el informe post-mortem de la autopsia, llevada a cabo por el Dr. Antommarchi, asistido por numerosos médicos británicos, que nos pueden documentar al respecto. Además disponemos de signos indirectos, referencias veladas del lenguaje, de cambios en sus hábitos nutricionales, etc.
Litiasis biliar
A pesar de que todos los médicos de Napoleón diagnosticaban hepatitis crónica, una observación cuidadosa de la sintomatología indica más bien una angiocolitis, una frecuente complicación de la litiasis biliar.
Los dolores del hipocondrio derecho, intensos eran independientes de la ingesta alimentaria, y se irradiaban de forma muy evocadora hacia la escápula derecha. Los ataques, que se resolvían espontáneamente, solían acompañarse de fiebre alta, con sudor y escalofríos; emisión de orinas oscuras (coluria); y color amarillo-rojizo de las conjuntivas (subictericia). Tenemos así la tríada semiológica característica (dolor, fiebre e ictericia) de la angiocolitis, que es una complicación séptica de la litiasis biliar, causada al sobreinfectarse la bilis retenida por la obstrucción del canal colédoco por un cálculo.
En septiembre de 1819, Antommarchi percibió claramente "una vesícula biliar tensa que hacía relieve en el hipocondrio derecho". Posteriormente, en su informe de autopsia este mismo cirujano señaló que "la vesícula estaba distendida y contenía una bilis extremadamente espesa y grumosa" lo que sugiere la presencia de pequeños cálculos (microlitiasis) y confirma el diagnóstico de enfermedad biliar.
Este diagnóstico suele asociarse a dispepsia con náuseas y vómitos, cefaleas, o inhibición respiratoria, en episodios cíclicos que se resuelven espontáneamente en pocos días. No hay nada en la historia clínica de Bonaparte que permita pensar en una colecistitis aguda y mucho menos en una pancreatitis, que hubiera podido tener nefastas consecuencias.
Colitis crónica
Además de la colelitiasis, Napoleón presentó crisis de colitis crónica, que unido a lo anterior, dificultaban un correcto diagnóstico.
Napoleón se quejaba frecuentemente de su estreñimiento crónico, que intentaba aliviar con enemas y purgantes. Le había comentado en alguna ocasión al Dr. Antommarchi:
Es probable que se tratara de una colitis funcional crónica, ya que ninguna lesión pudo evidenciarse en la autopsia.
Algunos episodios diarreicos ocasionales podrían también estar en relación con el curso clínico de la colitis o bien tratarse de infecciones bacterianas o parasitarias puntuales.
Patología urinaria
Napoleón refería ocasionalmente dolores en el bajo vientre . Si se tiene en cuenta que también refería orina turbia y concentrada y de que en la autopsia se encontró una vejiga urinaria retraída, podría haberse tratado de episodios de cistitis, probablemente infecciosa.
Patología pulmonar
Bonaparte refería frecuentes brotes de tos seca que él relacionaba con lesiones pulmonares y pleurales. En la autopsia se encontraron nódulos y cavidades en el pulmón izquierdo, lo que tal vez sugiere la posible existencia de una tuberculosis, un mal tan frecuente en su época.
VI: ¿Por qué llevaba la mano en el chaleco?
VII: Colelitiasis, colitis y otras enfermedades
VIII: Cáncer gástrico
IX: ¿murió por un cáncer gástrico?
X: La teoría del envenenamiento
Litiasis biliar
A pesar de que todos los médicos de Napoleón diagnosticaban hepatitis crónica, una observación cuidadosa de la sintomatología indica más bien una angiocolitis, una frecuente complicación de la litiasis biliar.
Los dolores del hipocondrio derecho, intensos eran independientes de la ingesta alimentaria, y se irradiaban de forma muy evocadora hacia la escápula derecha. Los ataques, que se resolvían espontáneamente, solían acompañarse de fiebre alta, con sudor y escalofríos; emisión de orinas oscuras (coluria); y color amarillo-rojizo de las conjuntivas (subictericia). Tenemos así la tríada semiológica característica (dolor, fiebre e ictericia) de la angiocolitis, que es una complicación séptica de la litiasis biliar, causada al sobreinfectarse la bilis retenida por la obstrucción del canal colédoco por un cálculo.
Napoleón en el exilio de Santa Elena |
En septiembre de 1819, Antommarchi percibió claramente "una vesícula biliar tensa que hacía relieve en el hipocondrio derecho". Posteriormente, en su informe de autopsia este mismo cirujano señaló que "la vesícula estaba distendida y contenía una bilis extremadamente espesa y grumosa" lo que sugiere la presencia de pequeños cálculos (microlitiasis) y confirma el diagnóstico de enfermedad biliar.
Este diagnóstico suele asociarse a dispepsia con náuseas y vómitos, cefaleas, o inhibición respiratoria, en episodios cíclicos que se resuelven espontáneamente en pocos días. No hay nada en la historia clínica de Bonaparte que permita pensar en una colecistitis aguda y mucho menos en una pancreatitis, que hubiera podido tener nefastas consecuencias.
Colitis crónica
Además de la colelitiasis, Napoleón presentó crisis de colitis crónica, que unido a lo anterior, dificultaban un correcto diagnóstico.
Napoleón se quejaba frecuentemente de su estreñimiento crónico, que intentaba aliviar con enemas y purgantes. Le había comentado en alguna ocasión al Dr. Antommarchi:
«la constipation m'est habituelle, c'est une incommodité de l'enfance, elle ne m'a jamais quitté»
(Tengo estreñimiento habitual, es un problema de infancia, siempre lo he tenido)
(Trad: XS)
Es probable que se tratara de una colitis funcional crónica, ya que ninguna lesión pudo evidenciarse en la autopsia.
Algunos episodios diarreicos ocasionales podrían también estar en relación con el curso clínico de la colitis o bien tratarse de infecciones bacterianas o parasitarias puntuales.
Patología urinaria
Napoleón refería ocasionalmente dolores en el bajo vientre . Si se tiene en cuenta que también refería orina turbia y concentrada y de que en la autopsia se encontró una vejiga urinaria retraída, podría haberse tratado de episodios de cistitis, probablemente infecciosa.
Patología pulmonar
Bonaparte refería frecuentes brotes de tos seca que él relacionaba con lesiones pulmonares y pleurales. En la autopsia se encontraron nódulos y cavidades en el pulmón izquierdo, lo que tal vez sugiere la posible existencia de una tuberculosis, un mal tan frecuente en su época.
Bibliografía
Boigey M, Les maux de Napoléon, en Chronologie – Sainte-Hélène : la maladie de l'Empereur, Almanach Napoléon, p. 1-2, 1930, http://www.napoleonprisonnier.com
Castelot A, Bonaparte, Librairie Académique Perrin, Paris, 1967.
Castelot A, Napoléon, Librairie Académique Perrin, Paris, 1968.
Gallo M, Napoléon, Magellan (éd.), 8 vol., Paris, 1998.
Castelot A, Napoléon, Librairie Académique Perrin, Paris, 1968.
Gallo M, Napoléon, Magellan (éd.), 8 vol., Paris, 1998.
Las Cases E. Mémorial de Sainte-Hélène, Le Grand Livre du Mois (éd.), Tome IV, Paris, 1999
Riaud, X. Napoléon et ses maladies.
https://www.napoleon.org/histoire-des-2-empires/articles/napoleon-et-ses-maladies/
Riaud, X. Napoléon et ses maladies.
https://www.napoleon.org/histoire-des-2-empires/articles/napoleon-et-ses-maladies/
Serie de las enfermedades de Napoleón:
V: El Emperador VI: ¿Por qué llevaba la mano en el chaleco?
VII: Colelitiasis, colitis y otras enfermedades
VIII: Cáncer gástrico
IX: ¿murió por un cáncer gástrico?
X: La teoría del envenenamiento
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