Quentin Massys El cambista y su mujer (1514)
Óleo sobre tabla. 71 x 68 cm
Museo del Louvre. París. |
Como hemos visto en entradas anteriores del blog, la peste negra produjo una gran mortalidad. La considerable pérdida de población trajo cambios ideológicos, pero también económicos y sociales.
Algunos historiadores ven en la Peste Negra el factor precipitante del fin del feudalismo. La Peste Negra acabó con un período de gran crecimiento demográfico durante la época feudal, ya que se necesitaban muchos brazos para trabajar la tierra y las familias eran muy numerosas. Pero las tierras de cultivo eran cada vez de menor calidad y rendían cada vez menos, provocando una paulatina caída de la productividad. A esto se añadió una época de malas cosechas. Los víveres eran cada vez más escasos, y se tenían que repartir en una población en crecimiento, lo que ocasionó una creciente malnutrición. En este contexto llegó un bacilo que en otra situación habría sido recibido con mejores defensas fisiológicas y tal vez no habría provocado gran mortandad, pero que esta vez encontró un sistema inmunitario debilitado.
En el sistema feudal, el noble "protegía" a los campesinos de sus propiedades (feudo) a cambio de su fidelidad y de reconocerlo a él como su señor absoluto, lo que le convertía en amo absoluto, teniendo incluso el derecho de maltratarlos, si así le placía. El pacto de servidumbre feudal, sellado con en beso de vasallaje, hacía del campesino un "homo unius, solidus et affocatus". Es decir, el campesino tenía solamente un señor (unius), y estaba indisolublemente ligado a él (solidus). Era propiedad de su señor, que podía hacer con él lo que lo viniese en gana (proprius). De ahí derivaban por ejemplo, los derechos de pernada, también llamado de la "la primera noche" (prima nocte) por el que el señor tenía derecho a yacer con la novia la primera noche tras la boda de una pareja de vasallos. Y también el derecho al maltrato, tortura e incluso la muerte, si consideraba que el súbdito había faltado a alguno de los pactos de obediencia con su señor.
Finalmente los campesinos eran "affocatus" es decir, estaban vinculados indisolublemente a la casa y tierras que el feudal les había confiado para su cultivo. Tenían que llevar la mayor parte de la cosecha al señor, que era el propietario. Otra parte era para la Iglesia (diezmos y primicias), con lo que solamente quedaba una pequeña parte para ellos. Las familias, solían tener muchos hijos, ya que se necesitaban muchos brazos para cultivar la tierra, con lo que los años de malas cosechas pasaban hambre. Además, los campesinos no podían en ningún caso abandonar la tierra que se les encomendaba, ya que estaban ligados a ella. Por decirlo así, la casa y sus habitantes así formaban una sola cosa. Per este motivo se les llamaba "los siervos de la gleba", es decir, unidos al terrón de tierra que se levanta al arar, y del que no podían desertar. Si lo hacían podían ser castigados por su señor como a él le pareciese (porque eran de su propiedad) e incluso ser ajusticiados.
Con la epidemia de peste muchos campesinos murieron y otros, por temor a la enfermedad huyeron, buscando refugio en las ciudades, para burlar a los soldados del señor que sin duda les habrían dado muerte. El abandono de las zonas agrícolas produjo una gran despoblación del campo (llegó a ser de un 40 % en la zona norte de Italia, en el periodo comprendido entre 1340 y 1370), pero al terminar la epidemia, el orden establecido había quedado muy alterado y favoreció guerras y conflictos sociales, que unidos a las carencias de alimentos, provocaron el final de la Edad Media.
Algunos historiadores ven en la Peste Negra el factor precipitante del fin del feudalismo. La Peste Negra acabó con un período de gran crecimiento demográfico durante la época feudal, ya que se necesitaban muchos brazos para trabajar la tierra y las familias eran muy numerosas. Pero las tierras de cultivo eran cada vez de menor calidad y rendían cada vez menos, provocando una paulatina caída de la productividad. A esto se añadió una época de malas cosechas. Los víveres eran cada vez más escasos, y se tenían que repartir en una población en crecimiento, lo que ocasionó una creciente malnutrición. En este contexto llegó un bacilo que en otra situación habría sido recibido con mejores defensas fisiológicas y tal vez no habría provocado gran mortandad, pero que esta vez encontró un sistema inmunitario debilitado.
Finalmente los campesinos eran "affocatus" es decir, estaban vinculados indisolublemente a la casa y tierras que el feudal les había confiado para su cultivo. Tenían que llevar la mayor parte de la cosecha al señor, que era el propietario. Otra parte era para la Iglesia (diezmos y primicias), con lo que solamente quedaba una pequeña parte para ellos. Las familias, solían tener muchos hijos, ya que se necesitaban muchos brazos para cultivar la tierra, con lo que los años de malas cosechas pasaban hambre. Además, los campesinos no podían en ningún caso abandonar la tierra que se les encomendaba, ya que estaban ligados a ella. Por decirlo así, la casa y sus habitantes así formaban una sola cosa. Per este motivo se les llamaba "los siervos de la gleba", es decir, unidos al terrón de tierra que se levanta al arar, y del que no podían desertar. Si lo hacían podían ser castigados por su señor como a él le pareciese (porque eran de su propiedad) e incluso ser ajusticiados.
Con la epidemia de peste muchos campesinos murieron y otros, por temor a la enfermedad huyeron, buscando refugio en las ciudades, para burlar a los soldados del señor que sin duda les habrían dado muerte. El abandono de las zonas agrícolas produjo una gran despoblación del campo (llegó a ser de un 40 % en la zona norte de Italia, en el periodo comprendido entre 1340 y 1370), pero al terminar la epidemia, el orden establecido había quedado muy alterado y favoreció guerras y conflictos sociales, que unidos a las carencias de alimentos, provocaron el final de la Edad Media.
La contrapartida a la drástica reducción de la población fue que una vez superado el cataclismo, hubo más trabajo para todos. El régimen de servidumbre feudal desapareció casi por completo.
El pago de las cosechas y de los diezmos y primicias desapareció o se redujo. También se redujo el sistema de intercambio de bienes. Ahora se compraba, pagando en monedas, por lo que la circulación de moneda se incrementó mucho. Aparecieron los cambistas, prestamistas y usureros, como el que se representa en la tabla de Quentin Massys que encabeza este artículo. Esto posibilitó también una cierta acumulación de la masa monetaria y surgió el primer capitalismo.
La circulación de moneda incrementó el comercio y posibilitó el nacimiento de una nueva clase social: la burguesía, formada por comerciantes, mercaderes, banqueros y profesionales libres. Esta clase social residía en las ciudades o burgos, de donde derivó su nombre. La medicina aumentó su prestigio social y también entró a formar parte de esta nueva clase social burguesa. La agricultura recibió también un nuevo impulso. Se introdujeron mejoras en los sistemas de cultivo, tanto en la introducción de nueva técnica (aperos e instrumentos) como en los procedimientos. Se generalizó el barbecho y el abonado de campos. Se obtuvieron mejores cosechas. Además la población se había reducido, con lo que el aporte de víveres estaba ampliamente asegurada. Se dejaron atrás las hambrunas del siglo XIV. La población estaba mejor nutrida.
Como consecuencia de la reducción de mano de obra, se impulsó la tecnología: las máquinas ayudaban a hacer determinados trabajos. Se mejoraron los arados y los aperos de labranza; se diseñaron aparatos para mejorar la construcción. El progreso técnico abrió el camino para llegar, algunas décadas más tarde, a la invención de la imprenta, con lo que esto supuso en el cambio de mentalidad. Y poco después, como consecuencia de todas estas innovaciones, apareció la imprenta que consiguió poner los libros al alcance de muchos más lectores.
Finalmente, las necesidades del comercio impulsaron las importaciones de productos exóticos y especias y se perdió el miedo a navegar a tierras lejanas. Las navegaciones ya no se limitaron al Mediterráneo o a reseguir las costas atlánticas europeas. Se necesitaban mercancías y especias exóticas procedentes de lejanas tierras. Así se posibilitaron las grandes navegaciones de los europeos a Extremo Oriente, a lejanos territorios africanos, y a América.
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