sábado, 6 de abril de 2019

La artrosis de la vieja que freía huevos







Diego Velázquez

Vieja friendo huevos  
(1618)

Óleo sobre lienzo. 100,5 x 119,5 cm
National Gallery of Scotland. Edimburgo. 




En una anterior entrada del blog nos referíamos al cuadro El aguador de Sevilla de Velázquez y a la patología que en él se reflejaba. Hoy vamos a tratar de otro cuadro de la época de juventud del genial pintor, Vieja friendo huevos, que actualmente forma parte de la colección de la Galería Nacional de Escocia.

Se trata de un bodegón, tal como lo entendía Francisco Pacheco, el suegro de Velázquez, es decir, de una escena que se desarrolla en el interior de una cocina. La luz, dirigida desde la izquierda, ilumina por igual todo el primer plano, destacando con la misma fuerza figuras y objetos sobre el fondo oscuro de la pared, de la que cuelgan un cesto de mimbre y unas lámparas de aceite. El fondo del cuadro aparece oscuro, creando un fuerte contraste de luz y sombra.  

La protagonista indudable del cuadro es una anciana, que cocina en un pequeño horno un par de huevos. El punto de vista elevado de la composición permite ver los huevos en mitad del proceso de cocción flotando en aceite en el interior de una cazuela de barro. La vieja, que lleva una toca blanca, sostiene una cuchara de madera en la mano derecha y con la mano izquierda se dispone a cascar un huevo contra el borde de la cazuela. La imprevista llegada de un muchacho con un melón de invierno bajo el brazo y un frasco de cristal en la mano provoca que se paralice la acción. La vieja interrumpe su actividad y alza la cabeza. Sin embargo no mira al mozalbete: sus miradas no se cruzan. Tampoco él mira a la anciana, sino que dirige su mirada al espectador. Ante la cocinera se disponen en primer término un conjunto de objetos, entre los que distinguimos una jarra de loza vidriada blanca, y otra vidriada verde, un almirez, un plato de loza hondo con un cuchillo, cebollas y guindillas. Apoyado en el hornillo brilla un caldero de metal. El heterogéneo conjunto da una cierta idea de desorden cotidiano, habitual cuando se está cocinando. 
Las texturas de los cacharros se realzan por el magistral tratamiento de la luz, absorbida parcialmente por los objetos cerámicos y se refleja en los utensilios metálicos. Destacan los huevos flotando en el líquido, que logra mostrar el proceso de opacificación de la clara del huevo al freír. 

Cristo en casa de Marta y María, de Velázquez. La anciana que aparece en el extremo izquierdo parece la misma de la que aparece en La vieja friendo huevos.

Aunque el claroscuro del cuadro recuerda algunas obras de Caravaggio, la extrema quietud que transmite el cuadro de Velázquez se contrapone a la agitación y el dinamismo habituales en los cuadros del pintor italiano.
Los personajes del cuadro parecen repetidos en otras obras de Velázquez. Así, la figura de la vieja recuerda a la que aparece en Cristo en casa de Marta y María. Algunos autores la identifican con la suegra del pintor. Por otro lado, la figura del muchacho parece la misma del chico que aparece en Tres músicos o en El aguador de Sevilla. 

Desde el punto de vista médico, hay que destacar la mano de la anciana, donde puede verse una tumoración en la base del pulgar izquierdo, que corresponde a una rizartrosis, consistente en la artrosis de la articulación carpo-metacarpiana, afección bastante frecuente en personas de edad avanzada con artrosis. El transtorno es bilateral, ya que también puede detectarse en la otra mano. 

Detalle de La vieja friendo huevos. Obsérvese la rizartrosis 
en la base del pulgar izquierdo (articulación trapeciometacarpiana)

La rizartrosis o artrosis del pulgar es una degeneración de la articulación que une el dedo pulgar a la muñeca. La particular disposición de los ligamentos de esta articulación permite realizar con la mano el movimiento de pinza, que consiste en unir el pulgar con los dedos largos, un gesto fundamental para llevar a cabo muchas de las actividades diarias.

La degeneración del cartílago que recubre esta articulación provoca dolor, rigidez y limitación del movimiento del dedo pulgar, dificultando la realización del gesto de pinza. Por este motivo tiene una importante repercusión en las actividades manuales habituales. La progresiva destrucción del hueso y las alteraciones de los ligamentos, los tendones y la cápsula articular produce primero dolor y más tarde, una deformidad visible con limitación de los movimientos y pérdida de fuerza.

El acendrado naturalismo de Velázquez y su costumbre de tomar como modelos a personajes populares permiten observar algunos procesos patológicos en muchos de sus cuadros.  


Bibliografía

Schüller Pérez A. La Patología en la pintura de Velázquez. 
https://www.ranm.es/2000/122-sesion-del-dia-17-de-octubre-del-2000.html?start=1


Schüller Pérez, A. La patología en la pintura de Velázquez. Tf editores. Alcobendas, 2002. 

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