jueves, 3 de mayo de 2018

Fernando VI (II): el rey que quería la paz






Antonio González Ruiz

Fernando VI, Alegoría 
del rey pacificador 

Óleo sobre lienzo 
Real Academia de Bellas Artes 
de San Fernando. Madrid 



En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid encontramos este retrato de Fernando VI, ya como monarca de los reinos hispánicos. Su autor, Antonio González Ruiz la tituló "Alegoría del rey pacificador". Es evidente la exaltación monárquica de la Casa de Borbón que se puede ver en el cuadro, con el soberano entronizado protegiendo a la Agricultura, el Comercio y las Artes, actividades vinculadas a la paz. El mismo título evidencia la intención con la que quería aparecer Fernando VI: como un rey pacificador que intentaba dejar atrás las sangrientas consecuencias de la Guerra de Sucesión

Fernando VI llegó al trono cuando la Guerra de Sucesión llegaba a su fin. Una guerra que había logrado entronizar a los Borbones por la fuerza en los territorios de la península Ibérica, sometiendo sin piedad a los reinos que osaron poner en entredicho sus más que dosis derechos al trono. Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV, había introducido las ideas centralistas y absolutistas de su abuelo, anulando fueros y derechos de los reinos que no secundaron su causa y castigando sin piedad a los austriacistas, que eran partidarios de que fuera el archiduque Carlos de Austria el que accediera a la corona. Su hijo Fernando VI quiso poner fin a la guerra con las potencias que apoyaban los derechos de los austriacistas (especialmente Inglaterra) e intentó ser considerado un pacificador, con el lema: 
"Paz con Inglaterra y guerra con nadie".


Louis Michel van Loo: Retrato de Bárbara de Braganza
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
Así pues, el reinado de Fernando VI significó un período de paz en las relaciones internacionales a través de un sistema de neutralidad (1749-1759) 

Antes de ser rey, Fernando VI se había casado con Bárbara de Braganza, hija de Juan V de Portugal y de María Ana de Austria (1729). Hay que decir que Bárbara era bastante fea, gorda y de rostro vulgar, marcado por las cicatrices de la viruela. Era tan poco agraciada que cuando se estaba negociando el matrimonio entre los príncipes, los portugueses tardaron en enviar el retrato a la Corte española por miedo a que Fernando la rechazase. Pero en cambio era muy inteligente, culta, sensible, muy religiosa y le encantaba la música. Y era políglota: hablaba 6 idiomas. 

El matrimonio de Fernando y Bárbara fue perfecto a nivel sentimental, ya que Bárbara le supo dar el afecto que Fernando -que no había conocido a su madre- nunca había tenido hasta entonces. 
Fernando VI padecía una afección genital que le impedía eyacular, por lo que no tuvo hijos. Este hecho nunca supuso un gran problema político, pues el trono de España estaba asegurado por los numerosos hermanos que tenía, fruto del segundo matrimonio de su padre Felipe V con Isabel de Farnesio


Jacopo Amigoni:
Retrato del Marqués de la Ensenada (c. 1750)
Museo del Prado. Madrid
Desde el punto de vista político, en el reinado de Fernando VI se acometieron diversas reformas de tipo económico y militar en un intento de modernizar el país. La mayor parte de ellas fueron obras del ministro Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, que ya las había iniciado en los últimos años del reinado de Felipe V y que sentaron las bases de las posteriores reformas que se llevarían a término bajo el reinado de Carlos III. Las reformas también se beneficiaron de la política de otro ministro, José de Carvajal. El marqués de la Ensenada era francófilo y Carvajal anglófilo, con lo que la política de neutralidad quedaba asegurada. 
Entre las novedades introducidas por estos ministros hay que señalar la modernización de la Hacienda Pública, sustituyendo antiguos tributos por el sistema de catastro, conforme al cual se contribuye al erario público en proporción a los bienes de los que se dispone. Es decir los ricos contribuirían con más impuestos que los pobres. 
Ensenada también modernizó la Marina e impulsó el comercio con América. Por otra parte suavizó la relación con la Iglesia, muy tensa ya que el papa había tomado partido por el archiduque Carlos durante la Guerra de Sucesión, consiguiendo el concordato de 1753 con Benedicto XIV, por el que el rey podía proponer candidatos para obispos, canónigos y otros cargos eclesiásticos, con lo que la corona se aseguraba el apoyo de la jerarquía eclesiástica. 


Retratos de Bárbara de Braganza y Fernando VI

Por otra parte se dio un gran impulso a las artes y a la cultura. A Bárbara de Braganza le encantaba la música y protegió a compositores como Scarlatti y cantantes, entre los que destacaron diversos castrati, especialmente Farinelli. 
Durante el reinado de Fernando VI se impulsaron las Academias y los círculos de intelectuales. En 1752, se creó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En las artes cabe mencionar la construcción del Palacio de Oriente, pero sobre todo el convento madrileño de las Salesas Reales, impulsado sobre todo por la voluntad de la reina Bárbara de Braganza, que tenía fama de avariciosa y de amasar una importante fortuna personal. El pueblo de Madrid fue muy crítico con esta obra, en la que se invirtió mucho dinero, lo que resumía en esta copla popular:
   Bárbaro edificio,  
   bárbara renta, 
   bárbaro gasto, 
   Bárbara reina.

Fachada de la iglesia del convento de las Salesas Reales, en Madrid. 


En cambio se llevó a cabo una política claramente xenófoba y racista. Los gitanos fueron encarcelados, perseguidos y expulsados de los reinos en un auténtico intento de genocidio. En un solo día de 1749 se detuvieron 9.000 gitanos. Se separaron los sexos y se les obligó a trabajos forzados (los hombres en astilleros y minas y las mujeres en fábricas). Como se había realizado en tiempos de los Reyes Católicos con los judíos y en tiempos de Felipe III con los moriscos, se intentó la expulsión de los gitanos de la Península, aunque no se consiguió totalmente el objetivo. El tercer genocidio e intento de expulsión realizado por la corona hispánica obsesionada por conseguir la homogenización de los reinos, en un absurdo e inhumano intento de limpieza étnica. 

En lo personal, el rey no gozaba de muy buena salud mental. Como su padre, sufría de un cuadro bipolar con múltiples depresiones. En otra entrada del blog hablaremos con más detalle de esta patología psiquiátrica, que repercutió considerablemente en el entorno del soberano. 


Fernando VI





Bibliografía 
Gómez Alfaro: Extinción de los gitanos
Voltes Bou P.  La vida y la época de Fernando VI. Barcelona: Planeta. 1998


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