lunes, 2 de abril de 2018

Un ángel de pelo en pecho





Veit Stoss 

La Anunciación (detalle)
(1518)

Talla de madera policromada
Iglesia de St Lorenzo (Lorenzkirche). Nuremberg



En la mayoría de los casos, la representación de personajes velludos en las obras de arte conlleva una connotación negativa. El personaje peludo acostumbra a ser un malvado. El vello es un símbolo para expresar esta maldad, un código de señales que nos advierte de la mala catadura del tipo. Esta connotación peyorativa del vello ha sido usada para denostar a los enemigos políticos, como judíos o comunistasAlgo similar pasa con algunas enfermedades de la piel, como hemos podido ver repetidamente incluso en personajes cinematográficos. El vello representa algo salvaje, que nos acerca a las bestias, y en cambio el cuerpo lampiño es algo más espiritual, más elevado, mejor. 

J. van Hemessen: San Jerónimo, con notable vellosidad
 corporal, en una de las tablas del tríptico de San Sebastián.
Musée du Petit-Palais, París. 

Naturalmente toda regla tiene alguna excepción. La excepción más nítida es la de los santos ermitaños, como San Onofre, San Pablo ermitaño, San Jerónimo o San Juan Bautista. En estos casos, se supone que los eremitas, sumidos totalmente en sus arrobos místicos y meditaciones, abandonan el cuidado de su cuerpo perecedero. A los repetidos ayunos y penitencias que practican se les une un cierto descuido corporal, simbolizado por un cuerpo hirsuto, que lejos de manifestar maldad, certifica que su tiempo está más ocupado en los asuntos espirituales que en los terrenales. Esto también es válido para el sexo femenino, y algunas santas como Santa María Magdalena o Santa María Egipcíaca -también retiradas a hacer penitencia en una ermita- aparecen en la iconografía habitual con largas greñas y un vello corporal muy abundante, aspecto que ya hemos comentado en algunos de los artículos de este blog. 

Viet Stoss: La Anunciación (visión completa) 
Lorenzkirche, Nuremberg
Pero hemos encontrado otra excepción, si bien mucho más puntual y anecdótica. Se trata de unos sorprendentes angelitos velludos. Los ángeles en cuestión son unos angelitos auxiliares (lo que en  italiano se denominan putti) que revolotean acompañando al arcángel Gabriel en una escena de Anunciación suspendida sobre el presbiterio en la iglesia de St. Lorenz de Nuremberg. 

Algunos de ellos tañen instrumentos de música. Presentan el cuerpo totalmente cubierto de vello, dejando libres solamente la cabeza, las manos y los pies. El vello en cuestión forma así una especie de abrigo adherido al cuerpo. Hemos visto esta representación del vello corporal en algunas imágenes de la Magdalena en algunos países de Europa Central, pero nunca lo hemos encontrado en ángeles.

Tilman Riemenschneider:
Asunción de Sta. María Magdalena (1490).
Procedente del Altar Mayor de Münnerstadt
Museo Nacional de Baviera
La Anunciación de la Lorenzkirche es una talla en madera de Veit Stoss, un escultor polaco establecido en Nuremberg. Precisamente su origen nos da una pista sobre la manera de resolver iconográficamente la representación de la pilosidad corporal. En Polonia son bastante habituales las imágenes de María Magdalena que se presentan cubiertas de vello en un modelo muy similar al de los putti de Nuremberg, como la que adjuntamos aquí, obra de Tilman Riemenschneider, que se puede ver en el Museo Nacional de Baviera. Se trata de una imagen totalmente cubierta de vello, a excepción de cara y manos.

Hombres salvajes protectores, con el cuerpo
totalmente cubierto de vello.
Capilla del Condestable. Catedral de Burgos. 
¿Cuál es el simbolismo o la justificación del extraño vello angelical? ¿No es un contrasentido dotar a un espíritu puro y celestial de algo terrenal e impuro como la pilosidad corporal abundante? Es posible que la explicación deba buscarse en una hibridación con una figura apotropaica y protectora como es la del salvaje medieval. En este caso se trataría de un personaje que protege las puertas de ciudades y edificios, alejando de ellas el mal. Presenta un cuerpo totalmente velludo, de cabeza a los pies, lleva barba y greñas y va armado, generalmente con una clava. Pero es un personaje bondadoso que nos defiende de posibles peligros y agresiones. Puede que el ángel peludo participe en cierto modo de los atributos del salvaje, indicando su papel protector y benéfico. 

Aunque confieso que no estoy totalmente seguro de esta hipótesis, por más que lo intento no se me ocurre otra interpretación que justifique la presencia de vello en un ángel. 

¿Y a vosotros? 









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