miércoles, 6 de diciembre de 2017

Una Biblia en el moño







Biblia de moño
(1753-1754)


Libro de papel. Aprox. 6 cm
Musée du Désert. Mialet. 



Este pequeño librito, de diminutas dimensiones estaba diseñado para poder ser ocultado entre los cabellos del moño. Se trataba de un texto bíblico usado por los hugonotes, los protestantes franceses. Era un texto considerado herético y su mera posesión podía acarrear prisión para su propietario. O incluso la muerte, como sucedió en la masacre de la Noche de San Bartolomé, fecha en la que fueron asesinados un gran número de hugonotes (24 de agosto de 1572). 

Los hugonotes (huguenots en francés) fue el nombre con el que se conocían los calvinistas franceses durante las guerras de religión. A partir del s. XVII  los protestantes serían denominados frecuentemente Religionnaires, ya que los decretos reales (y otros documentos oficiales) llamaban el protestantismo desdeñosamente «pretendida religión reformada».


Jeanne Lombard: Pintura que representa a
un grupo de prisioneros hugonotes leyendo
la Biblia en la cárcel de Torre de Constanza.
Aigües Mortes (Provenza) 
El hugonote más famoso fue Enrique de Navarra, que tras la Matanza de San Bartolomé fue obligado a abjurar. Fue entonces cuando dijo su famosa frase: "París bien vale una misa" en la que manifestaba veladamente que su conversión era de conveniencia. Más tarde volvió a abrazar el protestantismo, una vez a salvo en su reino; para abjurar de manera definitiva, en 1593, al comprender que ser católico era una condición imprescindible para ser reconocido rey de Francia, como Enrique IV.  Durante su reinado promulgó el Decreto de Nantes (1598), por el que se reconocían ciertas plazas fuertes a los protestantes, consiguiendo pacificar el país.

Pero en 1685, Luis XIV, el Rey Sol, revocó el Decreto de Nantes y comenzó la conversión sistemática de los protestantes franceses. Uno de los métodos represivos más usados fueron las llamadas dragonadas. Consistían en alojar un grupo de dragones (soldados de caballería) en una casa de hugonotes. La soldadesca procedía a todo tipo de vejaciones, torturas y saqueos hasta conseguir su conversión forzada al catolicismo. La represión era tan brutal que cuando llegaban los dragones a un pueblo, no era raro que el pueblo entero abjurase inmediatamente de su fe protestante.  


Escondite en la parte posterior de un espejo.
Exposición 500 anys de Reforma protestant.
Cosmocaixa Barcelona
La represión no se detenía. Los hugonotes eran condenados a galeras si eran varones, prisión para las mujeres,  o se les confiscaban todos los bienes. Ante esta difícil situación, los hugonotes comenzaron a emigrar. Se calcula que 200.000 personas se exiliaron en las dos últimas décadas del s. XVII a los Países Bajos, Suiza, Inglaterra, Alemania... Según calculaba Voltaire éste éxodo pudo ser incluso mayor (cerca de un millón de exiliados)

Los que no lo hicieron se ingeniaron para sobrevivir en total clandestinidad, en lo que se llamó la iglesia del «Desierto». Se organizaban reuniones secretas en domicilios particulares, se escondían Biblias, los cálices eran desmontados... Los escondites eran variados, muy ingeniosos e insospechados. 


En el ángulo superior derecho, ejemplar
de Biblia de moño. El resto de la imagen
 está ocupada por los grilletes con los que
eran llevados a la prisión los poseedores
de este tipo de artículos clandestinos. 
En esta situación proliferaron las llamadas "Biblias de moño". Se trataba de pequeños libritos, de pocos centímetros, con algunos pasajes bíblicos especialmente apreciados por la Reforma. Su pequeño tamaño permitía ser escondidos en los moños de las señoras, escapando así a una implacable censura y a otras medidas represivas. Los moños de la época barroca eran bastante altos y esconder un ejemplar así en su interior no revestía gran dificultad. Este es el caso del ejemplar con el que comenzamos la entrada de hoy. Con el objetivo de hacerse una idea adecuada de las dimensiones de estos libritos adjuntamos una fotografía junto a los grilletes de una condenada a prisión, el castigo habitual en caso de descubrirse el libro clandestino.  

Una curiosidad más sobre el cabello y una prestación poco habitual, que no deja de sorprendernos. 





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