miércoles, 6 de julio de 2016

El evangelista envejecido





Jacob Jordaens

Los cuatro evangelistas
(1620 circa)

Óleo sobre lienzo. 133 x 118 cm.

Musée du Louvre. Paris. 



Jacob Jordaens (1593-1678) fue un gran pintor flamenco de la época barroca, sin duda uno de los más representativos de este estilo, tras Rubens y Van Dyck.

Natural de Amberes, estableció su propio taller de pintura en esta ciudad. La calidad de su obra llamó la atención de Rubens, que lo contrató como ayudante suyo. Juntos realizaron varias obras y el estilo de Rubens marcó de forma definitiva la obra de Jordaens, con una paleta brillante y sensual, con predominio de blancos luminosos y profundos tonos rojizos, aunque nunca llegó a alcanzar matices tan refinados como los que lograba dar su maestro. Decoró diversos palacios reales con temas mitológicos y alegóricos y ejecutó importantes obras de temática religiosa. También cultivó la pintura de género y el retrato. 

Con el tiempo, Jordaens, de familia católica, terminó convirtiéndose al protestantismo. Fruto de este giro ideológico en su vida, abandona progresivamente la pintura religiosa e incluso algunas de sus pinturas muestran un decidido anticatolicismo. 

En el cuadro de los cuatro evangelistas podemos ver la figura central, la del evangelista más joven, vestida de blanco y sobre la que gravita la composición de la pintura. Se trata de San Juan, considerado tradicionalmente el apóstol más joven de los doce y el preferido de Jesús. Tras la muerte del Rabí, Juan escribió el último de los evangelios, desde su retiro en la isla de Patmos. En la obra de Jordaens los otros tres evangelistas - de edad más avanzada - rodean a Juan. Todos parecen repasar las escrituras que han escrito. 

Los evangelistas no se habían representado como figuras individualizadas hasta bien entrado el s. XV. Anteriormente, en la Edad Media, se representaban mediante el Tetramorfos, es decir los cuatro símbolos que los representaban: el toro (Lucas), el león (Marcos), el ángel (Mateo) y el águila (Juan). No hay quien ve en este cuarteto fundamentalmente zoomorfo una continuación de los hijos de Anubis, según la mitología egipcia, con una función apotropaica similar a la del Tetramorfos. 

Los evangelistas como individuos humanos aparecieron a partir del Renacimiento florentino, alcanzando su revelación plena con Miguel Ángel. Posteriormente Caravaggio los identificó con personajes del pueblo y así es como también los pinta Jordaens. Si nos fijamos en la pintura que hoy comentamos, veremos como se usan empastes y semiempastes de color, lo que acentúa la presencia rotunda de los personajes. 

Detalle de Los cuatro evangelistas. El personaje de la izquierda
muestra evidentes signos de elastosis, con flaccidez de la piel
y formación de quistes y comedones, especialmente visibles
en la nariz y zonas suborbitarias. El de la derecha, por su parte,
muestra una cicatriz en la mejilla y la piel fotoenvejecida.
Los apóstoles de edad avanzada muestran signos claros de senilidad y de fotoenvejecimiento en la piel de la cara (probablemente para acentuar más todavía la juventud de Juan). Uno de ellos, el segundo desde la derecha, presenta profundas arrugas en la zona frontal, con evidentes signos de elastoidosis, una piel engrosada y laxa y con numerosos comedones y pequeños quistes en la piel de mejillas y nariz.  Se trata de una representación clara de la elastoidosis a quistes y comedones de Favre y Racouchot, una degeneración cutánea provocada por la exposición crónica al sol. Estas alteraciones de elastosis actínica ocurren en las zonas fotoexpuestas de la cara, especialmente en la zona malar y suborbitaria. La piel de estas zonas presenta una tonalidad amarillento-anaranjada, y presenta una clara laxitud (patente en el descolgamiento de la piel en ciertas áreas) y la formación de arrugas profundas.  Se forman numerosos comedones en la nariz y las zonas suborbitarias. Muchas veces coexiste con cutis romboidalis en la nuca. Esta afección fue descrita por Favre en 1931 y estudiada en profundidad por Racouchot un par de décadas más tarde (1951), aunque como vemos no se escapó a la sagaz observación de Jordaens en el s. XVII. 

También podemos observar otros detalles de patología dermatológica en esta pintura. El personaje situado más a la derecha muestra una antigua cicatriz en la mejilla, por ejemplo, y un claro fotoenvejecimiento del cuello. 


Pintor Jacob Jordaens:






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