miércoles, 14 de octubre de 2015

Voltaire (I): Cándido y la sífilis del Dr. Pangloss






Jean Antoine Houdon

Busto de Voltaire
(1778) 

Óleo sobre tela. 91'4 x 72'4 cm 
 The Metropolitan Museum. New York. 



Jean Antoine Houdon (1741-1828) fue un escultor francés, considerado como el gran retratista del Neoclasicismo. Sus esculturas de rostros, de bustos o de cuerpo entero son tan fidedignas que nos permiten conocer a la perfección los rasgos de algunos de los grandes hombres de su tiempo. Plasmaba los aspectos más individuales de los retratados, adentrándose en su psicología, por lo que en cierto modo anticipa el Romanticismo. Fueron muchos los personajes de los que nos dejó constancia: Diderot, Napoleón, María Antonieta, George Washington... Realizó diversas esculturas de Voltaire y en sus rasgos es fácil captar la aguda inteligencia y la fina ironía que caracterizaron al filósofo. 


Houdon: Voltaire sedente
Houdon: Busto de Voltaire





























François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire (1694-1778) fue un escritor, historiador, filósofo y académico francés, uno de los máximos representantes de la Ilustración. No fue un filósofo en el sentido actual del término, sino que criticó las ideas de diversos pensadores (Leibniz, Malebranche, Descartes) con un mordaz sarcasmo en muchas de sus obras literarias, en las que también defendía una filosofía reformadora de la justicia y la sociedad. Su espíritu universal, censurado que muchas veces, marcó el "Siglo de las luces". Fue un decidido defensor de la razón, la libertad individual y la tolerancia, con gran influencia en la burguesía liberal.










Primera edición de Cándido o el optimismo.
Obsérvese que aparte de ocultar su autoría, Voltaire finge que
 es una obra traducida del alemán (nacionalidad de Leibniz)

Cándido o el optimismo es un cuento filosófico de Voltaire (aunque fue firmado con el seudónimo Monsieur le Docteur Ralph). En ésta obra se cuentan las aventuras del joven Cándido, que adopta el optimismo leibniziano que afirmaba que "vivimos en el mejor de los mundos posibles", y se aferra obstinadamente a ésta doctrina. Voltaire, con un despiadado sarcasmo pasa revista a un panorama de los horrores del s. XVIII. En Cándido, el personaje de Leibniz se transforma en el Dr. Pangloss, tutor del protagonista. A pesar de todos los infortunios que le suceden, Pangloss repite insistentemente tout est pour mieux (todo sucede para bien). En esta obra, se vislumbra la evolución ideológica de Voltaire, y se llega a la conclusión de que il faut cultiver nôtre jardin (hemos de cultivar nuestro jardín), es decir, que ante la imposibilidad de cambiar el mundo, lo único que podemos hacer es mejorar nuestro entorno inmediato y conformarnos con la razonable felicidad a la que podemos aspirar. 


Voltaire, en su obra, refiere como éste encuentra a su antiguo profesor de filosofía el Dr. Pangloss (el que defendía que vivimos el mejor de los mundos posibles) en un estado tan lamentable que casi no lo reconoce. Cubierto de pústulas, con los ojos apagados, la punta de la nariz roída, la boca torcida, los dientes ennegrecidos y el hablar gangoso, con una tos violenta y escupiendo un diente a cada esfuerzo. La guapa criada Paquita (Paquette) le había contagiado la sífilis. El pobre Pangloss será recogido y cuidado por el caritativo anabaptista Jacques, y solamente perderá un ojo y una oreja en la cura.  



Nicolas de Larguillière.
Retrato de François-Marie Arouet, llamado Voltaire
Voltaire ironiza sobre la transmisión sexual de la enfermedad y de las cadenas de contagio: Paquita se había contagiado previamente de un cordelero (del Club des Cordeliers, defensores de los Derechos del Hombre y del Ciudadano), que a su vez la había adquirido de una vieja condesa, que se contagió de un capitán de caballería, que la debía a una marquesa, que la contrajo de un paje, contagiado de un jesuíta que siendo novicio la había recibido de los compañeros de viaje de Cristóbal Colón.  

En esta cadena de contagios, podemos observar como, aparte de ironizar sobre la participación de todas las clases sociales, Voltaire da por buena la teoría sobre el origen americano de la enfermedad. Según esta hipótesis, largamente discutida, la sífilis habría llegado a Europa procedente de América tras el Descubrimiento colombino. 

Voltaire nos describe perfectamente la sintomatología de una sífilis secundaria activa (erupción pustulosa, laringitis, afectación pulmonar) entre los que equivocadamente mezcla algunos signos de sífilis terciaria (nariz roída). También se confunde al destacar los efectos de una cura mercurial que todavía no se ha efectuado (estomato-gingivitis con desprendimiento de piezas dentarias, dientes negros). Considera en cambio la afectación de los ojos y las orejas como efectos secundarios del tratamiento, mientras que serían más atribuíbles a la propia evolución de la sífilis.

Vemos pues como en esta época se confunden todavía los síntomas propios de la enfermedad con los atribuíbles a los efectos secundarios del tratamiento mercurial. 



Candide ou l'optimisme (Versión original en francés

Cándido o el optimismo (Traducción al español)


Voltaire Biography : 



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