viernes, 25 de septiembre de 2015

Tacto erótico






Sátiro y bacante
(s. I d.n.e.) 

Pintura mural de una mansión romana
Pompeya 





El sentido del tacto reside básicamente en la piel y nos permite apreciar la consistencia, temperatura, y superficie de los objetos. Nos es útil para el conocimiento del medio ambiente que nos rodea, para evitar posibles peligros, para hacernos sentir dolor cuando algo tiene que evitarse y también para sentir placer cuando lo que tocamos es conveniente y agradable. Por el tacto recibimos avisos de enfermedades o alteraciones de la piel (prurito, escozor, quemazón...) 

El sentido del tacto también nos es útil para nuestra vida social (damos la mano, por ejemplo, abrazamos o damos algunas palmadas en la espalda) y nos predispone en determinadas circunstancias a la excitación y al placer sexual. 

En esta pintura mural de las ruinas de Pompeya vemos a una pareja en una situación sexual explícita. El personaje masculino acaricia y presiona el seno de la mujer. Este tipo de escenas, que nos pueden parecer subidas de tono son muy frecuentes en Pompeya, ya que entre los romanos no se entendían de igual manera los tabús sobre el sexo, que tardaron bastante en aparecer. Por esto abundan en los muros de las casas, estatuillas y cerámicas las escenas marcadamente eróticas. Es cierto que algunas escenas de copulación o felaciones las encontramos por lo general en prostíbulos (donde incluso pueden representar una especie de  catálogo de servicios) pero otras muchas, tal vez algo más sutiles, se pueden encontrar en el interior de las viviendas de particulares. 



Pinturas de Pompeya:





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